¡¡¡Ya es viernes!!! Bueno, no, es jueves, pero como si lo fuera porque hoy da comienzo uno de los puentes más esperados por la mayoría, razón por la que los estrenos de la semana se adelantan un día y llegan a las salas algunas novedades más que esperadas. Así que, confiemos en que todos aquellos que vayáis a disfrutar de tan merecidos y gratos días de descanso, los aprovechéis para hacer cola y pasar por la taquilla de algún cine. Y si, para rizar el rizo, lo hacéis para ver algún título nacional, mejor que mejor. Propuestas para todos los gustos las hay en las marquesinas y películas buenas también, y si no echar un vistazo a los dos títulos españoles que inician hoy su carrera comercial.
La peli del finde.
Presentada con enorme éxito de crítica en la pasada edición del Festival de San Sebastián, se estrena por fin Vivir es fácil con los ojos cerrados, la esperadísima sexta película de ficción de David Trueba. Road movie de carácter nostálgico, la cinta nos cuenta como Antonio, un profesor que utiliza las canciones de The Beatles para enseñar inglés en la España de 1966, cuando se entera de que su ídolo John Lennon está en Almería rodando una película, decide viajar hasta allí para conocerle. En su ruta recoge a Juanjo, un chico de 16 años que se ha fugado de casa, y a Belén, una joven de 21 que aparenta estar también escapando de algo. Rodada este mismo año y terminada a toda prisa para ser incluida dentro de la selección de títulos presentes en San Sebastián, Vivir es fácil con los ojos cerrados se ha ganado a pulso el ser considerada uno de los títulos clave del año, con toda la rumorología que esto conlleva de cara a los próximos Premios Goya.
Sobre todo, por el trabajo protagonista de Javier Cámara, al que le han llovido los elogios desde todos los frentes y que, no sólo sonó muy fuerte para ganar el premio de interpretación masculina en Zinemaldia, sino que además comparte el liderazgo con el Antonio de la Torre de Caníbal en la carrera al Goya al mejor actor de este año. A su lado, el joven Francesc Colomer (Goya revelación en 2010 por Pa negre) y Natalia de Molina, actriz de amplia formación que está llamada a ser la gran revelación de la película. Con papeles secundarios para Ramón Fontserè, Ariadna Gil y Jorge Sanz, Vivir es fácil con los ojos cerrados sale al mercado con nada menos que 140 copias, cortesía de su distribuidora Universal, que difieren (y mucho) de las escasas nueve que se distribuyeron en su día de la anterior y fundamental película del director, Madrid 1987 (2011) y es que ésta ha logrado lo que hasta la fecha ningún título nacional había conseguido de manera tan limpia y honesta: poner de acuerdo a toda la prensa especializada, sin excepciones.
Luis Martínez, en su crónica de San Sebatián para El Mundo, escribió: "Trueba, y ahí el mérito de la cinta, reconstruye sin el más mínimo pudor, sin coartadas académicas y, lo más importante, con total precisión, lo que queda cuando ya se ha olvidado todo". Carlos Boyero, en El País: "esta historia con desarrollo peligroso, que se prestaba al edulcoramiento, la anécdota alargada, la poetización simplista, la conclusión de que en el fondo todo el mundo es bueno, está contada por David Trueba con arte, sutileza, emoción y gracia. Están en ella el estilo, la capacidad de observación, el humor agridulce, la fluidez descriptiva, el lirismo, la ternura y la complejidad sentimental"; teniendo palabras incluso para el protagonista: "No suelo conectar con Javier Cámara, es un actor que casi siempre me resulta amanerado, de una cargante intensidad emocional, redicho, falsamente natural, especializado en caídas de ojos. Aquí me parece que hace un trabajo espléndido, a los cinco minutos me he olvidado de que me cae mal, me resulta espontáneo, gracioso y brillante". Ricardo Aldarondo, en Fotogramas, añade: "sostiene con decisión esa voluntad de hacer una película con su trasfondo de amargura y frustración, pero bañada por una luminosidad en las imágenes y una inocencia y llaneza en los personajes. Y, para finalizar, Javier Cortijo, en Cinemanía, remata: "casi todo es creíble, auténtico, soñador, honesto y franco en este notable filme".
El fin del mundo sin un duro.
Por fin aterriza también en las salas el meteorito, de diámetro tres veces Zaragoza, culpable de la existencia de una película como Al final todos mueren, curioso proyecto que retoma los, en un tiempo, tan socorridos filmes de sketches para la cinematografía patria. En este caso, se trata de cuatro episodios, dirigidos por cuatro directores emergentes cada uno (Javier Botet, David Galán Galindo, Roberto Pérez Toledo y Pablo Vara), que versan sobre cuatro formas distintas de afrontar el fin del mundo, apadrinados todos ellos por Javier Fesser, encargado de dirigir el prólogo y el epílogo correspondiente. Presentada con entusiasmo en el pasado Festival de Málaga. Cine Español, dentro de la sección paralela Zonazine, Al final todos mueren es una cinta de bajo coste y más bajas pretensiones, que apuesta por contarnos la sempiterna historia que tantas y rimbombantes veces ya nos han contado (sobre todo, desde el cine americano), a través de una óptica diferente y, a todas luces, más interesante que ve la luz con sólo 39 copias.
Con un abultado plantel de actores, en cuyo reparto destacan los más conocidos Manuela Vellés, Macarena Gómez, Miguel Ángel Muñoz, el mismo Botet y los televisivos Andrea Duro y Alejandro Albarracín, el filme cuenta con alabados trabajos por parte de intérpretes menos conocidos a los que convendría no perder la pista desde ahora: Elisa Mouilaá, Juan Blanco, Laura Díaz o Ismael Fritschi. A pesar de pertenecer a un tipo de películas que, por lo general, no gozan de excesiva buena prensa, Al final todos mueren ha logrado convencer a la crítica, de manera algo más templada en la rama, digamos, más profesional, como el caso de Pere Vall en Fotogramas, ("en Al final todos mueren se mezclan, además de géneros, diferentes grados de profesionalidad y experiencia, y se nota a la legua, pero esto no impide que el producto final se recuerde más por sus logros (que los tiene)") y verdaderamente encendida en el círculo de blogs y webs especializadas, como el caso de Zona Negativa ("un pelín inconexa por la elección formal, sí, pero brutalmente honesta en premisa, hasta la médula. Hablar de Al final todos mueren es hablar de cine, pero de ese cine de verdad, del que nace por necesidad y no por mercadotecnia"), El Séptimo Arte ("una cinta que a pesar de su cantidad de altibajos e irregularidades consigue, con éxito, demostrar que la falta de medios técnicos a veces se puede remontar con grandes ideas") o Vavel ("tiene un estilo visual bastante cohesionado y todas las historias funcionan correcta e independientemente unas de otras. El punto más positivo que ofrecen es precisamente la diferencia: todas ofrecen algo distinto y consiguen su objetivo. Es decir, divertir y emocionar. Buenos diálogos, situaciones sorprendentes e interpretaciones ajustadas con las que es fácil empatizar").
Lo dicho, amigos, tenemos por delante tres lustrosos días llenos de tiempo libre (quien lo tenga, claro) y resultaría fatídico que no dedicáramos un poco tiempo a sentarnos en una sala oscura. Sinceramente, pienso que merece la pena.
¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!! ¡¡Y Feliz Halloween o, para los costumbristas, Feliz Día de Todos los Santos!!
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