Karra Elejalde regresa el viernes a los cines.

Repasamos la filmografía del actor cuando regresa a la comedia con "Ocho apellidos vascos".

Palmarés XXIII Premios de la Unión de Actores.

"Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, una de las vencedoras con 2 premios.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

La Sección Oficial está compuesta por 15 largometrajes muy esperados para este 2014.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Seis títulos integran la sección paralela, competitiva, Zonazine, el espacio independiente.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Málaga Premiere y Estrenos Especiales completan la oferta de novedades del certamen.

sábado, 1 de junio de 2013

Estrellones para un junio cargado de títulos muy esperados.

Estrenamos mes (junio) y nos disponemos a disfrutar, por todo lo alto, de la llegada de numerosas estrellas de nuestro firmamento cinematográfico (si es que podemos hablar de uno) gracias al aterrizaje en salas de nada menos que siete títulos, tres de ellos co-producciones con otros países. Las buenas sensaciones dejadas en el pasado Festival de Málaga por algunos de los títulos de próximo estreno este mes medirán sus fuerzas con su poder de convocatoria en una taquilla en francas horas bajas, muy necesitada de títulos importantes y con fuerte presencia en los medios de comunicación. A priori, algunos de los estrenos este mes, reúnen cualidades suficientes como para hacer el necesario ruido para remover el panorama cinematográfico actual antes de la inminente y aletargada época estival.

15 años y un día, de Gracia Querejeta.

La directora madrileña vuelve a su particular universo temático centrado en las relaciones familiares con este drama en el que a Jon, un adolescente rebelde y conflictivo que ha sido expulsado del colegio, lo envía su madre a vivir con su abuelo Max, un militar retirado que estuvo en Mostar, en la guerra de Bosnia, y que ahora vive en un pueblo de la Costa de la Luz. Max tendrá a su cargo la difícil tarea de meter en cintura al adolescente, algo que no le resultará del todo fácil por la afición de Jon a bordear el peligro. El choque entre ambos caracteres será, al final, difícil de sortear. Semejante sinopsis es el eje sobre el que se sustenta una de las películas más esperadas del presente curso cinematográfico. Por varias razones: la primera, su reciente éxito en la 16ª edición del Festival de Málaga, de donde la película salió victoriosa con cuatro galardones, los correspondientes a la mejor película, al mejor guión, a la mejor música y el premio especial de la crítica. La siguiente y la más obvia, es el reencuentro que este filme supone entre la realizadora y su máxima estrella femenina, Maribel Verdú, en lo que promete deparar un nuevo y delicado trabajo interpretativo de ésta, en consonancia con el previo a las órdenes de Querejeta en la estupenda Siete mesas de billar francés (2007), a la sazón el primer Goya de la Verdú. Pero también, 15 años y un día supone la vuelta a la gran pantalla de uno de nuestros característicos más eficaces y menos valorados, un Fernando Valverde que suena indiscutiblemente favorito en todas las quinielas para la próxima temporada de premios. Junto a ellos, el protagonismo de la película recae en el joven Arón Piper, bastante bien secundado por las estupendas Susi Sánchez y Belén López. Todo esto y la inteligente y sentida mano de la directora para afrontar historias íntimas y cercanas de las que construir películas cálidas y profundamente emotivas. Si el recibimiento entusiasta otorgado a la película en Málaga se repite también entre sus espectadores potenciales a su llegada a las salas el próximo viernes día 7, es posible que estemos hablando de uno de los pocos títulos rentables en el cine español del momento.


Clara no es nombre de mujer, de Pepe Carbajo.

El mismo día 7 de junio, con dos años de retraso, verá la luz esta cinta, ópera prima de su realizador, habitual productor televisivo, cuya trama gira en torno a Jorge, un boticario atractivo que ya ha cumplido los cuarenta y lleva una vida que él considera válida y cómoda, pero que, en realidad, resulta mucho más cómoda y menos válida de lo que él había pensado. Está casado desde hace años con Ruth, su novia de la Facultad, pero ella no le quiere como se merece, por lo que Jorge se refugia en sus amigos y en su querida moto. Por su parte, Juan, sobrino de Jorge, mantiene una relación con Ana y ambos planean su viaje de fin de curso a Cuba. Sin embargo, existe una persona cuya razón de ser en este mundo es evitar a toda costa que Ana y Juan estén juntos, por lo que urde un plan para que la relación de ambos se rompa antes de que llegue el fin del curso escolar y todos partan hacia Cuba de viaje. Encuentros y desencuentros entre Madrid y La Habana para una comedia que, ya en su tráiler, acusa demasiado su referente televisivo y un humor, desgraciadamente, bacuo y superficial, lo que le resta bastantes puntos para una carrera comercial de cierta dignidad, salvo que llegue a venderse convenientemente ante su público potencial. Para rizar el rizo del despropósito, la película supone un nuevo protagonismo del todo desmerecedor de la otrora estrella Jorge Sanz, secundado para la ocasión por un retablo de pintorescos y televisivos secundarios "de lujo" como Jorge PerugorríaMíriam Díaz-Aroca, Enrique Villén, María José AlfonsoGoyo Jiménez y los cómicos Juan Muñoz y Pepe Carabias, dando la alternativa a los jóvenes Juan Dorá, Miriam Benoit y Esmeralda Moya.


Insensibles, de Juan Carlos Medina.

Otra ópera prima, esta vez debida a un experimentado cortometrajista, en la que tras un fatídico accidente de coche, un brillante neurocirujano es sometido a una serie de pruebas que revelan que tiene cáncer y que necesita un trasplante de médula. Cuando decide pedir ayuda a sus padres, la respuesta de éstos sacará a la luz una misteriosa historia del pasado. El protagonista emprende entonces una investigación que le permite averiguar que, durante la Guerra Civil, un grupo de niños nació con una extraña peculiaridad: la insensibilidad ante el dolor físico. Sugerente y conseguida atmósfera que la emparenta con la buena salud que vive el cine fantástico en nuestro país, Insensibles se ganó buenos comentarios a su paso por el pasado Festival de Sitges 2012, donde compitió sin éxito en la Sección Oficial a concurso. Llegará, por fin, a las salas el próximo 14 de junio, aunque en Madrid podrá verse una semana antes, concretamente el día 6 dentro de la Sección Oficial del Nocturna Film Festival, el Festival Internacional de Cine Fantástico de la ciudad, que se celebrará del 3 al 9 de junio en los Cines Palafox. En el campo interpretativo, Insensibles ofrece la oportunidad de ver de nuevo a Àlex Brendemühl en un género en el que es todo un experto, para la ocasión, secundado por el gran Juan Diego y, en papeles más pequeños, Félix Gómez, Bea Segura y, en una colaboración bastante significativa, la guapa Irene Montalà.


Somos gente honrada, de Alejandro Marzoa.

El Terrat, la productora de contenidos televisivos de Andreu Buenafuente y José Corbacho, vuelve a la producción para cine con esta comedia negra, ópera prima presente también en la Sección Oficial del Festival de Málaga, de donde salió sin ningún premio del palmarés, pero dejando bastante buen sabor de boca entre los aficionados. En ella se nos cuenta como Suso y Manuel, dos padres de familia y amigos de toda la vida, con los cincuenta años ya cumplidos y sin trabajo, mientras están pescando un buen día, encuentran un paquete con diez kilos de cocaína. Estamos ante uno de los estrenos más atractivos del mes, que llega a las salas en un buen momento para un género siempre tan agradecido por el público como es la comedia. Al frente del reparto encontramos a los televisivos Paco Tous y Miguel de Lira, parece ser que en papeles (por fin) a su medida, secundados por un reparto realmente atractivo: Manuela Vellés, Marisol Membrillo, Manuel Lozano y Unax Ugalde. Llegará a los cines el próximo día 14 de junio.


Menú degustación, de Roger Gual.

Roger Gual, uno de nuestros cineastas jóvenes más prometedores (ahí están para corroborarlo sus anteriores Smoking Room (2002), dirigida junto a Julio D. Wallovits, o Remake (2006), regresa tras una larga ausencia con esta comedia coral en la que se nos cuenta las distintas experiencias que vivirán una galería de personajes a lo largo de la última velada de uno de los mejores restaurantes del mundo, situado en un paradisíaco rincón de la Costa Brava. Vista dentro la sección paralela no competitiva del Festival de Málaga, Málaga Premiere, Menú degustación está rodada en español, catalán e inglés y significará la confirmación de las esperanzas depositadas en su director tras sus trabajos previos. En su reparto encontramos actores tan conocidos como Jan Cornet, Santi Millán, Marta Torné o Vicenta N'Dongo, junto a internacionales de la talla de Stephen Rea, Fionnula Flannagan y Timothy Gibbs o la revelación de Clàudia Bassols. Se estrenará también el 14 de junio y, probablemente, llamará la atención únicamente de los incondicionales, responsables últimos de una eficiente carrera comercial a través del tan valioso boca-oreja.


Sola contigo, de Alberto Lecchi.

María, una mujer alcohólica de 45 años que vive en España, ha perdido la custodia de sus hijas. Esa es la razón por la que viaja a Argentina, país en el que sus hijas viven con su ex marido, del que se divorció después de un tempestuoso matrimonio. De pronto, recibe una llamada misteriosa que la amenaza de muerte. El acosador parece ser alguien especial, que conoce bien su historia personal y la obliga a pedir perdón a las personas a quien ha hecho daño y a visitar lugares que fueron escenario de sus pesadillas. Tal es la sinopsis del regreso a los cines del argentino Alberto Lecchi, interesante director de estimable trayectoria que vuelve a dirigir a una de nuestras actrices más importantes, Ariadna Gil, quien conseguiría el Cóndor de Plata a la mejor actriz en Argentina por su anterior trabajo juntos, Nueces para el amor (2001). Visto también en la Sección Oficial del Festival de Málaga, estamos ante un thriller con tintes de melodrama hecho a la medida del talento de una actriz que, parece, vuelve a dar muestras de su enorme categoría interpretativa. Sólo por asistir a la vuelta de Ariadna Gil a la gran pantalla con un personaje netamente protagonista ya merece la pena detenerse un poco a visionar Sola contigo. A la catalana la acompaña en esta co-producción entre España y Argentina un actor de la talla de Leonardo Sbaraglia. Juntos suponen un tándem de jugoso atractivo de cara a una carrera comercial que dará comienzo a partir del día 14 de junio. Les secundan Sabrina Garciarena, a la que todos recordamos por su protagonismo en Pagafantas (2009), de Borja Cobeaga, y los más desconocidos por estos lares Gonzalo Valenzuela y Antonio Birabent.


Colosio: el asesinato, de Carlos Bolado.

Presente también en el Festival de Málaga, aunque dentro de la sección paralela competitiva Territorio Latinoamericano, en donde ganó el premio relativo al mejor actor para Daniel Giménez Cacho, esta co-producción entre México, España, Francia y Colombia ha sido una de las triunfadoras en la reciente edición de los Premios Ariel (los Goya mexicanos) al obtener dos de los cuatro premios a los que figuraba nominada: actor secundario (Giménez Cacho) y maquillaje. Se trata de un thriller que aborda la historia ficticia de una investigación policíaca acerca de un hecho histórico real en México: el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, un importante político del partido en el gobierno, después de un mitin en Lomas Taurinas, Tijuana, en el estado de Baja California en 1994. El país está consternado. Nadie sabe quién está detrás, todo apunta a una conspiración. Andrés Vázquez, un sabueso, un policía federal miembro del Cisen y experto en investigaciones y espionaje, es comisionado a llevar a cabo una investigación secreta y paralela a la investigación oficial. Sin embargo, otro experto agente, El Seco, ha recibido la orden de eliminar a todos los testigos y hacer desaparecer las evidencias del asesinato del candidato. Conforme ordena las piezas del intrincado rompecabezas, Andrés se va acercando a la verdad pero también va poniendo cada vez más en peligro su vida y la de sus seres queridos. Junto al galardonado Giménez Cacho, encontramos un nutrido reparto de actores mexicanos, de entre los cuales ya conocemos a José María Yazpik y también a Odiseo Bichir, el tercer hermano de la importante saga familiar mexicana. Aterrizará en los cines españoles el próximo 21 de junio respaldada por un importante eco crítico en los medios de su país.

Ingrid Rubio hace inolvidable a "La Estrella".


El cine social a la española sigue estando vivo como género en sí mismo y La Estrella, debut en la dirección del habitual productor Alberto Aranda, va tras los pasos de manera indisimulada de este tipo de cine de larga, aunque joven, tradición en nuestro país, con las películas de Fernando León de Aranoa como puntas de un iceberg que, para bien o para mal, siempre ha logrado aunar en un mismo plano narrativo el drama social y la comedia costumbrista. Bajo este disfraz, La Estrella, adaptación de la novela homónima de Belén Carmona, también guionista de la película junto a Aranda, se muestra incapaz de aportar nada absolutamente novedoso al género, ni en su parte narrativa ni en su aspecto estrictamente técnico. En la primera, la película parte de los tópicos consabidos acerca de ciertas lacras sociales, mil veces vistas ya en otras tantas películas (la violencia de género, el racismo, los tejemanejes urbanísticos) y en su desarrollo y resolución se limita a aplicar con pulcritud los entresijos y giros argumentales establecidos por el manual, generando así una trama en su mayor parte previsible, que además tampoco nos es ofrecida a través de un envoltorio atractivo. 


Lo que engancha, no obstante, del desarrollo de una película como La Estrella es que, aún no aportando nada nuevo, aún no mostrándonos nada que no hayamos visto antes, Aranda y Carmona nos estampan su historia manifestando a cada paso un amor y un cariño innegables hacia cada uno de los personajes. Así, a pesar de que éstos están descritos vagamente y apenas superan el nivel de meros bocetos, se palpa en las imágenes de la película la ternura y la comprensión que desprenden hacia sus creadores, que los miran/filman con un profundo pero mimoso respeto. Esto y el que, siendo el tema del maltrato sobre el que se sustente el drama principal de la película, éste quede siempre recluido en un segundo plano narrativo, cobrando protagonismo un espíritu vitalista y arrollador que viene a querer decirnos algo así como que, a pesar de todo, la vida vale la pena vivirla y que hermana a la película con ¿Por qué se frotan las patitas? (2006), de Álvaro Begines, de similar corte y alcance. De igual modo que en ésta, Aranda trata de equilibrar con más voluntarismo que acierto un siempre difícil tránsito (cinematográfico) entre drama, comedia y tragedia y, aunque no logra hacer cátedra en ninguna de las tres materias, sí consigue imprimir a su película una constante y agradecida simpatía.


Este feliz eje tonal es lo que ayuda a soportar el visionado de una película que, en su alcance técnico, se queda en mera funcionalidad, lo que denota una falta de inventiva evidente por parte de su creador, que se limita a filmar su historia a través de un lenguaje cinematográfico pulcro, sí, pero también excesivamente reconocible, que abusa sobremanera del primer plano, acusando un servilismo de toda la puesta en escena hacia el trabajo de los intérpretes, que son, en definitiva, el motor que hace avanzar a La Estrella. La naturalidad y el costumbrismo desde el que ejecutan sus labores interpretativas la plana mayor del heterogéneo reparto de la película supone el mejor obstáculo para salvar la impericia y la obviedad en la que se hayan dibujados sus tipos. Y, afortunadamente, lo que podría redundar en un tipismo gratuito y chabacano, termina siendo un muestrario sumamente tierno y complaciente de unos personajes poco desarrollados pero franca y cariñosamente reconocibles.


Carmen Machi se involucra con sobriedad en la piel de su ama de casa maltratada y sortea con éxito el cliché inherente a su personaje y, al mismo tiempo, logra desprenderse moderadamente del personaje televisivo que la hizo famosa y en cuyos brazos podría haber sido fácil caer en determinados pasajes. Si su alcance dramático en la cinta no resulta efectivo es, precisamente, por el segundo y conveniente lugar al que queda reducido su personaje en la narración, en beneficio de la actitud última del film. Marc Clotet también evita caer en la chapucera facilidad a la hora de enfocar y exponer ante la cámara la dualidad interna de su rol, aportando verdad y sentido a las motivaciones algo superficiales e impostadas del mismo. Fele Martínez cumple con corrección como ese seductor campechano, mientras Carlos Blanco hace lo que puede con un personaje terriblemente poco bosquejado. En menor medida, las veteranas Fanny de Castro y María Alfonsa Rosso retoman sus registros más populares para decorar con su presencia una película que, en definitiva, no merecería mayor atención sin el protagonismo exhultante, arrollador y entregado de una fantástica Ingrid Rubio. Sólo ella, su fresca fotogenia y su radiante exposición de talento, justifican el visionado de la película. Como la Estrella del título, la actriz se marca uno de sus mejores trabajos cinematográficos de toda su carrera, recorrido por una frescura contagiosa, que hace irresistibles sus puntuales momentos cómicos, y una implicación emocional con su rol pasmosa, puesta de manifiesto a lo largo de todo el metraje y cuyo punto álgido es la trágica y brillante transición emocional que protagoniza en una de las clases de flamenco y en la que el trabajo metódico de la actriz queda sensacionalmente oculto tras la plasmación vívida de los pensamientos del personaje. Una interpretación luminosa y desenvuelta que no desmerecería figurar entre las favoritas a los próximos Premios Goya.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Actriz: Ingrid Rubio.
- Mejor Actriz Secundaria: Carmen Machi.
- Mejor Canción Original: Jairo Perera "Muchachito".

viernes, 31 de mayo de 2013

Parece que Óscar Jaenada sí será Cantinflas en el cine.

Hace ya casi tres años que se anunció el proyecto, coincidiendo justo cuando se iba a producir el centenario de su nacimiento (2011), pero distintos problemas aplazaron su desarrollo hasta el presente. Leemos en El País, por boca del propio hijo del gran mito cinematográfico mexicano del siglo XX, que el biopic sobre Mario Moreno "Cantinflas" ya está a punto de iniciar su rodaje. Un rodaje que daría comienzo el próximo 24 de junio, eso sí, rodeado de un secretismo absoluto, lo que incentiva, obviamente, la curiosidad.


Lo que sí ha trascendido es que su director será el mexicano Sebastián del Amo, director que debutaba como tal con El fabuloso mundo de Juan Orol (2012), vista en el pasado Festival de Sitges; y que la película sólo se centrará en la gloriosa etapa profesional del famoso actor que finaliza con la obtención gloriosa del Globo de Oro como mejor actor en la categoría de comedia o musical por su debut en Hollywood, Around the World in Eighty Days (La vuelta al mundo en 80 días) (1956), de Michael Anderson. Para interpretarle, desde el mismo día de su anuncio en 2010, el intérprete escogido ha sido siempre el español Óscar Jaenada, algo que no parece gustar del todo al hijo del biografiado, Mario Moreno Ivanova, ya que según cuentan en el mencionado artículo, hubiera preferido a un actor mexicano para el papel, pues siente que hay matices y pequeños detalles culturales imposibles de alcanzar para un extranjero.

Con esta película, Jaenada podría posicionarse en un puesto privilegiado en el mercado internacional, sobre todo, después de una trayectoria en el extranjero algo pintoresca y poco sólida, en la que tiene en fase de post-producción un drama junto a la ganadora del Oscar Marcia Gay Harden, que llevará por título The Librarian, de Juan Feldman, y el thriller The White Room, de James Erskine. Así mismo, tiene prevista su participación en Hands of Stone, biopic sobre el boxeador estadounidense Sugar Ray Leonard que prepara Jonathan Jakubowicz, con el cantante Usher como protagonista, secundado por un reparto que incluye a Robert De Niro y a los españoles Jaenada y Carlos Bardem, junto a la cubana asentada en España Ana de Armas.

"Sólo para dos" ya tiene fecha de estreno.

Poco a poco, los títulos presentados en el pasado Festival de Málaga (dentro o fuera de concurso) van haciéndose un hueco en la cartelera española. La próxima en subirse al carro ha sido Sólo para dos (un bikini en tu maleta), la comedia romántica que Roberto Santiago presentó en la sección paralela Málaga Premiere, y de la que ya se conoce su fecha definitiva de estreno: será el próximo 18 de octubre y de la mano de, nada menos, que Disney.


Se trata de una co-producción entre España y Argentina, a través de Gloriamundi Producciones y Pampa Films, que cuenta la historia de Gonzalo y Valentina, una pareja que llevan varios años juntos y que regentan un paradisiaco hotel en Isla Margarita: el Solo Para Dos. Él es español y ella argentina. Se conocieron allí de vacaciones, y decidieron quedarse a vivir junto a las cristalinas aguas del mar Caribe. Son los dueños de un resort exclusivo para parejas, un hotel con mucho encanto, playa particular y un montón de actividades pensadas para realizar de dos en dos. Ahora que cumplen su décimo aniversario, nuestra pareja protagonista está en crisis. Valentina cree que la llama de la pasión se ha apagado, y que sólo con el cariño no es suficiente. Gonzalo por el contrario no para de repetir “soy una roca” y dice que para él su amor sigue exactamente igual que el primer día. Para colmo, en plena crisis y durante una noche de luna llena, Gonzalo pierde la cabeza con Tania, una preciosa mulata de veintipocos años que trabaja para ellos en el hotel. Aparentemente, es una aventura sin mayor importancia. Pero la cosa se complica cuando la joven asegura estar totalmente enamorada. Todo ello salpicado de los habituales conflictos de una galería de personajes secundarios ciertamente hilarante.

Lideran el reparto, por parte española, Santi Millán, Antonio Garrido y Dafne Fernández, y por la argentina, Martina Gusman y Nicolás Cabré. A pesar de su póster, tan poco sugestivo, y de una trama que, gracias a los antecedentes cinematográficos de su director, se nos presenta tratada a través de un humor simplón y chabacano, Sólo para dos fue bastante bien recibida por la prensa malagueña en su estreno en el festival, como leímos en el diario Málaga Hoy. Todavía no se ha hecho público un tráiler oficial, aunque sí podemos visionar ya un pequeño clip de la película.


Maribel Verdú rodará este verano con Gracia Querejeta "Felices 140".


Todavía no ha llegado a las salas su último y premiado trabajo en conjunto y ya se ha anunciado el próximo. Lo leímos esta semana en El Blog del Cine Español: Gracia Querejeta y Maribel Verdú vuelven a la carga el año que viene con un proyecto cuyo título provisional es Felices 140. Con 15 años y un día a punto de aterrizar en las salas comerciales (lo hará el próximo día 7 de junio), por la que ambas suenan fuertes como posibles candidatas a los futuros Premios Goya 2014, y más después del triunfo de la cinta en Málaga, donde ganó cuatro premios, entre ellos la Biznaga de Oro a la mejor película; Querejeta y Verdú parecen querer postularse también como favoritas a los Premios Goya 2015, sobre todo después del buen sabor de boca que dejó su primer trabajo conjunto: Siete mesas de billar francés (2007), que supuso el primer Goya de la Verdú.

Producida por Gerardo HerreroFelices 140 partiría de un guión escrito por Antonio Santos y la propia Querejeta y en él nos contarán la historia de una mujer que aprovecha su fiesta de cumpleaños para descubrirse ante sus amigos como la afortunada que compró un boleto de lotería que ha sido agraciado con un premio de 140 millones de euros y a la que toda la prensa del país anda buscando. Tal cantidad de dinero desatará reacciones para todos los gustos por parte de sus amigos, pero el eje del relato será mostrar hasta dónde puede llegar la ambición y la codicia humana. El protagonismo de Verdú está apalabrado, que no firmado, y aún se desconoce quiénes completarán el reparto de tan sugestivo proyecto para el año que viene, que se rodará, casi con toda seguridad, en la Ciudad de la Luz de Alicante este próximo verano. De momento, nos conformamos con ansiar la llegada a los cines de lo más reciente del tándem:


Jose Coronado tratará de hacer caja con "Hijo de Caín".

¡¡¡Ya es viernes!!! Y este último día del mes nos trae uno de los estrenos españoles más esperados de los últimos meses, con el protagonismo de unas de nuestras estrellas más importantes del momento, dispuesto a darle vidilla a una taquilla que lleva semanas adormecida. Sin embargo, el cine USA no se ha quedado dormido precisamente en los laureles, y hoy nos obsequian con un producto dispuesto a amasar dinero a raudales. Empezamos:

La peli del finde.


Vista en el pasado Festival de Málaga, dentro de la Sección Oficial a concurso, donde ganó finalmente el Premio ASECAN a la mejor ópera prima, Hijo de Caín es un thriller sobre Nico Albert, un adolescente de carácter muy peculiar, inteligencia excepcional y una única obsesión: el ajedrez. Carlos y Coral, preocupados por la extraña actitud de su hijo, deciden contratar al psicólogo infantil Julio Beltrán. A través de la terapia y de la afición común al ajedrez, Julio se adentrará en el inquietante mundo de Nico y en las complejas relaciones de esta familia aparentemente normal. Descubrir la verdad a tiempo será la única opción para evitar que la esencia del mal acabe dominando sus vidas. Saludada con división de opiniones a su paso por el festival, división de opiniones que se repite a su llegada a las salas desde la prensa especializada, como leemos en la web El Antepenúltimo Mohicano o en El País, la película de Jesús Monalló parece estar bastante bien construida en su aparato formal, aunque pueda resultar bastante previsible en el narrativo, quizás porque ya no nos sorprenda demasiado una trama argumental con niño 'diabólico' como protagonista. La cinta sale a las salas en nada menos que 121 pantallas de 104 cines, veinte de ellas podrán verse en su versión original, rodada en catalán y con subtítulos en español. Es un lanzamiento bastante fuerte para su distribuidora, Alfa Pictures, apoyado, qué duda cabe, en el protagonismo del experimentado Jose Coronado, todo un gancho para la taquilla nacional en este momento. A Coronado le acompañan esta vez Julio Manrique, María Molins (¡atentos, porque se dice que es la sorpresa de la cinta!), el veterano y mítico Jack Taylor y el niño David Solans, protagonista definitivo de la cinta.

¿Bienvenido, Mr. Marshall?

Pues esta semana, francamente no. Aunque, a priori, deberíamos congratularnos del estreno en nuestras salas de 360 (Juego de destinos) (2011), del director brasileño Fernando Meirelles. Pero es que dicen que estamos ante la menos conseguida de todas las películas de su filmografía, claramente muy inferior a su revelación internacional con Ciudad de Dios (2002) o a su debut en la industria norteamericana The Constant Gardener (El jardinero fiel) (2005), ganadora de un Oscar a la mejor actriz secundaria para una estupenda Rachel Weisz que se convierte aquí en uno de los ganchos indiscutibles liderando un reparto en el que también destacan Anthony Hopkins y Jude Law. 360 supone una nueva adaptación de "La Ronda", novela de 1900 del escritor austriaco Arthur Schnitzler, que generó una gran controversia por su alto contenido sexual. En ella, el miembro de una pareja tiene un amante, quien a su vez se relaciona con otra persona y así sucesivamente hasta cerrarse el círculo. Con puntos en común con las tan en boga cintas con historias cruzadas y estructuras circulares, 360 parece distar mucho de la prestigiosa y fundamental adaptación que Max Ophüls hiciera en 1950 de la misma novela, bajo el título de La ronde (La ronda). Inopinadamente, así lo muestran las críticas que hemos encontrado en Los Ángeles Times, The New York Times o El País. Por ello, no es de extrañar que su distribuidora no quiera arriesgarse en demasía con su lanzamiento en España, para más inri con dos años de retraso, y la sitúa en 59 escasas salas.

Todo lo contrario a lo que ocurre con The Hangover Part III (R3sacón), tercera entrega de una beneficiosa saga cómica iniciada hace tan sólo cuatro años por su mismo director, Todd Phillips. Su distribuidora, Warner, la saca con la friolera en 336 cines, con 402 pantallas, lo que denota que tienen bastante clara la viabilidad comercial de su inefable producto. Una tercera y, parece ser, última entrega de un filón bastante celebrado por crítica y público en su primera parte, The Hangover (Resacón en Las Vegas) (2009) y que llega a su tercera parte, parece ser, realmente exhausto, falto de ideas y de gracia, absolutamente repetitivo y prescindible. Protagonizada por el mismo reparto que el original, pero con la salvedad de el concurso de John Goodman como estrella invitada, R3sacón ha recibido un sonoro varapalo crítico a su llegada a los cines, desde todos los frentes, desde The Hollywood Reporter al New York Post, pasando por el Boston Globe. De todos modos, aunque la fórmula se encuentre agotada, los de Warner saben que manejan un producto con tirón taquillero y con bastantes fans de la saga, de lo que da constancia su exitosa vida comercial al otro lado del charco.

Y más cine comercial, aunque ahora éste nos llega desde la otra punta del globo. Se trata de Dodookdeul (El gran golpe (The Thieves) (2012), de Choi Dong-hoon, una pertinente y asombrosa muestra del potencial industrial del cine surcoreano en la actualidad, que no tiene nada que envidiar al hecho en Hollywood y que, incluso, podría competir en igualdad de condiciones en el mercado internacional si no fuera por el dominio yanqui en todos los frentes de distribución y exhibición. Por ello, no nos debe extrañar que aquí, en nuestro país, a una película como El gran golpe se le dé trato de independiente y su distribuidora, Media 3 Estudio la saque únicamente en siete cines (todos exhibiéndola en su versión original subtitulada). Estamos hablando de la película más taquillera en la historia del cine de Corea del Sur, una cinta de acción sobre un sofisticado y espectacular robo de un grupo de ladrones. Cuando Popie y sus compinches viajan a Macao para hacer un trabajo, descubren que detrás del golpe está un antiguo socio de Popie. El plan es robar un diamante, la "lágrima del Sol", que vale una fortuna. Lo malo es que ninguno sabe que cada uno tiene su propio plan. Con semejante premisa, la crítica se ha visto notablemente agradecida ante la destreza de un director que, partiendo de semejantes tópicos en el género, consigue darles la vuelta, sorprendiendo a cada paso de su metraje, eso sí, sin descuidar el aparato formal y técnico en ningún momento, como podemos leer en Los Ángeles Times o en The New York Times.

Para terminar, llegan dos títulos francamente minoritarios procedentes de cinematografías que frecuentan muy rara vez nuestras salas. De Dinamarca llega Alting bliver godt igen (Everything Will Be Fine - Todo irá bien) (2010), de Christoffer Boe, thriller sobre un director de cine, Falk, que atropella a un hombre y se da a la fuga por miedo a que los papeleos para la adopción de su futuro hijo se compliquen. Al día siguiente, descubre en una bolsa que había recogido de la victima, secretos importantes que podrían involucrar al gobierno. La magnitud del escándalo es tal que Falk decide arriesgarlo todo para sacar a la luz toda la verdad. Llega a las salas con un número muy limitado de copias y sin despertar mayor interés mediático, a pesar de las templadas críticas que hemos podido leer, donde se alaba sobre todo el trabajo de su reparto (The Hollywood Reporter).

Y la canadiense My Awkward Sexual Adventure (Mi gran aventura sexual) (2012), de Sean Garrity, una comedia romántica sobre un hombra que para volver a conquistar el corazón de su insatisfecha ex novia, consigue la ayuda de una stripper, que lo ayudara a ampliar su vida sexual, introduciéndolo en el mundo de las strippers, los masajes sensuales, el trasvestismo y el sadomasoquismo. Recibida con un tibio beneplácito por la crítica, como leemos en el Toronto Star o en los medios españoles El País o Cinemanía, puede ser una excelente alternativa para todos los amantes del género que busquen divertirse ante una película que no les trate como a imbéciles (caso de R3sacón).

Nada más. Sólo el deseo de que paséis un gran fin de semana, que hagáis lo que hagáis, saquéis un rato para ir al cine y, veáis lo que veáis, apostad por la versión original subtitulada.

¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!

jueves, 30 de mayo de 2013

Primer Goya "al borde de un ataque de nervios" para María Barranco.


La tercera edición de los Premios Goya fue la edición de las Mujeres al borde de un ataque de nervios de Pedro Almodóvar. No sólo porque la película resultase finalmente la gran vencedora del año al ganar el Goya a la mejor película, sino porque además permitió que, por primera vez, actrices dirigidas por él aspirasen a los Premios de la Academia y es que hablamos de, probablemente, el mejor director de actrices que ha dado nuestra cinematografía. Ninguneado como pocos a la hora de confeccionar la lista de candidatos en los años precedentes, Almodóvar se resarcía del absoluto olvido de su cinta anterior, La ley del deseo (1987), con el concurso en las categorías interpretativas de cuatro intérpretes de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) -a Guillermo Montesinos ya le comentamos en el artículo dedicado a la categoría secundaria masculina-, compitiendo dos de ellas por el mismo cabezón: mejor actriz secundaria. Obviamente, el Goya fue a parar a las manos de una de ellas, aunque también es cierto que, al menos otras dos miembros del abultado reparto de la cinta, podrían haber sido candidatas.


Y el Goya fue a confirmar el buen ojo del cineasta manchego para localizar actrices con talento, porque aquel año le daba su primera gran oportunidad cinematográfica a María Barranco, con el nombre de Candela, la ingenua y llorona amiga de la protagonista de Mujeres al borde de un ataque de nervios, que la actriz malagueña se encargaba de bordar en uno de los más insólitos y felices descubrimientos del último cine español, pues la Barranco, con tan sólo 27 años, hacía patente en cada una de sus intervenciones la posesión una gracia y un carisma ciertamente auténticos, únicos, a los que no era nada ajeno su peculiar y divertido gracejo malagueño, que garantizaban por sí solos la entrada en el Olimpo de las grandes comediantes del momento a esta intérprete de figura espigada y rostro peculiar. El histrionismo de manual que exhibía la actriz como esa chica aterrada que busca desesperada un lugar donde esconderse de la policía, se convertía desde el mismo momento de su aparición en uno de los motores más tronchantes de la película, actualizando e inmortalizando, de paso, el registro de chica ingenua que tan bien casaba con su mirada atolondrada. Cuesta creer, vista hoy la película, que su trabajo se deba a una intérprete en cierto modo novata, pues posee un ímpetu arrollador y viene subrayado por una considerable carga de naturalidad y frescura que hacen pensar en una interpretación permanente y magistralmente improvisada, por lo que resulta del todo irreprochable que aquel año María Barranco se hiciera con el Premio Ondas a la mejor actriz, así como un más que merecido Goya relativo a la mejor actriz secundaria, premios que terminaron de convertir a la joven, perspicaz y chispeante actriz en una de las más fulgurantes estrellas del panorama cinematográfico del momento.


Si bien hay que celebrar el Goya a la Barranco, también hay que lamentar que no triunfara como es debido una actriz del calibre de Julieta Serrano, que lograba una más que merecida primera nominación al Goya gracias a la misma película. Daba vida a Lucía, la perturbada esposa de Iván, en una creación de brillante resolución caracterizada por un vestuario del todo estrafalario y el lucimiento de una serie de pelucas a cada cual más tronchantes. El desequilibrio emocional en el que vive inmerso su personaje estaba brillantemente expuesto por la actriz a través de una sobriedad interpretativa que dejaba entrever la inestabilidad mental permanente de una mujer fuertemente encerrada en sí misma, convenientemente encauzada a través de una mirada siempre hipnótica y retorcida. Equiparable en estilo y desarrollo a las imprescindibles femme fatales del cine clásico, la Serrano se hacía mítica en la piel de esa señora de estoica e imperturbable serenidad, incluso cuando se apropia de las dos pistolas de los adormilados policías, momento el tono jocoso al que la actriz se presta con admirable tesón, sorteando la absurdez en la que era fácil caer, para dar pie a una divertida persecución con Julieta de paquete en una moto, pelo al viento y actitud de irreductible dignidad, construyendo una imagen que se convertiría en referente del cine español de los ochenta. La clase y la profesionalidad de una intérprete de su talla se alimentaron entonces del éxito obtenido por la cinta, nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, que obtenía con este registro ligero y descocado el prestigio cinematográfico que se le había venido negando a lo largo de toda su trayectoria.


Presente también en la cinta de Almodóvar, Chus Lampreave se ganó su segunda nominación al Goya, también como actriz secundaria gracias a presentar aquel año una magnífica interpretación en Espérame en el cielo, de Antonio Mercero, como la fuerte y fiel esposa de un hombre secuestrado para ser el doble del mismísimo Franco y al que debe resignarse a ver únicamente a través del famoso noticiario (No-Do) proyectado en la gran pantalla, dando forma a un trabajo interpretativo de primera magnitud, cargado de una inabarcable ternura, así como de una emotiva sencillez (expuestas ambas, sin tabúes de ningún tipo en la hermosa y bonita escena del reencuentro nocturno en la habitación), que evidenciaron la capacidad de la intérprete para salirse del registro puramente hilarante y acometer con soltura y convicción personajes adscritos a una corriente más realista e, incluso, dramática. El cambio de registro fue tan bien recibido en la industria que la Academia la incluyó entre las cinco candidatas al Goya a la mejor actriz secundaria, poniendo de manifiesto su rendición total ante el arte de la Lampreave, inmerso en una brutal naturalidad y es que daba igual el personaje que incorporase, importaba muy poco cuál fuera su procedencia social o los avatares por los que atravesaba, Chus Lampreave sabía meterse a fondo en las pieles que lo formaban y ensamblarse a ellas de manera perfecta.


Justo un año después de la primera, la gran Terele Pávez se hacía con su segunda nominación en la misma categoría gracias al drama alegórico y onírico Diario de invierno, de Francisco Regueiro, indagando de nuevo en ese tono arrastrado y vejado que tan bien casaba con su estilo desaforado, dando vida esta vez a una pordiosera monja-mendiga, madre del supuesto Caín, amante de los deberes morales, indignada con su hijo por haber dejado embarazada a una virgen y repudiada por su madre cuando, ejerciendo la prostitución en el prostíbulo que ésta regentaba, ella misma se quedó en cinta. Un personaje a todas luces desorbitado, que la Pávez efectúa con endiablada maestría, atada casi permanentemente a una moto, con esa voz torrencial lanzando improperios sin parangón y llamando a las cosas por su nombre. Los hiperbólicos monólogos que protagoniza en sus contadas escenas se acentúan con ese deje malsano y barriobajero con el que los ejecuta la actriz, fuertemente encasillada ya en esta tipología de personajes.


La quinta y última candidata en la categoría fue también, sin duda, la más inesperada de todas las nominadas: Laura Cepeda por su papel en el thriller Baton rouge, ópera prima de Rafael Moleón, en la que el lucimiento que se le otorga a la actriz supera con creces al que merece un personaje como el que desempeña. Y es que, para el limitado tiempo del que dispone en pantalla, a la Cepeda se le dedican tantos o más primeros planos que al resto de intérpretes. Lejos de esta apreciación técnica, el trabajo de Laura Cepeda en Baton rouge es ciertamente correcto, debido a la estudiada seriedad y dureza con la que ejecuta sus pequeñas intervenciones, pero sin duda su papel de ayudante de inspector le ofrece a la intérprete poco margen de maniobra en su ejecución, con lo que su presencia entre las finalistas al Goya se nos antoja una recompensa en cierto modo desmedida.

Las Olvidadas.


Aunque figuró entre las candidatas, es preciso reconocer la valía de Chus Lampreave señalando que aquella temporada cinematográfica bien podría haber figurado nominada por otros dos empeños más. Había repetido con Almodóvar, para el que acometió un nuevo papel, casi episódico, en Mujeres al borde de un ataque de nervios, como portera cotilla y entrometida que, gracias a su particular manera de recitar sus pocas frases, se convirtió en otro de los elementos que hicieron mítica la comedia más redonda del manchego y que figura entre las grandes actuaciones que la actriz ha dado para el cine, indiscutiblemente divertida e inolvidable. Por otro lado, le comió enterita la película a la estrella Ana Belén en Miss Caribe, de Fernando Colomo, como esa patrona de un barco-prostíbulo en el Caribe, asturiana orgullosa que tiene por costumbre servir una lata de fabada a sus clientes, y que permitió a la intérprete obsequiarnos con la jocosa imagen de verla deambular ante la cámara con unos impagables fruteros en la cabeza. El mano a mano establecido con su oponente en pantalla supone la gran virtud de una comedia algo desvaída y que tiene su plato fuerte en el proverbial, muy seguro de sí mismo, despliegue cómico de una Lampreave absolutamente en su salsa. Dos empeños, en definitiva, que sumados a su nominado trabajo en Espérame en el cielo, dan fe de la categoría artística de la intérprete.


También Mujeres al borde de un ataque de nervios sirve otra de las olvidadas en esta categoría en aquella edición. Se trata de otra malagueña, Kiti Mánver, encargada de incorporar al personaje más decididamente antipático de una función altamente descacharrante: Paulina Morales, la abogada feminista que se niega a aceptar el caso de Candela con no poco recelo hacia la persona de la protagonista, Pepa, y que, casualidades del cine de Almodóvar, termina siendo la nueva amante de Iván. Borde y desprendida, Mánver despierta pronto la antipatía del respetable gracias a la soberbia y a la altanería exhibidas sin parangón por la actriz, que brilla en sus pocas secuencias dotando a su personaje de cierto halo de autosuficiencia, propio de una mujer hecha a sí misma, llena, eso sí, de absolutas contrariedades debido a la necesidad de hombre, de uno en concreto (Iván) que acarrea. Aunque, para que nos quede claro, en esa relación la que manda es ella. Ahí, en la relación que su personaje establece con el de Fernando Guillén, Mánver se luce cual 'mantis religiosa', extralimitándose con no poca gracia en el tópico del que parte tamaño juego de roles.


A diferencia de los años anteriores, aquel 1988 dio poco lucimiento a las actrices nacionales en la producción cinematográfica. Muy pocas fueron las que, fuera del universo Almodóvar, lograron atrapar un personaje con sustancia en un proyecto medianamente conseguido. Es más, menos fueron las que, aún disfrutando de cierto lucimiento en sus películas, lograron brillar a la altura necesaria como para hablar de un olvido goyesco. Por ello, es especialmente destacable la labor llevada a cabo por Terele Pávez a lo largo de todo el curso cinematográfico. Cierto que obtuvo una merecida nominación por Diario de invierno, pero también es obligado destacar el portentoso empeño llevado a cabo por la actriz para Vicente Aranda, quien la escogiera para dar vida a una gitana dominante en una brevísima secuencia que se erige pronto en inolvidable gracias al fuste y a la impactante presencia de la actriz, en El Lute II (mañana seré libre). Así como también el que Antonio Isasi-Isasmendi le encomendase en ese breve papel de esa mujer de monte, madura y aún de buen ver, que a punto está de convertirse en víctima de una violenta violación, escena que la Pávez resolvía con impetuosa maestría al igual que su sucesiva escena erótica, en un trabajo eminentemente gestual, casi sin diálogo, borbotónico pero sobria e impunemente ejecutado en la estupenda El aire de un crimen (foto).


Y en vista de la poca chicha de la mayoría de trabajos interpretativos de carácter secundario, no hubiera estado nada mal que la Academia hubiese tirado por la vía de en medio, es decir: la de nominar un trabajo digamos menor de una actriz de no poca importancia como excusa para así homenajear como es debido su respectiva trayectoria. Aquél año nos dejó dos ocasiones para ello sobre dos intérpretes distintas que la Academia desperdició. Por un lado, el trabajo llevado a cabo por Queta Claver en la anodina aunque estimable Sinatra, de Francesc Betriu, acarreando con uno de los personajes más amables de la pintoresca galería que tiene dentro de sí: la dueña de la pensión donde se hospeda el protagonista (Alfredo Landa), una mujer cercana, amable y sensata a la que la actriz da vida con entusiasta naturalidad haciendo un uso realmente espléndido de esa sonrisa encantadora que tan famosa la hizo allá por los sesenta, cuando debutaba a lo grande en nuestro cine con el protagonismo de La bella Mimí (1960), de José María Elorrieta. Sin pelos en la lengua ni prejuicios ni tabúes interpretativos, la Claver se convierte pronto en una presencia francamente grata en el desigual desarrollo de la película de Betriu y proporciona al espectador la única e inesperada sorpresa de todo el metraje: un valiente, desinhibido y sereno top-less a sus casi sesenta años de edad, ahí es nada. Sólo por eso, porque momento tan arriesgado y sin complejos es asumido con visible tranquilidad por la excelsa intérprete, debería haberse ganado una legítima nominación al Goya.


Por último, pasó totalmente inadvertido el puntual regreso de la otrora estrella por excelencia del cine durante la II República, Antoñita Colomé, a la que José Luis García Sánchez había recuperado para la gran pantalla otorgándole un papel de colaboración en su comedia coral y esperpéntica Pasodoble, que cerraría definitivamente la filmografía de la gran estrella, no dando nuevos motivos a los académicos para tenerla en cuenta en futuras ediciones. Y es que Pasodoble termina siendo una película tan llamativamente mediocre que se entiende el escaso eco suscitado por la vuelta de la Colomé. Eso sí, su intervención roza la brillantez, apoyada como está sobre ese gracejo y simpatía tan particulares y que fueron marca de fábrica de la actriz durante su época de mayor esplendor fílmico. Gracias a ellos, Antoñita Colomé se come enteritos a todos los miembros del abultado reparto de Pasodoble, perviviendo como lo mejor de la película en la piel de esa matriarca de un clan gitano en verdad hilarante que ocupan un antiguo palacio, reconvertido en museo, en el que la susodicha dice haber vivido como amante de un antiguo príncipe. Vivaracha en cada una de sus cortas intervenciones, desarrolladas éstas en un complaciente tono espontaneísta, su presencia flaca y demacrada entrega al espectador un trabajo entusiasta y alegre, graciosamente ladino, de una de las grandes glorias de nuestro cine, triste e indecentemente olvidada, por el público en general y por el cine en particular, desde este trabajo hasta su muerte el 28 de agosto del 2005. Sólo por la importancia disfrutada por la Colomé antaño en nuestra industria debería la Academia haberla incluido en la terna a la mejor actriz secundaria de aquel año o, también, haberle otorgado un más que simbólico Goya de Honor.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Macarena García y Gorka Otxoa premiados en Valencia.


Macarena García y Gorka Otxoa son los elegidos este año por el Festival Internacional de Cine de Valencia. Cinema Jove, que se celebrará del 21 al 28 de junio, para recibir el Premio Un Futuro de Cine, un galardón que reconoce la valía de jóvenes intérpretes nacionales en el panorama cinematográfico español de la actualidad. Según afirma Rafael Maluenda, director del festival, en la noticia publicada por El País "a pesar de su juventud y breve carrera cinematográfica, ambos han destacado en sus últimos trabajos demostrando una gran capacidad interpretativa".


García ha sido la revelación cinematográfica del curso pasado, al ganar la Concha de Plata a la mejor actriz del Festival de Cine de San Sebastián 2012, el premio revelación del Círculo de Escritores Cinematográficos y un aplaudido Goya a la mejor actriz revelación, todo gracias a Blancanieves, de Pablo Berger, y con apenas 25 años de edad, lo que sitúa a la joven intérprete en un puesto privilegiado dentro de la industria en este momento. Actriz fogueada desde muy joven en la televisión, donde ha trabajado en series como Hospital Central, Punta Escarlata, Amar en tiempos revueltos o, más recientemente, Luna, el misterio de Calenda, Macarena García ha rodado este año la que será su segunda película, la ópera prima de Beatriz Sanchís Todos están muertos, que protagoniza junto a Elena Anaya.


Por su parte, Otxoa también vivió su momento goyesco al resultar candidato al mejor actor revelación en 2009 por su protagonismo en la comedia Pagafantas, de Borja Cobeaga. Desde entonces, abandonó sus habituales intervenciones esporádicas en el cine y se alzó como uno de los puntales de la comedia nacional al encadenar los protagonistas de ¿Estás ahí? (2011), de Roberto Santiago, Lobos de Arga (2011), de Juan Martínez Moreno, y finalmente Bypass (2012), de Aitor Mazo y Patxo Tellería. Su enorme capacidad cómica, puesta de manifiesto ya en sus orígenes televisivos en los programas de humor Vaya semanita, en la ETB, y en la versión nacional de Saturday Night Live, en Cuatro, le convierten en el candidato perfecto al trono de Nuevo Rey de la Comedia para nuestra cinematografía.

El Premio Un Futuro de Cine ha recaído, en ediciones anteriores, en intérpretes hoy tan consolidados como Carlos Areces, Leticia Dolera, Marta Etura o Michelle Jenner.

martes, 28 de mayo de 2013

Jose Coronado, el guaperas del que nació un actorazo.


Este viernes llega a las salas Fill de Caín (Hijo de Caín), ópera prima de Jesús Monllaó Plana, que nos devuelve a la actualidad cinematográfica a Jose Coronado, todavía en algunos cines con Los últimos días, de los hermanos Pastor, por la que figura entre nuestras previsiones de mayo a los próximos Premios Goya. El estreno de la estrella de nuevo en un papel netamente oscuro, nos sirve de excusa en actoresSinVergüenza para repasar su ya larga filmografía, iniciada inequívocamente tarde para lo que estamos acostumbrados. Y es que Coronado antes que actor era modelo y llegó a resultar un eficiente empresario, tras montar con éxito una agencia de modelos primero, otra de viajes después y luego también un restaurante. Así, cuando decide inscribirse en la escuela de Cristina Rota para recibir clases de interpretación cuenta ya con los 29 años cumplidos.

Yo soy ésa (1990).

Sus primeros trabajos ante las cámaras cinematográficas datan de finales de los años ochenta y no llamaron mucho la atención, al menos no más que su sonada relación sentimental con Paola Dominguín, con la que, precisamente compartía pequeñas escenas casi al final de la atmosférica ópera prima Brumal (1988), de Cristina Andreu. Directores de alta categoría en el cine español finisecular quisieron contar con los servicios del recién llegado y así, Jose Coronado, accedió casi de inmediato a la producción de prestigio de nuestra cinematografía: Jarrapellejos (1988), de Antonio Giménez Rico, Berlín Blues (1988), de Ricardo Franco, La luna negra (1989), de Imanol Uribe, El tesoro (1990), de Antonio Mercero. En todas, ejerciendo, en virtud de su innegable apostura física, roles emparentados directamente con los galanes clásicos. En El tesoro, además, lograba permitirse el lujo de salirse un poco del estereotipo con su personaje de un profesor de arqueología acosado por la hostilidad rural en un film, desgraciadamente, deficitario de un tratamiento algo más contundente. Pero el Cine Español no estaba dispuesto a perder un filón tan rentable como lo era Jose Coronado para el público eminentemente femenino, puesto de manifiesto tras la notoriedad popular que había adquirido gracias a un papel fijo en la serie Brigada central (1989-1990), por lo que optó por encasillarle por su físico dentro de la producción comercial de comienzos de los noventa. De este modo, pudimos ver a Coronado como el prototípico y semental objeto de deseo de la fémina de turno, ya fuera una pasional Isabel Pantoja, en su olvidable debut cinematográfico Yo soy ésa (1990), de Luis Sanz; o una ingenua y divertida Verónica Forqué en la hoy arcaica comedia con la que debutaba Manuel Gómez Pereira, Salsa rosa (1991); así como dos engendros pretendidamente cómicos que remitían a un sentido del humor directamente desfasado ya como fueron Aquí el que no corre, vuela (1992), de Ramón Fernández, y El cianuro... ¿solo o con leche? (1993), de José Luis Ganga. Por no hablar de su inadecuación manifiesta para el personaje protagonista de ese escritor en crisis profesional y personal de la fallida comedia, ópera prima también, Cràpules (Cucarachas) (1993), de Toni Mora.

La vuelta del Coyote (1998).

Tampoco es que su siguiente paso cinematográfico, de nuevo como galán en registro cómico para Una chica entre un millón (1994), de Álvaro Sáenz de Heredia, aventaje a las anteriores, pero por lo menos ésta cinta poseía cierta gracia a partir de una temática demasiado recurrente en el cine español coetáneo. Sin perder de vista la pantalla grande, Coronado reincidió en el estereotipo en un nuevo vehículo televisivo para la comicidad obsoleta de Lina Morgan, Compuesta y sin novio (1994), y se hacía con uno de los personajes protagonistas de la serie Hermanos de leche (1994-1996), donde volvía a utilizar su deseable físico con fines meramente cómicos al contrastarlo con el de su compañero en el reparto Juan Echanove. Verdadero e imprevisible éxito nacional, Hermanos de leche le mantuvo ocupado durante tres temporadas, lo que le otorgó además de cierto ritmo y bagaje para nuevos y futuros empeños cómicos, también una considerable popularidad que lo erigió en un auténtico ídolo de masas. Con semejante estatus, su regreso al cine se produjo de forma un tanto tímida e incierta al principio, con un pequeño papel en la superproducción internacional The Disappearance of Garcia Lorca (Muerte en Granada) (1996), de Marcos Zurinaga, con un imposible Andy García tratando de convencer en la piel del poeta andaluz; para  acometer luego tres promocionados y prestigiosos protagonistas para directores de importancia: Vicente Aranda, en La mirada del otro (1998), uno de los menos conseguidos títulos del director catalán; Gerardo Herrero, en Frontera Sur (1998), pobre y desvaída adaptación de la novela de Horacio Vázquez Rial; y Mario Camus, en la curiosa La vuelta de El Coyote (1998), intento loable de construir un film de aventuras clásico en nuestro país con el excelente material de José Mallorquí de base, que figura como uno de los grandes fiascos del cine español de los noventa, amén de una de las peores actuaciones de la estrella.

Goya en Burdeos (1999).

No es de extrañar, que Coronado volviese a la televisión para encabezar el reparto de una serie de pronto prestigio como fue Periodistas (1998-2002), apegada a un tono decididamente melodrámatico. Por suerte, llegó en su rescate, para su carrera cinematográfica, el gran Carlos Saura, con el claro objetivo de sacar partido de su incuestionable galanura para dar entidad dramática a un seductor Francisco de Goya joven, en la espléndida, onírica, simbolista y fundamental Goya en Burdeos (1999), con la que obtuvo una inesperada y flamante nominación al Goya como mejor actor secundario. El gran galán de los últimos años de nuestro cine evidenciaba de este modo la escalada proporcional que había venido haciendo en la industria, pasando de un insustancial guaperas de turno a un intérprete cabal con un creciente reconocimiento artístico. Algo que siguieron confirmando sus siguientes empeños para la gran pantalla: el obrero algo rudo y seductor en la agridulce Anita no perd el tren (Anita no pierde el tren) (2001), de Ventura Pons, o en el drama social Poniente (2002), de Chus Gutiérrez. Aunque, por encima de ambas, queda su primer encuentro con el director Enrique Urbizu en el fabuloso thriller La caja 507 (2002), con un Coronado, por primera vez, en un registro completamente opuesto a todos los anteriores, el de un sádico y frío asesino con el que el actor lograba dar un salto cualitativo de enorme envergadura en su trayectoria cinematográfica, quedando nueva y merecidamente candidato a los Goya como actor secundario, así como también, por primera vez, a los Fotogramas de Plata como mejor actor de cine.

La vida de nadie (2002).

A pesar de la nominación al Goya, hubo innumerables voces que se alzaron pidiendo justicia ante su olvido, en la categoría principal, por su protagonismo en el drama familiar La vida de nadie (2002), de Eduard Cortés, donde llevaba a cabo un trabajo de una contención y brillantez estremecedoras, logrando un matizadísimo retrato de ese hombre que comienza a vivir nuevamente mientras mantiene engañada a toda su familia. Los ecos de una nueva nominación al Goya volvieron a estar presentes tras el estreno de La vida mancha (2003), de nuevo para Urbizu y de nuevo en un personaje oscuro y ambiguo como ese familiar con pasado misterioso que nos aportó una nueva muestra de la notable mejoría que había experimentado la técnica interpretativa de un actor que, ahora, parecía estar en plenas facultades para controlar cada uno de sus movimientos, gestos y miradas. No fue nominado al Goya, por desgracia, pero el actor recibió una nominación como protagonista a los Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos. El Cine Español tenía ante sí a un intérprete finalmente curtido en la batalla, que acallaba de una vez por todas a los escépticos que aún dudaban de su capacidad dramática, viéndose abocado a iniciar una envidiable etapa de madurez interpretativa en la gran pantalla. Por ello, daba tanto igual que sus intentonas por instaurarse de nuevo en la pequeña no dieran resultado, como sucedió con las ramplonas series Código fuego (2003) o Los 80 (2004).

La caja 507.

Inesperadamente, la posterior trayectoria cinematográfica de Coronado tras estos estupendos éxitos personales en calidad de protagonista, se vio sustentada mayormente por cometidos claramente secundarios, supeditados al protagonismo de estrellas procedentes de nuevas generaciones, como ocurrió en la estimable y recomendable ópera prima Fuera del cuerpo (2004), de Vicente Peñarrocha; la efectista El Lobo (2004), de Miguel Courtois; o la magnífica La distancia (2006), de Iñaki Dorronsoro, donde llevaba a cabo un trabajo esencialmente grave, agrio y austero, una actuación controlada y muy estudiada que tampoco hubiera desmerecido de figurar candidata a un Premio Goya. Sin embargo, el no soportar sobre sus hombros el peso de tan imponentes films, le permitió a la estrella relajarse y recuperar para la gran pantalla aquél traje de galán que parecía haber colgado y guardado definitivamente. Ahora, eso sí, dotando a sus intervenciones de mayor envergadura y no poco aplomo, como sucedía en Animals ferits (Animales heridos) (2006), que lo volvió a reunir con Ventura Pons, o en la adaptación del clásico teatral de Lope de Vega La dama boba (2006), de Manuel Iborra, donde, a pesar de su esfuerzo, su desapego con el verso barroco y la diferencia notoria en edad entre él y su amada (interpretada por Silvia Abascal) le convertían en un intérprete poco apropiado para el papel de Laurencio.

La vida mancha (2003).

Mucho mejor estuvo, claro está, cuando retomó la atmósfera turbia de un personaje tan inquietante como el del secundario que incorporó en la aceptable cinta de cine negro que fue Tuya siempre (2007), de Manuel Lombardero, pero mucho más cuando asumió el papel de un profesor de universidad amenazado por ETA en la valiente y brillante Todos estamos invitados (2008), de Manuel Gutiérrez Aragón. En ésas, ya había vuelto a la tele con la serie R.I.S., Científica (2007), con la que trataba de trasladar a la pequeña pantalla su ya instaurada imagen cinematográfica con personajes sobrios y templados y que terminó de conseguir con su despreciable antagonista en Acusados (2009). En el cine, volvió al universo de Vicente Aranda para un papel secundario en la atropellada e inverosímil Luna caliente (2009) y, tras dos años de silencio, Urbizu le recuperó para poner en pie su obra magna No habrá paz para los malvados (2011), regalándole a Coronado un fantástico papel protagonista al que el intérprete, cuya estrella venía acusando ya cierto deterioro en nuestra industria, se aferró con uñas y dientes, sacándose de la manga la, probablemente, mejor actuación para el cine que hayamos visto hasta la fecha de Jose Coronado. Ese inspector de policía acabado y desagradable Santos Trinidad se erige desde la primera escena en el trabajo más complejo y arriesgado del actor, que brilla a lo largo de todo el metraje gracias a una sobrecogedora economía gestual y a una demoledora dureza expositiva. Favorito a ganar la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de San Sebastián donde fue presentada la película, Coronado arrasó, por el contrario, en una temporada de premios en la que no hubo ni uno que no ganara: el del CEC, el Fotogramas de Plata, el de la Unión de Actores, el Sant Jordi y, obviamente, un merecido Goya al mejor actor protagonista.

No habrá paz para los malvados (2011).

Después de la resaca de los Goya, Coronado se hizo desear. Hasta casi un año después no le volvimos a ver por una pantalla grande y fue con otra ópera prima, El cuerpo (2012), de Oriol Paulo, interesante aunque finalmente fallido thriller con la estrella ciertamente desaprovechada en un nuevo rol secundario, de apoyo al joven y guapo protagonista de turno. Lo mismo sucedía en la todavía en cartel Los últimos días, donde su intervención quedaba reducida a mera comparsa en la odisea que emprende el protagonista en esta interesante y eficaz cinta apocalíptica, donde Coronado sabía imponerse al lugar común y al esquematismo reinante en el dibujo de los personajes. Después de pasar por el Festival de Málaga, que este año le hizo entrega del Premio Málaga-Sur a toda una vida al mismo tiempo que presentaba allí sus dos nuevas películas, llega por fin este viernes a las salas un Coronado que vuelve a ejercer de protagonista, esta vez de un thriller psicológico, como padre de un adolescente realmente rebelde, aunque reincidiendo con una nueva ópera prima que le llevó a figurar en las pertinentes quinielas al palmarés final. En Málaga se pudo ver también su pequeña intervención en otro debut, la comedia sentimental y coral El amor no es lo que era, de Gabi Ochoa, en la que comparte cartel con su hijo, Nicolás Coronado, y de la que aún se desconoce su fecha definitiva de estreno. Lo mismo sucede con su otro proyecto, sin duda el más interesante, para este presente curso, la comedia Murieron por encima de sus posibilidades, de Isaki Lacuesta, que unirá a Coronado con un reparto de auténtico lujo en el que figuran Eduard Fernández, Sergi López, Ariadna Gil, Emma Suárez, Raúl Arévalo, Josep María Pou y Jordi Vilches y que, parece ser, anda estancada en fase de post-producción por problemas de financiación. Para el futuro, le veremos en la superproducción europea En solitaire, de Christophe Offenstein, prevista para el primer trimestre del 2014, así como también en el drama estadounidense What About Love, de Klaus Menzel, y que le hará compartir plano nada menos que con Sharon Stone. ¿Significarán estos proyectos nuevos saltos, nuevas vías, en la trayectoria cinematográfica de Jose Coronado? Como no somos adivinos, dejamos la pregunta en el aire mientras contenemos las ganas de ver a partir del próximo viernes en los cines a este ya imprescindible actor de nuestro cine.

What About Love (2014).


Hijo de Caín - Tráiler por keane43