Karra Elejalde regresa el viernes a los cines.

Repasamos la filmografía del actor cuando regresa a la comedia con "Ocho apellidos vascos".

Palmarés XXIII Premios de la Unión de Actores.

"Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, una de las vencedoras con 2 premios.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

La Sección Oficial está compuesta por 15 largometrajes muy esperados para este 2014.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Seis títulos integran la sección paralela, competitiva, Zonazine, el espacio independiente.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Málaga Premiere y Estrenos Especiales completan la oferta de novedades del certamen.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Poco importa "¿Quién mató a Bambi?", lo bueno es reírse de ello.


La filmografía de Santi Amodeo es escasa para las altas expectativas que siempre han dejado en nosotros sus películas. Desde su debut, a dos manos con Alberto Rodríguez, El factor Pilgrim (2000), pero sobre todo tras Astronautas (2003) y Cabeza de perro (2006), la personalidad de Amodeo tras la cámara se nos ha antojado una de las más sugerentes e innovadoras del panorama cinematográfico actual en nuestro país. Siete años ha tardado en volver a dirigir y ahora lo hace renegando de esa mirada tan particular que se atisbaba en su cine, para dar forma a un producto de obvia vocación comercial, rehaciendo la comedia negra mexicana Matando cabos (2004), ópera prima de Alejandro Lozano. Como ya ocurriera con el homologable caso de Juanma Bajo Ulloa con Airbag (1997) -cinta con la que ésta de aquí tiene, además, varios puntos en común-, habrá quienes rechacen el cambio de rumbo suscitado por Amodeo con esta ¿Quién mató a Bambi?, pues parece llegar en detrimento de la sugestiva identidad autoral del cineasta. No obstante, aún es pronto para juzgar como es debido esta película dentro de la, como decíamos, todavía corta trayectoria del director.


Lo que sí es preciso dejar claro desde ya es que ¿Quién mató a Bambi? supone un desinhibido y ameno paréntesis en la producción cinematográfica española del año. Contiene elementos que, a buen seguro, harán de ella uno de los títulos más taquilleros del momento, pero hay que ser cautos al respecto, pues el material promocional arruina en buena parte el disfrute que el visionado de la película puede acarrearnos (que no es poco, huelga decir) y es que, sin ir más lejos, su tráiler desvela algunos de los gags más logrados del filme, echando al traste el alcance cómico de los mismos durante su proyección, precisamente por eliminar de cuajo la tan necesitada capacidad de sorpresa inherente a un buen gag cinematográfico para resultar cien por cien efectivo. A pesar de esto, ¿Quién mató a Bambi? posee alicientes más que suficientes para garantizar la risa y hasta la carcajada a lo largo de su metraje. Partiendo de un guión colmado de equívocos, el absurdo y el disparate van ganando poco a poco peso en la función hasta convertir la película en una desenfrenada comedia negra, planteada toda ella a través de un agilísimo ritmo interno, sin altibajos, que ayuda a fomentar la sensación de desenfado y gamberrismo en una cinta que, paradójicamente y para bien, no recurre al trazado grueso ni al humor escatológico para hacer reír, sino que extrae su comicidad precisamente de esta acumulación de desatinos y despropósitos en la trama principal (aunque algunos estén metidos con calzador, como el que protagoniza el futbolista Andrés Iniesta).


En ¿Quién mató a Bambi? brilla, además del acertado tono de negrura en el desarrollo cómico de muchas de la situaciones, una factura técnica de campeonato, que pone en evidencia la eficacia de su director al construir un producto que nada tiene que envidiar a los equiparables yanquis; así como también una inteligente absorción de elementos foráneos, que pasados por un filtro nacional y reconocible, terminan por parecer marca de la casa, como si en nuestras comedias se hubieran producido secuestros y amputaciones de miembros desde toda la vida. Eso y el logro de hacer de la mera aparición de un personaje secundario un gag en sí mismo (el taxista bizco que incorpora Manolo Solo o la criada a la que da vida Carmina Barrios) son otros méritos de esta frenética comedia en la que Amodeo además consigue repartir mamporros a diferentes aspectos de carácter más profundo o reflexivo, desde la idiosincracia del poder o la lucha de clases. Pero no nos llamemos a engaño, ¿Quién mató a Bambi? no busca impartir lecciones de ningún tipo, sólo busca entretener conjugando en su sólida estructura una serie dispar de elementos de cuya unión da como resultado una de las comedias más ocurrentes e hilarantes del último Cine Español.


A lo que contribuye el atinado trabajo de un reparto coral verdaderamente entregado a la causa y en el que desluce una Clara Lago sin viabilidad cómica por parte de un guión que no le confiere grandes dosis de lucimiento en este sentido. Úrsula Corberó cumple con cierta "chispa" su limitado cometido, mientras Enrico Vecchi logra no amilanarse ante el proverbial despliegue de su compañero de fatigas, un Ernesto Alterio que evidencia cierta desorientación en algunas escenas de transición, para estamparnos luego un jocoso y sádico recital de primera. Por su parte, la exultante química que desprende la pareja formada por Julián Villagrán y Quim Gutiérrez invita a un deseable emparejamiento artístico en el género de forma continuada en el futuro, donde un contenido y ácido Villagrán se impone como el complemento ideal para la ingenua e convenientemente histriónica comicidad de Gutiérrez. Pero, sobre todos ellos, la gran sorpresa en el campo interpretativo la protagoniza Joaquín Núñez, en un papel de irresistible ingenio que el actor malagueño literalmente borda, en un tono de intachable bufonada que no rehúsa las comparaciones con ciertos arquetipos presentes en la comedia americana más estrafalaria y revulsiva.



Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Guión Adaptado: Santi Amodeo.
- Mejor Actor: Ernesto Alterio.
- Mejor Actor: Quim Gutiérrez.
- Mejor Actor Secundario: Joaquín Núñez.
- Mejor Actor Secundario: Julián Villagrán.
- Mejor Actor Revelación: Enrico Vecchi.
- Mejor Música Original: Santi Amodeo y Enrique de Justo.
- Mejor Dirección Artística: Pepe Domínguez.
- Mejor Montaje: Joan Manel Vilaseca.
- Mejor Sonido: Daniel de Zayas.
- Mejores Efectos Especiales: Eloi Bartolomé y Edu Puertas.

Quiniela a los Premios Goya 2014 (IV): Mejor Actor Revelación.

Octubre nos dejó unos cuantos favoritos en este categoría, que noviembre termina de redondear con la inclusión de otros tantos trabajos que deberían, por méritos propios, figurar entre los cuatro finalistas. Una de las categorías sin duda más reñidas, la correspondiente al mejor actor revelación aún no dispone de ningún favorito totalmente claro y las opciones de todos los intérpretes contenidos en este ránking pasan claramente por la suerte que corran sus películas en el cómputo general de votos.

1. Jaime Ordóñez, por Las brujas de Zugarramurdi.
2. Miquel Fernández, por La gran familia española.
3. Aron Piper, por 15 años y un día.
4. Hovik Keuchkerian, por Alacrán enamorado.
5. Darío Frías, por Esto no es una cita.
6. Ismael Fritschi, por Al final todos mueren.
7. Miguel de Lira, por Somos gente honrada.
8. Patrick Criado, por La gran familia española.
9. Francesco Carril, por Los ilusos.
10. Enrico Vecchi, por ¿Quién mató a Bambi?
11. Álex Barahona, por Alpha.
12. Vito Sanz, por Los ilusos.


Un mes después, sigue liderando el ránking de nuestras apuestas el trabajo de Jaime Ordóñez para Las brujas de Zugarramurdi, cuyo estruendoso éxito en la taquilla sirve de aval más que suficiente para que la Academia no le pase en alto a lo hora de confeccionar la lista de nominados definitivos. Pero también, Ordóñez merecería figurar candidato primero por llevar a cabo un trabajo notable, recorrido todo él por un contagioso sentido del humor y una entusiasta ternura que buscan y encuentran pronto las simpatías del espectador, y segundo, por lograr destacar sobre las presencias de estrellas de la talla de Hugo Silva y Mario Casas. Como dijimos el mes pasado: si el filme de Álex de la Iglesia recibe un aluvión de nominaciones, es más que probable que Ordóñez se beneficie de ello.


Quien, junto al anterior, parece estar más claro en la lista de posibles sigue siendo Miquel Fernández, cuyo fantástico trabajo en La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo, destaca de manera muy especial sobre el excelente nivel interpretativo de todo el elenco. La película fue una de las cuatro pre-seleccionadas por la Academia de cara a los Oscar, lo que nos hace intuir que su presencia entre las nominadas será fuerte. Esto supone un punto a favor de la candidatura de Fernández, que podría verse arrastrado por el aluvión de votos que obtenga la película. En su contra, que tendrá que "competir" con uno de sus compañeros de reparto.


Protagonista absoluto de la película que finalmente nos representará en los Oscar este año, sería bastante extraño que Arón Piper no ocupase una de las cuatro plazas de esta categoría. Con la edad mínima requerida por la Academia para optar a uno de los cabezones ya cumplida, Piper cuenta además con la baza de llevar a cabo un trabajo detallado y esforzado en la descripción del carácter de su personaje en 15 años y un día, algo alentador para un intérprete de su edad. Sin embargo, el pasar del tiempo juega en contra de las opciones finales de la película de Gracia Querejeta, algo que puede suponer menos presencia entre las nominaciones de la esperada.





















El que su película se estrenara tan pronto jugaba en contra de sus posibilidades, pero la inclusión de Alacrán enamorado entre las cuatro pre-seleccionadas a los Oscar ha dado alas a las opciones de Hovik Keuchkerian de resultar finalmente nominado. Eso, y el agradecido boca a boca que se ha extendido a lo largo de los meses y que apela a una justa revaloración de las virtudes que encierra Alacrán enamorado. Quizás la Academia ofrezca esa segunda oportunidad a la película, teniéndola en cuenta entre los títulos más nominados, lo que conllevaría que la naturalidad y el dinamismo con el que lleva a cabo todo su trabajo Keuchkerian en la película de Santiago A. Zannou, no fuesen pasados por alto a la hora de confeccionar la definitiva lista de candidatos.


El premio al mejor actor en el Festival de Alicante avala las prometedoras opciones de Darío Frías por resultar finalmente nominado por su divertidisímo y desenvuelto protagonismo en la comedia independiente Esto no es una cita, de Guillermo Fernández Groizard. En ella, el actor asimila convenientemente los cánones de la comedia disparatada y consigue un trabajo consecuente con ello, ocurrente y desinhibido, incorporando no poca ternura al retrato de su atribulado antihéroe. Lo tiene difícil frente a los candidatos procedentes de producciones más visibles y de mayores presupuesto y ambiciones, pero es justo reconocer la valía y la calidad de un trabajo como el suyo, uno de los más estimulantes de los vistos en nuestra cinematografía el presente año.




Mal que nos pese, pocas opciones cuenta de llegar a la final goyesca un título tan recomendable como Al final todos mueren, ni tan siquiera parece tener opciones el mejor trabajo interpretativo recogido en ella, el de un adorable, literalmente espléndido Ismael Fritschi en el cuarto episodio de la cinta, el dirigido por David Galán Galindo, incorporando uno de los mejores personajes de comedia surgidos en el Cine Español reciente, merecedor (desde ya) de una película para él solo. Si el cortometraje se hubiera exhibido de forma independiente, probablemente hablaríamos del trabajo de Fritschi como el de uno de los más premiados en la historia del cortometraje español. Pero Al final todos mueren es un largo, formado por cuatro (o cinco) cortometrajes y, además, con una muy escasa distribución y visibilidad. Para nosotros, sería uno de los cuatro finalistas, pero nosotros no somos la Academia.



Veterano actor de televisión, teatro y, algo menos, de cine, Miguel de Lira obtuvo este año una notoriedad extraordinaria gracias a su co-protagonismo en la comedia dramática Somos gente honrada, logrado debut de Alejandro Marzoa. En la piel de ese parado padre de familia que trata de seguir manteniendo las apariencias, De Lira daba toda una lección de humildad interpretativa, al dar forma con admirable contención a todas las aristas de su personaje. En virtud de lo reñida que se presenta la categoría principal, los responsables de la película ganarían votos a favor del trabajo del actor si lo presentasen a competición en la categoría revelación y no sería la primera vez que un curtido y veterano intérprete accede a su primera nominación al Goya en dicha categoría: ¿alguien ha olvidado el caso de Walter Vidarte, nominado como revelación a los 75 años por La noche de los girasoles (2006), de Jorge Sánchez-Cabezudo, y con una extensa trayectoria que se remontaba a los años 50?


Con Piper como claro exponente del relevo adolescente, es probable que las opciones de Patrick Criado se vean reducidas. No lo tiene fácil el intérprete de La gran familia española, a pesar de llevar a cabo un trabajo loable, rebosante de naturalidad y verosimilitud y es que se las tendrá que ver con el reparto de votos que conllevará el que su compañero en el filme, Miquel Fernández, también sea propuesto en esta categoría por los productores de la cinta. Y, siendo sinceros, entre los dos, Fernández debería llegar a la final.


Ha pasado mucho tiempo desde que Los ilusos, de Jonás Trueba, nos fascinara. Pero aún así, sigue siendo una de las películas más especiales del año y nuestra memoria cinéfila aún la recuerda. La Academia es muy posible que no. De ahí que las opciones de su máximo protagonista, Francesco Carril, se hayan reducido notablemente. Eso y que el sistema de distribución al que respondió su llegada a las salas podría no cumplir cien por cien las bases de la competición. No obstante, sería una lástima que tremendo ejercicio de investigación y creación interpretativa, lleno de espontaneidad, inseguridades y frescura no obtuviese un reconocimiento académico como realmente merece. A ver si el reciente premio al mejor actor ganado en el Festival Cinespaña de Toulouse le ayuda a ganar posiciones.



Con ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo, ya en las marquesinas, podemos aseverar que las opciones del italiano Enrico Vecchi de resultar finalmente nominado pasan porque los académicos tengan el día juguetón a la hora de realizar las votaciones y la película acumule candidaturas de manera desproporcionada. Sin desempeñar un mal trabajo, de hecho Vecchi se muestra resultón y grato en su atribulado cometido de compañero reacio de fatigas, logrando transmitir la inseguridad de su personaje a través de una naturalizada exageración; el intérprete bebe de la buena interpretación generalizada del filme, pero sin brillar de un modo especial, como sí consiguen otros miembros del reparto.



Se estrena en el ránking, pero en muy baja posición el trabajo de un esforzado Álex Barahona en el desequilibrado thriller Alpha, de Joan Cutrina, probablemente el más llamativo de los empeños interpretativos contenidos en la cinta, pero más por la obcecada intención del intérprete para, primero, convencer en un registro dramático a pesar de su físico y, segundo, dotar de verosimilitud a su parte del pastel, una trama que peca precisamente por el trazado grueso y esquemático. Por contra, las buenas críticas recogidas por la película en los medios (y que no compartimos al cien por cien) podrían darle alas a sus opciones.


Si Francesco Carril lo tiene difícil, su compañero en el reparto, Vito Sanz, aún más. Sobre todo porque a todos los contras con los que tiene que lidiar Carril, Sanz también ha de sumar el propio protagonismo de su compañero en Los ilusos. Quede constancia aquí de nuestra admiración por ese espontáneo cometido secundario donde sobresale una excelente vis cómica basada en un componente sutil de patetismo autoconsciente.

ATENTOS A:


Es el protagonista absoluto de una nueva y sugestiva mirada a la terrible problemática de la violencia machista en el esperado y, a priori, muy interesante filme de Jordi Cadena La por (El miedo). El joven Igor Szpakowski, con los 16 años requeridos recién cumplidos, podría ocupar la plaza del cine independiente que siempre obtiene representación en esta categoría.



Menos opciones (de momento) parece tener Juan Blanco, por Viral, de Lucas Figueroa, precisamente por la tibia recepción que obtuvo también en ZonaZine en el marco del Festival de Málaga. La película tiene previsto su estreno en salas el 29 de noviembre.


El mismo día llegará a los cines Diamantes negros, de Miguel Alcantud, cuyos protagonistas, los actores no profesionales Setigui Diallo y Hamidou Samake, también podrían llamar la atención académica, precisamente por el tono de denuncia social de su película, algo muy del gusto de los votantes.



Blockbuster, de Tirso Calero, va definiendo poco a poco su llegada a las salas. Este mes se podrá ver en el marco del Festival de Gijón, donde compite como única producción nacional en la Sección Oficial. Así mismo, tiene previstos varios pases en salas del circuito independiente. Son pequeños pero decisivos pasos para la consideración de Adam Jezierski entre los favoritos al Goya al mejor actor revelación.


Por último, una quiniela más no nos olvidamos del protagonista de Casting, de Jorge NaranjoJavier López, Biznaga de Plata al mejor actor de reparto (compartida con el resto del elenco masculino) en el Festival de Málaga, película sobre la que todavía sobrevuela la duda de si llegará definitivamente a las salas o no.


Los traumas infantiles despiertan: "¿Quién mató a Bambi?" coincide en la cartelera con "Los chicos del puerto" y "El pequeño mago".

¡¡¡Ya es viernes!!! Y el cine nacional contraataca hoy lanzando otros cuatro títulos de diferente corte, algunos de ellos verdaderamente esperados. Ni que decir tiene que nuestra cinematografía trata de hacer caja a lo grande, colocando en un buen número de salas una de las comedias más publicitadas del año y uno de los títulos de terror que más y mejores expectativas ha venido levantando entre los aficionados al género. Coinciden con la llegada a la cartelera de dos títulos pequeños, de estreno indiscutiblemente minoritario, pero dirigidos a audiencias tan exquisitas como los amantes del cine de autor y los pequeños de la casa, que corren el riesgo de pasar finalmente inadvertidas ante el triste panorama de coincidir en la cartelera con el estreno de lo último de Woody Allen, un director con un público que siempre le es fiel, y al que en esta ocasión acompañan los rumores de posible nominación al Oscar para su actriz protagonista: Cate Blanchett.

La peli del finde.
Se deja caer, por fin, uno de los estrenos más esperados del año, la (muy) publicitada ¿Quién mató a Bambi?, que viene a ser la tercera película del interesante Santi Amodeo (si no contamos su ópera primaEl factor Pilgrim (2000), dirigida junto a Alberto Rodríguez) y en la que, parece ser, el director sevillano abandona los tonos agridulces de sus anteriores películas para construir una comedia disparatada y muy, muy gamberra, a tenor de lo que parecen indicar las imágenes de su promocionado tráiler. Narra la historia de dos jóvenes amigos que tienen que encontrar la manera de que el presidente de la compañía en la que trabajan (y suegro de uno de ellos) regrese sano y salvo a su casa, ya que por extrañas circunstancias se encuentra encerrado semidesnudo en el maletero de su coche. Paralelamente, un empresario acuciado por las deudas y su socio intentan un secuestro exprés, aunque por una serie de desafortunadas coincidencias acaban secuestrando a su padre por equivocación. A partir de ahí los problemas aumentan.

Producida por Rodar y Rodar y participada por TVE, resulta una de las películas que mayor expectación ha venido levantando desde el inicio mismo de su rodaje y que más bombo está dando en los medios de comunicación (mucha culpa de ello la tuvo la noticia de que el futbolista Andrés Iniesta protagonizaría un cameo). Con un reparto formado por cómicos de contrastada eficacia, prácticamente un all star cast a la española, con Ernesto AlterioJulián Villagrán, Quim Gutiérrez, Úrsula CorberóClara Lago Enrico Vecchi liderando un elenco en el que figuran, en papeles secundarios Joaquín NúñezCarmina BarriosManolo Solo y José Ángel Egido, ¿Quién mató a Bambi? supone la primera experiencia en el campo de la comedia de su productora, que se encarga de distribuir Sony en 261 pantallas de 259 locales (182 salas a partir de 172 soportes digitales y 79 copias analógicas).



Remake de la cinta mexicana Matando cabos (2004), de Alejandro Lozano, ¿Quién mató a Bambi? ha obtenido la respuesta crítica esperada, para nada desdeñable, aunque como sabemos, la comedia no es un género al que la prensa especializada profese una especial devoción. Jordi Costa la aprueba levemente argumentando en El País, que "los gags recurrentes asociados a las figuras secundarias -una estrategia a lo Blake Edwards- encarnadas por Manolo Solo y Carmina Barrios dan la medida de la extrema precisión con la que funciona un conjunto al que solo se le puede reprochar la fragilidad que sostiene alguno de sus equívocos. Eso y, también, el cartel publicitario de la película, que parece el peor enemigo de una comedia enérgica y carismática, que dibuja un mundo donde todos estamos condenados a ser el payaso de las bofetadas, aunque unos en mayor medida que otros". Más de lo mismo leemos en la crítica de Nuria Vidal para Fotogramas, que alega que Amodeo "hace un cine de humor absurdo con situaciones que nacen en la cotidianidad para derivar a lo inverosímil y quiebros narrativos que descolocan al espectador (...) Amodeo hace con su historia lo que Clara Lago con su delantal: lo convierte en algo completamente inesperado. Gracias en gran parte a un conjunto de actores entregados al disparate. Por suerte, y lo digo sin ironía, la película no es redonda".

Federico Marín Bellón es menos entusiasta en el ABC: "¿Quién mató a Bambi? tiene vocación de comedia americana, algo que se nota desde el remate estético. Rehúye además el tópico ibérico y las cansinas interpretaciones en falsete, que no buscan la comicidad en las situaciones". Mientras, Andrea G. Bermejo nos desvela alguna de sus virtudes en Cinemanía: "con un arranque espectacular (...) y amparados por la flor y nata del talento actoral más joven (los mejores de un reparto fetén: el tándem cómico que forman Julián Villagrán y Quim Gutiérrez, ¡spin off ya!) van apareciendo algunos de los vicios de este país tan nuestro (...). Vicios enraizados en una comedia con vocación de desmelene que, si bien oscila entre momentos menos inspirados y otros hilarantes al ser tan nuestra, más que comedia negra acaba siendo azul oscura casi negra".

¿Una de zombies?

Tras debutar en el largometraje con la inconsistente El último justo (2007) y continuar la senda del fantástico en la penosa La posesión de Emma Evans (2010), Manuel Carballo vuelve a incidir en el género, ahora sobre una de las temáticas más en boga del terror moderno: los zombies. Para la ocasión, el director pone en imágenes un guión de Hatem Khraiche, de premisa más que interesante: la humanidad convive con los "Retornados", gente de apariencia normal que ha sido infectada por un virus devastador. Sólo la inyección diaria de una Proteína evita que se transformen en zombies. Kate trabaja en una unidad de investigación intentando encontrar urgentemente una vacuna definitiva que impida que la epidemia se expanda. Además, oculta una poderosa razón: su pareja, Álex, es un "retornado". El caos se desata cuando el Gobierno anuncia la escasez de la Proteína y la paralización de las investigaciones, obligando a todos los infectados a ingresar en un centro militar de alta seguridad. Temiendo lo peor, Kate y Álex deciden no acatar las órdenes y huir. Su cuenta atrás por la supervivencia ha comenzado.

Como ya hiciera en su anterior película, Carballo ha rodado su película en inglés y con actores extranjeros (a excepción de la guapa Claudia Bassols) con miras a una más que cantada distribución en el exterior, Estados Unidos como primer y obligado destino. Co-producida junto a Canadá, Retornados levantó altas expectativas a su paso por el reciente Festival de Sitges, donde concurría a la Sección Oficial,  por proponer una pertinente vuelta de tuerca a la tan manida temática de zombies: una película de zombies sin zombies. Filmax, en su decidido empeño por dar alas al género en nuestro país, se muestra, no obstante, cautelosa y la lanza al mercado en sólo 110 salas (80 con soporte digital y 30 con copias en 35 mm.).


Con la plana mayor de la crítica puesta a sus pies, parece ser que Manuel Carballo ha logrado, al fin, construir un relato cinematográfico que invite a pensar en él como uno de los directores a seguir de nuestro cine contemporáneo. Oti Rodríguez Marchante lo cuenta así en su crítica para el ABC: "Carballo consigue que rimen los ritmos de la intriga con los del drama y, además, encuentra un desenlace en varias capas que descoloca y... promete". En su misma línea, Fausto Fernández, escribe en Fotogramas: "vuelve a apelar a la esencia del terror y el fantástico: exorcizar los miedos de una sociedad y una época. Y lo hace con un estilo que recuerda al primer Cronenberg canadiense. Una estimable, en suma, aportación al universo living dead". Sergio F. Pinilla es algo más entusiasta en Cinemanía, señalando que "el guión, magnífico, incontestable, concreta todas estas lecturas en unas secuencias que, ahora sí, se circunscriben a los cánones del género".

Pero también se han levantado voces a la contra o, por lo menos, capaces de advertir las posibles deficiencias de la cinta. Así, en Cinema ad hoc advierten que "el problema de Retornados es que lo interesante de su premisa se ve ensombrecido por la inserción de flashbacks con la única finalidad de agudizar una emotividad innecesaria (...). Pero sobre todo falla en la elección de los protagonistas, y más concretamente en la heroína de la historia, la canadiense Emily Hampshire, quien pocas veces a lo largo de la cinta consigue convencer con su interpretación". Para terminar, tampoco en El Antepenúltimo Mohicano se muestran muy convencidos: "se deja ver. La percepción inicial no es del todo mala, tampoco buena. Pero el paso de las horas despejan la niebla, y lo que permanece es el sedimento de la intrascendencia. La vuelta de tuerca del subgénero de zombies termina por pasarse de rosca".

Estrenos invisibles.


Con mucho menos ruido llega a las salas esta producción valenciana, tercer trabajo tras las cámaras de su director, tras el ensayo fílmico que era el documental Un lugar en el cine (2007) y la desapercibida obra de ficción Las olas (2011), de estilo bergmaniano. Como en esta última, Los chicos del puerto también nos cuenta la historia de un viaje, el que hace Miguel porque su abuelo no puede, ya que está encerrado por su propia familia. La misión es muy sencilla, ir a un funeral y depositar una guerrera militar en la tumba de un viejo hombre, amigo de su abuelo. Miguel, acompañado por Lola y Guillermo, sale de esa isla dentro de Valencia que es el barrio de Nazaret y deambula por la periferia un cementerio, y enfrentándose en definitiva a una ciudad desierta, al menos por un día. El viaje se convierte poco a poco en un azaroso trayecto lleno de incertidumbres, y mucho más largo de lo que su mente infantil podía prever. Junto a Lola y Guillermo, tendrá que enfrentarse continuamente a una sensación de abandono y soledad, sin dinero y sin demasiada ayuda de los adultos que se van encontrando por el camino.

Producida por Olivo Films, Los chicos del puerto participó en los festivales de Moscú y Toronto y cuenta con un reparto de pequeños actores no profesionales en los papeles protagonistas, Omar Krim, Blanca Bautista y Mikel Sarasa, secundados por el veterano actor José Luis de Madariaga, rostro familiar en la pequeña pantalla. Todo apunta a que pasará de puntillas por la cartelera, sobre todo, porque Barton, su distribuidora la ha estrenado sólo en siete cines, todos ellos con copias digitales.


Es tal la invisibilidad de la propuesta a su llegada a las salas que pocos medios grandes se han hecho eco de su estreno. Sólo en El País encontramos una reseña de Jordi Costa, y encima para nada halagüeña: "Morais se inscribe en esa herencia neorrealista, a través de una estrategia narrativa y formal visiblemente sofisticada, pero que, posiblemente, funciona mejor en la teoría que en la práctica (...). Quizá en la dramaturgia bañada en formol que plantea Alberto Morais se obtengan hallazgos que este crítico no acertó a detectar". Por contra, en Cinema ad hoc damos con una visión de la película que, muy probablemente, responda a las expectativas generadas por los amantes del cine de autor más visceral: "de nuevo, tenemos una visión cinematográfica sin aspavientos ni manipulación, ni puntos de vistas intrincados e impostados para quebrantar la objetividad del espectador. Reiteradamente, se crea en la imprescindible cinta la épica de lo aséptico, desmitificando cualquier conquista y despojando de belleza lo emocionalmente trucado, surcando las orillas de lo (extra)ordinario mediante la simpleza de la letanía y, en definitiva, el escape para el propio espectador reconstruyendo una historia que tal vez nunca estuviera allí". Una visión que va en consonancia con la ofrecida por la web Cine Maldito: "la transparencia de su lenguaje y el afán de aperturismo de conciencias, sin dejarse llevar por prisas y atascos, crea una latente sensación de pesimismo que nos induce a orientarnos hacia una mirada impertérrita pero multiforme donde los tiempos muertos son incesantes y donde se te ofrece la posibilidad de indagar en la fugaz existencia que pasea entre las calles de los cementerios o que recorre la brisa que golpea unas rosas marchitas olvidadas en medio de un puerto". Cine difícil, por tanto, no apto para todos los públicos.


Todo lo contrario que ofrece El pequeño mago, de Roque Cameselle, el único título de animación de nuestra cinematografía que anda de estreno. Eso sí, dos años después de su realización. Este O mago dubidoso (El pequeño mago) (2011), es una cinta infantil protagonista de una enorme polémica hace dos temporadas cuando, tras ser seleccionada por la Academia como una de las cuatro candidatas al Goya en la categoría de mejor película de animación, la Junta Directiva de la misma decidió retirar su nominación por "incumplimiento de las bases de participación" y cuyas correcciones se habían entregado a la Academia fuera del plazo establecido.

Tristemente célebre por ello, El pequeño mago es un filme de pocas pretensiones elaborado según el sistema tradicional de animación en 2D (dibujo a dibujo) y se encuentra rodado en gallego. Su argumento, basado en la novela de inspiración histórica “Bieito Dubidoso” escrita también por Roque Cameselle, comienza cuando unos piratas normandos asaltan el barco de Pedro Cabaledo, atracado en el muelle de su casa. Mediante la magia, su hijo Bieito Dubidoso, de nueve años, consigue que los guerreros huyan despavoridos. A raíz de esto, su fama traspasa los muros de la casa, conoce a Destreza, su inseparable compañera, y se gana la admiración de los vecinos. Pero el obispo Juan, dueño y señor de la ciudad, no le perdonará que lo haya hecho pasar por un cobarde delante de sus vasallos.


Por desgracia, su llegada a las salas se produce en medio de una abismal indiferencia mediática, colocándola su distribuidora (Barton, de nuevo) en 36 locales (todos con soportes digitales). Y, por lo que hemos podido leer en las pocas críticas que hemos encontrado vagando por Internet, casi hubiera sido mejor que la cinta hubiese pasado a la historia sin ver la luz en una pantalla grande, "envuelta en una bruma de conspiración cinematográfica", que leemos en Cinema ad hoc, donde señalan, entre los defectos de El pequeño mago, aparte de una notoria insuficiencia técnica, "el guión es torpe y nulo. No parece saber decidirse sobre qué quiere tratar la historia (...). Si de verdad es necesario que haga párrafo resumen: nefasta en todos los sentidos". Para no hacer leña, por último, en Cinema Bites tampoco se muestran complacidos: "entrar en la espiral de criticar este título por su calidad de animación me parece fuera de tono y un problema que se observa a simple vista una vez arranca la cinta. Dejando a un lado esta obviedad creo que el trabajo que dirige y escribe Roque Cameselle tiene problemas más graves que radican en el guión, el montaje y por su puesto en las interpretaciones. La historia aparte de ser aburrida incluso para los más “peques” posee muchos momentos que desconciertan y uno no entiende muy bien el por que están ahí".

Mal sabor de boca nos deja este final al repaso de los estrenos del fin de semana. No obstante, superemos los obstáculos y pasemos por taquilla este fin de semana, aunque sea para descubrir quién fue el asesino de Bambi.

¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!

jueves, 14 de noviembre de 2013

Santiago Segura ficha a Jesulín de Ubrique para "Torrente 5".


A estas alturas, a nadie debe extrañarle la proverbial y eficaz visión comercial de Santiago Segura, artífice de la saga cinematográfica más taquillera del Cine Español (aunque nos pese), generada tras la estupenda jugada que supuso la costumbrista y grotesca, pero interesante y estimable, Torrente, el brazo tonto de la ley (1998), que degeneró en fórmula burda y facilona, donde el objetivo primordial de servir un retrato sórdido de la España más esperpéntica era impunemente eliminado en aras de la comercialidad más rastrera. Y, sin embargo, la saga Torrente se ha erigido como uno de los productos cinematográficos más rentables del actual cine nacional, sino el que más.

El gancho ha sido el abandono de una lógica narrativa y cinematográfica, en favor de una disparatada y gratuita espectacularidad y la inclusión en los repartos de abundantes y tronchantes cameos de buena parte de la fauna salida del amarillismo televisivo. Pensábamos que con el co-protagonismo de Kiko Rivera, el popular hijo de la tonadillera Isabel Pantoja, en la cuarta entrega, Torrente: Lethal Crisis (2011) Segura había llegado al clímax del despropósito, pero no. El notición, exclusiva de la revista del corazón ¡Hola!, de esta semana es que el avezado director, guionista y productor ha fichado para la quinta entrega, en calidad de co-protagonista, nada menos que a Jesús Janeiro, mayormente conocido como Jesulín de Ubrique, ex-torero más famoso por su azarosa vida sentimental que por su labor dentro de la tauromaquia. Sin ninguna experiencia previa como actor, Jesulín vuelve a probar fortuna en un ámbito artístico que le es ajeno, como ya hiciera en su momento iniciando una muy comentada trayectoria musical.

Salta a la vista que tal fichaje supone una estrategia comercial para atraer el muy beneficioso interés mediático hacia la preparación de la película y, sobre todo, para invocar a la masa ingente que habitualmente opte más por quedarse en el sillón de su casa frente al televisor que en asistir a una sala de cine. No está nada mal como estratagema comercial, sin duda, pero huelga decir que el fichaje confiere poco interés estrictamente cinematográfico a Torrente 5, que probablemente llegará a las salas el próximo año.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Álex Angulo recupera el protagonismo cinematográfico con "Just&Cia", en pleno rodaje.


Nos enteramos por Europa Press que desde el pasado 28 de octubre anda en fase de rodaje la película Justi&Cia, debut en el largometraje del cortometrajista aragonés Ignacio Estaregui, que versará sobre el mundo de la corrupción. Según relata en el artículo el propio realizador, uno de los dos protagonistas, Justino, "es un exminero que, harto de la situación, decide salir a la calle a dar un correctivo a quien ha hecho un uso indebido del dinero público" y en este propósito se encuentra con Ramón, un jubilado que "no tiene nada que perder y que se suma a sus aventuras, como Sancho en El Quijote" y juntos "se recorren España entera".

Cinta de denuncia maquillada de road movie, Justi&Cia parte de una idea original de Estaregui, pero el guión ha sido escrito por Enrique León y Borja Monclús. Cuenta con un presupuesto provisional de 200.000€ y rodarán durante cinco semanas en localizaciones mayormente de Zaragoza y, posiblemente, en la Línea de la Concepción (Cádiz).


El papel de Justino, el protagonista, ha recaído en una de las revelaciones interpretativas de este año, Hovik Keuchkerian, bicampeón de España de los Pesos Pesados cuyo trabajo secundario a las órdenes de Santiago A. Zannou en Alacrán enamorado suena fuerte en las quinielas a los Premios Goya en la categoría revelación. Junto a él, Estaregui le concede el papel de co-protagonista a un curtido y excelente intérprete patrio: Álex Angulo. Nominado en tres ocasiones al Goya, apetece volver a ver a Angulo en un papel principal como será éste, aunque también se encuentra en fase de post-producción su nueva película: el drama de temática gay A escondidas, de Mikel Rueda. Junto a ellos, también en el reparto figura Marta Larralde.

martes, 12 de noviembre de 2013

Mirarse al espejo duele: "Stockholm".


Nadie hubiera dicho hace unos años que de un título tan blando como 8 citas (2008), dirigido por Peris Romano y Rodrigo Sorogoyen, iba a emerger uno de los directores más interesantes del actual panorama cinematográfico español, sobre todo porque Sorogoyen ha firmado en Stockholm, su ópera prima en solitario, una de las que se han de considerar ya como una de las mejores películas paridas por nuestro cine, en un año que está siendo especialmente diestro en eso tan primario y difícil de conseguir que es efectuar hondos y audaces estudios de la condición humana. Desde La herida hasta Caníbal, pasando por Todos queremos lo mejor para ella, Todas las mujeres o Ayer no termina nunca, nuestro cine nos ha venido ofreciendo acerados, dolorosos y elementales retratos (unos más, otros menos) de nuestro ser más pasional, instintivo e irracional, lo que viene siendo nuestra naturaleza, eso sí, siempre coartada o camuflada por convenciones sociales de toda índole. Stockholm se suma a la corriente, será porque en tiempos convulsos como los presentes que vivimos, resulta necesario detenerse a cuestionarse qué problemas son los que dependen, más o menos, de nosotros para ser atajados.


Llevan razón los que aseveran que Stockholm podría ser dos películas en una, porque es una forma lícita de apreciar que la cinta de Sorogoyen se comporta a lo largo de toda su primera parte de un modo distinto a como acaba resultando ser. Primero bajo los designios de un cine levemente romántico, con referencia ineludible a la trilogía de Richard Linklater, a la que nos remite la sola mención de su premisa argumental. Pero hay algo que subyace bajo la superficie en todo momento, una especie de punzada latente que aguarda el momento clave para despertar del coma narrativo al que se ve sometida, mientras las imágenes de Stockholm nos obsequian con un flirteo nocturno e insistente de un chico a una desconocida, primeramente reacia, en un largo deambular por las calles de un Madrid altamente inspirador. La fluidez y brillantez de los diálogos colman de energía a unos planos secuencia sobrios y elegantes, donde la cámara no se limita a servir de mero receptor de lo que se dicen entre sí los personajes, sino que demuestra pronto una personalidad autónoma y desconcertante, que va en contra de nuestros anhelos edulcorados, tomando una postura parecida a la de un viejo amigo de la pareja, que asiste intrigado al duelo verbal de ambos, teniendo siempre presente lo desaconsejado de esa unión.


Porque la puesta en escena orquestada por Sorogoyen desmitifica desde el principio el componente idílico de tal encuentro (una fotografía gélida, una dirección artística minimalista, un montaje cadencioso, seco, que conllevan la imposición de una atmósfera distante), germinando en su interior el verdadero tono de la historia: un thriller, en el que la violencia (verbal y física, pero sobre todo emocional) va haciendo acto de presencia paulatinamente, primero maquillada a través de torpes y desafortunados desencuentros entre ambos protagonistas, y más tarde como principal protagonista de la función. El giro puede resultar brusco, pero a poco que prestemos atención entenderemos que todo el mal rollo estaba ahí desde el comienzo, sólo que la astucia y la extrema delicadeza del director había logrado camuflarlo ante nuestra entusiasta mirada. Stockholm, con la frialdad y la sequedad como grandes aliadas, se embarca entonces en una incómoda y brusca batalla campal por la supervivencia del ego, de ese "yo" humillado que tratará de recomponer como sea la dignidad herida. Aquí emerge el otro referente tan mencionado de Stockholm, que por su distinguida y áspera forma de reflejar lo violento de muchas situaciones, está cerca del Michael Haneke de Caché, consiguiendo, como aquélla, ser ferozmente brutal en algunos momentos de imprevisible y descomunal impacto.


Dos películas en una o, mucho mejor, una película con múltiples caras, como todo en la vida. Como los dos personajes, protagonistas absolutos de esta impoluta función, que ofrece a sus dos intérpretes la posibilidad de llevar a cabo ejercicios de interpretación altamente estimulantes, pues Stockholm les permite recorrer un enorme espectro de sus personalidades. Javier Pereira lo borda, literal, desplegando primeramente un contagioso encanto, derrochando sensualidad a través de una mirada de fingida inocencia y una sonrisa que, cual zorro, se sabe arma infalible para conseguir sus propósitos; para luego desvelar sus cartas atropelladamente y acabar estampando en la pantalla la idiosincrasia necia e incongruente de un auténtico capullo. Aura Garrido lidia con el arco dramático más complicado de los dos y logra al final una actuación gigantesca, de puro perfecta, porque el comportamiento esquivo de su personaje al inicio no es sólo una pose, sino que encierra siempre algo enfermizo y endémico, algo que vertebra toda su actuación y que Garrido logra transmitir a lo largo de todo el metraje, por mucho que también, y al mismo tiempo, nos obsequie un esmerado y detallado transcurrir de emociones y actitudes, hilvanadas con sensatez y armonía. Admirable duelo interpretativo pues, como última virtud de un noqueante, desolador y nada acomodaticio reflejo de nuestra condición humana.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Película.
- Mejor Dirección/Dirección Novel: Rodrigo Sorogoyen.
- Mejor Guión Original: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen.
- Mejor Actor: Javier Pereira.
- Mejor Actriz: Aura Garrido.
- Mejor Dirección de Fotografía: Alejandro de Pablo.
- Mejor Dirección Artística: Juatxo Divasson.
- Mejor Montaje: Alberto del Campo.
- Mejor Sonido: Raúl Valdes y Roberto Fernández.

Interesante tráiler para "Violet", de Luiso Berdejo.


Esta semana pasada conocimos el tráiler de Violet, película dirigida por el donostiarra Luiso Berdejo, guionista y director donostiarra de prometedores cortometrajes y cuya ópera prima en el largo fue la decepcionante The New Daughter (La otra hija) (2009), protagonizada por un caduco Kevin Costner y nuestra desperdiciada Ivana Baquero. Coguionista de la saga REC y de la recomendable Insensibles, Violet supone su vuelta como director, en un proyecto rodado en California, y que se pudo ver en el pasado Festival de San Sebastián, dentro de la sección paralela de Zabaltegi.


En ella, Álex encuentra una vieja Polaroid de una chica de la que se enamora profundamente, y decide buscarla a pesar de no tener ninguna pista acerca de quién es ella o cuándo se tomó la foto. La búsqueda le acercará a los rincones más arcanos de su alma y a su familia. Pequeña producción independiente financiada por su propio director, junto a Tatti Films y Kowalski Films, Violet podría suponer el vehículo de afianzamiento definitivo para su joven protagonista, un Junio Valverde que incorpora aquí su primer protagonista adulto tras una destacada trayectoria como actor infantil y adolescente en títulos como Vida y color (2005), de Santiago Tabernero, o Eskalofrío (2008), de Isidro Ortiz.


En virtud de lo visto en su tráiler, Violet ofrece además un importante y sugerente lucimiento para esa maravillosa actriz, un tanto desaprovechada por nuestra industria, que es Leticia Dolera, que acompaña en la cabecera del cartel a Valverde, liderando ambos un reparto que completan Miriam Giovanelli y Carlos Bardem, además de la voz de Ricardo Darín, quien asume el papel del narrador. Todavía sin fecha de estreno definitiva para las salas comerciales, Violet disfrutará de un preestreno exclusivo en el Cine Callao de Madrid el próximo 18 de noviembre, durante el Madrid Premiere Week, evento que también proyectará en primicia en la capital títulos tan esperados como 10.000 noches en ninguna parte, de Ramón Salazar, o Tres bodas de más, de Javier Ruiz Caldera.

Daniel Guzmán ultima el rodaje de su primera película como director: "A cambio de nada".



Hace ya diez años que Daniel Guzmán ganó el Goya y la Espiga de Oro de Valladolid por su cortometraje Sueños (2003). Desde entonces, se hacía esperar la puesta de largo del actor detrás de las cámaras. Ese momento ha llegado, pues Guzmán está finalizando el rodaje de la que será su ópera prima en localizaciones de Sevilla y Huelva y que llevará por título A cambio de nada, según leemos en la web de la Sevilla Film Office.

Producida por La Mirada Oblicua, La Competencia Producciones, El Niño Producciones y Ulula Films, A cambio de nada podría acercarse por su argumento a cierto cine social nacional. En ella se nos contará cómo Darío, un joven de dieciséis años, huye de su situación familiar buscando un lugar en la vida. En palabras del propio Daniel Guzmán, quien además de dirigir la cinta firma el guión, A cambio de nada "es la historia de unos personajes solitarios y cercanos de diferente generación que buscan la atención y el cariño de los demás".

Daniel Guzmán dando instrucciones a sus actores
Protagonizada por Miguel Herrán y Antonio Bachiller, dos jóvenes seleccionados entre un multitudinario casting, A cambio de nada contará con trabajos secundarios de intérpretes del calibre de Luis Tosar, Miguel Rellán, José Luis García Pérez, Sebastián Haro, Manolo Caro Felipe Vélez y se espera que llegue a las salas en 2014.

En el "Séptimo", el "thriller" se encuentra en el descansillo.


Parir un thriller puede parecer sencillo a simple vista pero no lo es en absoluto. Hay una serie de normas que no se deben nunca saltar sin una razón lógica o brillante que lo justifique. Por eso, muchos thrillers en el cine moderno se nos asemejan entre sí, y casi siempre para mal: porque a sus artífices no se les ha ocurrido manera alguna para saltarse las normas establecidas sin caer en tretas o argucias que jueguen con la inteligencia del espectador. Esta es la gran virtud de Séptimo, segundo largometraje de Patxi Amezcua tras la magnífica 25 kilates (2009): que a lo largo de todo su desarrollo se acoge primorosamente a las reglas impuestas por el género en el que se inscribe su pesadillesca trama, a saber, la normalidad inicial de la historia se ve sacudida por la repentina aparición de un conflicto que desencadena un suspense. A lo largo del avance en la intriga, se irán conociendo detalles o pistas que irán haciendo avanzar la historia hasta una resolución aparente y complaciente, pero siempre queda la sorpresa final.


En todo esto, Séptimo cumple con nota alta. El problema surge cuando la sorpresa final se puede descifrar llegados al primer nudo de la trama, incluso si uno sabe de qué va la película, se puede advertir quién es el culpable incluso al principio, justo durante la descripción de los personajes principales. Se puede tachar de honestidad, pero repercute negativamente al alcance final de la propuesta, que a pesar de ir deslizándose confiada en la cimentación de la intriga, ésta no nos toca la fibra sensible como debiera, adoptando las imágenes, sin interferencias o escamoteos, un tono tan reconocible como el del suspense. Y no porque su director y co-guionista (Alejo Flah) no se hayan leído la lección y nos proporcionen elementos de interés, que nos mantengan pegados a la butaca, sino por una previsibilidad aplastante, que consigue la incómoda sensación en el espectador de que él va siempre un paso por delante.


Es una pena porque, de haberse trabajado aún más el guión, de haberse pulido con cierto ingenio algunos detalles que remiten pesadamente al lugar común, Séptimo hubiera podido convertirse en una de las mejores muestras del género hecho por nuestra cinematografía. Quizás, por ejemplo, si se hubiera cercenado el punto de vista del personaje de Elia al final y sólo hubiéramos seguido asistiendo a lo acontecido según el de Sebastián, el desenlace, aunque predecible, habría ganado altura y no terminaría siendo tan trivial e insulso como es, para nada merecedor de una película cuya factura técnica resulta irreprochable y en cuya puesta en escena se aprecia el exquisito y distinguido gusto de su director en el encuadre y su habilidad para generar con muy pocos elementos la atmósfera adecuada, logrando que su cámara registre a ese edificio de viviendas como al auténtico opresor. Pero entrar en el juego de suponer cómo habría podido ganar puntos una película es ya hacerle demasiado flaco favor.


Por suerte, mientras el texto va a la baja en el discurrir del metraje, siempre nos queda el ajustado y completo trabajo de Ricardo Darín, que logra con su actuación transmitirnos de manera palpable, casi visceral, desde el desconcierto inicial de su personaje hasta el coraje de un hombre capaz de tirar por la borda toda su existencia con tal de recuperar a sus hijos, exponiendo ante la cámara a lo largo de ese viaje la angustia, el miedo, la rabia y la desesperación que van sucediéndose en el ánimo de su criatura. Logrando él solo generar en el espectador el verdadero leit-motiv para asistir sin pestañear a toda la función. Ante tan pulcro recital, su compañera en el reparto, Belén Rueda, nada puede hacer para destacar, quedando su intervención en un desaprovechado segundo plano, en el que la actriz efectúa un trabajo aplicado y sentido, pero carente de distinción alguna. Así, una vez más, Darín es la gran virtud de este académico y débil thriller.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Actor: Ricardo Darín.
- Mejor Música Original: Roque Baños.
- Mejor Montaje: Lucas Nolla.
- Mejor Sonido: Martín Litmanovich.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Unanimidad en Sevilla ante "10.000 noches en ninguna parte", de Ramón Salazar.


Parece que no ha gustado la tercera película de Ramón Salazar en su presentación dentro de la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde se proyectó ayer mismo. No ha gustado, ha encantado. Salazar, que ha invertido cuatro años en acabar esta película que se podrá ver en la Madrid Premier Week el día 19 de noviembre, pero que aún no tiene distribuidora, reconocía en un artículo del Diario Sur"Esta película se toma su tiempo", añadiendo que espera que "quien la tome de la mano se comprometa tanto como nosotros".


La película es un viaje emocional de su protagonista y su sinopsis reza de la siguiente manera: un joven de desconcertante ingenuidad que vive tres vidas paralelas en 3 ciudades diferentes: Madrid, París y Berlín. Una, gris y monótona, marcada por una madre que podría ser una Margot Tenenbaum decrépita y alcohólica. Otra, un romance en París con una especie de Amélie bizarra y fuera de lugar. Y la tercera, con un trío en el piso berlinés de una pintora que podría salir en un reportaje sobre nuevas relaciones sexuales de la Vice. El nutrido reparto está liderado por Andrés Gertrúdix, al que secundan Najwa Nimri, Lola Dueñas, Susi Sánchez, Andrés Lima, Rut Santamaría, Manuel Castillo, Paula Medina y Beatriz Ortega.


Luis Martínez, en su crónica del festival para El Mundo, ha escrito: "Ramón Salazar (...) juega a reinventarse en una cinta con el mismo aspecto y textura que una caricia. Suena cursi, pero es lo que hay. La cámara literalmente se pega a la piel de unos actores lanzados al vacío en un intento tan desesperado como intenso de reconstruir, por orden, a) el sentido de la propia historia que les guía; b) el significado de su trabajo, y c) el propósito a fecha de hoy de eso llamado cine". Por su parte, en El Antepenúltimo Mohicano, leemos: "estupenda (...) parece que retrata ese lugar tan personal al que todos nos vamos cuando queremos evadirnos de nuestra vida cotidiana. La brillantez de la cinta, que cuenta con un guión preciso y redondo, reside en cómo esas escapadas están tan detalladas que uno acaba cuestionándose si lo que ve no son recuerdos. (...) El reparto es estupendo, destacando una gigantesca Susi Sánchez".

Con tremendos parabienes y un tráiler tan sugestivo como el que sigue, es normal que suene ya como favorita al Giraldillo de Oro del Festival de Cine Europeo de Sevilla.