Entramos en la recta final del año (las Navidades están a la vuelta de la esquina, ya mismo están montando Cortilandia en Madrid) y el Cine Español dispara algunas de las balas más importantes que tenía guardadas en la recámara. Nada menos que 13 títulos de ficción de nacionalidad española intentarán hacerse un hueco en la cartelera este mes (seis de ellos -ahí es nada- se estrenan el mismo día, 8 de noviembre). Y es que llega el momento de poner toda la carne en el asador y apostar, sí o sí, a levantar la raquítica taquilla de nuestro cine, a intentar que los grandes porcentajes de espectadores no se repartan solo entre dos o tres películas y, de paso, hacer campaña a los Premios Goya: noviembre es el mes perfecto para colarse en la selectiva memoria de los académicos, por la cercanía del inicio de las votaciones. Por ello, no es de extrañar que este mes vayan a estrenarse algunos de los títulos que, a priori, menos posibilidades cuentan para rascar nominaciones, por su carácter independiente y de poco alcance comercial o, bien, por su adscripción a un género tan poco agraciado (salvo gloriosas excepciones) en esto de los Premios Goya como es el fantástico. Pero también hay sitio para títulos amasadores de premios o buenas críticas en pasados festivales y algún que otro hit más que cantado, con el aval que supone una fuerte campaña promocional atada a la espalda.
Séptimo, de Patxi Amezcua.
Director que debutara hace unos años con el compacto thriller 25 kilates (2009), un título a rescatar urgentemente del olvido, Patxi Amezcua regresa al género para su segunda película, aunque esta vez se aleja del policíaco y aborda el lado psicológico de una trama ciertamente inquietante: un padre y sus dos hijos juegan a ver quién llega primero a la calle desde un séptimo piso: si el padre en el ascensor o los niños por las escaleras. Cuando el padre llega a la planta baja, resulta que los niños no aparecen, no hay ni rastro de ellos. A partir de ahí, comienza la búsqueda frenética de un padre y una madre por encontrar a sus hijos. ¿Dónde están? ¿Qué les ha ocurrido? ¿Por qué a ellos?
Con tremendo punto de partida, Amezcua ha dado forma a una cinta que llegará a nuestras pantallas avalada por su descomunal éxito en Argentina (país co-productor), donde después de siete semanas de su estreno, lleva recaudado algo más de cinco millones y medio de dólares (algo más de 33 millones en pesos). El tirón, obviamente, se debe a la presencia protagónica de la máxima estrella del cine porteño (dentro y fuera): Ricardo Darín, que, parece ser, compone un excelente trabajo interpretativo, como viene siendo norma en él. Junto a él, compartiendo cabecera de cartel, la estrella femenina por antonomasia del fantástico nacional reciente: Belén Rueda. Ambos forman una pareja que seguro atraerá a una audiencia fiel, para todos los demás ya se está encargando Telecinco Cinema de promocionar por todo lo alto la llegada a las salas el próximo viernes 8 de, sin duda, uno de los títulos clave del año y, muy probablemente, la última esperanza blanca de nuestro cine para obtener un taquillazo este año.
Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen.
Después de un tour festivalero de lo más variado y prestigioso (Málaga, Toronto, Londres, Bruselas, Valladolid), aterriza en las salas una de las máximas triunfadoras del pasado Festival de Málaga. Cine Español. Ganadora de 3 premios (y de los gordos: dirección, actriz y guión novel), Stockholm no sólo supone el debut en solitario en la dirección de largometrajes de su director, sino también una de las primeras y más representativas películas de la alternativa de moda a las subvenciones oficiales, llamada crowdfunding. Con un presupuesto mínimo, supone además la primera aventura en la producción de la productora Caballo Films y su sinopsis reza así: una noche, en una discoteca, ves a una chica y te enamoras automáticamente. Se lo dices, pero no te hace caso. Insistes y consigues estar con ella el resto de la noche. La convences y terminas en la cama con ella. ¿Qué ocurriría si al día siguiente no es la chica que parecía ser? Una noche, en una discoteca, estás cansada y viene el típico chico que dice que se ha enamorado de ti. Le dices que se vaya, pero él insiste. Compruebas que no es el típico chico, es gracioso, encantador y además se ha enamorado. Notas que te gusta y terminas accediendo a pasar la noche con él. ¿Qué ocurriría si al día siguiente no es el chico que parecía ser?
Calificada en su recorrido festivalero como una pequeña gran joya, Stockholm se alza pronto como uno de los estrenos más interesantes no ya sólo del mes que arranca hoy, sino también de todo el presente curso cinematográfico. Buena culpa de ello parecen tenerla las modélicas y remarcables interpretaciones de una pareja protagonista del todo sugestiva. Por un lado, Javier Pereira regresa a los protagonismos cinematográficos tras sus esplendorosos inicios y lo hace aportando toda la experiencia ganada con el tiempo, logrando que su nombre suene fuerte a los Premios Goya. Por el otro, la que sí que tiene más puntos de resultar finalmente nominada, Aura Garrido, actriz de inmensa versatilidad que compartió Biznaga de Plata con Candela Peña en el Festival de Málaga. ¿Podrá Stockholm arrebatarle el puesto de 'ópera prima del año' a la espléndida La herida, de Fernando Franco? La respuesta, en los cines el próximo 8 de noviembre.
Alpha, de Joan Cutrina.
También ópera prima, aunque en esta ocasión sin otra experiencia previa en el largometraje, esta Alpha se adscribe al género policíaco para contarnos la historia de tres amigos que se ven obligados a separarse tras un atraco frustrado. Ocho años más tarde, la vida los vuelve a unir por azar a pesar de haber tomado caminos muy distintos. Eric sale de prisión tras ocho años de encierro durante los que ha perdido lo que más quería; Toni ha decidido dejar de vivir al margen de la ley y se ha convertido en policía; por último, Tom es el capo de una banda de criminales que actúa con la complicidad de la policía de la ciudad.
A priori, da la sensación de querer abarcar demasiado esta cinta de bajo presupuesto y míticos referentes. Eso y el amateurismo más que palpable de su acabado formal puede restarle alcance a su llegada a las salas el mismo 8 de noviembre. No obstante, se juega la baza de apostar por el protagonismo de un trío de lo más variado: una de las revelaciones interpretativas del año dando muestras de su contrastada versatilidad (Miquel Fernández), una cara bonita de la televisión dispuesto a ser algo más que un ídolo de adolescentes (Álex Barahona) y un secundario eficiente afrontando el papel más jugoso de los que han debido caer en sus manos (Juan Carlos Vellido). Secundándoles, la estupenda Irene Montalà y el veterano Adolfo Fernández.
Del lado del verano, de Antonia San Juan.
A través de su propia productora, la más conocida por su trabajo como actriz, Antonia San Juan regresa a la pantalla grande no solo ante las cámaras, sino también reincidiendo en su faceta de guionista y realizadora, tras la decepcionante experiencia que supuso su debut como directora, Tú eliges (2009), decepcionante sobre todo por las buenas expectativas que habían generado sus anteriores trabajos tras las cámaras en el campo del cortometraje (especialmente, V.O., nominado al Goya en 2002). Para la ocasión, la San Juan vuelve a localizar su película en las Islas Canarias, para construir un retrato de la peculiar forma de ser de los isleños a través de la historia de una familia, cuya vida rutinaria se ve alterada cuando el padre fallece. Una de sus hijas, Tana, tiene un sueño: volar lejos del entorno familiar pero… ¿cómo desertar de la familia sin perder a la familia? y ¿cómo abandonar a la familia para poder ayudarla?
Tras todo un año viajando alrededor del mundo (Alicante, Barcelona, Londres, Sydney, San Francisco), de festival en festival, de donde volvió con el Premio del Público en el Festival de Cine Gay y Lésbico de Barcelona, así como los relativos a la mejor película y a la mejor actriz en el Festival de Alicante, Del lado del verano se pone al servicio del particular talento de Macarena Gómez, actriz a la que San Juan cede el protagonismo de la cinta, reservándose para sí un destacado papel secundario. Junto a ellas, el marido de San Juan (también productor del filme), el televisivo Luis Miguel Seguí, el siempre bienvenido Secun de la Rosa y el popular (también gracias a la pequeña pantalla) Eduardo Casanova. A diferencia de su primera película, la crítica parece haber recibido bastante bien este segundo intento de la San Juan por aunar en una pantalla grande drama y comedia, reflejo de la vida misma que llegará a las salas, también, el 8 de noviembre.
El efecto K. El montador de Stalin, de Valentí Figueres.
Ninguneada en el pasado Festival de Málaga, donde compitió en la sección paralela Zonazine sin obtener recompensa alguna por parte del Jurado, este filme mezcla elementos de historia, narrativa y películas caseras para contar la insólita historia de Maxime Stransky, actor, revolucionario, falsificador, productor en Hollywood y colaborador cercano de Josef Stalin. Es, en definitiva, la odisea personal de alguien que se atrevió a soñar y fue devorado por sus sueños: amigo de Sergei Eisenstein, Stransky fue actor en el Moscú de los 20, y eventualmente se convirtió en un personaje digno de leyenda: espía, participe en la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, ejecutor de la operación Borodino – durante la cual obtuvo los planos de la bomba atómica –, tuvo dos familias (una rusa y otra estadounidense) y vivió muchas otras anécdotas. Maxime presta su voz a las aventuras narradas y se deja ver como un héroe imperfecto, uno de los personajes más extraordinarios del siglo XX de quien casi nadie, hasta ahora, había tenido noticias más allá del telón de hierro. La película es un relato de ficción maquillado de documental y está producido por la productora valenciana independiente Los Sueños de la Hormiga Roja.
Con un reparto en el que no figura ningún intérprete conocido por el gran público (Jordi Collado, Marisa Ibañez, Anthony Senen, Valentí Piñot, Joan Raga y Victoria Cuevas), posee un interminable palmarés que cuenta con premios en festivales tan diversos como el de Nevada, el de Honolulu, el Sunscreen Film Festival o el de México, El efecto K. El montador de Stalin supone el regreso a la dirección del director Valentí Figueres, padre del documental sobre la Guerra Civil Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera (2009), que tan buenas críticas recogió en su día. Las de la presente, que también llegará a los cines el próximo día 8, tampoco han sido nada desdeñables, lo que nos invita a intuir que se trate de un filme absolutamente de culto, que no habría que dejar pasar si se posee verdadera curiosidad cinematográfica.
Esto no es una cita, de Guillermo Fernández Groizard.
Compañera de la anterior en la citada sección paralela del Festival de Málaga, Esto no es una cita juega la baza de apostar por uno de los géneros predilectos del gran público, la comedia romántica, y está narrada de manera convencional, lo que explica que fuera una de las grandes vencedoras de aquél palmarés, con dos premios: el del público y el relativo a la mejor actriz. Segundo largometraje del director, tras una abultada trayectoria en la ficción televisiva, medio en el que ha seguido trabajando tras el fiasco de su ópera prima Proyecto Dos (2008), Groizard posee un caballo ganador con esta historia sencilla en la que Roberto y Paula, compañeros de oficina, comienzan una relación, llena de altibajos, para olvidar a sus respectivos ex.
El clásico esquema 'chico conoce a chica-chico pierde a chica-chico recupera a chica', ahora con bajo presupuesto y una falta de pretensiones digna de alabar, unido al contagioso encanto que desprenden sus imágenes y a las buenas críticas recibidas en su periplo festivalero (Alicante, Austin, Bogotá), yendo a parar buena parte de ellas al trabajo de su pareja protagonista: el desconocido Darío Frías (Premio al Mejor Actor en el Festival de Alicante) y la televisiva Virginia Rodríguez (Compañeros), última y talentosa miembro del clan Aragón. Junto a ellos, los más conocidos Fernando Cayo y Alexandra Jiménez, máximos representantes de la obligada galería de divertidos personajes secundarios que deben poblar las películas pertenecientes al género. ¿Se convertirá Esto no es una cita en la comedia inesperada del año a partir del 8 de noviembre?
El pequeño mago, de Roque Cameselle.
Para terminar este primer avance de los títulos españoles que llegarán a las carteleras este mes de noviembre, lo hacemos con el único título de animación que anda de estreno, concretamente el día 15 de noviembre. Eso sí, dos años después de su realización. Se trata de O mago dubidoso (El pequeño mago) (2011), cinta infantil protagonista de una enorme polémica hace dos temporadas cuando, tras ser seleccionada por la Academia como una de las cuatro candidatas al Goya en la categoría de mejor película de animación, la Junta Directiva de la misma decidió retirar su nominación por "incumplimiento de las bases de participación" y cuyas correcciones se habían entregado a la Academia fuera del plazo establecido.
Tristemente célebre por ello, El pequeño mago es un filme de pocas pretensiones elaborado según el sistema tradicional de animación en 2D (dibujo a dibujo) y se encuentra rodado en gallego. Su argumento, basado en la novela de inspiración histórica “Bieito Dubidoso” escrita también por Roque Cameselle, comienza cuando unos piratas normandos asaltan el barco de Pedro Cabaledo, atracado en el muelle de su casa. Mediante la magia, su hijo Bieito Dubidoso, de nueve años, consigue que los guerreros huyan despavoridos. A raíz de esto, su fama traspasa los muros de la casa, conoce a Destreza, su inseparable compañera, y se gana la admiración de los vecinos. Pero el obispo Juan, dueño y señor de la ciudad, no le perdonará que lo haya hecho pasar por un cobarde delante de sus vasallos.
Y mañana, en la segunda parte:
Los chicos del puerto, de Alberto Morais.Retornados, de Manuel Carballo.
¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo.
La por (El miedo), de Jordi Cadena.
Diamantes negros, de Miguel Alcantud.
Viral, de Lucas Figueroa.
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