Karra Elejalde regresa el viernes a los cines.

Repasamos la filmografía del actor cuando regresa a la comedia con "Ocho apellidos vascos".

Palmarés XXIII Premios de la Unión de Actores.

"Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, una de las vencedoras con 2 premios.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

La Sección Oficial está compuesta por 15 largometrajes muy esperados para este 2014.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Seis títulos integran la sección paralela, competitiva, Zonazine, el espacio independiente.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Málaga Premiere y Estrenos Especiales completan la oferta de novedades del certamen.

sábado, 19 de octubre de 2013

Quiniela a los Premios Goya 2014 (III): Mejor Actor.

Conforme van avanzando las semanas, se van sumando nombres de favoritos para una categoría cuya batalla final este año parece, a las claras, que se disputará prácticamente entre dos hombres. Aún así, en los próximos meses irán llegando a las salas nuevos y esperados trabajos masculinos protagonistas que podrían hacer bastante ruido y desestabilizar las opciones de muchos. De momento, por lo que llevamos estrenado este año, la lista de favoritos al Goya al mejor actor debería quedar así:

1. Antonio de la Torre, por Caníbal.
2. Eduard Fernández, por Todas las mujeres.
3. Javier Cámara, por Ayer no termina nunca.
4. Mario Casas, por La mula.
5. Ricardo Darín, por Tesis sobre un homicidio.
6. Álex González, por Alacrán enamorado.


Ni que decir tiene que, a estas alturas de la película, con toda la crítica rendida a sus pies y la alta expectación que ha despertado en el público el que se denomina ya como su mejor trabajo para el cine, el Antonio de la Torre de Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, es el gran favorito en todas las quinielas. Radicalmente demoledor en su esterilizada y minuciosa exposición del carácter retraído y autosuficiente de su personaje, a través de una conveniente contención y una solidez apabullante, De la Torre sustenta toda su actuación en el magnífico partido que de su expresiva y contundente mirada líquida extrae el director para que los pensamientos, las dudas y hasta los miedos del personaje traspasen la pantalla y, llegado el caso, congelen el ánimo del respetable. Todo ello, además, protegido por una descollante naturalidad, sin subrayados ni estridencias del todo innecesarios, lo que ayuda a implantar la conseguida condición de absoluto personaje anónimo, de ser otro tipo más del montón, que sobrevuela al protagonista, añadiendo con esto un componente aún más sobrecogedor a la historia. Literalmente devorado por la personalidad de su personaje, De la Torre termina confeccionando una actuación de implacable y árido efectismo en el respetable, razón más que suficiente como para creer que nada ni nadie se interpondrá en su camino al Goya.


Habitual en las nominaciones desde que irrumpiera en el cine hace solo 14 años, lleva ya acumuladas siete, de las que dos se materializaron en sus correspondientes cabezones. Además, conduce con mano diestra, segura y fascinante la desequilibrada película de Mariano Barroso, Todas las mujeres, logrando una actuación en absoluto estado de gracia. El intérprete se permite el lujazo de pasearse sin tapujos por todos los vericuetos de su personaje, ahondando incluso en los más desagradables, y hacerlo además desde una sublime precisión, matizando y depurando hasta el extremo cada uno de los rasgos (físicos, psíquicos y emocionales) de su personaje, logrando que tan impresentable protagonista no solo nos resulte simpático sino que, para más inri, nos induzca a no poca compasión. Eso sí, en su pletórica exhibición interpretativa colabora el sugestivo juego dialéctico y la química mutante que logra establecer con todas sus oponentes. Probablemente no sea el favorito al premio, pero sus opciones de colarse entre los cuatro nominados son altísimas.


Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet, aterrizó en la cartelera demasiado pronto para la temporada de premios, pero Javier Cámara se marcaba en ella una actuación deslumbrante, expresando mucho a través de muy pocos elementos, haciéndose sublime, componiendo una interpretación sosegada y pragmática, convenientemente medida y ajustada en un cadencioso crescendo dramático que se erige en la mejor actuación del actor para el cine, hasta el momento. Tiene a su favor, además, la sensación de que la Academia le debe un Goya después de nominarle hasta cinco veces de manera infructuosa. El problema es que deberá competir contra sí mismo y es que su aplaudido trabajo en la ya al caer Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, promete eclipsar el aquí comentado.


A principios de año nadie lo hubiera dicho, pero tras ganar la Biznaga de Plata al mejor actor en el Festival de Málaga, Mario Casas se aupó a todas las quinielas para los próximos Goya gracias a La mula, película de la que su labor se alza como el gran pilar sobre el que sostenerse. Absolutamente empático y convincente en la piel de ese descreído e inocente cabo, supone el mejor empeño interpretativo del actor hasta la fecha. Su acemilero se nos presenta imprevistamente matizado siempre, incluso allí donde hubiera sido fácil salir airoso tirando de tics y viciados hábitos interpretativos, Casas responde con notable entereza y no poco encanto. ¿Valorará la Academia el logrado esfuerzo interpretativo de la estrella o le subestimará por su consabido estatus de 'chico guapo'? No obstante, el temprano estreno de la película dentro del primer semestre del año hace peligrar las opciones de un Mario Casas que, además, tiene previsto otro importante y sugestivo empeño dramático a finales de año.


Como los dos anteriores, las opciones de Ricardo Darín por Tesis sobre un homicidio, de Hernán A. Golfrid, pasan por otro protagonismo de la estrella argentina en otro de los títulos más esperados del año, a punto de aterrizar en las salas. Eso, el estreno demasiado anticipado de la cinta y la condición de co-producción entre España y Argentina, lo que puede provocar que la película no entre en la competición por los galardones ordinarios. No obstante, quede constancia del sobrio, impecable, infinitamente matizado, proverbialmente expresivo trabajo llevado a cabo por Darín, alma, motor y estructura base de Tesis sobre un homicidio, demostrando una magistral capacidad para, tras los primeros minutos de metraje, desaparecer por completo dentro de su hermético personaje sin dejar en ningún momento de traspasar la pantalla, conectar con el espectador y que éste empatice hasta el paroxismo con su rol.


El que Alacrán enamorado, de Santiago A. Zannou, fuera incluida dentro de la terna de las cuatro películas pre-seleccionadas por la Academia a los Oscar ha dado alas a las opciones de su protagonista de cara a una justa nominación al Goya al mejor actor. A pesar del también temprano estreno de la película, Álex González tiene a su favor el haber superado las expectativas, gracias a la admirable y convincente labor que realiza del protagonista de la cinta, detallando con aplomo minucioso todo el arco emocional que recorre su personaje a lo largo de la película. Sin duda, una excelente noticia que invita a concebir no pocas esperanzas en un actor perteneciente a una generación de intérpretes, en general, poco solventes en papeles tan rigurosos como éste. Por contra, su juventud y su atractivo físico son un lastre para tomar en serio sus opciones al Goya, a lo que hay que sumar la implacable competencia que suponen pesos pesados del calibre de los arriba mencionados.

ATENTOS A:


Favorito en las quinielas a la Concha de Plata al mejor actor en el pasado Festival de San Sebastián, Javier Cámara lo tiene todo a su favor para recibir su sexta nominación al Goya gracias a Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba. El problema es que, con tres trabajos estrenados en el mismo año (el arriba mencionado, éste y el que lleva a cabo en Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar) los votos de los académicos se repartan dejándole fuera de la terna. Además, con el agravante de que se rumorea que otro suculento y muy nominable trabajo suyo llegará a las salas antes de que acabe el año: La vida inesperada, de Jorge Torregrossa.


Presente en la Sección Oficial de la, ya en marcha, Semana de Cine Internacional de Valladolid (SEMINCI), estaremos pendientes de las impresiones que causa el trabajo de Eduardo Noriega en el thriller psicológico Presentimientos, de Santiago Tabernero. De lo que no hay duda es de que hay ganas de verle figurar entre los nominados por tercera vez en su trayectoria.


Otro thriller nos sirve al siguiente actor con posibles, un Ricardo Darín que parece bordarlo en la piel de ese padre desesperado por encontrar a sus hijos desaparecidos en Séptimo, lo nuevo del muy interesante Patxi Amezcua. El éxito de taquilla cosechado por la cinta en Argentina nos avisa de que estamos ante una de las películas que más va a dar que hablar en las próximas semanas y eso siempre capta la atención de la Academia.


Historia melodramática para el protagonismo de un Mario Casas que se intuye supondrá un cambio de registro importante en el actor. Ismael se encuentra además dirigida por un excelente director de actores, Marcelo Piñeyro, ¿convencerá todo esto a la Academia?


Con escaso tirón últimamente en los Goya, la comedia siempre ha dado grandes alegrías a muchos de sus intérpretes. Este año podría significar la vuelta a las nominaciones para un Ernesto Alterio que no ha vuelto a ser nominado desde que lo fuera, precisamente, con otra comedia: Días de fútbol (2003), de David Serrano. ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo, será una de las comedias del año, probable bombazo en taquilla mediante, lo que dará alas a las opciones de Alterio.


Más de lo mismo para el caso de un Quim Gutiérrez, que por ¿Quién mató a Bambi? parece lucir una comicidad de clase A. Presente en la cartelera a lo largo de todo el año (Los últimos días, La gran familia española, Tres bodas de más), no resulta desproporcionado considerarle con opciones en las quinielas.


Ser el protagonista de una de las cintas independientes del año tiene su aquél, el problema es que Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen, promete pasar bastante desapercibida, a pesar de los premios obtenidos en el Festival de Málaga y su protagonista, Javier Pereira se las tendrá que ver con contrincantes más publicitados que él.


Tanto el maestro por excelencia, siempre susceptible de resultar nominado (haga lo que haga), Juan Diego, por Anochece en la India, de Chema Rodríguez, como el veterano y gloria del cine nacional Manuel Zarzo, por Blockbuster, de Tirso Calero, podrían colarse con fuerza en las quinielas. Pero sus verdaderos obstáculos son el desconcierto y la incertidumbre que provoca el que sus cintas aún no tengan fecha de estreno confirmada.


Barroso filma a (excelentes) actores en una película teatral.


Como si de una prolongación de aquel hermano caradura y filibustero al que daba vida con sobrada perfección Juanjo Puigcorbé en la estimulante ópera prima de Mariano Barroso Mi hermano del alma (1994), este Nacho, protagonista absoluto de Todas las mujeres, parece una vuelta de tuerca sobre el poder manipulador y defraudador del hombre en confrontación, en este caso, con la mujer y no precisamente por un ejercicio de poder, sino más bien por una falta de escrúpulos apabullante o, como ocurre en esta ocasión, por una falta de madurez alarmante que impide al "macho alfa" afrontar de cara y con todas sus consecuencias los problemas derivados de sus propios actos. Para la ocasión, Barroso ha condensado el material filmado como formato para una serie de televisión de seis episodios (para la TNT, bajo el mismo nombre, en 2010) y nos lo sirve ahora en pantalla grande, en una película dividida también en capítulos, y cuyo hilo conductor es la torpe búsqueda de ayuda de un hombre para sortear con el menor daño posible una condena de cárcel por un delito recién cometido.


En esta angustiada y desesperada odisea, Nacho recurre a todas las mujeres importantes en su vida para hallar el consejo adecuado y, algunas veces, algo más que eso, echando mano de su inquebrantable desfachatez para, a través de sutiles chantajes emocionales, lograr sus propósitos. El problema es la infravaloración del macho sobre la hembra y la feliz constatación de que éstas, seres más aventajados que el Nacho de la función, no se parecen ni por asomo a la Caperucita del cuento. De ahí surge el leit-motiv de un relato estricta e impunemente teatral, donde prima el diálogo sobre la acción, ésta última prácticamente inexistente. Teatral también por la utilización del (casi) espacio único donde se desarrolla la práctica totalidad de la trama, Todas las mujeres pone toda la carne en el asador en los duelos verbales que entabla el protagonista con cada una de las mujeres a las que acude en busca de auxilio. Pero por muy brillantes que estos puedan llegar a ser (según el caso) y por muy negro que pueda ser también el ligero humor que destilan algunas réplicas, no son pilares suficientes para sostener un producto cinematográfico.


Y es que la opción de puesta en escena escogida por el director se desentiende completamente de los fundamentos cinematográficos y se adhiere con autocomplaciencia a los parámetros de un 'teatro filmado', reposando toda la estructura de la película en el trabajo de los intérpretes con el texto, no aportando la cámara de Barroso absolutamente nada al transcurrir de la película. Con una fotografía de grano, debido a la escasa iluminación natural utilizada, y rodada con cámara al hombro, lo que aporta un componente incluso 'feísta' a toda la función, en Todas las mujeres se desprecia la técnica cinematográfica en favor de una servidumbre meramente funcional al trabajo de los intérpretes, lo que puede ser una opción más que segura dado el saber hacer de todo el elenco, pero que estando dirigida por quien lo está, en Todas las mujeres se nos antoja una pobre y acomodaticia elección que lo único que consigue es desaprovechar el alcance que podría haber tenido un texto como éste de haber sido filmado con algo más de ingenio y ambición por parte de su director.


En suma, habría que hablar de Todas las mujeres como una película fallida más del Cine Español del momento si no fuera porque, como mencionábamos en el párrafo anterior, la labor de prácticamente todo el elenco de la película eleva por encima de la media el resultado de este teatral artefacto, conducido con mano diestra, segura y fascinante por un Eduard Fernández en absoluto estado de gracia. El intérprete se permite el lujazo de pasearse sin tapujos por todos los vericuetos de su personaje, ahondando incluso en los más desagradables, y hacerlo además desde una sublime precisión, matizando y depurando hasta el extremo cada uno de los rasgos (físicos, psíquicos y emocionales) de su personaje, logrando que tan impresentable protagonista no solo nos resulte simpático sino que, para más inri, nos induzca a no poca compasión. Eso sí, en su pletórica exhibición interpretativa colabora el sugestivo juego dialéctico y la química mutante que logra establecer con todas sus oponentes. Desde una desconocida Lucía Quintana, en brevísima pero emotiva aparación, hasta una excelsa Nathalie Poza, en un trabajo cargado de fina ironía, el ramillete de actrices que pululan por la pantalla pone el listón bastante alto: María Morales aporta contundencia y severidad a la absurda pretensión de su oponente, Petra Martínez destila mala uva con una clase y elegancia desbordantes y Marta Larralde logra una agradecida naturalidad a pesar de lo impostado de algunos momentos que protagoniza. Sólo Michelle Jenner parece no encajar del todo, aunque más por falta de precisión en el dibujo de su personaje que por un error de interpretación.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Guión Adaptado: Mariano Barroso y Alejandro Hernández.
- Mejor Actor: Eduard Fernández.
- Mejor Actriz Secundaria: Petra Martínez.
- Mejor Actriz Secundaria: Nathalie Poza.
- Mejor Actriz Secundaria: Marta Larralde.
- Mejor Actriz Revelación: María Morales.
- Mejor Montaje: Elsa Díaz Pirinoli y Pablo Mas Serrano.

viernes, 18 de octubre de 2013

"Todas las mujeres" contra una cartelera hostil.

¡¡¡Ya es viernes!!! Llegan novedades a una cartelera que sigue dominando la ingravidez de Alfonso Cuarón y donde los títulos nacionales ya estrenados siguen manteniéndose firmes en sus posiciones, no acumulando grandes pérdidas en sus recaudaciones. Zipi y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos, ha permanecido como la tercera película más vista de la semana, recaudando sólo un 9,5% menos que en su estreno, unos 969.072€, logrando un acumulado de 2.228.886€.

Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia, han bajado hasta la quinta posición en la que era su tercera semana de recorrido comercial, sumando otros 562.287€ y un acumulado de 3.224.899€, lo que la convierte en la tercera película española más taquillera en lo que llevamos de año. Justin y la espada del valor, de Manuel Sicilia, está a punto de alcanzar los 2 millones de recaudación, logrando esta semana, gracias a los 256.734€ recaudados, un total de 1.988.709€, anclándose en el puesto número 8 de las más vistas. Uno por debajo se ha quedado La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo, con 155.460€ más para un total de 2.724.068€.

El estreno de la semana pasada, Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, ha entrado directamente en el puesto 19, con unos discretísimos 47.895€, lo que invita a hablar de un significativo fracaso en la taquilla, algo del todo injusto en virtud de que hablamos de una de las mejores películas de la temporada.

La peli del finde.


Todo parece indicar que el traspiés comercial de Caníbal volverá a repetirse esta semana con el estreno más importante de nuestra cinematografía este viernes: Todas las mujeres, de Mariano Barroso. Su distribuidora, Avalon, la saca con tan solo 24 copias, lo que nos hace intuir una más que invisible carrera comercial para la película. Lo que invita al desconsuelo, pues a tenor de lo que leemos en la prensa especializada, éste puede ser otro de los títulos del año. Según Jordi Costa, en Fotogramas, "hay mucho del mejor Barroso en esta pequeña joya: uno podría leerla como un thriller hiperrealista casi en clave Fargo (Joel Coen, 1996), o como un juego de ping-pong entre lo masculino y lo femenino, en el que se van desvelando los juegos de fuerzas, seducción y poder que se ocultan tras toda relación humana. Eduard Fernández está soberbio, pero, por fortuna, su fulgor no eclipsa a nadie, porque el elenco femenino se lo pone tremendamente difícil en cada tenso duelo verbal"; Sergio F. Pinilla la describe en Cinemanía como una "intensa, teatral y cómica exhibición de talento interpretativo"; mientras que Luis Martínez, en El Mundo, remata así: "una película, o casi, muy cerca de la perfección. Perfecta por ser perfectamente imperfecta. Brillante por no querer ser lo que finalmente es: una gran película".

La cinta está basada en una miniserie de seís capítulos que Mariano Barroso dirigió para la TNT en 2010. En ella, Nacho (Fernández), veterinario, se enfrenta a las mujeres que han significado algo en su vida para pedirles un urgente favor. Ante él aparece su amante, su madre, su psicóloga, su compañera, su ex-novia y su cuñada. Con todas ellas tiene cuentas pendientes y a todas ellas se tiene que enfrentar para resolverlas. Además del protagonismo absoluto de Fernández, la película nos regala un ramillete de actrices de verdadero infarto, desde la excelente veterana Petra Martínez, hasta la recuperación para el cine de la estupenda Nathalie Poza, pasando por las más jóvenes Michelle Jenner y Marta Larralde y las más desconocidas Lucía Quintana y María Morales.


Estreno minoritario.


Y tanto. Porque por deseo expreso de su director, Pirámide estrena también, pero en un solo cine de Barcelona, Nos veremos en el infierno, de Martín Garrido, antes de probar suerte en el resto del país a partir de noviembre. Thriller de bajo presupuesto, la película nos cuenta como algunos hospitales psiquiátricos, con el fin de reducir gastos, deciden dar de alta a ciertos enfermos mentales considerando que pueden ser tratados en sus casas o en centros privados. Suau, un enfermo que ha pasado siete años recluido por asesinato, queda en libertad. Sin saber qué hacer, vuelve a casa de su padre, al que encuentra arruinado. Ha vendido muebles y cuadros y vive de la jubilación de su suegra. Al principio la relación entre padre e hijo parece estable, pero el ambiente se va enrareciendo hasta que se enfrentan echándose en cara todas las equivocaciones del pasado. Al final llegarán a un acuerdo macabro con graves consecuencias para los dos...

En La Vanguardia hemos podido encontrar una pequeña reseña que la describe como un "proyecto que podía naufragar en los mares del melodrama, convertido por Martín Garrido en inquietante introspección de los infiernos familiares". Señalando, a su vez, un "gran duelo interpretativo entre Raúl Prieto y Valentín Paredes". Fechada en 2011, su tardío estreno en salas dos años después, Nos veremos en el infierno cuenta además en su reparto con la presencia en un papel de colaboración de la joven Ruth Díaz (El Calentito, de Chus Gutiérrez, 2005) y de veteranos algo olvidados por el público actual como Tony Isbert o Juanito Navarro.


Sin más, nos despedimos hasta la semana que viene recordándoos que esta semana, concretamente los días lunes, martes y miércoles, se celebra en nuestro país La Fiesta del Cine. Y para la celebrarlo, la posibilidad de ver una película por tan solo 2,90€. Solo hay que darse de alta en la web, imprimir la acreditación correspondiente y a disfrutar del cine como no lo hacéis nunca.

¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!

jueves, 17 de octubre de 2013

María Valverde inicia este mes el rodaje de "Exodus", a las órdenes de Ridley Scott.


Cada vez más centrada en su emergente carrera internacional, el siguiente paso que dará María Valverde fuera de nuestra cinematografía tiene fecha del próximo 21 de octubre, cuando dará comienzo el rodaje en el desierto de Tabernas (Almería) de la superproducción estadounidense y británica Exodus, que estará dirigida nada menos que por Ridley Scott. La película esta basada en el libro del Éxodo y en otras historias del Antiguo Testamento y volverá a llevar a la pantalla grande la historia de Moisés.

En declaraciones a Europa Press, Carlos Rosado, presidente de la Andalucía Film Commission, ha dicho que este será el rodaje internacional más importante de los últimos diez años, sobre todo en lo que atañe a su impacto económico (supondrá una inyección en territorio nacional de 43 millones de euros), además de "reposición del territorio almeriense y de España como receptor de grandes producciones cinematográficas"

Con cerca de 8.000 figurantes así como otros 500 empleados únicamente destinados a las labores de preparación de los decorados y ambientación en Almería, la cinta estará protagonizada por Christian Bale, quien dará vida a Moisés, y en papeles secundarios un reparto de estrellas realmente sugestivo: Sigourney Weaver, John Turturro, Aaron Paul, Ben Kingsley y Joel Edgerton.

Con estreno en salas previsto para diciembre del 2014, probablemente entonces hablemos ya de María Valverde como de otra más de nuestras estrellas afincadas laboralmente en Estados Unidos.

Antonio de la Torre se une al cast de "La isla mínima", lo nuevo de Alberto Rodríguez.


Cuando se acaba de estrenar Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, el mejor trabajo que el actor malagueño ha efectuado para el cine, Antonio de la Torre se une esta misma semana al rodaje de La isla mínima, que lo volverá a reunir con Alberto Rodríguez, director que ya lo dirigiera en Grupo 7 (2012). Su personaje será pequeño, ya que solo rodará cuatro días, pero tendrá una presencia importante en la película aunque no interferirá en el protagonismo de Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez. De la Torre será Rodrigo, un lugareño (del pueblo de Huelva donde se localiza la trama) que hará desarrollar una de las claves de la historia.

De la Torre rodará tres días esta semana y una cuarta jornada más adelante. Por su parte, Arévalo y Gutiérrez comenzaron a rodar la las órdenes de Alberto Rodríguez hace un par de semanas en los municipios aledaños a las marismas del Guadalquivir. Producida por Atípica Films y La Zanfoña, la cinta arrancará en los bajos del río, concretamente, a unos 30 kilómetros al sur de Sevilla, donde se ha producido un asesinato. Aunque el título aún es provisional y apenas se conocen aún detalles sobre la trama, sí podemos señalar que el elenco de secundarios estará integrado por Nerea Barros, Jesús Castro, Jesús Carroza, Salva Reina y Cecilia Villanueva.

La sinopsis oficial de La isla mínima versa sobre Juan y Pedro, dos policías de homicidios de Madrid, ideológicamente opuestos, que en 1980 son expedientados y castigados a desplazarse a un remoto y olvidado pueblo de las marismas del Guadalquivir a investigar la desaparición y brutal asesinato de dos chicas adolescentes durante sus fiestas. Juntos deberán superar sus diferencias y descubrir y enfrentarse a un salvaje asesino que lleva años matando a chicas adolescentes en una comunidad anclada en el pasado donde las mujeres no le importan a nadie.

miércoles, 16 de octubre de 2013

¿Llegarán "Los fenómenos", con Lola Dueñas, a tiempo para los Goya?


Lola Dueñas podría colarse en las quinielas a los próximos Premios Goya si llegara a tiempo a las salas, antes de que finalice el año, Los fenómenos, dirigida y escrita por el gallego Alfonso Zarauza y cuyo póster se hacía público esta misma semana. En ella, la actriz barcelonesa dará vida a Neneta, una mujer que vive en una caravana en la costa de Almería y sueña con una casa. Tras ver como su pareja, Lobo desaparece justo el día en el que iba a empezar a trabajar, Neneta recoge su campamento y se vuelve con su bebé en la furgoneta a su ciudad natal, en Ferrol, en la que acaba encontrando trabajo como peón en la construcción. A pesar de tener que hacer frente a su condición de mujer en un oficio de hombres, consigue salir adelante y su cuadrilla acaba siendo conocida como 'Los fenómenos' por su efectividad. Pero cuando consigue al fin comprarse un piso, estalla la crisis inmobiliaria, lo que paralizará sus expectativas.

Película del todo modesta, con un presupuesto de 800.000€ y rodada durante seis semanas en localizaciones de Almería y, sobre todo, en la provincia de La Coruña, Los fenómenos será una de las primeras y, por desgracia, pocas películas hasta la fecha que abordará sin tapujos la reciente crisis inmobiliaria en nuestro país. En palabras de su director recogidas en El País, la cinta versará sobre “el esplendor y la decadencia del 'boom' del ladrillo” y añade que el guión fue escrito exclusivamente para Dueñas: “desde el principio tuve clarísimo que Lola era ella y por suerte le encantó. Es un personaje maravilloso y sus emociones conducen la película”, explica. Producida por ZircoZine, productora creada por Farruco Castromán y Luis Tosar, quien además dará vida a Lobo, la pareja del personaje protagonista, la película cuenta con el respaldo del ICAA y de la Xunta de Galicia y su reparto lo terminan de completar Xosé Antonio Touriñán, Miguel de Lira, Xulio Abonjo, Antonio Durán ‘Morris’ Federico Pérez.

Sin lugar a dudas, dada la maestría de la intérprete en lides similares, el protagonismo de Lola Dueñas en Los fenómenos huele a Goya por los cuatro costados. De momento, habrá que conformarse con el primer póster hecho ya público, a la espera de conocer más detalles sobre su esperado estreno. La actriz tiene además pendientes de llegar a las salas sus dos nuevas películas, pertenecientes a la cinematografía gala y que dan fe de la asentada trayectoria que comienza a desarrollar en el país vecino: Suzanne, de Katell Quillévéré, y La pièce manquante, de Nicolas Birkenstock. Dentro de nuestra cinematografía, Dueñas presentará en la décima edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que tendrá lugar del 8 al 16 de noviembre, 10.000 noches a ninguna parte, su reencuentro con el director malagueño Ramón Salazar, que competirá por el Giraldillo de Oro a la mejor película dentro de la Sección Oficial. Además, tiene ya en fase de post-producción Estel fugaç (Estrella fugaz), debut en la dirección del productor Luis Miñarro, una aproximación cinematográfica a la personalidad de Amadeo de Saboya, rey de España entre 1870 y 1873 con el nombre de Amadeo I, llamado también el Rey Caballero.


"Caníbal", un imprescindible menú que da miedo.


El cine de ficción de Manuel Martín Cuenca ha ido depurándose mansamente desde que este almeriense debutara hace ahora diez años con La flaqueza del bolchevique (2003). Si en aquella veíamos la excelente capacidad narrativa de un director novel amoldada a los parámetros y convencionalismos del mejor cine nacional, en Malas temporadas (2005) se apreciaba la voluntad de ese mismo realizador de virar hacia otro lado. En La mitad de Óscar (2010) la madurez del director se dejaba ver claramente y logramos vislumbrar incluso un estilo, una voz propia, por parte de un Martín Cuenca al que debíamos comenzar ya a considerar autor. Con su cuarta película, esta Caníbal que ahora nos ocupa, logra perfilar y matizar aquel estilo que entrevimos en su anterior película, perfeccionándolo incluso, hasta lograr no solo la que debe considerarse desde ya como su mejor obra hasta la fecha, sino incluso uno de los títulos más redondos y completos del Cine Español coetáneo.


Planteada a partir de planos mayoritariamente estáticos, la historia de este sastre granadino, de pulcra y solitaria rutina de día e instintos caníbales de noche, posee un arranque brutal, pormenorizadamente aséptico, precisamente por el tratamiento áspero y seco mediante el cual el director almeriense nos presenta y describe a su protagonista, y continúa discurriendo de forma tan meticulosa y detallada que apenas importan las lagunas que permanezcan sin rellenar acerca del pasado del personaje. Éstas son cuestiones que tampoco necesita responder el espectador, tal es la fascinación que consigue la puesta en escena de la película, desbordada toda ella por una pulcritud gélida y distante, que a través del sabio e inteligente uso de la elipsis, va generando en el ánimo del espectador una paulatina sensación de miedo. Un miedo que no nace de efectos visuales o de sonido, ni tan siquiera de un guión cuyo propósito principal es el de acompañar al monstruo en su impertérrita soledad. El miedo que desprende Caníbal surge de la magnífica capacidad de su autor para, con pocos, contadísimos, elementos (encuadres de una belleza casi armónica y de voyeurística intención, la caravaggista fotografía de Pau Esteve Birba, donde los clarocuros destilan un ingrávido naturalismo, sonido ambiente de imperturbable cotideaneidad, el paisaje, abrupto e inhóspito, como elemento opresor -la secuencia en la playa, la parte final en la montaña-), construir una inquietante atmósfera de terror no ya solo psicológico sino, sobre todo, sensorial.


Terror del que tiene bastante culpa también el trabajo del actor que lo interpreta, un Antonio de la Torre, radicalmente demoledor en su esterilizada y minuciosa exposición del carácter retraído y autosuficiente de su personaje. A través de una conveniente contención y una solidez apabullante, De la Torre va dando forma a la que se debe erigir desde ya en su mejor actuación para el cine, sustentada toda ella en el magnífico partido que de su expresiva y contundente mirada líquida extrae el director para que los pensamientos, las dudas y hasta los miedos del personaje traspasen la pantalla y, llegado el caso, congelen el ánimo del respetable. Todo ello, además, protegido por una descollante naturalidad, sin subrayados ni estridencias del todo innecesarios, lo que ayuda a implantar la conseguida condición de absoluto personaje anónimo, de ser otro tipo más del montón, que sobrevuela al protagonista, añadiendo con esto un componente aún más sobrecogedor a la historia. Literalmente devorado por la personalidad de su personaje, De la Torre termina confeccionando una actuación de implacable y árido efectismo en el respetable, estando además estupendamente acompañado en el reparto por la actriz rumana Olimpia Melinte, que en doble papel logra dar forma a un trabajo sensitivo y verdaderamente emotivo, que sin perder ni un ápice de frescura, se alza como una de las grandes revelaciones del año.


A todo ello hay que sumar la maestría de Martín Cuenca para constreñir a sus criaturas en un marco poco menos que desolador, demostrando una capacidad admirable para estamparnos en las narices la ambivalente condescendencia de una vida encerrada en una ciudad de provincias. Eso y la brillantez con la que tanto él como su guionista habitual, Alejandro Hernández, sortean la más que presumible trama policial en favor de esa edificación del miedo, a base de obcecarse en seguir milímetro a milímetro el recorrido emocional de ese hombre, tratando primero de salvaguardar su terrible e inconfesable secreto y, segundo, intentando comprender el desconcierto y el desequilibrio que en su fuero interno provoca la presencia de las dos hermanas protagonistas. Es en la relación que Carlos entabla primero con Alexandra y después con Nina, donde Caníbal invita al inocente espectador a velar por la redención de la bestia, a mirar al monstruo más allá de sus actos, a no juzgarle y a permitirle redimirse, logrando una cierta empatía entre él y un asesino al que todavía le suponemos una insondable capacidad de amar. De ahí la máxima virtud que podemos achacarle a la película, el que siendo como es un filme de simple y sencilla estructura, encierra en su mecanismo una lúcida y apasionante complejidad que sólo revisitándola podremos desentrañar, con posibilidad de extraer siempre nuevas y esclarecedoras lecturas.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Película.
- Mejor Director: Manuel Martín Cuenca.
- Mejor Guión Adaptado: Manuel Martín Cuenca y Alejandro Hernández.
- Mejor Actor: Antonio de la Torre.
- Mejor Actriz Revelación: Olimpia Melinte.
- Mejor Dirección de Fotografía: Pau Esteve Birba.
- Mejor Dirección Artística: Isabel Viñuales.
- Mejor Diseño de Vestuario: Pedro Moreno.
- Mejor Maquillaje y/o Peluquería: Patricia López y Paco Rodríguez.
- Mejor Montaje: Ángel Hernández Zoido.
- Mejor Sonido: Pelayo Gutiérrez (Montaje) y Eva Valiño (Mezclas).

martes, 15 de octubre de 2013

Eduard Fernández, una estrella con sabor a Grande.


Parece mentira que hasta hace apenas 14 años Eduard Fernández apenas existiera para la industria del Cine Español, sobre todo cuando hoy se cuenta entre las estrellas más versátiles de la producción actual. Valor seguro para cualquier producción, de la índole que ésta sea, que cuente con su presencia en el reparto, Fernández atesora uno de los currículums cinematográficos más envidiables de la esfera artística actual. Capaz de amoldarse a las pieles de cualquier personaje, lo ha hecho prácticamente todo en el cine nacional, saltando siempre de un registro a otro, a cada cual más dispar, con admirable destreza y dinamismo, independientemente del tamaño del papel, lo que le ha proporcionado formar parte de no pocos títulos importantes de la primera fila del cine reciente, sino también de algunas pequeñas joyas del llamado cine independiente. Este viernes estrena Todas las mujeres, un nuevo protagonista a las órdenes del director que nos lo descubrió para el cine, Mariano Barroso, por la que vuelve a sonar bastante fuerte en todas las quinielas a los próximos Premios Goya, otro apartado, el de los premios, en el que la trayectoria fílmica de Fernández ha sido también bastante fecunda.

Con Javier Bardem en Los lobos de Washington (1999).

Alguna que otra serie para la televisión y un currículum teatral realmente admirable, donde se cuentan obras como "Yo tengo un tío en América" de Els Joglars, bajo la dirección de Albert Boadella; "Roberto Zucco" de Koltès para el Teatre Lliure a las órdenes de Lluís Pasqual; o "Retorno al hogar" de Harold Pinter, dirigida por María Ruiz, fueron las cartas de presentación de Eduard Fernández cuando entró en el cine en el año 1999, después de pasar por un innumerable número de castings en su carrera. Mariano Barroso confío en él y Fernández nos brindó un admirable retrato de un tierno perdedor que sedujo a todo el mundo en Los lobos de Washington, haciendo que mucha gente se preguntara dónde había estado escondido aquel pedazo de actor. Un Premio Ondas al mejor actor (compartido con su compañero en la película, Javier Bardem), un Sant Jordi y una nominación al Goya revelación fueron el pistoletazo de salida de una carrera cinematográfica de rápida y sorprendente consolidación, pues en el curso siguiente, ya incorporaba un papel secundario para Gonzalo Suárez en El portero (2000) y apechugaba con su primer papel protagonista en el sólido thriller La voz de su amo (2001), de Emilio Martínez Lázaro, en una contundente interpretación de un atormentado exfutbolista metido a guardaespaldas.

Fausto 5.0 (2001).

Pero lo mejor estaba por llegar, su cuarta película nos lo presentó partícipe de un sugestivo triángulo amoroso en la erotizada y discreta adaptación de la novela de Manuel Vicent Son de mar (2001), de Bigas Luna, y en la siguiente propuso para la pantalla un descarado, estrafalario y misterioso trasunto de Mefistófeles en la adaptación que del mito de Fausto hicieran Isidro Ortiz, Álex Ollé y Carlos Pradissa (los dos últimos pertenecientes al grupo teatral La Fura Dels Baus) en su ópera prima Fausto 5.0 (2001). Inesperadamente, Fernández se convirtió en el rey de aquella temporada de premios, acumulando una retahíla de ellos por los tres filmes: su segundo Sant Jordi por los tres, el Premio al mejor actor tanto en el Festival de Sitges como en el Fantasporto por Fausto 5.0 y dos nominaciones más a los Premios Goya, como actor de reparto por Son de mar y como principal por Fausto 5.0, ganando con justicia este último a pesar de la condición de carácter o de apoyo de su personaje.

Con Antonio Dechent en Smoking Room (2002).

Con sólo cinco películas en su haber pero con un prestigio cinematográfico desorbitado para un actor con tan corta trayectoria, Fernández sumó otro director importante a su filmografía al desempeñar un rol secundario para Fernando Trueba en la desigual El embrujo de Shanghai (2002) e incluso se llegó a implicar personalmente en la puesta en marcha de otra ópera prima arriesgada que acabó siendo una magnífica película llamada Smoking Room (2002), de Roger Gual y Julio D. Wallovits, donde disfrutaba de la dosis necesaria de lucimiento como para poner de manifiesto el incomparable magnetismo y la pormenorizada capacidad de creación de las que disponía como intérprete y por la que él y el resto del apretado reparto masculino ganaron la Biznaga de Plata al mejor actor en el Festival de Cine Español de Málaga.

En la ciudad (2003).

Olvidado a los Goya, se resarcería al curso siguiente gracias a su participación en la coral y estupenda En la ciudad (2003), de Cesc Gay, donde Fernández demostró una vez más que estábamos ante uno de los más completos intérpretes de los que pululan por la cinematografía patria. En un registro de intensa contención, el actor traspasaba la pantalla a través de esa mirada tan expresiva, tan sugestiva, que aportaba los necesarios matices para entender qué se cuece dentro del alma de su personaje, aún apareciendo éste siempre en una impasible cotidianeidad. Segundo y aplaudido Goya, esta vez como actor de reparto, En la ciudad también significó su estreno en los Premios de la Unión de Actores, donde se hizo con el correspondiente al mejor secundario en cine. Este tremendo éxito personal coincidió en el tiempo con el estreno de uno los más perturbadores y apasionantes thrillers hechos hasta la fecha por nuestra cinematografía, El misterio Galíndez (2003), de Gerardo Herrero, basado en la novela de Manuel Vázquez Montalbán, con un reparto encabezado por el norteamericano Havery Keitel y con Fernández brillando a gran altura por parte española.

Con Ana Belén en Cosas que hacen que la vida valga la pena (2004).

Que volviera a soportar sobre sus hombros el peso de un nuevo largometraje era ya cuestión de (poco) tiempo, pero que lo hiciera en un género, a priori, tan alejado de a lo que nos tenía tan acostumbrados como era la comedia no dejó de causarnos sorpresa. Pero así fue en Cosas que hacen que la vida valga la pena (2004), de Manuel Gómez Pereira, incorporando a uno de esos tiernos perdedores con los que la imagen de tipo corriente y casi ordinario que proyecta el intérprete suele casar tan bien, en una comedia romántica que deambula por los rincones más sinceros del alma humana sin apartarse de una realidad absolutamente desmitificadora. Matizadísimo y espléndido trabajo al final, como no podía ser menos, el llevado a cabo por el actor en una película francamente indispensable y que le volvió a meter de lleno entre los favoritos a todos los premios de aquel año, siendo finalmente sólo nominado a los de la Unión de Actores, a los del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC) y a los Premios Goya, sumando así su quinta nominación.

El método (2005).

Al año siguiente volvió al thriller de su mentor con la policíaca de ambiente clásico Hormigas en la boca (2005), de Mariano Barroso, interesante aunque menor propuesta fílmica en la que Fernández volvía a marcarse un sólido protagonismo que le hizo merecedor de su segunda Biznaga de Plata al mejor actor en el marco del Festival de Málaga. Acto seguido, se marcaría una emocionante interpretación como un hombre profundamente desequilibrado en el drama Obaba (2005), de Montxo Armendáriz, en un papel de colaboración para la cinta seleccionada por nuestra Academia para representarnos a los Oscar aquel año. No obtuvo una más que merecida nominación al Goya en la categoría secundaria, pero sí en la principal gracias al auténtico recital que ofrecía en la coral El método (2005), de Marcelo Piñeyro, sobre la exitosa y despiadada obra teatral "El método Gronholm" de Jordi Galcerán, por la que también quedó finalista a otro Premio de la Unión de Actores (como secundario) y a los Premios del CEC.

Con Montse Germán en Ficció (Ficción) (2006).

La extraordinaria categoría adquirida en tan poco tiempo por Eduard Fernández en la industria del cine quedó de manifiesto cuando se le reclutó para formar parte del elenco de una de las superproducciones más ambiciosas de la Historia de nuestro cine hasta la fecha. Es así como, sin ser un rostro que el gran público lograse identificar con facilidad, se hizo con uno de los papeles principales de Alatriste (2006), de Agustín Díaz Yanes. Fastuosa y desdichada cinta de aventuras medievales basada en la saga literaria creada por Arturo Pérez Reverte, desestructurada narrativamente, que permitió a Fernández lucirse robando planos sin cesar y logrando una nueva nominación a los Premios del CEC, ahora como secundario. Por suerte, aquel año el actor volvió a los brazos de Cesc Gay para protagonizar la maravilla intimista y delicada que fue Ficció (Ficción), donde el intérprete volvía a dejar claro por qué se hablaba de él ya en términos como el de uno de los mejores actores del cine español del momento y es que Eduard Fernández componía quizás uno de los mejores y más perfectos trabajos interpretativos vistos en una pantalla de cine en los últimos años. Sólo de atentado puede describirse el que no resultara candidato al Goya al mejor actor de aquella edición.

Con Víctor Clavijo en Tres días (2008).

Tras dos años alejado de la pantalla grande, en 2008 retornó para inmortalizar para el cine a un asesino perturbador y sanguinario en la magnífica cinta apocalíptica Tres días, fantástico debut de F. Javier Gutiérrez. Nuevamente olvidado al Goya, fue finalista por primera vez en su trayectoria a un Fotogramas de Plata al mejor actor de cine, así como, nuevamente, a los Premios de la Unión de Actores. Tras intervenir en la segunda parte del díptico que Steven Soderbergh puso en pie sobre Ernesto 'Che' Guevara, en Che: Guerrilla (2009) y protagonizar en Argentina el drama romántico El vestido (2008), de Paula de Luque, de oscura distribución en nuestro país, sumó a otro director de no poco prestigio dentro de nuestra cinematografía a su vida laboral, Vicente Aranda, para dar forma a la interpretación menos lograda del actor, en un trabajo altamente desequilibrado para el thriller Luna caliente (2009), sin duda una de las películas más flojas de su creador.

Con Nausicaa Bonnín en Tres dies amb la família (Tres días con la familia) (2009).

Menos mal que ese mismo curso presentó su bonito protagonismo en el vistoso aunque endeble drama romántico Amores locos (2009), de Beda Docampo Feijóo, un secundario aplicado en el frío thriller Flores negras (2009), de David Carreras Solè, y otra demostración de fuerza y talento en la imprescindible por magnífica Tres dies amb la família (Tres días con la familia) (2009), de Mar Coll, que le proporcionó su tercera Biznaga de Plata al mejor actor en el Festival de Málaga y, aunque nuevamente se lo olvidaran en los Goya, sí quedó finalista en la categoría secundaria a los Premios del CEC. Indiscutible profesional que descuartiza con delicada mesura los interiores de sus personajes para estamparlos en toda su hermosa crudeza ante las cámaras, Fernández había escalado definitivamente a la primera fila de nuestro cine, labrándose aquí un prestigio tan grande como el que disfrutaba en el medio escénico.

La mosquitera (2010).

Largamente esperada, su siguiente nominación al Goya llegó por fin en la categoría secundaria gracias a su intervención en Biutiful (2010), de Alejandro González Iñárritu, desgarradora, apabullante y discutida película en la que Fernández lograba no pasar desapercibido al lado del tremendo despliegue del protagonista, Javier Bardem. Con un pequeño y sencillo papel en la genial Pa negre (Pan negro) (2010), de Agustí Villaronga, también podría haber quedado finalista en la categoría principal por su insólito y desconcertante protagonismo en La mosquitera (2010), de Agustí Vila. Tras un paréntesis televisivo, llegó a ser reclutado por Pedro Almodóvar para un papel secundario en la austera y sofisticada La piel que habito (2011), a la que siguieron nuevos trabajos de colaboración en la entretenida y ligera The Pelayos (2012), de Eduard Cortés; en la blanda Miel de naranjas (2012), de Imanol Uribe, en una emotiva interpretación; y en la espléndida comedia Una pistola en cada mano (2012), de nuevo a las órdenes de Cesc Gay, en un trabajo que se saldó con otra nominación a los Premios de la Unión de Actores.

Con Leonardo Sbaraglia en Una pistola en cada mano (2012).

Todas las mujeres supone la vuelta de este monstruo de la actuación a un papel protagonista en lo que no es sino la traslación a la pantalla grande de una serie televisiva que bajo el mismo título Mariano Barroso, junto al mismo equipo artístico, ya había llevado a cabo para la cadena de pago TNT en 2010. Promete, eso sí, otro glorioso recital por parte de un Eduard Fernández que se adivina ya uno de los grandes favoritos al Goya de este año, en el que también interviene en la curiosa y sugestiva Gente en sitios (2013), de Juan Cavestany. Con un prometedor 2014 a la vuelta de la esquina, donde le podremos ver en algunos de los títulos más esperados, como El niño, lo último de Daniel Monzón, la coral Murieron por encima de sus posibilidades, de Isaki Lacuesta, o Magical Girl, de Carlos Vermut, junto a Jose Sacristán, está claro que este catalán tiene más que cimentado su puesto de honor entre los mejores actores del panorama artístico nacional, siendo quizás la estrella actual de nuestro cine que más puntos en común guarde con la maestría y la perdurabilidad de los más grandes.

Julián Villagrán finaliza el rodaje de "Ciudad Delirio", de Chus Gutiérrez, su gran protagonista para el 2014.


El más reciente ganador del Goya al mejor secundario, el gaditano Julián Villagrán, va sumando puntos para convertirse más pronto que tarde en el nuevo Rey de la Comedia del Cine Español. El paso definitivo podría ser el protagonismo absoluto que acaba de terminar de rodar para la directora granadina Chus Gutiérrez, con la que se ha desplazado hasta la ciudad colombiana de Cali para poner en pie Ciudad Delirio, co-producción entre la española Film Fatal (fundada en 2011 por Elena Manrique, ex-productora de Telecinco Cinema que tiene en su haber títulos como Celda 211 o El orfanato) y la colombiana 64 A Films, que cuenta con la participación de TVE y será distribuida en nuestro territorio por Vértigo Films. 


Recién clausurado el rodaje, Gutiérrez se traslada ahora a España para iniciar la post-producción de una cinta que reincidirá en el género de la comedia romántica, protagonizada por Javier, un médico español tímido y reservado, que asiste en Cali a un congreso de Medicina. Por cuestiones del azar, comparte una noche mágica con Angie, bailarina y coreógrafa, cuyas ilusiones están puestas en la audición para formar parte del espectáculo de salsa más famoso del mundo: DELIRIO. A su vuelta a Madrid, Javier no se encuentra a gusto en el trabajo, ni con su pareja y animado por su mejor amiga, quien trabaja como médico en Cali, decide instalarse allí una temporada y volver a tener contacto con los pacientes, ejercerciendo medicina de atención primaria, muy opuesto a los fríos estudios y estadísticas a los que se ha dedicado en los últimos años.


Como no podía ser de otro modo dada la trama, el aspecto coreográfico goza de un protagonismo especial. Para ello, la producción cuenta con la colaboración de Blanca-Li, una de las coreógrafas europeas más versátiles y gran amante de la salsa, y de Bibiana Vargas, campeona mundial de salsa. Ciudad Delirio llegará a los cines el próximo año y significará la oportunidad de oro para un Julián Villagrán a puntito de subir de categoría y asentarse con pies de plomo como una verdadera estrella en nuestra industria. A ello le ayudarán la estrella de la televisión colombiana Carolina Ramírez, que sostiene el papel femenino protagonista de la función, y la presencia en un papel secundario de nuestra recuperadísima Ingrid Rubio.

lunes, 14 de octubre de 2013

Póster y teaser tráiler de "Gente en sitios", el fenómeno del Cine Español de la temporada.


Ya podemos echarle un vistazo tanto al póster como al tráiler de la película (así como también a un divertidísimo clip protagonizado por Eduard Fernández) que más está dando que hablar últimamente en los corrillos de cinéfilos. Vista tanto en el Festival de Toronto como en el de San Sebastián, aplaudida de manera entusiasta por absolutamente toda la crítica especializada, Gente en sitios, del veterano periodista, guionista y dramaturgo Juan Cavestany, sigue su recorrido triunfal por los distintos festivales de otoño, presentándose esta misma semana en el de Sitges, dentro de la sección Nuevas Visiones. 


Director de dos productos adscritos a los parámetros más industriales como fueron El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo (2004) y Gente de mala calidad (2008), Cavestany movió su siguiente filme principalmente por internet, Dispongo de barcos (2010). Ahora, su Gente en sitios se ha convertido en la película-evento española del año. Así, leemos en el blog Versión Muy Original, un artículo de Gregorio Belinchón en el que nos la describe como "una colección de sketches", cuyo hilo conductor es "el estado actual de España. Cavestany, muy hábil como escritor, usa la cámara y el montaje con inmenso talento para radiografiar el panorama y el espíritu en el que vivimos hpy en día los españoles. Más que un película, Gente en sitios parece un estado de ánimo. Es probablemente, la mejor película española de 2013, o al menos la más sorprendente".


Todavía sin fecha de estreno oficial definida, rodada con un presupuesto mínimo y con una sola cámara de mano, Gente en sitios ofrece además el aliciente de contar con el reparto de estrellas más grande visto hasta ahora en una producción nacional, entre los que se cuentan, además de Fernández: Maribel Verdú, Coque Malla, José Ángel Egido, Raúl Arévalo, Luis Callejo, Carlos Areces, Santiago Segura, Antonio de la Torre, Eulalia Ramón, Martín Rivas, Ernesto Alterio, Irene Escolar, Julián Villagrán, Adriana Ugarte, Diego Martín, Alberto San Juan, Javier Gutiérrez, Roberto Álamo, Clara Sanchís, entre otros.