domingo, 9 de febrero de 2014

Crítica de "Mindscape": la errónea explicitud del mentalista.


¿Existe una fórmula infalible que convenientemente bien aplicada sea capaz de convertir a un thriller psicológico en un producto cinematográfico redondo? A tenor de los últimos ejemplos españoles, parece que no. Y es que, mientras unas veces hemos resaltado las lagunas de guión y los numerosos cabos sueltos esparcidos a lo largo de un metraje en aras de un giro final que sacuda al espectador por su condición de sorprendente; en otras hemos debido lamentar el mal uso y abuso de las pistas dispuestas a lo largo de una trama para que ese tan recurrido final sorpresa no sea tildado de tramposo. 


Este es el principal inconveniente de Mindscape, debut en la dirección del premiado y prestigioso cortometrajista Jorge Dorado. Y es que, tan atentos y preocupados se encuentran sus guionistas, Guy Holmes y Martha Holmes, en que no se tache de impostura narrativa la resolución 'sorpresa' de su historia, que colman el texto de una considerable carga de sobreexplicaciones. Ya desde el mismo arranque del filme, Mindscape evidencia una necesidad imperiosa porque todo cuanto se cuente quede detalladamente explicado (la naturaleza y características de esa peculiar agencia de 'detectives de la memoria' por un lado, pero también el pasado traumático de su protagonista), lo cual echa un poco por la borda la intención última de todo buen thriller que se precie: generar intriga, fomentar el suspense.


De hecho, a poco que uno preste atención, se vislumbra a lo largo del recorrido del filme destacados detalles que anticipan el consabido golpe de efecto narrativo de su conclusión, lo que redunda en una apreciable previsibilidad de todo el acto final; lo cual no molesta por su carencia manifiesta de sorpresa, sino por estar precedido de una aglomeración de subtramas y apuntes argumentales que ya en el último momento desvelan su verdadera naturaleza: el despiste y la justificación de la mentira. Eso sí, todo ello en consonancia con el funcionamiento interno de un filme regido en todo momento en base a sus propias reglas, lo cual amortigua bastante la impresión de que Mindscape pueda considerarse una rotunda tomadura de pelo (a excepción de esas pequeñas y, a priori, insignificantes referencias al supuesto espía contratado para seguir los pasos del protagonista que, dada la lógica interna reinante en el filme, quedaría sin justificación alguna).


A pesar de todo, mientras invocamos a ilustres predecesores que ya edificaron intrigas detectivescas en clave mentalista (desde Hitchcock a Nolan), nos vemos obligados a alabar la innegable capacidad del debutante realizador: su extraordinario dominio de la técnica es el motor que dota de verdadera sustancia al contenido de Mindscape. Dorado demuestra poseer pulso suficiente como para levantar de las ruinas un debilitado guión y dotarle de una considerable carga atmosférica, que otorga a las imágenes la tan necesitada intriga (a veces hasta terror) de la que anda desposeído el texto, planificando escrupulosa y sobriamente toda la película, exhibiendo un muy sugerente gusto por dotar de un sutil y elegante empaque visual a su puesta en escena y moviéndose como pez en el agua en materia de dirección de actores (a este respecto, son dignos de aplauso la contenida y matizada labor de su protagonista, Mark Strong, y la hipnótica comparecencia de su partenaire, Taissa Farmiga).


0 comentarios: