Quiniela a los Premios Goya 2014 (III): Mejor Actriz.

De lejos, esta siempre es una categoría muy poco dada a las sorpresas y es que, para nuestro desconsuelo, en cada curso cinematográfico son pocos los trabajos femeninos netamente protagonistas que destaquen sobre la media y no es por una falta de calidad en lo que a nuestras actrices se refiere, sino una escasez alarmante de buenos y sustanciosos papeles protagonistas. Este año, el cuarteto final parece estar ya más que decidido, lo que nos invita a pensar en que alguna de las aquí seleccionadas perderá posiciones en los próximos meses, cuando lleguen a la cartelera algunos trabajos que se anuncian ya como favoritos en todas las quinielas. Por lo pronto, por lo que llevamos estrenado, la cosa podría quedar así:

1. Marian Álvarez, por La herida.

2. Candela Peña, por Ayer no termina nunca.

3. Maribel Verdú, por 15 años y un día.

4. Ingrid Rubio, por La Estrella.

5. Carmen Maura, por Las brujas de Zugarramurdi.

6. Ariadna Gil, por Sola contigo.

Ni que decir tiene que ser la última Concha de Plata a la mejor actriz es sinónimo de posicionarse como la gran favorita al Goya del año. Marian Álvarez parece no tener competencia alguna en esta categoría y, lo que es más importante, tampoco perderá opciones de aquí al anuncio definitivo de las nominaciones. Y no sólo tiene a su favor el haber ganado el premio en San Sebastián (y también el correspondiente a la mejor actriz en el reciente Cinespaña de Toulouse), sino que además se marca un poderoso trabajo en La herida, de Fernando Franco. Presente en absolutamente todos los planos de un filme que reposa adecuada y confiadamente en su labor, Álvarez desborda la pantalla exponiendo sin tapujos, pormenorizadamente y de manera harto dolorosa y empática, el infierno interior que subyuga a su personaje. Hay quienes todavía sostienen que los responsables de la cinta podrían proponerla en la categoría revelación, lo cual incluso favorecería sus opciones al Goya, pues ahí sí que no conocería competencia alguna. No obstante, lo justo es reconocer que su revelación ya se produjo hace unos años con Lo mejor de mí (2007), de Roser Aguilar, y que un trabajo de esta envergadura debe optar al Goya en la "categoría reina".

Única candidata segura desde principios de año, Candela Peña corre el riesgo de perder posiciones ante la aplastante fuerza de algunos trabajos que todavía han de pisar la cartelera. Sería una lástima porque su heróico, demoledor y desgarrador tour de force, principal gancho indiscutible de Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet, supone la mejor interpretación de su carrera, aún jugando peligrosamente, en algunos momentos, con una afectación excesiva. Un mal menor que no impidió que ganara la Biznaga de Plata a la mejor actriz en el Festival de Málaga. A su favor también cuenta el hecho de que, haga lo que haga, siempre cuenta con el beneplácito de una Academia que la ha premiado ya en tres ocasiones. 

Actriz siempre susceptible de ser nominada, la que con toda seguridad sea la mayor estrella femenina del momento en nuestro cine, ha ganado opciones en las quinielas gracias a que 15 años y un día sea la definitiva seleccionada por la Academia para representarnos a los Oscar. Con su segundo Goya todavía reciente, lo más seguro es que este año Maribel Verdú solamente sume otra nominación más a su larga lista, convirtiéndose así en la intérprete más nominada en la todavía corta historia de estos galardones. Con la sombra de poder ser propuesta también en la categoría secundaria, lo cierto es que el peso y la calidez que aporta su presencia dentro de la película de Gracia Querejeta nos invitan a pensar en su presencia entre las actrices protagonistas del año. Perderá puestos, claro está, en los próximos meses pero una interpretación como la que lleva a cabo en 15 años y un día, ajustadísima, de muchos matices, y apechugando con un arriesgado monólogo en un largo plano secuencia, merecería llegar a la final.

Del cuarteto favorito actual, Ingrid Rubio parte en absoluta desventaja. Sus opciones de llegar a la final son remotas; primero, por el tránsito de trabajos que aún nos está por llegar y, segundo, por el escaso bombo suscitado por La Estrella, de Alberto Aranda, cinta que pasó más desapercibida por las carteleras de lo que realmente merecía. Sobre todo por el protagonismo exhultante, arrollador y entregado de una fantástica Ingrid Rubio. Sólo ella, su fresca fotogenia y su radiante exposición de talento, justificaban el visionado de la película. Como la Estrella del título, la actriz se marca uno de los mejores trabajos cinematográficos de toda su carrera, recorrido por una frescura contagiosa, que hace irresistibles sus puntuales momentos cómicos, y una implicación emocional con su rol pasmosa, puesta de manifiesto a lo largo de todo el metraje y cuyo punto álgido es la trágica y brillante transición emocional que protagoniza en una de las clases de flamenco y en la que el trabajo metódico de la actriz queda sensacionalmente oculto tras la plasmación vívida de los pensamientos del personaje. Una interpretación luminosa y desenvuelta que no desmerecería figurar entre las favoritas a los próximos Premios Goya.

Reciente Premio Donostia, la Academia podría aprovechar la racha de homenajes a Carmen Maura y adjudicarle una nueva nominación en la categoría principal, donde no ha vuelto a quedar finalista desde que ganara su tercer Goya por La comunidad (2000), de Álex de la Iglesia. Su cometido en Las brujas de Zugarramurdi está lejos de ser protagónico, pero la clase y la maestría de una actriz de su categoría se imponen pronto en uno de los puntos fuertes de una función que, a buen seguro, acumulará nominaciones por doquier. Si los Académicos tienen el día juguetón, muchos votos irán a parar también a Carmen Maura.

Protagonista absoluta de un filme que pasó sin pena ni gloria por las carteleras, a pesar del interés que podría despertar su trama y su tono de thriller psicológico, Ariadna Gil es, sin duda, lo mejor de una función desperdiciada. Y es que lleva a cabo en Sola contigo, de Alberto Lecchi, un admirable y generoso ejercicio de exposición dramática, del todo introspectivo. La condición de co-producción entre Argentina y España suma peros a sus opciones, junto a la media calidad de la película. No obstante, la vuelta de una de nuestras mejores actrices a la categoría principal de los Goya siempre es bien recibida, sobre todo si se trata de Ariadna Gil.

ATENTOS A:

La Semana Internacional de Cine de Valladolid despejará dudas en esta categoría pues será allí donde se vea por primera vez Todos queremos lo mejor para ella, de Mar Coll, que promete otro magnífico y arrollador protagonismo de ese portento de actriz que es Nora Navas, cuyo nombre suena bastante fuerte como la competencia más dura que puede presentársele a Marian Álvarez. 

También en Valladolid conoceremos el alcance dramático de Marta Etura en Presentimientos, de Santiago Tabernero, posiblemente la vuelta de la actriz a papeles de verdadera consistencia y su regreso más que justificado a las quinielas goyescas. No obstante, sobrevuela la incertidumbre sobre la fecha de su llegada a las salas, lo que podría perjudicar la apuesta por Marta Etura.

Otra habitual por estos lares es Belén Rueda, que este año además presenta dos títulos y ambos suenan fuertes en todos los frentes. Puede que su protagonismo en Séptimo, de Patxi Amezcua, como una madre desesperada en busca de sus hijos desaparecidos, quede ensombrecido por la grandiosidad de su compañero en el reparto, Ricardo Darín; con lo que sus verdaderas opciones pasan por el melodrama intimista que presentará a finales de año, Ismael, de Marcelo Piñeyro, donde sus dosis de lucimiento parecen estar garantizadas.

Aunque finalmente no logre aspirar a ningún Goya, está claro que este será el año de Aura Garrido. Su nombre no suena fuerte en las quinielas, a pesar de haber compartido Biznaga de Plata a la mejor actriz con Candela Peña en el pasado Festival de Málaga, por Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen, que finalmente llegará a las salas el próximo 8 de noviembre.

A tenor de lo visto en el primer tráiler del filme, Inma Cuesta se luce como reina de la comedia en Tres bodas de más, de Javier Ruiz Caldera, algo que la Academia sabe valorar a conciencia y es que son pocos los trabajos adscritos al género que se desmarquen para bien de los estereotipos.

Aún desconocemos si llegará a las salas a tiempo como para propiciar el que Elena Anaya pueda ser tenida en cuenta en esta categoría, pero ganas hay de ver el debut de Beatriz Sanchís Todos están muertos, que promete otra demostración de talento por parte de la estrella.