He de confesar mi absoluta atracción por el género de terror, influenciada por mi natural y facilona tendencia al canguelo rápido. Quería dejar claros ambos puntos antes de proceder al análisis de un título como Viral, ópera prima de Lucas Figueroa, porque de este modo lograré transmitiros de manera mucho más acertada el efecto que su visionado ha ocasionado sobre mi. Tomando como excusa el encierro voluntario al que un joven, con urgentes apuros económicos, se somete en el monumental edificio de unos conocidos grandes almacenes madrileños, para participar en un desquiciado concurso a través de diversas redes sociales, Figueroa pone en pie una trama que bebe de manera bastante obvia del clásico esquema de "casas encantadas" que tantos y tan loables títulos ha propiciado al género; aderezando la fórmula con reconocibles toques procedentes de ese género en sí mismo que ha llegado a ser el terror oriental.
La mezcla parece funcionar bastante bien en la primera parte de la cinta, cuando a la peripecia transmedia del protagonista se le van sumando dispersos y funcionales apuntes que van introduciendo poco a poco el necesario componente de misterio que haga avanzar la función y que, si se es tan aprensivo como este servidor, generan una atmósfera en verdad inquietante, aunque ninguno de estos elementos brille especialmente por una ejecución original o imprevisible. Brilla, eso sí, la manifiesta voluntad de estilo ofrecida por un realizador que se esfuerza por demostrar que conoce el oficio y se esmera en planificar su película con resultones planos secuencia, envolventes movimientos de cámara y atractivas transiciones, que logran seducirnos por su buen acabado formal y técnico, mientras esperamos ansiosos en la butaca el devenir de los intrigantes acontecimientos, tal y como debe procurar un producto destinado, como este, al mero entretenimiento.
Pero pronto nos sentiremos desangelados. La estimulante puesta en escena ostentada por Viral en sus primeros minutos comienza a plegarse a la más que deprimente convencionalidad y los sustos, elemento del todo necesario para sostener el clima de todo filme de terror que se precie de serlo, aparte de limitarse a los socorridos juegos de luces y sombras y a los más que manidos golpes de efecto procedentes de la banda sonora, se suceden por la trama de forma discordante, no obteniendo con ello el efecto esperado y sacándonos del disfrutable estado tensional en el que nos habíamos adentrado tras los primeros fuegos de artificio; recorriendo el resto de la película, tal vez demasiado pronto, con una indiferente sensación de déjà vu, en el mejor de los casos, cercana al aburrimiento complaciente, en el peor. En medio de esta matanza de nuestras expectativas surgen varios aspectos que restan más valor, si cabe, a la función y en los que no habríamos llegado a reparar o, al menos, no les habríamos dado tanta importancia, de seguir 'con el miedo el cuerpo': lo pobre y mal encauzada que se halla en el filme la publicitada crítica al consumismo efímero de la sociedad actual, así como también el escaso y hasta estéril alcance que consigue Viral del poder actual de las redes sociales.
Todo ello, además, servido por una descripción de personajes en exceso plana y bidimensional, acabando todos ellos anulados por las necesidades intrínsecas de una galería de personajes absolutamente típica del genero. Por ello, casi resulta digno de alabanza las correctas prestaciones de su pareja protagonista, Juan Blanco y Aura Garrido, que cumplen con entusiasmo en sus consabidos cometidos de 'héroe a la fuerza' y 'chica de la peli', respectivamente. Pero para colmo de males, en la deseada gran traca final, Viral nos obsequia con un estrambótico cóctel en el que tienen cabida algunas de las constantes más usuales y archiconocidas del cine de terror, degenerando la propuesta a un batiburrillo de estupefacta digestión, para más inri, excesivamente explícito a través de un recurso tan pueril como es el flash-back, metido con calzador. Por si fuera poco, la resolución definitiva acontece demasiado precipitada y el final, inequívocamente abierto para dar cabida a la segunda parte (pues Viral nace como primer capítulo de una planeada trilogía), más que generarnos ganas por asistir a un nuevo episodio, nos hace pensar que, tal y como quieren hacer creer al protagonista, nos han estado tomando el pelo.
Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Canción: "Viral", de Magí Torras, Álvaro Gango, David Lafuente, Dani Fernández, Blas Canto y Carlos Marco.- Mejor Montaje: Lucas Figueroa.
- Mejor Sonido: Nacho Arenas, Sergio Testón y Rodrigo García.
- Mejores Efectos Especiales: Ignacio Carreño e Israel Fornes.
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