viernes, 5 de abril de 2013

El monstruo de Ricardo Darín se mide al mismísimo demonio (y no es Alberto Ammann).

¡¡¡Ya es viernes!!! Como cada semana, hoy toca hablar de los estrenos. Y hoy aterrizan en las salas platos para todos los gustos. Que dejen o no buen sabor de boca, eso lo decidiréis vosotros mismos (ya me contaréis). Así, a bote pronto (¡qué me gusta esta expresión!), el menú no tiene desperdicio (para criticar, ¡que sigo siendo maligno!). Sin más preámbulos, vamos a entrar en materia. Aunque hoy, y sin que sirva de precedente, invierto el orden de los factores, porque sí.

¿Bienvenido, Mr. Marshall?

Pues no sé muy bien qué deciros, amigos míos. Porque esta semana el paquete de estrenos extranjeros que nos llegan a las salas me deja un poco en terreno de nadie. Vamos a empezar por la bomba taquillera que se prevé va a ser Evil Dead (Posesión infernal), de Fede Álvarez. Partamos de la base de que estamos ante un producto absolutamente mainstream, es decir, concebido desde algún avispado despacho hollywoodiense para amasar dinero a raudales en las taquillas. ¿Esto es algo negativo? Bueno, según se mire. Si partimos de la base de que asistimos ante una película que sólo busca nuestros más que queridos cuartos y pasamos por el aro en pos de un más que asegurado entretenimiento, no. Recordemos también que no estamos ante una película original y que, aunque no lo digan abiertamente en su publicidad, Posesión infernal es un remake. ¿Es esto malo? Bueno, según se mire también. De todos es conocida la escasez de ideas en la Fábrica de Sueños, por ello, como industria que es (ante todo), no es reprobable el que acuda (una y otra vez, ¡qué cansinos!) a viejas (y contrastadas) fórmulas de éxito para seguir sacando tajada y seguir manteniendo el negocio en pie. Que el original (de mismo título, dirigido por Sam Raimi en 1981) del que parte esta película sea un clásico del género de terror (clásico con todas sus consecuencias: intocable para unos, sobrevalorado para otros), puede lastrar un poco la imagen de la nueva versión o, por el contrario, invitar a fans acérrimos y a ignorantes del pasado a pagar el alto coste en taquilla a partir de hoy mismo. Si supera o no al original es un tema que no admite debate alguno: una copia es siempre una copia. Cierto es que los tiempos han cambiado y los espectadores del siglo XXI nada tienen que ver con los del principio de aquélla gloriosa década de los 80, la pérdida de la inocencia cinematográfica obliga, por tanto, a llevar a cabo una reconstrucción del original, adaptando detalles a los gustos actuales de un público al que ya no es tan fácil impresionar. En lo que se refiere a la recepción de Posición infernal, versión 2013, de primeras parece haber convencido a los amantes del género, según podemos leer en algunas opiniones recogidas en webs como Terror Weekend o La cabecita de Banaca, pero no es oro todo lo que reluce, vaya por adelantado un ejemplo: el crítico Richard Roeper, del Chicago Sun-Times, un amante confeso del género, la ha masacrado. A mí, personalmente, me parece que estamos ante la típica película gore que abusa del efectismo externo (sonoro, de montaje, maquillaje y efectos digitales) para provocar terror en el espectador. Y, seamos sinceros, el cine nos ha demostrado muchas veces que el miedo puede generarse sin tantos aditivos. Lo que me escama y me invita a la reflexión es la presencia en los créditos de la incisiva y genial guionista Diablo Cody, a la que le debemos los originales de dos de las mejores cintas de Jason Retiman, Juno (2007) y Young adult (2011). ¿Tan mal anda el gremio de guionistas en Hollywood para que una tía que tiene un Oscar acepte participar en la construcción del guión de un remake?

El otro estreno estadounidense llega precedido por una recepción singular en el pasado Festival de Berlín, en donde participó en la Sección Oficial a concurso. Se trata de Side Effects (Efectos secundarios), vuelta al ruedo del hiperactivo Steven Soderbergh, que esta vez centra su objetivo en el mundo de la psicofarmacología a través de una historia en la que una joven se vuelve adicta a un nuevo medicamento que le receta su psiquiatra para contrarrestar la ansiedad que le provoca la liberación de la cárcel de su esposo. Saludada con una notable división de opiniones a su paso por la Belinale, donde no disgustó del todo aunque tampoco entusiasmó (a tal efecto, echad un vistazo a las opiniones publicadas por los críticos españoles Carlos Boyero, en su crónica oportuna para El País, o Luis Martínez, en la suya para El Mundo), desde actoresSinVergüenza lanzamos una baza a favor de un director que, si bien hace tiempo  que no logra deslumbrarnos con sus últimas películas, siempre se ha caracterizado por ser uno de los más versátiles realizadores en el Hollywood actual  y, reconozcámoslo, casi es imposible hablar de una mala, mala de verdad, película de Steven Soderbergh. Además, gana un plus gracias a su excelente labor en la dirección con los actores. Para esta nueva aventura ha vuelto a llamar a Catherine Zeta-Jones, a la que ya le extrajo su mejor trabajo para el cine en Traffic (2000), que secunda a un (parece ser) recuperado Jude Law, con un papel por fin afín a su enorme categoría, y a una pareja de jóvenes estrellas: la nominada al Oscar Rooney Mara y el sex-symbol Channing Tatum, al que el director ya había dirigido en Magic Mike hace apenas un año.

También desde el otro lado del Atlántico, aunque ahora desde México, llega esta semana a las carteleras la película con el reparto más estrambótico que ha pasado en mucho tiempo por las marquesinas. Atentos: un acabadísimo Andy García ejerciendo de estrella de la función, una Eva Longoria intentando colarse en las grandes superproducciones y abandonar de una vez los anuncios de champú, un directamente perdido y mal aconsejado Peter O'Toole, una ¿recuperada? Catalina Sandino Moreno, de la que tras su nominación al Oscar nunca más se supo (al menos, algo que mereciera la pena saber o ver), y un largo etcétera de actores y estrellas mexicanas que nunca se vieron en otra como ésta. ¡Pobrecitos! La película en cuestión lleva por título Cristiada (2012) y se la debemos a Dean Wright, habitual coordinador de efectos especiales que ha decidido lanzarse a la dirección de largometrajes con esto. Pongámonos en situación. La película (si así se la puede llamar, porque tiene pinta de superproducción para la tele) nos lleva al México de 1926, cuando estalla una violenta guerra civil. En esas, nuestro (enajenado) protagonista, un Andy García que hace las veces de general retirado sin dejar de ser Andy García, con el apoyo de su esposa (Eva Longoria y su mantilla), decide unirse al bando revolucionario y transformar a un grupo irregular de rebeldes, sin líder que les gobierne, en una fuerza heróica, capaz de defender con valentía la causa de la justicia. ¡Toma ya! Lo peor de todo es que la película está basada en hechos reales, la verdadera y desconocida por estos lares Guerra Cristera o Guerra de los Cristeros, provocada a causa de la rebelión que sufría la Iglesia Católica por parte del Gobierno nacional. Una pena, ciertamente, porque semejante episodio histórico bien merecía una revisión cinematográfica de otro calibre o nivel. Sistemáticamente despreciada por la crítica especializada, ahí están las publicadas en el Washington Post y en el New York Post, lo cierto es que ver a la Longoria con mantilla (como puede apreciarse en el póster) a lo mejor sí que vale el precio de una entrada.

Los críticos tampoco se han mostrado muy benévolos con la canadiense Upside Down (Un amor entre dos mundos), del argentino Juan Diego Solanas. La han tachado de vacía y de fracaso, e incluso arremeten contra su actor protagonista, Jim Sturges. ¡Pobre Kirsten Dunst, qué cosas hay que hacer para mantenerse en los primeros puestos de las agendas de unos productores en las que abundan tantas y tantas y tantas rubias guapas! Lo cierto es que, tras ver el tráiler, pocas expectativas levanta en este humilde mortal una película de Ciencia-ficción que parece jugar con un contexto en verdad muy sugestivo (dos planetas, uno sobre el otro, cuyos habitantes tienen terminantemente prohibido el subir/bajar al otro lado), pero que me da la impresión de querer seguir la estela, desafortunadamente exitosa, impuesta por productos del tipo Crepúsculo, al centrarse en la relación sentimental que se establece entre dos jóvenes provenientes de mundos completamente opuestos. El componente visual de Upside Down (¡otro horrible título en castellano para añadir a la interminable lista!) resulta en verdad sobrecogedor, pero hace mucho tiempo que esto dejó de ser un gancho para este servidor.

Los ecos de Buen Cine vuelven a provenir de este lado del Atlántico y es que desde Alemania nos llega (por fin) Bárbara (2012), de Christian Petzold, ganador del Oso de Plata al mejor director en la edición de la Berlinale del año pasado. La película, nominada además a los pasados Premios del Cine Europeo, aparte de confirmar como estupenda actriz dramática a la guapa Nina Hoss, a la que ya intuíamos posibilidades en su única película conocida en nuestro país, La masai blanca (2005), de Hermine Huntgeburth; nos sirve además para reencontrarnos con ese cine alemán que tanto gustó y convenció hace unos años gracias La vida de los otros (2006). La película nos cuenta la historia de la Bárbara del título, una doctora de la Alemania Oriental que estuvo presa en el Berlín Occidental. Cuando sale en libertad, la mandan al hospital de un pueblo de la RDA. Al principio, su estancia allí es una tortura, pues se ve sometida a constantes inspecciones, pero pronto acaba adaptándose gracias a la ayuda del jefe del hospital. Contada a través de ese tono seco y frío, tan germano, que tanto nos gusta, Bárbara complacerá a todos los cinéfilos de pro, ávidos de nuevas y estimulantes propuestas nacidas en la Vieja Europa.



La peli del finde.

Ahora ya sí. Entramos de lleno a hablar del estreno español de la semana. Bueno, semi-español, que se trata concretamente de un co-producción entre nuestro país y Argentina. Precisamente, llega avalada por la excelente acogida crítica que recibió allí, pero también sabemos que estamos ante un éxito de taquilla y es que se ha convertido ya en la película argentina más taquillera, superando con creces el millón de espectadores (un hito que no había logrado otra película nacional desde El secreto de sus ojos (2010), de Juan José Campanella). Hablamos del thriller Tesis sobre un homicidio, de Hernán A. Golfrid. La cinta, que nos pone en la piel de Roberto Bermúdez, abogado y profesor especializado en Derecho Penal, y que está convencido de que Gonzalo, uno de sus alumnos más brillantes, es el autor del brutal asesinato de una chica cometido frente a la Facultad de Derecho, ante lo que está decidido a demostrar su versión del crimen, emprendiendo por su cuenta una investigación que acabará obsesionándolo, tiene una de sus principales bazas en la confrontación de un dúo estelar de altura: el magnífico y brillante mago de la actuación Ricardo Darín y el joven y apuntamaneras Alberto Ammann. ¿Quién vencerá? La respuesta, en el cine.


Porque sí, si este fin de semana hay que pagar por ver una peli al alto coste al que están las entradas (y más durante los fines de semana), que sea Tesis sobre un homicidio, que asistir al despliegue artístico, sumamente invisible siempre, de ese monstruo de la pantalla apellidado Darín es todo un lujo. ¿Fan confeso de don Ricardo? ¿Yo? ¡Venga, hombre! ¿Tanto se nota? Lo dicho, todos al cine y si puede ser, mejor la Versión Original Subtitulada (en el idioma que queráis, la versión... y los subtítulos, pues si sabéis chino y queréis...).

¡¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!!

3 comentarios:

ZoOoM dijo...

La verdad es que, visto lo visto... yo también me quedo con la peli de Darín. Tengo ganas de verle después de que me dejara entusiasmado en la escena que tiene con Tosar en Una pistola en cada mano.

Unknown dijo...

Qué grande ese momento y qué grande la película de Cesc Gay al completo. ¿Cuándo vamos a ver "Tesis..."?

ZoOoM dijo...

Mmm... pues cuando quieras. Yo te invito a la peli, tu a la cena xD