¡¡¡Ya es viernes!!! Y el cine nacional contraataca hoy lanzando otros cuatro títulos de diferente corte, algunos de ellos verdaderamente esperados. Ni que decir tiene que nuestra cinematografía trata de hacer caja a lo grande, colocando en un buen número de salas una de las comedias más publicitadas del año y uno de los títulos de terror que más y mejores expectativas ha venido levantando entre los aficionados al género. Coinciden con la llegada a la cartelera de dos títulos pequeños, de estreno indiscutiblemente minoritario, pero dirigidos a audiencias tan exquisitas como los amantes del cine de autor y los pequeños de la casa, que corren el riesgo de pasar finalmente inadvertidas ante el triste panorama de coincidir en la cartelera con el estreno de lo último de Woody Allen, un director con un público que siempre le es fiel, y al que en esta ocasión acompañan los rumores de posible nominación al Oscar para su actriz protagonista: Cate Blanchett.
La peli del finde.
Se deja caer, por fin, uno de los estrenos más esperados del año, la (muy) publicitada ¿Quién mató a Bambi?, que viene a ser la tercera película del interesante Santi Amodeo (si no contamos su ópera prima, El factor Pilgrim (2000), dirigida junto a Alberto Rodríguez) y en la que, parece ser, el director sevillano abandona los tonos agridulces de sus anteriores películas para construir una comedia disparatada y muy, muy gamberra, a tenor de lo que parecen indicar las imágenes de su promocionado tráiler. Narra la historia de dos jóvenes amigos que tienen que encontrar la manera de que el presidente de la compañía en la que trabajan (y suegro de uno de ellos) regrese sano y salvo a su casa, ya que por extrañas circunstancias se encuentra encerrado semidesnudo en el maletero de su coche. Paralelamente, un empresario acuciado por las deudas y su socio intentan un secuestro exprés, aunque por una serie de desafortunadas coincidencias acaban secuestrando a su padre por equivocación. A partir de ahí los problemas aumentan.
Producida por Rodar y Rodar y participada por TVE, resulta una de las películas que mayor expectación ha venido levantando desde el inicio mismo de su rodaje y que más bombo está dando en los medios de comunicación (mucha culpa de ello la tuvo la noticia de que el futbolista Andrés Iniesta protagonizaría un cameo). Con un reparto formado por cómicos de contrastada eficacia, prácticamente un all star cast a la española, con Ernesto Alterio, Julián Villagrán, Quim Gutiérrez, Úrsula Corberó, Clara Lago y Enrico Vecchi liderando un elenco en el que figuran, en papeles secundarios Joaquín Núñez, Carmina Barrios, Manolo Solo y José Ángel Egido, ¿Quién mató a Bambi? supone la primera experiencia en el campo de la comedia de su productora, que se encarga de distribuir Sony en 261 pantallas de 259 locales (182 salas a partir de 172 soportes digitales y 79 copias analógicas).
Remake de la cinta mexicana Matando cabos (2004), de Alejandro Lozano, ¿Quién mató a Bambi? ha obtenido la respuesta crítica esperada, para nada desdeñable, aunque como sabemos, la comedia no es un género al que la prensa especializada profese una especial devoción. Jordi Costa la aprueba levemente argumentando en El País, que "los gags recurrentes asociados a las figuras secundarias -una estrategia a lo Blake Edwards- encarnadas por Manolo Solo y Carmina Barrios dan la medida de la extrema precisión con la que funciona un conjunto al que solo se le puede reprochar la fragilidad que sostiene alguno de sus equívocos. Eso y, también, el cartel publicitario de la película, que parece el peor enemigo de una comedia enérgica y carismática, que dibuja un mundo donde todos estamos condenados a ser el payaso de las bofetadas, aunque unos en mayor medida que otros". Más de lo mismo leemos en la crítica de Nuria Vidal para Fotogramas, que alega que Amodeo "hace un cine de humor absurdo con situaciones que nacen en la cotidianidad para derivar a lo inverosímil y quiebros narrativos que descolocan al espectador (...) Amodeo hace con su historia lo que Clara Lago con su delantal: lo convierte en algo completamente inesperado. Gracias en gran parte a un conjunto de actores entregados al disparate. Por suerte, y lo digo sin ironía, la película no es redonda".
Federico Marín Bellón es menos entusiasta en el ABC: "¿Quién mató a Bambi? tiene vocación de comedia americana, algo que se nota desde el remate estético. Rehúye además el tópico ibérico y las cansinas interpretaciones en falsete, que no buscan la comicidad en las situaciones". Mientras, Andrea G. Bermejo nos desvela alguna de sus virtudes en Cinemanía: "con un arranque espectacular (...) y amparados por la flor y nata del talento actoral más joven (los mejores de un reparto fetén: el tándem cómico que forman Julián Villagrán y Quim Gutiérrez, ¡spin off ya!) van apareciendo algunos de los vicios de este país tan nuestro (...). Vicios enraizados en una comedia con vocación de desmelene que, si bien oscila entre momentos menos inspirados y otros hilarantes al ser tan nuestra, más que comedia negra acaba siendo azul oscura casi negra".
¿Una de zombies?
Tras debutar en el largometraje con la inconsistente El último justo (2007) y continuar la senda del fantástico en la penosa La posesión de Emma Evans (2010), Manuel Carballo vuelve a incidir en el género, ahora sobre una de las temáticas más en boga del terror moderno: los zombies. Para la ocasión, el director pone en imágenes un guión de Hatem Khraiche, de premisa más que interesante: la humanidad convive con los "Retornados", gente de apariencia normal que ha sido infectada por un virus devastador. Sólo la inyección diaria de una Proteína evita que se transformen en zombies. Kate trabaja en una unidad de investigación intentando encontrar urgentemente una vacuna definitiva que impida que la epidemia se expanda. Además, oculta una poderosa razón: su pareja, Álex, es un "retornado". El caos se desata cuando el Gobierno anuncia la escasez de la Proteína y la paralización de las investigaciones, obligando a todos los infectados a ingresar en un centro militar de alta seguridad. Temiendo lo peor, Kate y Álex deciden no acatar las órdenes y huir. Su cuenta atrás por la supervivencia ha comenzado.
Como ya hiciera en su anterior película, Carballo ha rodado su película en inglés y con actores extranjeros (a excepción de la guapa Claudia Bassols) con miras a una más que cantada distribución en el exterior, Estados Unidos como primer y obligado destino. Co-producida junto a Canadá, Retornados levantó altas expectativas a su paso por el reciente Festival de Sitges, donde concurría a la Sección Oficial, por proponer una pertinente vuelta de tuerca a la tan manida temática de zombies: una película de zombies sin zombies. Filmax, en su decidido empeño por dar alas al género en nuestro país, se muestra, no obstante, cautelosa y la lanza al mercado en sólo 110 salas (80 con soporte digital y 30 con copias en 35 mm.).
Como ya hiciera en su anterior película, Carballo ha rodado su película en inglés y con actores extranjeros (a excepción de la guapa Claudia Bassols) con miras a una más que cantada distribución en el exterior, Estados Unidos como primer y obligado destino. Co-producida junto a Canadá, Retornados levantó altas expectativas a su paso por el reciente Festival de Sitges, donde concurría a la Sección Oficial, por proponer una pertinente vuelta de tuerca a la tan manida temática de zombies: una película de zombies sin zombies. Filmax, en su decidido empeño por dar alas al género en nuestro país, se muestra, no obstante, cautelosa y la lanza al mercado en sólo 110 salas (80 con soporte digital y 30 con copias en 35 mm.).
Con la plana mayor de la crítica puesta a sus pies, parece ser que Manuel Carballo ha logrado, al fin, construir un relato cinematográfico que invite a pensar en él como uno de los directores a seguir de nuestro cine contemporáneo. Oti Rodríguez Marchante lo cuenta así en su crítica para el ABC: "Carballo consigue que rimen los ritmos de la intriga con los del drama y, además, encuentra un desenlace en varias capas que descoloca y... promete". En su misma línea, Fausto Fernández, escribe en Fotogramas: "vuelve a apelar a la esencia del terror y el fantástico: exorcizar los miedos de una sociedad y una época. Y lo hace con un estilo que recuerda al primer Cronenberg canadiense. Una estimable, en suma, aportación al universo living dead". Sergio F. Pinilla es algo más entusiasta en Cinemanía, señalando que "el guión, magnífico, incontestable, concreta todas estas lecturas en unas secuencias que, ahora sí, se circunscriben a los cánones del género".
Pero también se han levantado voces a la contra o, por lo menos, capaces de advertir las posibles deficiencias de la cinta. Así, en Cinema ad hoc advierten que "el problema de Retornados es que lo interesante de su premisa se ve ensombrecido por la inserción de flashbacks con la única finalidad de agudizar una emotividad innecesaria (...). Pero sobre todo falla en la elección de los protagonistas, y más concretamente en la heroína de la historia, la canadiense Emily Hampshire, quien pocas veces a lo largo de la cinta consigue convencer con su interpretación". Para terminar, tampoco en El Antepenúltimo Mohicano se muestran muy convencidos: "se deja ver. La percepción inicial no es del todo mala, tampoco buena. Pero el paso de las horas despejan la niebla, y lo que permanece es el sedimento de la intrascendencia. La vuelta de tuerca del subgénero de zombies termina por pasarse de rosca".
Pero también se han levantado voces a la contra o, por lo menos, capaces de advertir las posibles deficiencias de la cinta. Así, en Cinema ad hoc advierten que "el problema de Retornados es que lo interesante de su premisa se ve ensombrecido por la inserción de flashbacks con la única finalidad de agudizar una emotividad innecesaria (...). Pero sobre todo falla en la elección de los protagonistas, y más concretamente en la heroína de la historia, la canadiense Emily Hampshire, quien pocas veces a lo largo de la cinta consigue convencer con su interpretación". Para terminar, tampoco en El Antepenúltimo Mohicano se muestran muy convencidos: "se deja ver. La percepción inicial no es del todo mala, tampoco buena. Pero el paso de las horas despejan la niebla, y lo que permanece es el sedimento de la intrascendencia. La vuelta de tuerca del subgénero de zombies termina por pasarse de rosca".
Estrenos invisibles.
Con mucho menos ruido llega a las salas esta producción valenciana, tercer trabajo tras las cámaras de su director, tras el ensayo fílmico que era el documental Un lugar en el cine (2007) y la desapercibida obra de ficción Las olas (2011), de estilo bergmaniano. Como en esta última, Los chicos del puerto también nos cuenta la historia de un viaje, el que hace Miguel porque su abuelo no puede, ya que está encerrado por su propia familia. La misión es muy sencilla, ir a un funeral y depositar una guerrera militar en la tumba de un viejo hombre, amigo de su abuelo. Miguel, acompañado por Lola y Guillermo, sale de esa isla dentro de Valencia que es el barrio de Nazaret y deambula por la periferia un cementerio, y enfrentándose en definitiva a una ciudad desierta, al menos por un día. El viaje se convierte poco a poco en un azaroso trayecto lleno de incertidumbres, y mucho más largo de lo que su mente infantil podía prever. Junto a Lola y Guillermo, tendrá que enfrentarse continuamente a una sensación de abandono y soledad, sin dinero y sin demasiada ayuda de los adultos que se van encontrando por el camino.
Producida por Olivo Films, Los chicos del puerto participó en los festivales de Moscú y Toronto y cuenta con un reparto de pequeños actores no profesionales en los papeles protagonistas, Omar Krim, Blanca Bautista y Mikel Sarasa, secundados por el veterano actor José Luis de Madariaga, rostro familiar en la pequeña pantalla. Todo apunta a que pasará de puntillas por la cartelera, sobre todo, porque Barton, su distribuidora la ha estrenado sólo en siete cines, todos ellos con copias digitales.
Es tal la invisibilidad de la propuesta a su llegada a las salas que pocos medios grandes se han hecho eco de su estreno. Sólo en El País encontramos una reseña de Jordi Costa, y encima para nada halagüeña: "Morais se inscribe en esa herencia neorrealista, a través de una estrategia narrativa y formal visiblemente sofisticada, pero que, posiblemente, funciona mejor en la teoría que en la práctica (...). Quizá en la dramaturgia bañada en formol que plantea Alberto Morais se obtengan hallazgos que este crítico no acertó a detectar". Por contra, en Cinema ad hoc damos con una visión de la película que, muy probablemente, responda a las expectativas generadas por los amantes del cine de autor más visceral: "de nuevo, tenemos una visión cinematográfica sin aspavientos ni manipulación, ni puntos de vistas intrincados e impostados para quebrantar la objetividad del espectador. Reiteradamente, se crea en la imprescindible cinta la épica de lo aséptico, desmitificando cualquier conquista y despojando de belleza lo emocionalmente trucado, surcando las orillas de lo (extra)ordinario mediante la simpleza de la letanía y, en definitiva, el escape para el propio espectador reconstruyendo una historia que tal vez nunca estuviera allí". Una visión que va en consonancia con la ofrecida por la web Cine Maldito: "la transparencia de su lenguaje y el afán de aperturismo de conciencias, sin dejarse llevar por prisas y atascos, crea una latente sensación de pesimismo que nos induce a orientarnos hacia una mirada impertérrita pero multiforme donde los tiempos muertos son incesantes y donde se te ofrece la posibilidad de indagar en la fugaz existencia que pasea entre las calles de los cementerios o que recorre la brisa que golpea unas rosas marchitas olvidadas en medio de un puerto". Cine difícil, por tanto, no apto para todos los públicos.
Todo lo contrario que ofrece El pequeño mago, de Roque Cameselle, el único título de animación de nuestra cinematografía que anda de estreno. Eso sí, dos años después de su realización. Este O mago dubidoso (El pequeño mago) (2011), es una cinta infantil protagonista de una enorme polémica hace dos temporadas cuando, tras ser seleccionada por la Academia como una de las cuatro candidatas al Goya en la categoría de mejor película de animación, la Junta Directiva de la misma decidió retirar su nominación por "incumplimiento de las bases de participación" y cuyas correcciones se habían entregado a la Academia fuera del plazo establecido.
Tristemente célebre por ello, El pequeño mago es un filme de pocas pretensiones elaborado según el sistema tradicional de animación en 2D (dibujo a dibujo) y se encuentra rodado en gallego. Su argumento, basado en la novela de inspiración histórica “Bieito Dubidoso” escrita también por Roque Cameselle, comienza cuando unos piratas normandos asaltan el barco de Pedro Cabaledo, atracado en el muelle de su casa. Mediante la magia, su hijo Bieito Dubidoso, de nueve años, consigue que los guerreros huyan despavoridos. A raíz de esto, su fama traspasa los muros de la casa, conoce a Destreza, su inseparable compañera, y se gana la admiración de los vecinos. Pero el obispo Juan, dueño y señor de la ciudad, no le perdonará que lo haya hecho pasar por un cobarde delante de sus vasallos.
Por desgracia, su llegada a las salas se produce en medio de una abismal indiferencia mediática, colocándola su distribuidora (Barton, de nuevo) en 36 locales (todos con soportes digitales). Y, por lo que hemos podido leer en las pocas críticas que hemos encontrado vagando por Internet, casi hubiera sido mejor que la cinta hubiese pasado a la historia sin ver la luz en una pantalla grande, "envuelta en una bruma de conspiración cinematográfica", que leemos en Cinema ad hoc, donde señalan, entre los defectos de El pequeño mago, aparte de una notoria insuficiencia técnica, "el guión es torpe y nulo. No parece saber decidirse sobre qué quiere tratar la historia (...). Si de verdad es necesario que haga párrafo resumen: nefasta en todos los sentidos". Para no hacer leña, por último, en Cinema Bites tampoco se muestran complacidos: "entrar en la espiral de criticar este título por su calidad de animación me parece fuera de tono y un problema que se observa a simple vista una vez arranca la cinta. Dejando a un lado esta obviedad creo que el trabajo que dirige y escribe Roque Cameselle tiene problemas más graves que radican en el guión, el montaje y por su puesto en las interpretaciones. La historia aparte de ser aburrida incluso para los más “peques” posee muchos momentos que desconciertan y uno no entiende muy bien el por que están ahí".
Mal sabor de boca nos deja este final al repaso de los estrenos del fin de semana. No obstante, superemos los obstáculos y pasemos por taquilla este fin de semana, aunque sea para descubrir quién fue el asesino de Bambi.
¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!
Mal sabor de boca nos deja este final al repaso de los estrenos del fin de semana. No obstante, superemos los obstáculos y pasemos por taquilla este fin de semana, aunque sea para descubrir quién fue el asesino de Bambi.
¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!
0 comentarios:
Publicar un comentario