Como ya señalábamos en la anterior quiniela, la categoría a la mejor actriz en los Premios Goya suele deparar pocas sorpresas pues son pocos, por desgracia, los trabajos femeninos puramente protagonistas los que se dejan ver por nuestras pantallas cada curso cinematográfico. A este mes de noviembre, son dos las favoritas indiscutibles, a las que resulta casi imposible no mencionar incluso entre la ganadora final del Goya. El tercer y cuarto puesto parecen rifárselo solo entre tres candidatas, a las que habría que sumar una más de entre los estrenos pendientes del mes de diciembre.
1. Marian Álvarez, por La herida.
2. Nora Navas, por Todos queremos lo mejor para ella.
3. Aura Garrido, por Stockholm.
4. Candela Peña, por Ayer no termina nunca.
3. Aura Garrido, por Stockholm.
4. Candela Peña, por Ayer no termina nunca.
5. Maribel Verdú, por 15 años y un día.
6. Ingrid Rubio, por La Estrella.
7. Carmen Maura, por Las brujas de Zugarramurdi.
8. Ariadna Gil, por Sola contigo.
Ni que decir tiene que ser la última Concha de Plata a la mejor actriz es sinónimo de posicionarse como la gran favorita al Goya del año. Marian Álvarez parecía no tener competencia alguna en esta categoría, pero tras la Seminci y el premio ganado por Nora Navas la incógnita se cierne sobre la condición de favorita indiscutible que poseía el mes pasado la protagonista de La herida, de Fernando Franco, quien además ha ganado el premio correspondiente a la mejor actriz en el festival Cinespaña de Toulouse. Presente en absolutamente todos los planos de un filme que reposa adecuada y confiadamente en su labor, Álvarez desborda la pantalla exponiendo sin tapujos, pormenorizadamente y de manera harto dolorosa y empática, el infierno interior que subyuga a su personaje. Hay quienes todavía sostienen que los responsables de la cinta podrían proponerla en la categoría revelación, lo cual incluso favorecería sus opciones al Goya, pues ahí sí que no conocería competencia alguna. No obstante, lo justo es reconocer que su revelación ya se produjo hace unos años con Lo mejor de mí (2007), de Roser Aguilar, y que un trabajo de esta envergadura debe optar al Goya en la "categoría reina".
Desde Valladolid, con la Espiga de Plata bajo el brazo a la mejor actriz, Nora Navas se ha impuesto como la otra gran favorita a ganar el Goya de este año. Su cabezón por Pa negre (Pan negro) (2010), de Agustí Villaronga, queda aún muy reciente en la memoria de los académicos, lo que podría restarle opciones. No obstante, merecería ganar (tanto como Marian Álvarez) por marcarse un magnífico trabajo en Todos queremos lo mejor para ella, de Mar Coll, donde Navas está en absoluto estado de gracia, recayendo también sobre ella todo el peso de una película que, ciertamente, no sería lo mismo sin su labor. Ya en la primera secuencia, con su cojera perfecta y el tartamudeo oportuno, la intérprete nos bosqueja un aplicado y preciso retrato de su personaje, que a lo largo de los siguientes minutos logrará desarrollar y desplegar ante la cámara con absoluta libertad, haciendo fácil lo difícil, logrando que las rarezas de su comportamiento nazcan y se expongan ante nosotros con pasmosa naturalidad, no siendo capaces en ningún momento de advertir de qué mecanismos o de qué métodos surge tal prodigio interpretativo, llegando incluso a brindarnos de manera magistral la exposición escrupulosa, medida y esmerada del desconcierto que embarga a su personaje. Es tan sublime el grado de perfección alcanzado por la actriz, que incluso hay momentos del filme en el que el cambio de registro ambiental, del drama a la comedia o viceversa (pues la cinta coquetea con ambos por igual), lo marca el propio trabajo de Nora Navas.
Ha llegado tarde a las salas, pero lo ha hecho a tiempo como para posicionar a su protagonista entre las favoritas en la carrera por los Premios Goya. Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen, aparte de ser uno de los mejores títulos del año, viene de ser uno de los triunfadores del ya lejano Festival de Málaga, donde Aura Garrido se alzó con la Biznaga de Plata a la mejor actriz. Había ganas de visionar su trabajo y, una vez visto, es justo reconocer que la joven actriz merece figurar entre el cuarteto finalista al Goya y es que Garrido lidia con el arco dramático más complicado de los dos únicos personajes de la función y logra al final una actuación gigantesca, de puro perfecta, porque el comportamiento esquivo de su personaje al inicio no es sólo una pose, sino que encierra siempre algo enfermizo y endémico, algo que vertebra toda su actuación y que Garrido logra transmitir a lo largo de todo el metraje, por mucho que también, y al mismo tiempo, nos obsequie un esmerado y detallado transcurrir de emociones y actitudes, hilvanadas con sensatez y armonía. Como en Málaga, deberá vérselas con su compañera de premio interpretativo en el certamen para conseguir una plaza en la final por el Goya. No obstante, y hasta la llegada a las salas de los títulos previstos para diciembre, el tercer puesto es suyo con toda justicia.
Única candidata segura desde principios de año, Candela Peña ha ido perdiendo posiciones a medida que han ido viendo la luz los previos trabajos reseñados y aún corre el riesgo de perder posiciones ante la aplastante fuerza de algunos que todavía han de pisar la cartelera. Y todo porque el estreno de su película se produjo con demasiada antelación para el calendario académico. Sería una lástima porque su heróico, demoledor y desgarrador tour de force, principal gancho indiscutible de Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet, supone la mejor interpretación de su carrera, aún jugando peligrosamente, en algunos momentos, con una afectación excesiva. Un mal menor que no impidió que ganara la Biznaga de Plata a la mejor actriz en el Festival de Málaga. A su favor también cuenta el hecho de que, haga lo que haga, siempre cuenta con el beneplácito de una Academia que la ha premiado ya en tres ocasiones.
Actriz siempre susceptible de ser nominada, la que con toda seguridad sea la mayor estrella femenina del momento en nuestro cine, ganó opciones en las anteriores quinielas gracias a que 15 años y un día sea la definitiva seleccionada por la Academia para representarnos a los Oscar. Sin embargo, todo hace pensar que lo tendrá difícil este año para sumar su décima nominación. Con su segundo Goya todavía reciente y la sombra de poder ser propuesta también en la categoría secundaria, lo cierto es que el peso y la calidez que aporta su presencia dentro de la película de Gracia Querejeta nos invitan a pensar en su presencia entre las actrices protagonistas del año. Todo hace indicar que en esta categoría le tocará pelear por la cuarta plaza y es que una interpretación como la que lleva a cabo en 15 años y un día, ajustadísima, de muchos matices, y apechugando con un arriesgado monólogo en un largo plano secuencia, merecería llegar a la final.
Presente en el cuarteto favorito del mes pasado, Ingrid Rubio ha abandonado este mes su puesto de honor y es que sus opciones de llegar a la final son remotas; primero, por el alto y comentado nivel en los trabajos que la preceden y el de los que aún nos está por llegar y, segundo, por el escaso bombo suscitado por La Estrella, de Alberto Aranda, cinta que pasó más desapercibida por las carteleras de lo que realmente merecía. Sobre todo por el protagonismo exhultante, arrollador y entregado de una fantástica Ingrid Rubio. Sólo ella, su fresca fotogenia y su radiante exposición de talento, justificaban el visionado de la película. Como la Estrella del título, la actriz se marca uno de los mejores trabajos cinematográficos de toda su carrera, recorrido por una frescura contagiosa, que hace irresistibles sus puntuales momentos cómicos, y una implicación emocional con su rol pasmosa, puesta de manifiesto a lo largo de todo el metraje y cuyo punto álgido es la trágica y brillante transición emocional que protagoniza en una de las clases de flamenco y en la que el trabajo metódico de la actriz queda sensacionalmente oculto tras la plasmación vívida de los pensamientos del personaje. Una interpretación luminosa y desenvuelta que no desmerecería figurar entre las favoritas a los próximos Premios Goya.
Reciente Premio Donostia, la Academia podría aprovechar la racha de homenajes a Carmen Maura y adjudicarle una nueva nominación en la categoría principal, donde no ha vuelto a quedar finalista desde que ganara su tercer Goya por La comunidad (2000), de Álex de la Iglesia. Su cometido en Las brujas de Zugarramurdi está lejos de ser protagónico, pero la clase y la maestría de una actriz de su categoría se imponen pronto en uno de los puntos fuertes de una función que, a buen seguro, acumulará nominaciones por doquier. Si los Académicos tienen el día juguetón, muchos votos irán a parar también a Carmen Maura.
Protagonista absoluta de un filme que pasó sin pena ni gloria por las carteleras, a pesar del interés que podría despertar su trama y su tono de thriller psicológico, Ariadna Gil es, sin duda, lo mejor de una función desperdiciada. Y es que lleva a cabo en Sola contigo, de Alberto Lecchi, un admirable y generoso ejercicio de exposición dramática, del todo introspectivo. La condición de co-producción entre Argentina y España suma peros a sus opciones, junto a la media calidad de la película. No obstante, la vuelta de una de nuestras mejores actrices a la categoría principal de los Goya siempre es bien recibida, sobre todo si se trata de Ariadna Gil.
ATENTOS A:
Tras su presentación oficial en el reciente Festival de Cine Europeo de Sevilla, el trabajo de Inma Cuesta en la alocada comedia Tres bodas de más, de Javier Ruiz Caldera, ha levantado elogios desde la prensa especializada y se la cuenta ya entre las favoritas al Goya. ¿Podrá una actuación cómica imponerse sobre las dramáticas en la lucha por el Goya? Antecedentes hay.
Tras su presentación oficial en el reciente Festival de Cine Europeo de Sevilla, el trabajo de Inma Cuesta en la alocada comedia Tres bodas de más, de Javier Ruiz Caldera, ha levantado elogios desde la prensa especializada y se la cuenta ya entre las favoritas al Goya. ¿Podrá una actuación cómica imponerse sobre las dramáticas en la lucha por el Goya? Antecedentes hay.
Otra habitual en las quinielas es Belén Rueda. Descartadas sus opciones de aspirar al Goya por el flojo thriller Séptimo, de Patxi Amezcua, la actriz aún guarda en la recámara Ismael, de Marcelo Piñeyro, melodrama sentimental que llegará a las salas a finales de diciembre y donde sus dosis de lucimiento parecen estar garantizadas.
De la Seminci salió Marta Etura ganando elogios por su trabajo en Presentimientos, de Santiago Tabernero. La película supone el regreso de la actriz a papeles de verdadera consistencia, algo que justifica el que se encuentre en todas las quinielas. Con estreno previsto para el 24 de enero, aún queda por despejar la incógnita de si la cinta concursará en esta edición de los Premios Goya.
1 comentarios:
Y que pasa con ALEGRIAS DE CADIZ, el regreso al cine de Gonzalo García-Pelayo está dando que hablar en los festibales de cine mas importante, incluso el new york times se hace eco de ello.
En los programas especializados como el septimo vicio hay rumores de goya para la mejor cancion original....aqui enlace...
http://www.rtve.es/alacarta/audios/el-septimo-vicio/septimo-vicio-acustico-fernando-arduan-05-12-13/2199207/
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