¡¡Ya es viernes!! Aunque esta semana no estamos muy de enhorabuena. Vale, sí, ha llegado el buen tiempo. Por fin disfrutamos de la temperatura y el clima propios de la estación en la que vivimos. Pero no estamos aquí para dar el parte metereológico, sino para contaros qué novedades llegan a las salas de cine. Y decíamos que no estamos de enhorabuena sobre todo porque este fin de semana llega tras la terrible conmoción sufrida ayer por el mundo del cine español, que vuelve a estar de luto. Esta vez no nos ha dejado ninguna estrella ni ningún director, sino que abandona este duro negocio que es el Cine en España una distribuidora de alta categoría: Alta Films, propiedad de Enrique González Macho (presidente también de la Academia de Cine) echa el cierre. La noticia nos sacudía ayer mismo por la mañana. Alta Films no ha podido contra una crisis generalizada en el sector y que se ha venido cebando muy especialmente con el ámbito de negocio de la productora, distribuidora y exhibidora: el cine de autor español y extranjero. De este modo, se cierra una ventana en nuestro país a un tipo de cine diferente, minoritario, pero mil veces más válido que el que circula por ámbitos más convencionales. Una ventana que enclaustra, aún más si cabe, el precario estado de la Cultura en nuestro agónico país. Con el cierre de Alta Films no sólo se pone en peligro la llegada a las salas de un tipo de cine que sin su respaldo ahora lo va a tener aún más difícil para su distribución en nuestro territorio, sino que además corre peligro la cadena de exhibición propiedad de la empresa, los fundamentales Cines Renoir, auténticos y gratificantes oasis en la exhibición cinematográfica de cine independiente en España. Una mala noticia que llega después de conocer los malos resultados obtenidos en su fin de semana de estreno por la última (y gran) apuesta de la compañía, Alacrán enamorado y justo antes de un fin de semana en verdad desalentador, repleto de muchos y muy variados estrenos, alguno que otro de mediano interés procedente de la macropoderosa Hollywood, y donde no destaca, en modo alguno, el título español que apuesta por aventurarse a una más que probable exigua carrera comercial.
La peli del finde.
Presente en la Sección Oficial del pasado Festival Internacional de Gijón 2012, donde no levantó un significativo entusiasmo, llega a los cines (sin mucho ruido, obviamente) La venta del paraíso, nueva película "a contracorriente" de Emilio Ruiz Barrachina, que ha optado esta vez por darle a su cinta el aspecto de cierto realismo mágico para contar la historia del viaje de una joven mexicana en busca de una vida mejor en España y que se tiñe de un inconfundible aroma surrealista gracias a los encuentros y desencuentros a los que tendrá que hacer frente en nuestro país con una galería de personajes ciertamente estrambóticos: un mendigo que sueña en arpegios, un cura con una cruz capaz de disparar balas y una posadera que encubre un negocio de línea caliente, en el que trabaja el personaje al que encarna Mariví Bilbao, recientemente fallecida. Aparte de contener el último trabajo llevado a cabo por Bilbao ante una cámara, La venta del paraíso cuenta con la mexicana Ana Claudia Talancón en el papel protagonista, secundada por un reparto lleno de caras conocidas, aunque un tanto devaluadas (cinematográficamente hablando), como Carlos Iglesias, Jorge Roelas, María Garralón, Juanjo Puigcorbé (desconcertantemente travestido), Saturnino García, Lola Marceli, Txema Blasco o William Miller. La película está basada en la novela homónima que Barrachina presentó en 2005.
¿Bienvenido, Mr. Marshall?
No sé muy bien qué deciros, queridos amigos y amigas. De primeras, el que un director de la categoría de Gus Van Sant estrene película siempre es digno de remarcar. En este caso, toca guión de Matt Damon y John Krasinski, principales intérpretes de Promise Land (Tierra prometida), de la misma manera que en su momento Van Sant accedió al cine digamos mainstream gracias al guión escrito entre Damon y Ben Affleck (ganadores del Oscar) de Good Will Hunting (El indomable Will Hunting) (1997). Van Sant es de lejos uno de los directores mejor y más justamente valorados de Estados Unidos, pero Tierra prometida guarda un tufillo a telefilme un tanto sospechoso. La historia se centra en el personaje de Damon, Steve Butler, un ejecutivo de una gran empresa, que llega a un pueblo para comprar los derechos de perforación a los propietarios de las tierras, casi todos ganaderos. En esa población, asolada por la crisis económica de los últimos años, Steve intentará convencer a la gente de los beneficios de perforar sus tierras, pero también tendrá ocasión de reconsiderar lo que ha sido su vida hasta ese momento. Vale, sí, habrá que darle un voto de confianza a un director de su valía, que a buen seguro no defrauda, pero tras los comentarios bastante tibios recibidos por la película en su presentación oficial en el pasado Festival de Berlín de dónde salió con una (triste) Mención Especial del Jurado, a uno le da por pensar que no estamos ante la mejor película del director de Elephant (2004). Cuenta, a pesar de todo, con un gancho difícil de pasar por alto para un servidor y es la recuperación para la gran pantalla, además en un papel bastante lucido, de la magnífica actriz Frances McDormand.
Ciertamente estoy desconcertado. Desconcertado conmigo mismo. Resulta que me atrae el estreno de Warm Bodies, titulada horriblemente para su distribución en nuestro país como Memorias de un zombie adolescente. Claro, que entiendo algo más mi asombro cuando descubro que detrás de ella se encuentra el responsable de esa interesante comedia que fue 50/50 (2011): Jonathan Levine. La película es una descarada comedia romántica adolescente que se atreve, además, a darle la vuelta a un mito moderno como el de los zombies dentro de un género, el de terror, que lo ha explotado hasta la saciedad. La cosa no deja de tener su gracia y la crítica estadounidense, tan entusiasta siempre que alguien es tan "valiente" como para vulnerar las normas de lo establecido (debe ser que no ven mucho cine europeo o asíático, por ejemplo), la ha colmado de elogios desde todos los frentes: desde la influyente Entertainment Weekly hasta la revista Time, pasando por publicaciones del prestigio de Los Angeles Times o el New York Times. Auténtico bombazo de taquilla en USA, está protagonizada por una pareja de actores desconocidos a los que secunda el siempre perfecto e interesante John Malkovich y cuenta con el trabajo del director de fotografía español Javier Aguirresarobe.
El último de los estrenos norteamericanos que nos visitan este fin de semana llega para terminar de descolocarnos sobremanera. Se trata de la pastelada Save Haven (Un lugar donde refugiarse), que adapta la novela de Nicholas Sparks, célebre autor gracias a El diario de Noa. Hasta aquí, tufillo de cine poco exigente y hasta vomitivo, si no fuera porque la firma un veterano como Lasse Hallström, director de cintas muy similares en tono a la que ahora nos ocupa, como Las normas de la casa de la sidra (1999), Chocolat (2000) o la más reciente La pesca del salmón en Yemen (2011) y que con Un lugar donde refugiarse ve, más que nunca, ninguneado su oficio (porque Hallström es un director de muy buen oficio, pero nunca un especial talento) al afrontar un material de estas características, en donde se nos cuenta la edulcorada historia de amor que surge entre una bella joven con un oscuro pasado y un apuesto viudo en un pequeño pueblo costero de Carolina del Norte. En fin... ¡allá que vamos al cine a ver la del zombie adolescente esa! Obviamente, la crítica la ha literalmente vapuleado (ahí os dejo algunos links de interés, como el de el New York Observer o el del Daily Telegraph) y a nosotros directamente nos repele una película cuya publicidad parece responder más a las exigencias de un anuncio de perfume (porque lo que prima en su campaña es el alardeado atractivo físico de su pareja protagonista). Si aún conservábamos alguna esperanza sobre Hallström, creo que este 2013 acabamos de desterrarla de nuestra memoria cinéfila.
Con más ruido que furia llega a las pantallas la esperada co-producción entre Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Brasil, On the Road (En el camino) (2012), la célebre adaptación de la fundamental novela itinerante del mismo título de Jack Kerouac que desde su publicación a finales de los años 50 ha contado con prestigiosos pretendientes cinematográficos como Francis Ford Coppolla, Joel Schumacher o Gus Van Sant, pero que finalmente ha terminado firmando el brasileño Walter Salles, famoso por la estupenda Diarios de motocicleta (2004). La película, debido a la complejidad misma de una (imposible) transcripción literal de la novela, opta por intentar atrapar algo tan difícil de plasmar en imágenes como es el espíritu del texto original. Y, claro, ahí es donde la versión fílmica de En el camino naufraga en todos los sentidos. Vista en el Festival de Cannes 2012, de donde salió con bastantes detractores, como nuestros críticos españoles de cabecera, Carlos Boyero en El País y Luis Martínez en El Mundo, y ningún premio, la película además se permite el lujo de dar mucha mayor cancha a los muy secundarios personajes femeninos en el libro, sólo para que se luzcan las famosas actrices que les dan vida: Kristen Stewart, Kirsten Dunst o Amy Adams. En otras palabras, una ocasión perdida y, como suele ocurrir muchas veces, mejor releer o descubrir el libro que pagar por ver la película.
También de Brasil nos llega esta semana un producto del todo diferente al anterior. Se trata de O palhaço (El payaso) (2011), de Selton Mello, donde el propio director se mete en la piel de uno de los miembros de una fabulosa pareja de payasos y donde Benjamim (Mello) es un payaso sin documento de identidad ni certificado de residencia. Lleva una vida ambulante en compañia del divertido grupo del circo Esperanza. Pero Benjamim cree que perdió la gracia en una aventura vivida durante un sueño. Según palabras textuales de Carlos Tejada en su crítica a la película en el nº432 de la fundamental revista Dirigido por... estamos ante "una fábula sugerente y equilibrada, rebosante de matices y salpicada con notas de humor, a veces surrealista, y otras algo más dramáticas, pero un drama contenido, más bien tragicómico". Ganadora de nada menos que 12 premios de la Academia de Cine de Brasil, representante de su país a los Oscar, la película pasará lamentablemente desapercibida entre el maremagnum de estrenos en inglés de este fin de semana.
Cruzamos el charco de vuelta a Europa para afrontar de lleno los últimos tres títulos que se estrenan en las marquesinas españolas: dos procedentes de la vecina Francia y un tercero parido por Dinamarca. Nana (2011), ópera prima de Valérie Massadian, nos cuenta la historia del personaje titular, una niña de cuatro años que vive con su madre en una casa en el bosque. Una tarde, cuando vuelve del colegio, descubre la soledad: su madre no está y todo es silencio. A partir de entonces no tendrá más remedio que arreglárselas por sí misma, utilizando su precoz libertad para adueñarse del mundo. La película llega a las salas españolas sin levantar mucha expectación, a pesar de las críticas ligeramente positivas que hemos podido encontrar sobre ella en el New York Times o en el Seattle Times. El otro estreno francés de la semana nos devuelve a la primera línea de fuego a la monumental Monica Belucci. Se trata de Un été brûlant (Un verano ardiente) (2011), de Philippe Garrel, cuya presentación oficial en el Festival de Venecia 2011 se saldó con una acogida, en general, favorable, aunque su recepción posterior ha ido siendo más visiblemente negativa, como vaticinaba Boyero en El País. Su sinopsis es la siguiente: Paul conoce a un pintor llamado Frédéric que está profundamente enamorado de su pareja, la bella actriz Angèle. Paul acude a verla a un rodaje y se fija en otra mujer: Élisabeth. Las dos parejas deciden pasar unos días en Roma para conocerse mejor. Pero la aparición de otro personaje, Roland, provocará la ruptura de Angèle con Frédéric y el inicio de una tormenta de verano que tendrá consecuencias imprevisibles.
Por último, cerramos este nuevo capítulo de estrenos con el aterrizaje, casi un año después, de una de las cintas triunfadoras de la pasada edición del Festival de Cannes, Jagten (The Hunt/La caza) (2012), del prestigioso Thomas Vinterberg. La película, que ganó el premio al Mejor Actor del Festival para su protagonista, Mads Mikkelsen, una auténtica estrella en su país, nos pone en la piel de Lucas, de cuarenta años, que tras un divorcio difícil, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y se dispone a reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Hasta que un leve comentario, una mentira fortuita, destapa el rumor de posibles abusos sexuales y que se extenderá como la pólvora entre la pequeña comunidad en la que vive. Indiscutiblemente bien recibida por la prensa internacional, ahí quedan las opiniones vertidas en Hollywood Reporter, la británica Empire Magazine o el español Gregorio Belinchón en El País, sin lugar a dudas nos encontramos ante el estreno más certeramente interesante del presente fin de semana, aunque sólo sea por asistir al despliegue dramático de su afamado protagonista, que aún tiene en nuestras carteleras la espléndida rareza que supone la existencia de una película como Un asunto real (2012), de Nikolaj Arcel.
Concluimos aquí este breve y rapidísimo repaso a los (demasiados) estrenos de este fin de semana, invitándoos a elegir alguno de los Cines Renoir, a modo de homenaje a la triste noticia que comentábamos al principio, para ver la película que se os antoje ver de la muy variada y completa oferta que pulula por nuestras marquesinas (si es cine independiente y en VOS, mucho mejor).
¡¡¡Un saludo, SinVergüenzas!!!
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