Aprovecho la tan esperada, comentada y cercana ceremonia de los XXVI Premios Goya para traer del recuerdo otra de esas interpretaciones inolvidables presentes en la Historia del Cine Español. Y me refiero a la realizada por el malagueño (e internacional) Antonio Banderas en Átame!, su última colaboración con Pedro Almodóvar (hasta su reencuentro este año en La piel que habito), su primera nominación al Goya como Actor Principal. Este año vuelve a ser candidato y, a todas luces, parece que se quedará también sin cabezón en la que se contabiliza como su cuarta nominación (después de 15 años desde la tercera). No obstante, su buen hacer queda de sobra demostrado, aunque haya sido puesto en entredicho en numerosas ocasiones, a tenor de sus poco afortunados empeños en Hollywood. Sin temor a exageraciones, el protagonismo que Pedro Almodóvar regaló a su actor fetiche en aquél entonces supone la constatación del poderío cinematográfico del intérprete, erigiéndose desde ya en su mejor actuación.