Karra Elejalde regresa el viernes a los cines.

Repasamos la filmografía del actor cuando regresa a la comedia con "Ocho apellidos vascos".

Palmarés XXIII Premios de la Unión de Actores.

"Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, una de las vencedoras con 2 premios.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

La Sección Oficial está compuesta por 15 largometrajes muy esperados para este 2014.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Seis títulos integran la sección paralela, competitiva, Zonazine, el espacio independiente.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Málaga Premiere y Estrenos Especiales completan la oferta de novedades del certamen.

sábado, 13 de abril de 2013

¿Volverá a brillar "La Estrella" de Ingrid Rubio?


Nos hemos enterado que La Estrella, ópera prima en el largometraje del habitual productor Alberto Aranda, ya tiene cerrada su fecha de estreno para el próximo 24 de mayo. La película, un drama sobre una joven del extrarradio barcelonés, la Estrella del título, limpiadora alegre y optimista, que verá cómo su vida se transforma al conocer el drama personal que atraviesa Trini, compañera de trabajo y su mejor amiga, a pesar de la diferencia de edad. El amor, como vínculo dependiente entre personas que ya no tienen nada que ver la una con la otra, es el tema central de La Estrella.


Rodada en Santa Coloma de Gramenet, ciudad en el extrarradio de Barcelona, La Estrella podrá verse en el marco del reciente Festival de Málaga Cine Español, dentro de la nueva sección no competitiva que se ha creado esta edición para películas de próximo estreno y que lleva por nombre el significativo Málaga Premiere. Con La Estrella estamos de enhorabuena porque supone la vuelta a un personaje netamente protagonista de esa estupenda e intensa actriz que siempre ha sido Ingrid Rubio, quien tras una serie de películas no muy afortunadas en los últimos años, o con muy poca proyección, vuelve a la primera línea de una industria en la que todavía no ha encontrado papeles que la hayan consolidado como estrella autosuficiente (y han pasado ya más de 15 años desde que ganara el Goya revelación por Más allá del jardín (1996), de Pedro Olea). Su protagonismo en La Estrella quizás le ofrezca a tan desperdiciada actriz la oportunidad de oro para quedarse entre las grandes.


A Rubio, le acompañan en el reparto Carmen Machi, en el papel de Trini, Fele Martínez y Marc Clotet, en los personajes principales, y secundarios tan eficientes como Carlos Blanco, Fanny de Castro o Alfonsa Rosso. Film claramente feminista. Ni Martínez, en su regreso al cine tras sus últimas experiencias televisivas, ni Clotet brillarán en una cinta cuyo gran punto fuerte será el concurso de su pareja de actrices protagonistas. Machi, que va a estar muy presente en la cartelera durante este 2013 tras el pasado estreno de Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar, y el esperado para finales de año de Kamikaze, de Álex Pina, puede que por fin decida priorizar su trayectoria cinematográfica, demostrando en La Estrella, de una vez por todas, lo gran actriz dramática que es.

Concurso de ladrones (nominados y olvidados) para el 2º Goya al Mejor Actor.









Continuamos acercándonos al inicio de la estimulante Historia de los Premios Goya para seguir destapando la historia reciente de nuestra cinematografía, sacando del olvido aquellos trabajos interpretativos que gozaron de las grandes glorias de unos premios hoy fundamentales en nuestra industria. Pero también, no olvidamos nuestro lado más crítico y hacemos un repaso a aquellos que no disfrutaron de la garantía de perdurabilidad que ha otorgado una nominación al Goya. En lo concerniente a la categoría al mejor actor principal, ninguno de los finalistas en la segunda edición, que reconocía los trabajos estrenados en 1987, desmerecía figurar entre los candidatos. Tres trabajos protagonistas en verdad brillantes y que ponían de manifiesto el estupendo estado de forma en el que se encontraba una de las grandes estrellas de nuestro cine, el salto cualitativo hacia adelante en su trayectoria de un joven que aspiraba a serlo y que sin serlo también podía un habitual del cine de autor o independiente luchar por un Goya. Tres justos nominados, lo que, teniendo en cuenta que se quedaron en el tintero otras magníficas actuaciones (algunas de ellas, hoy míticas), evidenciaba la necesidad de ampliar el número de finalistas de una vez.


Liderando el excelente reparto de la estupenda El bosque animado, de José Luis Cuerda, dando cuerpo fílmico a ese encantador y entrañable pordiosero llamado Malvís, que sueña con vivir a cuerpo de rey sin dar un palo al agua convirtiéndose en el Bandido Fendetestas del bosque, Alfredo Landa sumaría otro personaje icónico a su breve pero intensa galería de prestigio pues, aún quedando lejos de los hondos ejercicios dramáticos que le habían dado el definitivo prestigio, el intérprete lo ejecuta con sobria sabiduría, insertando en él los tics que le hicieron famoso, sí, pero justificándolos sobre la base de una admirable y ejemplar asimilación de los rasgos y peculiaridades de los hombres iletrados o de campo, a lo que se suma una avispada y cándida inteligencia que conforman el molde perfecto para que Malvís/Fendetestas se convierta pronto en un personaje insuperable. La verdadera hazaña de Alfredo en la piel de su personaje es creerse a pies juntillas que con su cuerpo bonachón y su cara de turulato puede engañar a todos y hacerse pasar por el despiadado bandido del bosque. Y es ahí, en ese “jugar a ser”, como cuando de niños “jugábamos a ser”, donde se halla el principal pilar que sustenta el trabajo de la estrella, alejado muy acertadamente de métodos o técnicas. Ahí es también de donde salen la tronchante gracia y el bonito cariño que inspira en el espectador toda la actuación de Alfredo Landa. En definitiva, en El bosque animado el intérprete parece encontrarse en su salsa y deslumbra en cada una de sus intervenciones, derrocha energía con sensacional naturalidad, logrando un trabajo de enorme altura, perfecto y detallado en todos sus aspectos (esa frase ya mítica –“¡Me caso en Soria!”- que por repetición alcanza el estatus de gag en sí mismo, esos titubeos ante sus asaltados con la bondad como enemiga o la pueril socarronería con la que alardea de sus “conquistas” decorando los logros), que aparte del aplauso generalizado de crítica y público le llevó a la final por el Fotogramas de Plata al mejor actor del año y a ser incluido también dentro de los cinco finalistas en los recién creados Premios del Cine Europeo. En nuestro país, la Academia supo apreciar la categoría de su trabajo y le otorgó un merecido Goya al mejor actor, resarciendo al intérprete del olvido padecido justo el año anterior por su trabajo en Tata mía.


El siguiente nominado también se resarcía de su olvido el año anterior, esta vez dando vida al personaje titular de El Lute (camina o revienta), de Vicente Aranda, primera parte fílmica sobre la vida del famoso preso franquista fugado en los sesenta Eleuterio Sánchez, al que Imanol Arias se entrega en cuerpo y alma, llevando a cabo un trabajo interpretativo de primera magnitud, impregnado todo él de un crudo realismo, a lo que ayuda la estudiada y metódica asimilación del personaje por parte del intérprete y cuyos rasgos más visibles son ese perfecto acento merchero y una actitud corporal permanentemente embrutecida, digna de los orígenes iletrados de su personaje. La consecución de este último aspecto llama la atención precisamente por la espléndida sordidez y energía que desprende el intérprete a lo largo de toda su actuación, repleta de secuencias que exigían un considerable esfuerzo físico y ante las que Imanol ni se amilana ni desatina. El Lute (camina y revienta) reposa tranquila toda ella sobre los hombros de un intérprete cuya interpretación es la película en sí misma, un magistral tour de force que colocó a Imanol Arias en la órbita de los mejores actores de la industria y alejó las dudas que pudieran existir ya a esas alturas sobre su corpus interpretativo, dejando en entredicho la opinión de sus detractores. Estábamos pues ante el gran papel que la joven estrella venía necesitando para abandonar los clichés interpretativos a los que podía someterle la industria cinematográfica, de ahí el compromiso insondable del que hace gala el intérprete con los conflictos y circunstancias que asaltan la triste y miserable existencia de El Lute, llenando tanto de vida al personaje que resulta imposible la no identificación con él, a pesar de no ser un héroe en el sentido estricto del término, algo en lo que tampoco el actor carga las tintas, pues nunca nos priva de presenciar el lado más egoísta del personaje. En suma, un inmenso recital, físico y emocional, que le valió al intérprete una merecida Concha de Plata al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Fotogramas de Plata al mejor actor, el Premio ACE de la Crítica de Nueva York y, no podía ser de otro modo, la condición de favorito entre los tres nominados al Goya al mejor actor del año, cabezón que no obtuvo más por jugar contra la veteranía del gran Alfredo Landa que por desméritos interpretativos.


El último de los candidatos al Goya fue el canario José Manuel Cervino gracias al portentoso protagonista de la estupenda La guerra de los locos, ópera prima de Manolo Matji, en la que daba vida a un enfermo mental que en los inicios de la Guerra Civil organiza una fuga del manicomio donde se encuentra internado para, fortuitamente, unirse a un grupo rebelde antifascista. La proverbial sutileza con la que Cervino expone y ahonda en la locura de su personaje viene realzada por una economía gestual inusitada tanto en su expresión facial como corporal, así como también en su trabajo vocal, por donde se escapan con cuentagotas aislados atisbos de desequilibrio. El mérito de este trabajo radica en que allí donde cualquier intérprete hubiese visto claras posibilidades para efectuar un esforzado recital de tics y muecas, el de Cervino vaga sosegadamente y sin estridencias por la sencillez más abrupta, logrando un retrato lúcido y absolutamente sensible de su Angelito Delicado, lo que hace posible que cuando las acciones del personaje se tornan crueles y sanguinarias, sobre el espectador se adueñe una insondable compasión. Modélico eje central de una película que, a todas luces, merecía mayor atención por parte de una Academia que tuvo a bien incluirle entre los tres finalistas en una muy disputada categoría al mejor actor. Esta más que meritoria nominación bien podría haber significado para el actor la entrada por la puerta grande a cometidos de mayor enjundia y lucimiento dentro de la producción comercial del momento, pero Cervino cambió la gran pantalla por la pequeña y se recluyó en la televisión.

Los Olvidados.


Precisamente en la televisión había obtenido notoriedad popular el gran olvidado del año, gracias a la serie Las aventuras de Pepe Carvalho (1987). Nos referimos a Eusebio Poncela, que volvía a sufrir el agravio de la Academia por segundo año consecutivo cuando su portentoso protagonismo en La ley del deseo, de Pedro Almodóvar, tampoco obtuvo el reconocimiento que merecía, al menos con una nominación al mejor actor del año. Y es que en la piel de Pablo Quintero, ese director de cine homosexual de éxito, corroído por el dolor que le provoca el no ser correspondido por el joven que él ama, Poncela se sirve de su aspecto sumamente ambiguo para otorgar a su personaje una insondable carga de melancolía, mostrándose durante todo el metraje asombrosamente frágil, maravillosamente emotivo, incluso en esa recurrente tos que le asalta de vez en cuando. Sus ojos verdes aportan tristeza y sentimiento a la película más reposada de Almodóvar hasta entonces y convierten el trabajo de Eusebio Poncela en uno de los pilares esenciales que hacen grande La ley del deseo, porque ante el radical dibujo de su personaje (un tipo egoísta, egocéntrico, toxicómano, promiscuo y homosexual) a cualquier espectador podría embargarle el rechazo instantáneo, pero la exquisita sensibilidad, el tremendo tacto y la soberbia discreción en las que Poncela basa todo su trabajo dotan al personaje de entidad emocional, lo que sirve de suficiente elemento de atracción para el respetable.


El otro gran olvido en aquella segunda edición tuvo como protagonista al estupendo José Luis Gómez, cuyo protagonista en la subversiva La estanquera de Vallecas, de Eloy de la Iglesia, adaptación de la obra de Alonso de Santos, parecía presagiar una mayor y fecunda dedicación al séptimo arte por parte de este inmejorable hombre de teatro. Por lo pronto, aquí acometió el papel de Leandro, un albañil en paro que junto a un delincuente de poca monta, emprende un atraco a un estanco con imprevisibles resultados. Con la serenidad y confianza de un sabio, Gómez apenas necesita añadidos para dar credibilidad a la situación personal que atraviesa su personaje, reflejando a través de su rostro una insondable angustia que aporta los necesarios matices para hacer visible la imperiosa necesidad que le mueve a cometer un delito semejante. Dominando cada parlamento a través de una sencillez encomiable, superponiéndose al delirio general de la propuesta gracias a una absoluta entrega dentro de las cavidades que conforman el dibujo de su rol, José Luis Gómez acierta de pleno al exponer sin pudor a través de su baja estatura los conflictos de un marginado social, obligado a delinquir para sobrevivir y aterrorizado ante el alcance de sus actos, sirviéndose de una desenvoltura y una gracia encomiables, a las que el intérprete une su natural acento andaluz que eleva su actuación hasta el límite de la farsa. Realiza el intérprete un magistral despliegue artístico, sustentado en un derroche de enérgica expresividad que no duda en abandonar cuando la situación le exige atenuar ese torrencial y depurarlo a través de una natural contención en los momentos más íntimos de ese enclaustramiento narrado en La estanquera de Vallecas. En esos momentos, cuando el intérprete baja la guardia y deja fluir todo el sentimiento que se remueve en su estómago, presenciamos una composición de estremecedora desnudez y sincero encanto que nos obliga a tomar partido a su favor y a sentir, como la estanquera, una insoportable rabia ante el cariz que han ido tomando los acontecimientos. Sólo gracias al extraordinario trabajo de aprehensión elaborado por José Luis Gómez podemos explicar la enorme identificación sufrida por el público hacia su personaje, que acabará lamentando la definitiva detención, en una secuencia que, por otro lado, permite al actor despendolarse a sus anchas en un brutal forcejeo con la policía tendente, por momentos, a una delicada sobreactuación, último grito de desesperada ejecución por parte de un personaje que puede erigirse fácilmente en emblema de toda una sociedad insatisfecha. En definitiva, un trabajo de sobresaliente humildad, técnicamente espléndido, que si bien no sirvió para meterlo en la terna final por el Goya al mejor actor, sí inauguró una nueva, breve y fructífera etapa de Gómez en la pantalla grande.


Con un maravilloso papel secundario olvidado en los nominados a dicha categoría (del que hablaremos próximamente), la Academia tampoco tuvo en cuenta al emblemático José Luis López Vázquez por su trabajo, casi de protagonista, en la alocada Moros y cristianos, de Luis García Berlanga, en la que con divertida coleta, daba vida a un moderno y visionario asesor de imagen de métodos algo más que discutibles, que trata de ayudar (o beneficiarse) a la familia turronera protagonista a incrementar las ventas de sus productos. Con descarada genialidad, López Vázquez se convierte desde su primera aparición en la película en lo mejor de la misma, desplegando con pasmosa facilidad un recital de recursos cómicos que hacen del visionado de su trabajo una experiencia indispensable. La desorbitada energía de la que hace gala el actor imprime un ritmo frenético a toda su actuación y da la información justa y necesaria sobre un personaje que de arrollador se hace irresistible.


Álvaro de Luna se estrenaba como productor gracias a la compañía Xaloc, que forma junto a otros socios, con la ópera prima de Manolo Matji, La guerra de los locos, que también protagonizaba. Con menos tiempo en pantalla que su compañero en el reparto, José Manuel Cervino, pero acometiendo con convicción y seriedad el papel del Rubio, un aldeano firmemente idealista convertido en revolucionario para vengar la injustica en la que vive sumida toda la comarca de manos de los sublevados fascistas, De Luna compone un trabajo sólido e intenso, cargado de una honda inspiración que acerca su personaje a algunos míticos héroes del western cinematográfico. Surcado todo su trabajo por ese tono entre épico y emotivo, llega a hacernos partícipes, igual que a los locos de la película, de esa sed de venganza en pos de la igualdad y la honestidad, gracias a la integridad y apostura que se descuelgan de cada una de sus intervenciones, siempre templadas y medidas, jugando en todo momento dentro de una sobriedad gestual que no resta naturalidad a un intérprete tenaz, que viste las pieles de su agreste personaje con inusitada familiaridad. La nominación al Goya de Cervino quizás fue la causa principal por la que la Academia no le incluyó en la lista de candidatos a un premio al que él también hubiera merecido aspirar.


Soportaba sobre sus expertos hombros todo el peso de Asignatura aprobada, donde con solidez y veteranía, Jesús Puente se adueñaba de la pantalla para dar vida a ese dramaturgo retirado de la gran ciudad que lucha en su interior por superar el dolor de la pérdida sentimental sufrida en el pasado. Apechugando con una puesta en escena en exceso trascendental y con unos parlamentos demasiado literarios, el intérprete daba una lección magistral durante toda la película resguardado en una solemne sobriedad y en una estudiada contención, que no coartan toda la melancolía y nostalgia que embargan a su personaje, así como tampoco frenan los puntuales momentos de desfase, como esa teatral y sublime representación privada frente a su hijo o esa batida de reproches en el camerino de su ex amante. Cierto que la autocomplaciente labor del director, José Luis Garci, le restaba puntos de valor al trabajo de su protagonista, pero no lo es menos que la actuación de Jesús Puente en Asignatura aprobada se alza como la gran virtud de una película que, habiendo logrado una nominación al Oscar como mejor película de habla no inglesa, sólo obtuvo dos nominaciones al Goya, una de ellas al mejor director (que finalmente ganó) y ninguna para los miembros de su reparto, ni siquiera para el perfecto recital de madurez del que hace gala Jesús Puente, desgraciadamente, en la que sería la única ocasión y pretexto que el actor brindaría a la Academia para incluirle en la lucha por un Goya.


Santiago Ramos accedía aquel 1987 de nuevo a la condición de protagonista con el desequilibrado drama ambientado en la Guerra Civil Luna de lobos, de Julio Sánchez Valdés e, insospechadamente, su labor resulta magistral, pues el intérprete ejecuta con mesura y no poco tino a ese soldado del ejército republicano aprisionado en los montes ante un cerco inexpugnable de milicianos franquistas y cuya remota posibilidad de escape se antoja suicida. La solidez y la parquedad expresiva que destila todo su trabajo gestual se contraponen con el espléndido trabajo vocal del intérprete que, como viene siendo norma en él, utiliza para humanizar y modular el aparato interno de su personaje; logrando así sacar a su Ramiro del tosco plano en el que está dibujado. Probablemente, si la cinta no pecara de sobria y esquemática, si no se echara en falta algo de arrojo en sus imágenes, hablaríamos del trabajo de Santiago Ramos en términos superlativos y su olvido entre los finalistas al Goya al mejor actor del año se nos antojaría inexcusable.


Por último, no podemos despedir un repaso a los mejores trabajos interpretativos del año sin hacer una mención al maestro Fernando Fernán Gómez, que volvió a estar grandioso en casi todo lo que acometió aquel curso cinematográfico, aunque aquí destacamos su trabajo en Moros y cristianos, componiendo para Berlanga con excelsa genialidad a un patriarca turronero corroído por la ira que le provoca el sentirse traicionado por unos hijos ávidos de renovación. El permanente estado de cólera en el que juega la práctica totalidad del trabajo de Fernán Gómez se convierte en uno de los gags que mejor funcionan a lo largo de toda la película y, aunque en esencia no aporte nada que no hubiéramos visto antes dentro de la trayectoria interpretativa de la estrella, hay que reconocer que siempre es un placer presenciar los enfáticos cabreos de Don Fernando. 

viernes, 12 de abril de 2013

"Casting", la joya del Festival de Málaga, ya tiene tráiler.


Ya lo hemos visto. Después de mucho oír hablar (y mucho hablar, nosotros también), ya hemos visto el tráiler oficial de Casting, ópera prima de Jorge Naranjo que verá por fin la luz el próximo día 21 de abril dentro de la Sección Oficial del Festival de Málaga. La película, de pequeño, escaso presupuesto, rodada entre amigos, cuenta una historia coral en la que se cruzan distintos personajes con algo en común: un casting. Sí, señoras y señores, Casting habla de actores, de sus frustraciones, de sus miedos, de sus fracasos, de sus pequeños logros, de sus inseguridades y de sus vanidades. Y todo, todo, al menos por el tráiler, huele a fresco, a nuevo, a ese tipo de cine hecho con amor y cariño, no sólo a los personajes o a la historia, sino al público, a los espectadores, a los seres humanos, a la vida misma. 


La cinta, además, cuenta con el concurso en su reparto de un generoso grupo de actores semidesconocidos: Javier López, Ruth Armas, Marta Poveda, Beatriz Arjona, Nay Díaz o Ken Appledorn, sobre los que destaca la guapa robaplanos de Esther Rivas, a la que algunos podrán recordar por su intervención en la serie de LaSexta La tira (2008-2010). Y contará además, con papeles secundarios, intervenciones absolutamente especiales, de la actriz y directora Natalia Mateo y del televisivo Juanra Bonet; así como cameos de gente tan importante en esto del cine (actual) como Daniel Sánchez Arévalo Raúl Arévalo.


Sin más, os dejamos el tráiler para que opinéis por vosotros mismos. Nosotros, desde actoresSinVergüenza ya andamos ansiosos por saber qué recepción le dan en Málaga y conocer si llega pronto un estreno en salas comerciales como debe ser, avalado por alguna que otra Biznaga. Sin duda, posibilidades no le falta, pues Casting podría ser la joya sorpresa que encierra cada año la Sección Oficial del Festival de Málaga Cine Español.



Belén Rueda también cuenta para los Goya.

La actriz Belén Rueda vuelve un año más a entrar en las quinielas previas a los Premios Goya y este, además, lo hace por partida doble. Hace pocas semanas, informábamos desde este sitio que su drama a las órdenes de Marcelo Piñeyro, Ismael, llegaría a los cines finales de año, entrando dentro del plazo para competir por los cabezones. Pues ahora le toca el turno a su segundo proyecto para este 2013: Fox International ha anunciado que Séptimo, de Patxi Amezcua, llegará a las salas el próximo otoño, concretamente el 8 de noviembre. La película, avalada por Telecinco Cinema, supone la vuelta de la actriz al género del que ya es musa en nuestro país, el fantástico, y le permitirá medirse en la gran pantalla con un auténtico peso pesado, Ricardo Darín.

Darín y Rueda junto a Patxi Amezcua durante el rodaje de Séptimo.

Amezcua, cuya anterior y magnífica película pasó prácticamente inadvertida, 25 kilates (2009), ha vuelto a la dirección de largometrajes con una historia que contará cómo un padre, jugando con sus hijos a "a-ver-quién-llega-primero" (él en el ascensor, los pequeños por las escaleras), descubrirá al llegar abajo su misteriosa desaparición y emprenderá una angustiosa y desesperada búsqueda de sus hijos dentro del mismo edificio en el que viven. La película, escrita entre Amezcua y el argentino Alejo Flah, ha sido rodada íntegramente en Buenos Aires y contará con una potente campaña promocional del grupo Tele 5, lo que la convierte en uno de los platos fuertes que nos tiene reservado el cine español para cerrar el curso 2013.

Rueda junto al debutante Larsson do Amaral en Ismael.

Rueda, que acumula ya tres nominaciones al Goya (ganó el de revelación en 2004) se incorpora así (tanto por Séptimo como por Ismael) a una lista de nombres destacados en las quinielas a una categoría (la de mejor actriz) que hacía tiempo no disfrutaba de tantas y sugerentes pretendientas, aunque todos los indicios nos hagan pensar que el Goya de este año ya tiene nombre propio: Candela Peña.

Javier Bardem se estrena al cuadrado en la cartelera.

¡¡¡Ya es viernes!!! Por fin, qué dura se ha hecho la semana... ¿o no? Pero ya podemos respirar tranquilos, relajarnos un poco y afrontar de lleno la tanda de estrenos que nos llegan a las carteleras españolas. Este fin de semana la cosa va de verdaderos tipos duros y es que llegan a las salas auténticos huesos duros de roer (en el buen sentido, pero también en el malo). Y como novedad absoluta, por primera vez en unas cuantas semanas, nos alegramos de que el cine americano toque el timbre de nuestras marquesinas, aunque sólo sea por el estreno de una determinada, determinante, película. Pero el cine español tampoco se ha quedado atrás y ha contraatacado soltando al ruedo uno de los títulos más esperados del año y a lo grande.

La(s) peli(s) del finde.


Ya está aquí. Ya ha llegado el día. Madrid está literalmente colapsada por los pósters promocionales del estreno español del fin de semana. Llega a las salas Alacrán enamorado, segundo largo del madrileño Santiago A. Zannou tras ganar el Goya al mejor director novel por El truco del manco (2008). Y lo hace, salvando las distancias, claro, un poco al estilo norteamericano: por las calles de Madrid uno puede ver no sólo el póster oficial de la película, sino también los individuales de cada uno de los personajes protagonistas. La apuesta es, claramente, muy fuerte. De hecho, lo es tanto que su distribuidora, la independiente Alta Films, se ha arriesgado notablemente a lanzar la película con nada menos que 206 copias. Quizás suponga demasiado riesgo para una película (además, española) con un marcado tinte social, pero se queda en agua de borrajas si atendemos al gancho popular de un reparto, literalmente, estelar: Álex González, Miguel Ángel Silvestre, Carlos Bardem y su recuperado hermano para nuestra cinematografía, nuestra estrella de la semana, Javier Bardem, todos ellos acompañados por la belleza de Judith Diakhate. La película, que nos cuenta la historia de amor entre un joven neonazi redimido por el boxeo (González) y una joven limpiadora mulata (Diakhate), pinta a cine duro, cruel e impactante, como es norma en su director, y se ha saldado (hasta el momento) con críticas por lo general positivas, como las publicadas ya en laButaca o en El Blog del Cine Español. Confiamos en que la opinión de la prensa especializada sea también favorable y que el boca a boca funcione para hacer de Alacrán enamorado uno de los títulos del año. Algo que la beneficiará de cara a los próximos Premios Goya, para los que dábamos como finalista seguro a Javier Bardem, a pesar de su corta intervención, pero quizás también haya que ir haciendo un hueco en nuestras quinielas para su hermano Carlos (autor de la novela homónima en la que se basa un guión co-escrito también por él y el director) y parece que se confirman las buenas expectativas hacia el trabajo del joven González, que afronta aquí un decisivo protagonista para su consolidación en nuestra industria.


Y de Bardem a Bardem. Y tiro porque me toca. ¡Anda! ¡Otra vez Bardem! Sí, señoras y señores. En actoresSinVergüenza no elegimos al calificado como el mejor actor español del momento como nuestra estrella de la semana porque se nos antojara o porque le admirásemos profundamente (¡que también!), sino porque este viernes estrena nada menos que dos películas (o no le vemos nunca o...). La alegría de volver a a ver a Javier por las salas de nuestro país no sólo es doble porque estrene dos pelis (¡qué también!), sino porque una de ellas pone de manifiesto la categoría artística del intérprete en el cine mundial y no es otra que To the Wonder (2012), donde ha disfrutado del privilegio de ser dirigido por ese bicho raro, venerado y odiado a partes iguales, fascinante y desconcertante director que responde al nombre de Terrence Malick. To the Wonder viene a seguir el camino iniciado en su anterior película, The Tree of Life (El árbol de la vida) (2011), tanto en la forma como en el contenido. Es decir, nos encontramos ante una película ciertamente compleja, sumamente reflexiva y existencial, que plantea preguntas al espectador en cada plano para jamás resolverlas, para invitarle a pensar, a devanarse los sesos intentando encontrar coherencia y sentido a lo que ven absortos sus ojos o escuchan ensimismados sus oídos. Si en El árbol de la vida la poética visual y sonora de Malick se ponía al servicio de una reflexión que ocupaba desde la misma creación del Universo hasta una posible vida después de la muerte, todo ello a través de una relación paterno-filial, en To the Wonder, el cineasta toma como excusa el triángulo amoroso que se establece entre un hombre, su actual pareja y su ex (interpretados por Ben Affleck, Rachel McAdams y Olga Kurylenko, respectivamente), para abordar sin tapujos el tema del amor, un amor pasional, intelectual y hasta religioso (aquí entra Bardem, en el papel de un cura que duda de su vocación). Porque Malick es un confeso creyente, místico (que no religioso) y como él, hay que tener mucha fe o mucha sensibilidad ante sus imágenes para no cruzar el límite que separa lo genial de lo ridículo, la belleza de lo grotesco, la grandeza de lo pueril. Sin duda, To the Wonder gustará a los incondicionales de un director como pocos hoy en día, de esos que aún mantienen viva la necesidad de generar un lenguaje propio, una profunda y respetuosa ambición de hacer un cine único, diferente, personal, confiriéndole al Cine, desde la más honesta de sus intenciones, la categoría de Arte al lograr mostrarnos lo cotidiano como algo sumamente trascendente. División de opiniones en la prensa especializada, no hay término medio en las críticas de una película que o bien entusiasma, como al crítico del New York Post, o repele, como leemos en el New York Times, para un Terrence Malick que nunca deja indiferente.

¿Bienvenido Mr. Marshall?

Pues, exceptuando la película de Malick, no. Seamos sinceros. Un verdadero hueso duro de roer se deja caer esta semana por nuestras carteleras para evidenciar (una vez más) lo mucho que le gusta eso de amasar dinero a raudales. Hablamos de la megraestrella Tom Cruise, que vuelve a la carga con otro blockbuster dispuesto a poner la taquilla patas arriba. Regresa al género de la Ciencia ficción para abanderar una historia original de Joseph Kosinski (Tron Legacy), en la que en un lejano futuro, la Tierra, tras haberse librado una cruenta guerra planetaria, es un lugar inhóspito y deshabitado, donde Jack Harper (Crusie, no podía ser de otro modo) es uno de los pocos seres humanos que aún permanecen en el planeta, patrulla diariamente los cielos como parte de su misión, sin que nada inusual suceda hasta que rescata a una desconocida mujer de una nave espacial. La llegada de esta joven desencadena una serie de acontecimientos que lo obligan a cuestionar sus convicciones y lo hacen responsable del destino de la humanidad. ¿Os suena? Pues lo dicho, nada nuevo bajo el sol. Apabullantes y espectaculares efectos especiales, mucha acción y un mensaje con no poca moralina (al estilo hollywoodiense) es lo que parece ofrecernos Oblivion, una nueva y más que rentable pirueta comercial al servicio del lucimiento de un divo verdaderamente cansino y cuyos trabajos hace mucho tiempo que nos dejaron de sorprender. Para darle algo de prestigio al asunto, se ha reclutado al siempre competente Morgan Freeman para un rol que guarda no pocas concomitancias con el Morfeo que mitificó Lawrence Fishburne en la saga Matrix. Las similitudes con la trilogía de los Wachowski no terminan ahí y a Oblivion parece ocurrirle algo similar a lo que desgastaba la eficacia y el alcance de las otras: mucho y muy espectacular revestimiento formal para, finalmente, no aportar nada nuevo al género, salvo ruido, mucho ruido. Con una larga lista de detractores, como Peter Bradshaw en The Guardian o Kevin Harley en Total Film, pero también con algún que otro benévolo defensor, caso de Tim Grierson en Screendaily, Oblivion gustará a los amantes de un cine obvio y explícito, de rápida y fácil digestión, pero nos espanta a todos los que ya no nos conformamos con tan poco.

A priori, que nos digan que llega a los cines una película que reúne en la pantalla a tres grandes glorias del cine americano de la talla de Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin, tres intérpretes fundamentales de la Historia del Cine reciente, puede resultar una tentación que difícilmente podríamos resistir. Sin embargo, tras echarle un ojo al tráiler de Stand Up Guys (Tipos legales) (2012), del también actor Fisher Stevens, a uno le da por echarse las manos a la cabeza, invocar al Dios del Cine y gritar a pleno pulmón, desde la montaña más recóndita del mundo, algo así como: ¡¡SACRILEGIO!! Ya sabemos que la cosa no anda muy bien al otro lado del charco, que los que antes fueron imprescindibles, ahora son pasto para el ganado. Es la ley de la selva, hay que ir dejando espacio para las nuevas generaciones. Vale, sí, eso está muy bien. Mucha deportividad pero, ¡por favor!, ¿por qué las viejas glorias, aquéllos a los que cualquier cinéfilo con un mínimo de conocimiento admira más que a su propia vida, están tan empeñados en echar por tierra el recuerdo que teníamos de ellos? Con Tipos legales, las tres estrellonas se empeñan en protagonizar una comedia adolescente que habla de nostalgia, del final de una era y de viagra, entre otras cosas, todo ello enmarcado en un ambiente fuera de la ley, con estos dinosaurios ejerciendo de viejos y experimentados gángsters viviendo una (última) noche loca en sus vidas. Todo demasiado grotesco y vulgar, en una cinta vapuleada en su gran mayoría por la crítica especializada, ahí os dejo las opiniones publicadas en el New York Post o en el Wall Street Journal, pero que, como dice Peter Travers en Rolling Stones, hagan lo que hagan, ver a Pacino, Walken y Arkin juntos quizás sí merezca el precio de una entrada o, como en mi caso, que ando bastante pobre, una siesta en el sofá durante su pertinente y futuro pase televisivo.

Y llegamos ya a los dos últimos estrenos norteamericanos del fin de semana. A cada cual más estimulante. Estaba siendo irónico, por supuesto. October Baby (2011), dirigida por Andrew Erwin y Jon Erwin, llega con casi dos años de retraso a nuestro país, algo muy común en producciones independientes y pequeñas. El caso reciente más famoso fue el de Blue Valentine (2010), de Derek Cianfrance, interesante y trágica cinta romántica con una pareja protagonista de infarto (Ryan Gosling y una nominada al Oscar Michelle Williams). Pues bien, si aquélla tardó casi tres años en estrenarse por estos lares y con unos más que atrayentes ganchos comerciales (pareja estelar, nominación al Oscar a la mejor actriz), no nos extraña que October Baby haya tardado también lo suyo en llegar. Sobre todo teniendo en cuenta una sinopsis como la que sigue a continuación: una joven de 19 años se derrumba sobre el escenario del teatro de la Universidad ante la atónita mirada de los espectadores. Después de ciertas pruebas médicas, se llega a la conclusión de que el problema está relacionado con su nacimiento. Pero lo peor es que se entera de que sus padres la han adoptado, tras ser rechazada por su madre biológica después de un aborto fallido. Descentrada, enojada y confundida, Hannah emprende un viaje por carretera para averiguar su pasado. Con un reparto lleno de caras absolutamente desconocidas (al menos para este servidor), October Baby apesta a telefilme de sobremesa que tira para atrás. Pero ¿por qué tienen que ocupar pantallas en nuestro país productos como éste? Literalmente masacrada por la crítica de su país, donde la han tachado de torpe, obvia e inerte, esperemos que October Baby pase sin pena ni gloria también por nuestras salas, demostrando a los distribuidores que nosotros tampoco nos chupamos el dedo.

Lo mismo debería suceder con LOL, de Lisa Azuelos, producto marcadamente mainstream, nueva muestra de la falta de ideas imperante en Hollywood y es que estamos ante otro remake americano de una película francesa, concretamente LOL (Laughing Out Loud) (2008), también de Azuelos y con una magnífica Sophie Marceu, en la que se nos cuenta la complicada existencia de una adolescente que, tras ser abandonada por su novio, busca el apoyo de su mejor amigo, mientras su madre, una divorciada de 40 años, se esfuerza por salir adelante. Típico argumento para adolescentes que si, al menos en el original, tenía su encanto y estaba contado desde una agradecida falta de ambiciones, en su copia americana, Azuelos ha tirado a la basura el prestigio obtenido para demostrar que ella también sabe hacer cine palomitero, directamente dirigido a un público adolescente y poco exigente, donde el acertado tono empleado en la primera para retratar los problemas y sufrimientos de la adolescencia, es elevado a la máxima chorrada en esta nueva versión al dejarla, literalmente, en manos del protagonismo de la estrella teenager Miley Cyrus, tratando de convencer en el papel de una quinceañera del montón y obteniendo más que una interpretación, un sonoro, doloroso y merecido traspiés. Para colmo de males, la grata presencia de una actriz como Marceu se ha sustituido esta vez por el servilismo al magnífico estado de forma físico de Demi Moore, que está de mejor ver que hace veinte años, sí, pero agradeceríamos que hubiera dedicado, por lo menos, la mitad del tiempo invertido en quirófanos y gimnasios a recibir algunas clases de interpretación. ¿Que qué ha dicho la crítica? ¿Acaso lo dudáis?

Cerramos este repaso a las novedades del finde con el único estreno extranjero no estadounidense que ha logrado hacerse un hueco en nuestra cartelera. Se trata de la co-producción entre Alemania, Rusia y Ucrania, 4 Tage im Mai (Cuatro días de mayo), de Achim von Borries. La cinta, nos cuenta como al final de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de soldados rusos, enviados al norte de Alemania, ocupan un orfanato cerca de una unidad militar alemana. En este contexto, nace una entrañable relación entre un huérfano alemán y un capitán soviético sin hijos. Con una factura técnica en verdad brillante, esta co-producción europea tienes todos los alicientes para destacar entre los aficionados al melodrama bélico (con niño) que tan buenos dividendos suele dar en la taquilla. Sin embargo, nos da la sensación de no encontrarnos con nada absolutamente brillante en una película cuyas imágenes nos suenan a mil veces vistas con anterioridad.

Hasta aquí esta nueva entrega semanal. Espero que el fin de semana sea largo y aprovechéis para pasaros un rato por vuestro cine de cabecera (si proyectan en Versión Original Subtitulada, mejor que mejor) y echarle un ojo a alguna cinta que verdaderamente merezca la pena (los factores que hagan que esto sea así ya os los dejo a vuestro propio criterio).

¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!

jueves, 11 de abril de 2013

De cómo a Mario Casas casi le dejan sin "La mula"

Como todos los que seguís diariamente actoresSinVergüenza o estáis al tanto de la actualidad cinematográfica (española) sabéis, el ya confirmado estreno de La mula significa todo un acontecimiento para la cinematografía patria, porque termina así un auténtico calvario. Su distribuidora, Wanda Vision ha hecho público por fin su tráiler. A priori, lo que vemos, ni pinta mal ni pinta bien. El trabajo en la reconstrucción histórica es notable, eso sí salta a la vista. Pero tampoco esto es una novedad, porque nuestro cine, si algo sabe hacer bien, es ambientar las historias que transcurren en ese período convulso y gris de nuestro pasado llamado Guerra Civil, porque nadie puede decir que no hayamos visitado el tema. La mula, un nuevo acercamiento a aquélla maldita contienda, esta vez en clave de humor y con la dosis de prestigio que da el estar basada en una novela, esta vez debida a Juan Eslava Galán, llegará a las salas comerciales, después de llevar casi dos años terminada, el próximo 10 de mayo, tras competir por la preciada Biznaga de Oro del 16º Festival de Málaga Cine Español, pero lo hará sin autor.


La película, que contaba con todos los ingredientes para convertirse en una de las grandes producciones de nuestro cine (director de prestigio, Michael Radford, historia de amor en contexto bélico, una pareja de actores de gran éxito como protagonistas: Mario Casas y María Valverde), ha acabado engrosando la lista de Films Malditos de la historia del cine español. Y todo por culpa del dinero. ¡Ay, poderoso caballero! Los problemas surgieron ya al principio de la puesta en marcha del proyecto, una co-producción entre España (a través de Gheko Films), Irlanda (Subotica) y Reino Unido (Workhouse, cuyo administrador es Michael Radford, el director de la película). Ya al inicio, las compañías anglosajonas no aportaron todo el capital que debían para la financiación de la película y que obtendrían a partir de las específicas subvenciones de sus respectivos países -el UK Film Council, el organismo público del cine británico, tenía a fecha de 2011 1,5 millones de euros reservados a la película- y aquí comenzaron las diferentes versiones. Según los españoles, los extranjeros no cumplieron con su parte del contrato y, para colmo, Radford comenzó a pedirle dinero a la responsable de Gheko Films, Alejandra Frade, para poder seguir trabajando en la película. Según Radford, fueron los españoles los que se negaron a firmar ningún contrato que no les beneficiara directamente a ellos, por lo que las subvenciones irlandesa y británica jamás llegaron. Sólo la de Eurimages, el fondo de la Unión Europea para co-producciones cinematográficas.

Valverde y Casas junto a Radford en la presentación a la prensa del rodaje en julio de 2009.

En medio de este caos por conseguir la financiación necesaria, la pre-producción de la pelicula se alargó tanto que se cayó del proyecto el actor que encarnaría el papel protagonista: Óscar Jaenada (finalmente, sustituido por el definitivo Mario Casas). Entonces se produjeron las tensiones durante el rodaje. Según Radford, que había hasta aprendido español para escribir un guión de la película él mismo, prácticamente todo el equipo español de La mula recibió sus honorarios religiosamente, mientras que el británico no. Según Frade, Radford mentía y le debía a Gheko la cantidad total de 250.000 euros, la deuda de los préstamos.

Por otro lado, Frade, que impuso una querella contra Radford por calumnias, denunció también a Ignasi Guardans, entonces director del ICAA (el Instituto de Cine, dependiente del Ministerio de Cultura) por prevaricación, cohecho y tráfico de influencias. La productora española asegura que tanto él, como los directores del UKFC y del IFB (Irlanda) conspiraron contra la película, hasta el punto de que el ICAA le negó la calificación (y, por lo tanto, su posible distribución) debido a que Michael Radford se había negado a firmarla como una obra suya. Y es que, Radford había abandonado el rodaje de la película a poco más de una semana de finalizar el mismo. Según Frade, debido a que ella no había querido firmarle una cesión casi total de los derechos de la película. Ante semejante situación, Frade, contrató al publicista de origen francés Sebastián Grousset para que terminara la película.


Para más inri, justo cuando un juez español había sobreseído el caso, otro británico, a petición de Radford, prohibió la proyección del filme como medida cautelar. Sin embargo, y aún no estando calificada por el ICAA, la productora Gheko Films hizo un montaje de la película y a punto estuvo de presentarla en la Mostra de Valencia del año 2011. Para quienes vieron aquél montaje, La mula era una película plana y en exceso publicitaria, algo bastante distinto a lo que hubiera hecho un director responsable de películas de la categoría de 1984 (1984) o Il postino (El cartero -y Pablo Neruda-) (1994). Nuevo tema de debate a la mesa, porque Frade insistió en que la cinta se montó siguiendo las instrucciones precisas que había dejado el cineasta antes de su salida del proyecto.

Cuando parecía que estaba todo perdido, tras tres años desde el final del rodaje, el Juzgado Central Contencioso y Administrativo nº11 de Madrid acabó dando la razón a Frade, considerando "española" a todos los efectos la película y ratificando su clasificación por edad, desestimando de este modo el concepto de "lesividad" alegado por la Administración (ICAA) para anular la clasificación de la película y su declaración de nacionalidad. Así, desde el pasado mes de nomiembre de 2012, Gheko Films tiene libertad absoluta para estrenar La mula, aunque ello conlleve hacerlo sin un director otorgándole su autoría.


De momento, han conseguido colarla en la Sección Oficial del Festival de Málaga, donde, de rascar algún premio del palmarés, tendrá más asegurado que nunca un buen rendimiento en taquilla que ya tenía más que garantizado. Y no sólo por estar protagonizada por la pareja de moda del cine español, sino por el morbo que ha generado tanto embrollo judicial. Obviando esto, ¿podremos valorar la película como tal o tendremos que ser, hasta cierto punto, más permisivos tras conocer todos los vaivenes por los que ha pasado hasta verse estrenada? La respuesta, el 10 de mayo en las salas. Para mis queridos paisanos malagueños, el viernes 26 de abril, como indica la programación oficial del Festival. Mientras llegan ambas citas, ya podemos hacernos una ligera idea de cómo será La mula.


miércoles, 10 de abril de 2013

Tibio respaldo del público al cine español.

Fin de semana algo nefasto para las producciones españolas en cartel en lo que se refiere a su rendimiento en la taquilla. Según leemos en la web de Box Office Spain, el estreno español del pasado viernes, la co-producción argentina Tesis sobre un homicidio, distribuida por Universal, la segunda película argentina más taquillera en su país después del arrollador éxito de El secreto de sus ojos (2010), de Juan José Campanella, también con el protagonismo de Ricardo Darín, ha obtenido un resultado en su estreno en nuestra taquilla satisfactorio, pero por debajo de lo esperado. Su recaudación total se encontraría en torno a los 610.000€, con un promedio de 2.785€ por cine (salía con 221 pantallas), un 18% menos de lo que recaudó en su primer fin de semana El secreto de sus ojos en nuestro país (720.000€), cuando todavía ni se sabía que la película ganaría el Oscar. De todos modos, Tesis sobre un homicidio supera a los últimos estrenos de la estrella argentina en España, lo que deja constancia del tirón popular de Darín.


Ciertamente, Tesis sobre un homicidio lo tenía difícil para destacar en un ránking donde ocupa la quinta posición y que sigue dominando la aventura animada de Los Croods (DreamWorks), con 1.410.000€ de recaudación, bajando un considerable 50% con respecto a la semana anterior, pero manteniendo la primera plaza ante la fuerte pujanza que ha protagonizado el estreno el pasado viernes de Posesión infernal, con 1,1 millón de € de recaudación. Efectos secundarios, la otra gran apuesta comercial del viernes pasado, se ha estrenado en la tercera posición de la tabla (con 630.000€), relegando al cuarto puesto a G.I. Joe 2, que acumula ya una recaudación de algo más de 3 millones de euros. Esperemos que el siempre efectivo boca-oreja sirva para mantener a Tesis sobre un homicidio en la cartelera el suficiente tiempo como para alcanzar los estimados 2 millones de euros que se presagiaban antes de su estreno.


Mientras observamos que Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar, ha sucumbido ante la avalancha de estrenos comerciales de las últimas semanas y ha abandonado el Top10, la otra película española en cartelera, Los últimos días, de los hermanos Pastor, protagoniza el peor mantenimiento en la tabla de la semana. Pierde un 55% de los espectadores en su segundo fin de semana, recaudando sólo 350.000 euros, con un acumulado de 1,7 millones. Dato nada favorable cuando, tras la potente campaña publicitaria ejercida a través del grupo Antena 3, estimábamos su taquilla final cerca de los 3 millones de euros. Ahora, tras los últimos resultados obtenidos, ocupando el sexto puesto de las más vistas y siendo algo optimistas, se aventura que su recaudación final podría rondar los escasos 2,2 millones. Una mala noticia para su productora y para el cine español en general, que evidencia que un poco positivo boca-oreja (la película no ha llegado a gustar del todo a los espectadores) puede resultar más efectivo que una arrolladora campaña promocional.

En la mente de un (inmenso) Ricardo Darín.


"¿Quieres que se haga justicia o demostrar que tienes razón?". Para cuando uno de los personajes secundarios de Tesis sobre un homicidio, de Hernán Goldfrid, le hace esta pregunta al protagonista, es ya bastante tarde para que uno, en primera persona, sea capaz de responder, mentalmente, a semejante cuestión de manera objetiva. Lo mismo le ocurre al personaje interpretado por Ricardo Darín, que en esas, decide responder con el silencio y una mirada incómoda, que delata el orgullo, el amor propio completamente atacado, herido. A nosotros, ahí, nos duele también el orgullo. Tal es la identificación que sentimos con ese abogado retirado, ahora prestigioso profesor de Derecho Penal, que obsesionado con un crimen ocurrido en la universidad, decide investigar por su cuenta, convencido que el asesino es uno de sus propios alumnos y que su motivación no es otra que ponerle a prueba. Tesis sobre un homicidio acierta de pleno al optar por contarnos la historia desde el sujestivo y muy subjetivo punto de vista de un personaje que, admitámoslo desde el principio, de no estar interpretado por quien lo está, no alcanzaría tremendo efecto en el espectador. Darín, sobrio, impecable, infinitamente matizado, proverbialmente expresivo, es el alma, el motor y la estructura base de Tesis sobre un homicidio. Sin la magistral capacidad de la estrella argentina para, tras los primeros minutos de metraje, haber desaparecido por completo dentro de su hermético personaje sin dejar en ningún momento de traspasar la pantalla, conectar con el espectador y que éste empatice hasta el paroxismo con su rol, toda la trama de la película parecería ridícula por su obviedad. Y no queremos decir con esto que estemos ante una película obvia, aunque hay que reconocer que su giro final no es nada espectacular, al modo habitual de otras cintas del mismo género venidas desde USA, algo que también, este humilde servidor agradece, por su manifiesta honestidad.


Así, nos inmiscuimos en Tesis sobre un homicidio llevados de la mano de un inconmensurable Darín y lo primero que nos llama la atención es una puesta en escena que rebosa sentido, lógica y no poca clase. A excepción de algún inserto algo videoclipero, donde literalmente nos metemos en la mente del protagonista, toda la película está planteada en lo formal de manera sobria, con algunas soluciones de cámara funcionales, sí, pero muy efectivas, y otras verdaderamente geniales (se me viene a la cabeza, la prodigiosa panorámica horizontal que establece un sugestivo juego con Darín, entrando y saliendo continuamente de campo mientras registra al completo toda su casa). Sobre esto, destaca la creación de un clima claramente oscuro, a pesar de la luminosidad de una fotografía convenientemente gélida, que enmarca toda la trama dentro de los márgenes del thriller psicológico, alejándolo del más que manido y facilón judicial o policíaco, dejándonos bien claro que cada detalle, cada nuevo descubrimiento, cada prueba incriminatoria hacia ese alumno aventajado al que da vida un correcto y verborreico Alberto Ammann (¿lo de su confusión de acentos es una marca dada por el director?), todo en la película, ocurre según el punto de vista de su protagonista, todo surge de su imaginación, de lo que él quiere ver o mirar o, en otras palabras, de lo que el director y su guionista quieren que veamos o miremos. Sólo dejándonos llevar por esta premisa, engatusados por Darín, causará Tesis sobre un homicidio el efecto deseado.


Basada en la novela de Diego Paszkowski, Patricio Vega compone un guión que posee sus mejores bazas en la confrontación intelectual de los dos antagonistas. Sus duelos verbales acerca de la justicia, sus pros, sus contras, sus vacíos, su ética, resultan realmente admirables. Planificados con poderosos planos secuencia, estos cruces entre Darín y Ammann adquieren el ritmo y el brío del que, por desgracia, carece casi el resto de la película. Y no es que Tesis sobre un homicidio sea lenta. Su problema radica en que, llevados por la pregunta con la que iniciábamos este artículo, sus responsables también se ponen de parte del protagonista, buscan tener razón, y se detienen de manera algo excesiva en mostrar y explicar cada uno de los detalles. Lo mejor que podríamos decir a este respecto de la película es que resulta sumamente minuciosa, está escrupulosa y concienzudamente detallada, juega a querer ser una especie de tesis en sí misma. Lo que no tiene tanto en cuenta es la existencia de un recurso literario (también audiovisual) de enorme efectismo para contar sin contar, para evitar la redundancia, llamado elipsis. Es este el mayor 'pero' de una película del todo interesante, bien conducida en lo formal por su director y que ofrece otro nuevo espectáculo interpretativo de ese monstruo cinematográfico llamado Ricardo Darín.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Película Extranjera de Habla Hispana*.
- Mejor Película**.
- Mejor Actor**: Ricardo Darín.
- Mejor Guión Adaptado**: Patricio Vega.
- Mejor Música Original**: Sergio Moure de Oteyza.
- Mejor Dirección de Fotografía**: Rodrigo Pulpeiro.
- Mejor Dirección Artística**: Mariela Rípodas.
- Mejor Montaje**: Pablo Barbieri.
- Mejor Sonido**: Jesica Suárez.

* Si es la elegida por Argentina como su candidata a los Premios Goya.
** Como co-producción España-Argentina, podría tener posibilidades. 

martes, 9 de abril de 2013

16º Festival de Málaga Cine Español: Sección Oficial al completo.


No sé muy bien dónde había leído que la última película, de próximo estreno a finales de este mes, de Isabel Coixet, Ayer no termina nunca, inauguraría el próximo 16º Festival de Málaga Cine Español dentro de la Sección Oficial, pero fuera de concurso. Hecha pública ya toda la programación de dicho certamen, he de manifestar mi sentido mea culpa ante la falsedad de dicha afirmación. Porque sí, la película inaugurará el festival en la Sección Oficial, pero, eso sí, a concurso. Lo que invita a pensar que, muy probablemente, Ayer no termina nunca formará parte del palmarés definitivo de una edición donde se darán cita algunos de los títulos más esperados del futuro próximo de nuestro cine, rivalizando en peso mediático con otros, no por menos esperados menos destacables, que pugnan por sobresalir favorablemente en una cita anual que sirve de baremo sustancioso para lo que vendrá a ser la producción cinematográfica española del presente año 2013. Veteranos realizadores como Coixet, Daniel Calparsoro, Gracia Querejeta o el argentino Alberto Lecchi se medirán con otros tantos jóvenes debutantes en esto de las tareas de dirección de largometrajes, dentro de un marco de un Festival que, un año más, vuelve a apostar fuerte por el ensalzamiento y la promoción de las óperas primas. Veremos cómo reciben los críticos las nuevas apuestas que se han seleccionado para competir por la Biznaga de Oro desde el 20 al 27 de abril.

El amor no es lo que era, de Gabriel Ochoa.

Entre el aluvión de óperas primas que se darán cita en la capital andaluza destaca, por su generoso y atractivo reparto, la comedia coral de Gabriel OchoaEl amor no es lo que era, con Aida FolchAlberto San JuanJose CoronadoPetra Martínez o Blanca Romero entre sus protagonistas. Su principal problema a la hora de resultar galardonada es su proyección, dentro de la programación, en el último día de concurso. 



Casting, de Jorge Naranjo.

Todo lo contrario le ocurre a Casting, de Jorge Naranjo, programado su pase el segundo día del festival, lo que de responder a las expectativas, esta pequeña película sobre la relación que se establece entre dos jóvenes actores a lo largo de un casting, podría impresionar favorablemente al Jurado. Eso y el concurso de un plantel de jóvenes y prometedores actores, cuyos personajes se llaman igual que ellos en la realidad, en un curioso juego entre realidad y ficción, y donde destacarán, seguro, su pareja protagonista: Javier López y la guapa Esther Rivas.



Hijo de Caín, de Jesús Monllaó.

Hijo de Caín, el debut de Jesús Monllaó, llama la atención por la poderosa presencia protagonista de Jose Coronado (Premio Málaga-Sur de esta edición) y por el sabor a thriller psicológico que sobrevuelan a las primeras imágenes que nos han llegado de la película.




Somos gente honrada, de Alejandro Marzoa.

Producida por El Terrat, se trata de una comedia de enredo en torno a un alijo de cocaína y que se alza ya en la gran favorita al tan preciado Premio del Público del festival, siempre tan agradecido, decantado hacia  propuestas adscritas a este género. Jugará sus mejores cartas gracias al socorrido concurso cómico de su pareja protagonista, los televisivos Paco Tous Miguel de Lira, secundados por los guapos Unax Ugalde y Manuela Vellés.


Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet.

Como indicábamos al principio, la película de Coixet parte con clara ventaja de cara al palmarés final de esta 16ª edición y es que las buenas críticas recibidas tras su presentación internacional en el pasado Festival de Berlín nos predisponen a pensar que nos encontramos ante otra de esas piezas intimistas y sensibles de la directora catalana. Suyos parecen, a todas luces, los premios interpretativos de este año, que recaerían en unos ensalzados trabajos de Javier Cámara y Candela Peña, repitiendo la jugada que ya protagonizaron con éxito tras vencer en el mismo certamen con la película Torremolinos 73 (2003), de Pablo Berger.


15 años y un día, de Gracia Querejeta.

Muchos puntos de figurar vencedora tiene también esta película, que promete otra vuelta de tuerca más a los temas que más preocupan a su experimentada y sensible realizadora, siempre con la institución familiar en el punto de mira. Por lo que apreciamos, no faltan a priori favoritos a los Biznagas de Plata interpretativas, teniendo también muchos puntos a su favor los protagonistas de 15 años y un día, un recuperado para el cine Tito Valverde y la siempre estupenda Maribel Verdú. Señalar, por último, que Querejeta ya triunfó en Málaga hace unos años con Héctor (2004), alzándose con la Biznaga de Oro del Festival.


Sola contigo, de Alberto Lecchi.

También tiene posibilidades de resultar premiada Sola contigo, la película de Lecchi de la que ya hablamos en un artículo aparte a razón del estreno de su tráiler, que posee entre sus fuertes el protagonismo absoluto de una Ariadna Gil, por fortuna, recuperada para el cine español. La película, programada para el penúltimo día del festival, es un thriller sustentado sobre los hombros de una Gil a la que secunda el argentino Leonardo Sbaraglia.


Combustión, de Daniel Calparsoro.

Siendo sinceros, la participación de Combustión, la cinta de Calparsoro, parece responder a las necesidades de cumplir con el compromiso de programar películas apoyadas por la productora cinematográfica del grupo Antena 3, por algo es uno de los patrocinadores oficiales del certamen. A simple vista, Combustión no parece tener mucho que rascar en el palmarés final.



Diamantes negros, de Miguel Alcantud.

El televisivo Miguel Alcantud, que ya presentó en Málaga hace unos años Anastezsi (2007) sin llamar una especial atención, volverá a intentarlo este 2013 gracias a Diamantes negros, que narra el encontronazo con la realidad de las jóvenes promesas del fútbol traídas de África y que cuenta en el reparto con las presencias secundarias de Carlos Bardem y Guillermo Toledo



Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen.

Otro viejo conocido del certamen es Rodrigo Sorogoyen, que hace unos años presentó en Málaga su ópera prima 8 citas (2008), co-dirigida junto a Peris Romano, y que ahora presenta Stockholm, cinta de bajo presupuesto, una de las primeras películas españolas financiadas a través del sistema de microdonaciones (crowdfunding), de corte psicológico y gracias a la que también podría sonar fuerte para los premios de interpretación su joven y atractiva pareja protagonista: Javier Pereira y Aura Garrido.


Inevitable, de Jorge Algora.


El director de El niño de barro (2007), trae a Málaga Inevitable, un drama sentimental protagonizado por una pareja de inmensos actores como Federico Luppi y Dario Grandinetti, sobre una pareja perfecta, aparentemente perfecta, que entra en crisis cuando muere un compañero de trabajo de él, tras la que buscará refugio en las teorías de un famoso escritor, que le llevarán a buscar la auténtica pasión de su vida. Tanto Luppi como Grandinetti también poseen muchas opciones de cara al premio al mejor actor.



La mula.

El último de los films a competición es La mula, película ambientada en la Guerra Civil, contada a modo de comedia y protagonizada por la pareja de moda en el cine español, Mario Casas y María Valverde. La película, cuya casi totalidad la dirigió el británico Michael Radford, tras los muchos problemas con los que contó en su rodaje y en su fase de post-producción, con juicios de por medio entre sus diversos productores españoles y anglosajones, llega al festival sin autoría, debido a la tácita renuncia de Radford de firmarla.


Todas las mujeres, de Mariano Barroso.

Por último, participa en la Sección Oficial , aunque fuera de concurso (esta sí) Todas las mujeres, donde el actor Eduard Fernández dará vida a un veterinario que se enfrenta a todas las mujeres que han significado algo en su vida y que cuenta con la presencia de Michelle Jenner, Petra Martínez y Nathalie Poza y cuya presencia fuera de concurso lamentamos, enormemente, pues impide que Fernández pueda aspirar a ganar una nueva Biznaga de Plata al mejor actor.


Hasta aquí, el avance de los títulos de tan sugestiva Sección Oficial, muchos menos de los presentes en anteriores ediciones (¡la crisis!). En los próximos días, además de ir desgranando poco a poco algunas de estas cintas, cuando ya vayan haciéndose públicos sus respectivos tráilers, también haremos un recorrido por algunas de las secciones paralelas del 16º Festival de Málaga Cine Español, como la siempre interesante ZonaZine o la recién creada, y no competitiva, Málaga Premiere. Mientras tanto, nos toca mordernos las uñas por la impaciencia de que comience un festival que promete plasmar una mirada marcadamente social al presente cinematográfico nacional.