Karra Elejalde regresa el viernes a los cines.

Repasamos la filmografía del actor cuando regresa a la comedia con "Ocho apellidos vascos".

Palmarés XXIII Premios de la Unión de Actores.

"Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, una de las vencedoras con 2 premios.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

La Sección Oficial está compuesta por 15 largometrajes muy esperados para este 2014.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Seis títulos integran la sección paralela, competitiva, Zonazine, el espacio independiente.

17º Festival de Málaga. Cine Español.

Málaga Premiere y Estrenos Especiales completan la oferta de novedades del certamen.

sábado, 4 de mayo de 2013

Ser valiente conlleva excederse.


Situarse ante un film como Ayer no termina nunca, lo último en llegar a las salas de Isabel Coixet, no es fácil. Primero por la propia condición del mismo, una película intimista, de bajo coste, de base visiblemente teatral (dos personajes, un único escenario) y que además comulga con el estado de indefensión e impotencia de la sociedad española actual sometida bajo presión constante ante esta demoledora crisis que llevamos a cuestas. Pero, una vez visionada, Ayer no termina nunca hace aún más difícil el posicionarse ante ella. Quizás a algunos les haya resultado fácil juzgarla (tanto para bien como para mal), pero lo que es a este servidor, la cosa le resulta en exceso ardua. Tal es el grado de desconcierto que ha provocado en mi ser su visionado.


A priori, la cinta comienza de manera altamente sugestiva, llevados de la mano de un sensible y casi emocional montaje en paralelo que, primero, nos contextualiza la historia y, segundo, nos ofrece una aproximación realmente bonita al perfil de los personajes protagonistas. La cámara parece estudiarlos, en silencio, atenta a sus más insignificantes gestos, pendiente de manera rigurosa de cada uno de sus detalles. Hasta que se produce el encuentro esperado entre ambos. Entonces, la cámara de Coixet se hace a un lado y deja de estudiarlos para limitarse a observar el modo en el que ambos seres, heridos en lo más profundo de sus almas, toman contacto, rompen el hielo que habita entre ellos y se relacionan. Así, dejando caer todo el peso de la historia en las interpretaciones de sus intérpretes, Coixet parece querernos decir que, a pesar de ser ella la artífice del guión, no piensa tomar partido por nada de lo que acontezca a partir de ese momento ante la cámara, postura en cierto modo contradictoria con una puesta en escena en la que, conforme avanza el metraje, van colándose cada vez más fogonazos de un estilo, en la manera de encuadrar, de organizar los elementos dramáticos y a los personajes dentro del espacio, que desentona casi por completo gracias a una excesiva ampulosidad que da de sí un pretencioso y vacío aspecto formal, bello hasta el paroxismo, sí, pero a la postre de frustrada eficacia.


Y es que el empuje y el tesón que encierra dentro de sí la película de Coixet no vienen dados por la directora, sino por unos actores en absoluto estado de gracia. Son, digámoslo sin tapujos, los trabajos de Javier Cámara y Candela Peña los motores que aportan y desarrollan la intriga, la tensión y la emoción que, de manera más o menos fortuita, contiene en su interior esta Ayer no termina nunca. Cámara, fiel a la agradecida máxima del "menos es más", compone una interpretación sosegada y pragmática, convenientemente medida y ajustada al ritmo cadencioso de esa desnudez emocional y sentimental que efectúa su personaje, dando de sí un trabajo que alcanza lo sublime en el plano final frente a la tumba de su hijo. Esta inteligente ausencia de efectismos y truculencias en la plasmación interna de su rol es la razón por la que, a primera vista, su presencia parezca en la cinta un tanto obnubilada por el agresivo y contundente despliegue efectuado por su compañera de marras, una Candela Peña desgarrada y desgarradora, inconteniblemente subyugada por el inmenso dolor que acarrea su personaje, lo que permite a la actriz un demoledor y sincopado tour de force que juega peligrosamente en su intensidad y arrojo a hacer que el trabajo de la actriz, verdaderamente entregada, caiga en una excesiva (y ridícula) afectación, lo que más que una virtud, resta valor al alcance último de algunos momentos, naufragando éstos en sus pretendidas intenciones.


Este error (leve y episódico en la interpretación de Candela Peña) es, sin duda, el gran fallo que encierra dentro de sí el planteamiento formal y narrativo que nos propone la directora catalana en Ayer no termina nunca, película absolutamente bien intencionada en sus premisas que, por desgracia, transgrede las voluntades y ánimos del espectador gracias a una constante y permanente obsesión por mostrar, por explicar en demasía, por ser absolutamente franca. ¿Y es esto un fallo? Sí, cuando la ley que impera es la de abusar hasta el hartazgo, hasta la extenuación misma, de un exhibicionismo morboso y trascendental (verbal y emocional), sin dejar ni siquiera una rendija de respiro para que asome la tan anhelada sutileza. No, en Ayer no termina nunca no hay cabida para las medias tintas, todo se exhibe de manera frontal, resultando con ello una película hasta cierto punto zafia y sin escrúpulos, que allí donde pretendía ser un estudio sobre las consecuencias de la actual crisis en un futuro inmediato, termina siendo un molesto ejercicio apologético de sus desastres; al mismo tiempo que, pudiendo erigirse en una pormenorizada, conmovedora y valiente exploración de los recónditos rincones del alma en los que habitan la culpa, el dolor y, finalmente, el amor, la película de Coixet prefiere ser ostentosa y estridente al deleitarse con tan poco tacto en el sufrimiento más insondable. Eso o que, quizás, todavía no estamos preparados para enfrentar una obra que, por encima de todas las cosas, se descubre dura y desapacible, valiente al fin y al cabo.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Película.
- Mejor Director: Isabel Coixet.
- Mejor Guión Adaptado: Isabel Coixet.
- Mejor Actor: Javier Cámara.
- Mejor Actriz: Candela Peña.
- Mejor Música Original: Alfonso Vilallonga.
- Mejor Fotografía: Jordi Azategui.

viernes, 3 de mayo de 2013

Crónica de la España negra.


Cada Historia de cada cinematografía tiene estas cosas: la de no haber valorado en su justa medida el trabajo de algunos de sus profesionales. Tal es el caso del director Arturo Ruiz Castillo dentro de la nuestra, en la que ha pasado a la posteridad por ser el director de uno de los títulos más marcadamente panfletarios del triunfo del Régimen, El santuario no se rinde (1949), visiblemente uno de los mejores títulos patrióticos del momento y también uno de los más insólitos, pues se aprecian en él no pocos rasgos invitando a la reconciliación entre el bando nacional y el republicano. No hay que olvidar que Ruiz Castillo fue el co-fundador en 1932 del grupo teatral universitario La Barraca junto a Federico García Lorca. Pero no estamos aquí para hablar de esta película de ambiente bélico (aunque tampoco la descartamos para futuras entregas de esta sección bien llamada "El Cine que nos parió"); sino para referirnos a uno de los títulos más desconocidos ya no sólo de su autor, sino también del Cine Español en toda su historia: La Laguna Negra (1952).


Basada en el negrísimo poema que incluyera Antonio Machado en su obra magna "Campos de Castilla" y que llevaba por título "La tierra de Alvargonzález", en el que a lo largo de 712 versos contaba el poeta la leyenda de una familia labriega en la provincia de Soria, en un pueblo de la serranía de Urbión, en la cual los hermanos Juan y Martín, movidos por la codicia e instigados por Candelas, la mujer de Martín, asesinan a su padre y hunden el cuerpo en la Laguna Negra. Sin embargo, dándose al muerto por desaparecido, los ambiciosos hijos de Alvargonzález no podrán cobrar la herencia codiciada hasta que no se confirme la muerte, lo que pondrá a ambos en una peligrosa y difícil situación: ¿aguantar treinta años hasta que se le pueda dar a efectos legales a su padre como fallecido o sacar el cuerpo de la laguna poniendo con ello en entredicho su inocencia?


Estamos ante un sólido y áspero drama de constringente ambientación que nos muestra, sin concesiones, con un tono eminentemente rudo y cruel, la enraizada y sutil paranoia que habita en una España terroríficamente profunda, donde tras un acto de vergonzosa brutalidad asaltan a sus primarios protagonistas el remordimiento de la culpa y la sinrazón, llevando consigo un cauto acercamiento a la locura surgida de la barbarie, con no pocas reminiscencias bíblicas en su base. Ruiz Castillo acierta en pleno al mantener en su adaptación cinematográfica el tono lúgubre y sobrio del poema original, reforzado por el predominio narrativo otorgado al desasosiego tensional que va minando y pudriendo el ánimo de uno de los hermanos protagonistas (Juan), eficazmente contrapuesto a la pérfida e insidiosa presión que ejerce sobre ellos la figura dominante de Candelas. Es en este continuo tira y afloja donde reside el germen del excelente clima enriscado y pernicioso que caracteriza toda la puesta en escena de La Laguna Negra, una película a la que si bien podríamos reprocharle algunas línea de diálogo en exceso melodramáticas, también es conveniente reconocerle su dinamismo narrativo (su guión no se anda con rodeos ni incorpora más tramas secundarias de las necesarias para hacer avanzar la historia hacia el trágico desenlace) y su sequedad formal, ésta última reforzada por un expresivo trabajo fotográfico en blanco y negro que refuerza la atrocidad de la historia, con un tratamiento de las sombras que la acerca, por momentos, a las constantes estilísticas del género fantástico.


Pero todo esto se queda en meros elementos ornamentales de una película que tiene su principal  fuerte en confiarse a un espléndido y minucioso dibujo de sus personajes principales y, sobre todo, de sus motivaciones. Puede que a nuestros ojos del siglo XXI todos ellos puedan resultarnos en cierta medida tópicos, pero lo que no admite discusión alguna es que, durante el visionado de La Laguna Negra todos ellos adquieren una potente e inquietante verdad, de lo que tienen bastante culpa el magnífico plantel de actores encargados de darles vida. Los hermanos parricidas toman los rostros de un maravillosamente brusco y agrio José María Lado y de un sobrecogedor y perfecto Tomás Blanco, mientras una soberbia Maruchi Fresno se alza a los pocos minutos de su aparición en lo mejor de la película con diferencia, dando forma a la ambiciosa Candelas de manera noqueantemente grave y opresora. En el lado opuesto, la gran actriz teatral María Jesús Valdés revestía de ternura y compasión su apresado y sumiso personaje, significativamente, el último que llevó a cabo para la gran pantalla, abandonando ésta por el teatro a partir de ese año y, más tarde, abandonando el teatro para dedicarse a la vida familiar tras contraer matrimonio con Vicente Gil, médico personal del Caudillo. Con papeles secundarios para las inolvidables hermanas Irene Caba Alba y Julia Caba Alba, La Laguna Negra también supone encontrarse con los trabajos de unos todavía jóvenes José Bódalo y Fernando Rey, especializado ya en apuestos caballeros de severa e intachable rectitud moral.


Premios obtenidos:

Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos:
1953. Mejor Actriz Principal: María Jesús Valdés.

Premios del Sindicato Nacional del Espectáculo:
1953. Mejor Actor de Reparto: Tomás Blanco.

jueves, 2 de mayo de 2013

Lavapiés vuelve a ser protagonista de cine.

Desde el pasado 19 de marzo de 2013 y durante todo el pasado mes de abril ha tenido lugar en pleno centro de Madrid el rodaje de la película Historias de Lavapiés, un viaje a este conocido barrio madrileño y a las historias que bien podrían suceder a cualquiera de sus vecinos. Se trata de una película coral, con un tono predominantemente melodramático, sobre varios personajes a lo largo y ancho del castizo y multiculturar barrio madrileño. Historias de Lavapiés aspira a ser un retrato concienzudo de la convivencia entre españoles e inmigrantes en un momento de crisis como el actual. La película estará escrita y dirigida por Ramón Luque, escritor y profesor universitario, para el que este proyecto supone su tercer largometraje, tras co-dirigir junto a Juanjo Domínquez las muy desconocidas El Proyecto Manhattan (2006) y Hollywood (2010).



Por primera vez en su trayectoria, Luque cuenta con el aval mediático que supone contar con la presencia en el reparto de un actor tan conocido como Guillermo Toledo, al que acompañarán los televisivos Rafael ReañoSandra Coyantes y Eduardo Velasco en los personajes principales. Se trata de una producción de Lavapiés Producciones (asociación sin ánimo de lucro dedicada a actividades enfocadas al cine), Proyecto Manhattan (productora del mismo realizador), Surnisue Management (empresa de representación artística de actores y artistas multidisciplinares), Mansion Clapham Producciones (especializados en la producción de contenidos audiovisuales) y 4Metrosdegacela (Amalgama que define y defiende el trabajo colaboracional para la producción y el desarrollo de proyectos culturales y audiovisuales, cuyo resultado se valora como la conjunción de talentos personales y habilidades profesionales).

Estrellas para un cine invisible este mayo de 2013.

Nuevo mes para pocas estrellas. Con el palmarés del reciente Festival de Málaga Cine Español todavía fresco en la memoria de la gente, en mayo aterrizarán algunos de los títulos que han formado, de una u otra forma, parte de la primera gran cita del cine nacional del año, tratando de rentabilizar en su carrera comercial las impresiones vertidas durante tan importante semana para el sector. No obstante, las cintas españolas que se aventurarán este mes a hacerse un hueco en las salas son, mayoritariamente, minoritarias. Cintas pequeñas que, muy probablemente, pasarán inadvertidas para el gran público, a excepción de, quizás, la primera de ellas. De este modo, este mes de mayo se presenta, a priori, bastante desierto en lo que a poder de convocatoria en las taquillas se refiere. ¿Hablaremos en los mismos términos de la calidad global de las cintas?

La mula, anónima.

El morbo y la polémica preceden a la llegada a las salas de uno de los, comúnmente denominados, títulos malditos del cine contemporáneo. Maldito por los avatares presupuestarios y legales que afectaron primero a su rodaje, con enfrentamiento público entre su director primigenio, el británico Michael Radford, y la productora española Alejandra Frade y que tuvieron como consecuencia el abandono del proyecto, casi al final del rodaje, del primero, renegando desde ese mismo momento de la cinta (razón por la que a día de hoy llega a nosotros de manera "anónima"); y después a su calificación pertinente desde el ICAA, lo cual provocó el que La mula se haya pasado los dos últimos años aguardando una sentencia que determinase su libertad para ser distribuida con normalidad. Montada sin la supervisión estricta de su máximo creador (su director), La mula veía por fin la luz dentro de la Sección Oficial a concurso del pasado Festival de Málaga, de donde salió victoriosa al obtener el premio al mejor actor. Sorpresa mayúscula, en todos los sentidos, pues ahí donde todo el mundo esperaba encontrar otro gran título echado a perder (con el caso reciente de la también muy polémica Manolete (2008), de Menno Meyjes, aún en la cabeza), la opinión generalizada de los medios especializados ha sido inesperadamente positiva, lo cual genera aún mayor expectación ante su inminente llegada a las salas el próximo 10 de mayo. Esto y contrastar la cacareada madurez interpretativa de su protagonista, Mario Casas, flamante vencedor en Málaga, cuya presencia en la cabeza del cartel invita a pensar en una más que rentable carrera comercial, quizás la única destacada que se producirá a lo largo de este mes de mayo. A Casas le acompañan en el reparto María Valverde, Secun de la Rosa, Luis Callejo, Daniel Grao, Jesús Carroza y Eduardo Velasco, entre otros, dando forma así a uno de los estrenos más significativos del cine español en lo que llevamos de año que será difícil de juzgar desde un punto de vista crítico al tratarse de una cinta hecha con remiendos, donde han "metido mano" varios directores.


Mussolini va a morir, de Rafael Gordon.


También el 10 de mayo se producirá el estreno de la última película de Rafael Gordon (La reina Isabel en persona -2000-, Teresa, Teresa -2003-), cineasta a contracorriente y en modo alguno convencional, para el que hacer cine únicamente consiste en tener clara una idea y un actor. En el caso de Mussolini va a morir dos (y desconocidos): Miguel Torres y Julia Quintana. La película es una adaptación de la obra homónima escrita también por Gordon y explora las últimas horas que pasaron juntos el Duce y la que fuera su última amante, Claretta Petacci, antes de ser fusilados en 1945. Como en La reina Isabel en persona o en Teresa, Teresa, Gordon nos propone un ejercicio de aprehensión sobre una figura histórica, mundialmente conocida, para obligarnos a entablar una batalla ante el paradigma del ser humano, con el pretendidamente humanizado retrato del creador del fascismo en Italia. En palabras del mismo director: "Mussolini va a morir no refleja la imagen de un símbolo o de un monstruo, nos habla del pequeño Mussolini que todo humano lleva dentro. Conocer nuestro instinto carnita y primitivo es el propósito de la película. Es un relato del ser humano baja extrema presión". La película, que ya fue presentada en las candidaturas previas a la pasada edición de los Premios Goya, por lo que no formará parte de la presente competición de 2013, se prevé otro de los innumerables "estrenos fantasma" a los que, lamentablemente, estamos tan acostumbrados en nuestra cinematografía.


El cosmonauta, de Nicolás Alcalá.


Mucho hemos venido hablando últimamente del revolucionario sistema de financiación llamado crowdfunding, sobre todo desde el estreno en el Festival de Málaga de Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen, a la postre una de las triunfadoras del palmarés. Pues bien, el próximo 14 de mayo se estrena, en los Cines Callao de Madrid, El cosmonauta, de Nicolás Alcalá, un largometraje que llega para revolucionar (o eso intentará) el sistema de recaudación, producción y distribución convencional del cine en el actualidad. Financiada a través del ya célebre micromecenazgo, con el que desde una mínima aportación (dos euros) cualquiera podía convertirse en productor de la película, el proyecto arrancó hace ahora cuatro años, en mayo de 2009 y desde entonces, ha conseguido nada menos que 245.454,75€ de un presupuesto final de 462.340,00€ (que incluye la pertinente subvención del ICAA), con algo más de 5.000 inversores. Todo ello gracias a una intensa y brillante campaña promocional repartida en varios frentes, redes sociales y blogs, en la que además se ofrecía la posibilidad a los espectadores y fans del proyecto de copiar y modificar contenidos que se subían siempre bajo licencia creative commons, lo que quiere decir que la película ha ampliado el concepto de copyright permitiendo que, con algunas condiciones, la cinta se distribuya libremente, se copie, se remezcle y modifique originando nuevas obras utilizando su material original. Pero las novedades no acaban ahí, y es que aparte de tener cerrada ya su proyección en ciudades como Madrid, Barcelona, Los Ángeles, Nueva York, Minneapolis, Moscú, Ginebra o Londres, el próximo 14 de mayo, además, se subirá la película a Internet, para su visionado gratuito, dentro del sistema innovador y revolucionario por el que han apostado. El lanzamiento en DVD y Blue-Ray, según han anunciado, se producirá días después con una edición de lujo a un precio realmente bajo (que rondará los diez euros para el DVD y los 12-14 para el Blue-Ray). Y, en televisión, donde han de esperar entre 12 y 36 meses para programar una película anteriormente estrenada en cine, con El cosmonauta, en cambio, podrán hacerlo desde el primer día, barajándose la posibilidad de retransmitir en directo y de forma sincronizada la proyección en Madrid de la película. Rodada en inglés y con actores desconocidos para el gran público, está enmarcada a finales de los años 60, en plena carrera espacial entre soviéticos y americanos, y nos cuenta la historia del primer cosmonauta ruso que llegó a la Luna, no consiguió regresar y se le dio por desaparecido en el espacio. Él, sin embargo, a través de fantasmales mensajes de radio, afirma que ha vuelto a la Tierra, pero que la ha encontrado vacía, sin un alma. Su irreal presencia y su voz irán destruyendo poco a poco el mundo de sus seres queridos.


La última isla, de Dácil Pérez de Guzmán.


Primer largometraje de la directora andaluza Dácil Pérez de Guzmán, La última isla llegará por fin a las salas comerciales el próximo 17 de mayo, tras ver retrasado su estreno durante varios meses (inicialmente previsto para finales del año pasado). Rodada a caballo entre Barcelona y la bellísima isla de El Hierro, producida por Fausto Producciones, Rainbow Videoproducciones y Sakai Films, cuenta la experiencia de Alicia, una niña mimada y egoísta loca por los videojuegos, a la que su madre decide mandar a una isla donde vive la vieja tía Belinda. Sin agua corriente ni electricidad, junto al mar y al pie de un volcán, Alicia teme que las vacaciones sean un muermo. Por añadidura, se rumorea que su tía es bruja, que hay un hombre que persigue dragones y dos niños muy raros, así como que algo extraño y magnético emana de la montaña. ¿Será Alicia capaz de sumergirse en el misterioso mundo de la isla? Los secretos y la magia están a la vuelta de la esquina. Film de marcado tono familiar, protagonizado por la niña Carmen Sánchez, conocida en la pequeña pantalla por sus trabajos en series de todo tipo, desde El internado hasta Acusados, cuenta con el apoyo en el reparto de un nutrido grupo de veteranos y sugerentes secundarios, de la talla de Julieta Serrano, Antonio Dechent o Eduardo Velasco, que con ésta suma su segunda película de estreno en cines este mes de mayo. Por desgracia, su inminente llegada a las salas no está levantando una excesiva expectación, lo que hace prever que estamos ante otro estreno, injustamente, limitado de nuestra cinematografía. Quizás, si su distribuidora hubiera sido más sagaz, el fijar la llegada a las salas de un producto fácilmente vendible para el consumo familiar en unas fechas coincidentes con alguna época vacacional (¿la pasada Semana Santa?) y no en un momento tan poco propicio como el aletargado mes de mayo, cinematográficamente hablando, a lo mejor le hubiera garantizado una más que digna vida comercial.


Chaika, de Miguel Ángel Jiménez.


Atípica co-producción entre España, Georgia y Rusia, segundo largometraje de Miguel Ángel Jiménez tras su ópera prima Ori (2009), bastante bien recibida por la prensa especializada en el Festival de San Sebastián. Chaika es una historia de amor entre una prostituta y un marineno perdedor, reconstruida entre dos largas estaciones; el eterno invierno de Siberia y el verano en las polvorientas estepas de Kazajistan. El joven Tursyn regresa a casa para enfrentarse a lo que queda de su familia: un viejo nómada a punto de morir y un padre náufrago. Los dos harán emerger los vagos recuerdos que Tursyn tiene de su madre. Chaika es la aventura de unir esos recuerdos que la vida ha dejado dispersos en los páramos más recónditos de la tierra, casi en el fin del mundo. Suena a cine difícil, complejo y, desgraciadamente, también minoritario, lo que convierte a Chaika en otro de los títulos que, muy probablemente, conocerán una efímera carrera comercial, avalada por una casi inexistente presencia en los medios de comunicación, lo que podría provocar el que pasase completamente desapercibida y quedase condenada al olvido. Un reparto eminentemente georgiano, por consiguiente, absolutamente desconocido aquí, fomenta el grado de invisibilidad de la película a su llegada a los cines el próximo 24 de mayo.


La Estrella, de Alberto Aranda.


Basada en la novela homónima de la autora Belén Carmona, que además es coautora del guión del filme, narra la historia de Estrella, una mujer alegre, positiva, y demasiado generosa con los que la rodean. Junto a Salva, su novio de toda la vida, y a Trini, su amiga del alma, aparenta una felicidad que no es tal. Estrella cuida de todos... menos de ella. Y es que Estrella se ha olvidado de sí misma. Pero nuestra Estrella tiene duende, para el flamenco y para la vida, y pronto descubrirá que ella también tiene derecho a ser feliz. Ópera prima del habitual productor, La Estrella llegará a las salas el próximo 24 de mayo, avalada por los buenos comentarios suscitados en el pasado Festival de Málaga, en donde fue proyectada dentro de la sección no competitiva Málaga Premiere. No obstante, su mayor gancho de cara a la taquilla es el duelo interpretativo que parecen lidiar sus dos protagonistas femeninas: Ingrid Rubio, en lo que parece una formidable vuelta a los protagonistas cinematográficos, y Carmen Machi, en un papel más dramático de lo que nos tiene acostumbrados en su trayectoria cinematográfica. Las acompañan Marc Clotet, Carlos Blanco y Fele Martínez, también recuperado para la gran pantalla. Esperemos que el concurso de Rubio y, sobre todo, Machi, propicie a La Estrella una distribución mínimamente normalizada.


Fill de Caín (Hijo de Caín), de Jesús Monllaó Plana.


Ópera prima de su director, presentada dentro de la Sección Oficial del Festival de Málaga, donde ganó el Premio ASECAN a la mejor ópera prima, Hijo de Caín es un thriller sobre Nico Albert, un adolescente de carácter muy peculiar, inteligencia excepcional y una única obsesión: el ajedrez. Carlos y Coral, preocupados por la extraña actitud de su hijo, deciden contratar al psicólogo infantil Julio Beltrán. A través de la terapia y de la afición común al ajedrez, Julio se adentrará en el inquietante mundo de Nico y en las complejas relaciones de esta familia aparentemente normal. Descubrir la verdad a tiempo será la única opción para evitar que la esencia del mal acabe dominando sus vidas. Saludada con división de opiniones a su paso por el festival, está claro que estamos ante una cinta de género, parece ser que bastante bien construida en su aparato formal, aunque bastante previsible en el narrativo. Obtendrá adeptos en su estreno el próximo 31 de mayo, sobre todo entre los amantes del género y, más que nada, por tener a la cabeza del reparto al experimentado y siempre estupendo Jose Coronado, además en uno de sus siempre bien resueltos papeles oscuros y severos. A Coronado le acompañan esta vez Julio Manrique, María Molins (¡atentos, porque se dice que es la sorpresa de la cinta!), el veterano y mítico Jack Taylor y el niño David Solans, protagonista definitivo de la cinta. Rodada en catalán y español, tememos que su distribución se haga únicamente en su versión doblada íntegramente en castellano, lo que restaría puntos a una película que se presiente, por lo menos, interesante.


miércoles, 1 de mayo de 2013

El Cine Español no cumple en un fin de semana con datos esperanzadores.

Buenas y tranquilizadoras noticias nos llegan hoy miércoles desde la taquilla, cuando observamos los datos de recaudación del pasado fin de semana. Resulta que hemos aumentado, nada más y nada menos, que un 90,1% el número de espectadores con respecto a la semana anterior, vamos: 7,486,049€ recaudados. Hasta aquí las buenas noticias. Y es que este aumento descarado se lo debemos (sobre todo) a la colosal llegada a las salas (nada menos que 788 pantallas) del blockbuster Iron Man 3, que ha logrado el mejor estreno de lo que llevamos de año con 3,828,477€. Pero eso no es lo peor, la terrible noticia es que los estrenos españoles, a pesar de su potente y sonado aterrizaje a las salas, no han logrado alcanzar las expectativas depositadas en un principio.


El estreno de Combustión, de Daniel Calparsoro, se ha saldado con unos escuetos, aunque nada desdeñables, 455,904€, lo que teniendo en cuenta su presencia en 319 pantallas, viene a darnos una media de 1,429€ por copia. No está nada mal, aunque su definitivo cuarto puesto en la lista de las más vistas dista mucho de las previsiones iniciales, lo que invita a hablar de un temido fracaso. Claro, que hablamos de, lo que muchos han llamado ya, una "crónica de una muerte anunciada" y es que a Sony, su distribuidora, no se le podía haber ocurrido peor fin de semana para estrenar su gran apuesta nacional, coincidiendo con el gigante estadounidense de Iron Man 3, con la que Combustión comparte audiencia de manera catastrófica.


Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet, tampoco ha logrado convencer a un público potencial, quizás, debido a la acumulación de estrenos dirigidos a su mismo sector de audiencia: un público adulto y amante del cine de autor. En este panorama, hay que congratularse de que finalmente haya entrado en la posición número 8 del ránking (quizás, sus premios en Málaga hayan tenido algo que ver), recaudando 158.301€ en 102 cines, lo que supone una pobre media de 1.552€ por cine, y una venta de 21.000 espectadores. Confiemos en que el nombre y el prestigio de la directora catalana, así como un más que necesario boca-oreja positivo, repercutan en un mantenimiento medianamente estable en la taquilla en las próximas semanas.


Pasando ahora a hablar de los mantenimientos, hay que señalar la sutil y fructífera vida comercial que aún hace de Tesis sobre un homicidio, de Hernán A. Golfrid, todavía un título con cierto gancho en las salas. Desaparece del Top10, pero se mantiene en el puesto número 11. Y es que ha perdido sólo un 30,7% de los espectadores con respecto al fin de semana anterior y ha estado presente en 78 salas menos, y aún así ha logrado sumar otros 102,162€, lo que equivale a unos 714€ por copia, dato más que decente si tenemos en cuenta que acarrea una vida comercial de cuatro semanas, logrando un acumulado de 1,426,660€. Queda claro el tirón en nuestro país que sigue teniendo Ricardo Darín.


Tres posiciones en la tabla baja también, de la décimo quinta plaza a la décimo octava, en su quinta semana en cartel, Los últimos días, de los hermanos Pastor, que aún perdiendo 101 pantallas con respecto a la semana anterior y un 41,2% de los espectadores, logra recaudar 36,709€ más, sobrepasando en poco los dos millones de euros acumulados, concretamente 2,034,106€.


Pero si hay un titulo que haya aguantado realmente mal en su andadura comercial, ése ha sido Alacrán enamorado, de Santiago A. Zannou, que baja hasta el puesto número 20, con sólo 30,071€ euros recaudados en su tercer fin de semana, perdiendo nada menos que 97 pantallas (con una media de 341€ por copia) y disminuyendo en más de la mitad, un 57,6%, el número de espectadores. El dato viene a ser aún más negro cuando comprobamos que obtiene un acumulado de 322,474€, una cifra que está muy lejos de alcanzar a la manejada en su llegada a los cines, cuando se pronosticaba una recaudación total que rondaría el millón de euros.


Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar, comienza a acercarse ya a las previsiones iniciales que manejaban los cinco millones de euros para su recaudación total. Esta semana, cayendo al puesto número 30 de las más vistas, logra sumar 11,003€, con tan sólo 36 cines en su octava semana, 51 menos que en la anterior. Y aunque ha perdido un 46,2% de los espectadores, logra un acumulado de 4,893,418€.


En los últimos sitios de la tabla volvemos a encontrarnos esta semana con Una pistola en cada mano, de Cesc Gay, que logra otros escuetos 394€, eso sí, en su vigésimoprimera semana en las marquesinas, con presencia únicamente en dos cines de todo el país, logrando un acumulado de 1,886,548€.


Dos puestos más abajo, en el 66, descubrimos a La venta del paraíso, de Emilio R. Barrachina, exhibida únicamente en 4 cines en todo el país, obteniendo sólo 340€ de recaudación para un acumulado de 3,307€. Cifras bastante escuálidas producto de una más que inoportuna e invisible distribución que de la calidad intrínseca de un producto cuya distribuidora no ha sabido (o querido) vender convenientemente.


Los datos de la anterior contrastan con los del estreno este fin de semana de Emergo, de Carles Torrens, con presencia en un único cine en todo el país, se queda sólo un puesto por debajo de La venta del paraíso, recaudando 336€, lo que invita a pensar en la rentabilidad instantánea que hubiera podido tener el producto de haber gozado de una mayor presencia en la cartelera.


A puerta fría, de Xavi Puebla, otro estreno reciente que gozó también de una distribución bastante exigua, ocupa el puesto 74, ya con un sólo un cine programándola en su séptima semana de carrera comercial. Suma otros 147€ y acumula 23,140€.

Veremos cómo afectan los estrenos de hoy al mantenimiento de, sobre todo, la cinta de Coixet y si Combustión logra remontar sus cifras con la competencia más que directa (por target de audiencia) que supone la llegada a los cines de Scary Movie 5.

El cine indie más sugestivo vs. la astracanada yanqui.

Aún no es viernes y la cartera ya se renueva. Sí, es lo que tienen las festividades del día 1 (fiesta nacional) y del día 2 (sólo en la Comunidad de Madrid), que las distribuidoras buscan beneficiarse de los pingües beneficios que podrían reportarle tantos días de descanso en el país. Tal y como andan las cosas por la taquilla (muy mal), el adelanto de los estrenos del viernes al miércoles lleva consigo una sobrecargada acumulación de novedades y puede echar por tierra las incipientes carreras comerciales de los títulos estrenados el pasado 26 de abril. De todos modos, tampoco el riesgo es tanto para los blockbuster ya estrenados porque ninguna de las propuestas que aterrizan hoy en las salas supone una gran amenaza para, por ejemplo, Iron Man 3. Llegan, eso sí, frescas gotas de cine independiente y de autor, lo que debemos valorarlo como una jugosa buena noticia en un sector ya de por sí bastante acordonado y que ve ampliada, aún más si cabe, la oferta del fin de semana pasado. Por su parte, el cine español ha dejado pasar la ocasión y no presenta ningún título entre las novedades que aterrizan en las pantallas, por lo que tampoco peligran los potenciales espectadores que pudieran tener Combustión, de Daniel Calparsoro, y Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet.

¿Bienvenido, Mr. Marshall?

Tras siete años después de la última entrega de la saga que ha venido parodiando hasta el hartazgo al cine de terror, se estrena la quinta de Scary movie, firmada ahora por Malcolm Lee, y que esta vez fija su oportunista mirada en la moda de las paranormal movies con el éxito de la saga Paranormal Activity (2007) en su desvergonzado punto de mira. Sí, amigos y amigas, estamos de enhorabuena porque Scary Movie 5 llega dispuesta a avasallar el mercado, tirando de morro y poca gracia, jugando a ganar con el concurso en su reparto de acabadísimas viejas glorias como Charlie Sheen, Lindsay LohanHeather Locklear o el rapero Snoop Dogg, tonta y felizmente autoparodiándose y tratando de sacar algo de rentabilidad de sus alardeadas y desastrosas imágenes públicas. El filón puede resultar sugestivo para un tipo de público poco exigente o, literalmente, alienado por la telebasura barata de ciertos canales y programas de televisión, pero su jugarreta sucia y descarada no ha sido pasada por alto por un público norteamericano que, si bien reembolsó unos cuarenta millones de dólares en el estreno de la pasada cuarta entrega, a ésta la han recibido con poco más de catorce. Unánimemente masacrada por la crítica de su país, como era bien de esperar por otro lado, en actoresSinVergüenza nos quedamos con las palabras publicadas en el New York Post por Kyle Smith: "Esta es una película de terror que en realidad tendría que ser una comedia, ella (Lohan) se supone que es una actriz de comedia pero en realidad lo que da es miedo". Como diría Gandalf el gris: ¡¡corred, insensatos!! Y si no, estáis advertidos.

Pero para reunión de viejas glorias, de las de verdad, el otro estreno estadounidense del día: The Big Wedding (La gran boda), de Justin Zackham, que ha logrado reunir en un mismo cartel a consolidadas estrellas (todas con un Oscar -o dos- bajo el brazo) de la talla de Robert De Niro, Diane Keaton, Susan Sarandon y Robin Williams para hacerles partícipes de una comedia blanca de clase alta, como siempre en este tipo de productos made in Hollywood, que parte de una premisa un tanto burda (para que la madre biológica y ultracatólica del joven novio no monte un escándalo el día de la boda al conocer que los padres adoptivos del muchacho están divorciados, éstos tendrán que simular seguir siendo una pareja feliz, con la conveniente desaparición de la madura amante de él) para poner en pie una comedia que parece beber de los más irritantes, toscos y descerebrados lugares comunes del género, lo cual deja constancia el mal estado en el que se encuentran (laboralmente hablando) algunas de las más brillantes figuras del Star System norteamericano vendiendo a la baja sus talentos. La crítica no se ha ensañado especialmente con ella, tal es la poca importancia que le procesan, aunque ninguno la salva, como evidencian las publicadas en The Hollywood Reporter o en el San Francisco Chronicle, sin embargo, para su llegada a los cines españoles, su distribuidora Entertainment One le da tratamiento importante y pone en circulación 123 copias analógicas y 121 digitales (¡¡y solo una en versión original subtitulada!!) para llegar a 298 pantallas de 295 cines. Tal y como anda funcionando la taquilla en nuestro país, presentimos batacazo al canto, sobre todo si tenemos en cuenta los escasos 7,5 millones de euros (5, 75 millones de dólares) recaudados en su primer fin de semana en USA.


El último estreno norteamericano es más bien un reestreno y es que Disney con la excusa de aprovechar el tirón del formato 3D ha decidido sacar partido del festivo del 1 de mayo para probar suerte con la reposición de Finding Nemo (Buscando a Nemo) (2003), de Andrew Stanton y Lee Unkrich. Poco vamos a comentar de esta jugada meramente mercatilista y de dudosa rentabilidad, si atendemos a los pobres resultados obtenidos por anteriores reposiciones en formato 3D de antiguos éxitos de la compañía, como fue el caso de Toy Story 2 en marzo de 2010, con unos lamentables 462.000€ de recaudación o el cataclismo sufrido por la de El rey león en noviembre de 2010, con unos flojos 270.000€. Buscando a Nemo no sólo copará salas en 3D, sino que además se distribuirán numerosas copias con el formato 2D original (para nostálgicos, vaya), ocupando un moderado número de salas, con presencia en 138 cines, la mayoría de los cuales compartirán sesiones en 3D y 2D. 

Y ante este desmesurado predominio de salas programando el cine yanqui, el resto de novedades se producen con estrenos bastante limitados, como la comedia argentina Dos más dos (2012), de Diego Kaplan, vista la semana pasada en la sección paralela competitiva Territorio Latinoamericano del Festival de Málaga Cine Español de dónde resultó vencedora del Premio del Público, y que se podrá ver en sólo 23 salas. Juega en su contra el no poseer en su reparto con la presencia de ninguna estrella autóctona conocida también a este lado del charco, pero tiene a su favor el hablar sin prejuicios sobre las relaciones sexuales de cierta generación aparentemente liberalizada, a través de la historia de Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz), Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson), dos parejas amigas de toda la vida que andan ya por los cuarenta años y son profesionales de éxito. Diego y Emilia, que tienen un hijo de catorce años, llevan una vida familiar ordenada; en cambio, Richard y Betina, que no tienen hijos, son más mundanos. Una noche, Richard y Betina les confiesan a sus amigos que practican el intercambio de parejas y que les encantaría compartir esa práctica con ellos. Esta confesión despierta las fantasías dormidas de Emilia, que intenta convencer a Diego para que acepten la invitación. La recepción de la película entre la crítica no ha sido para tirar cohetes, como sentencian en EscribiendoCine: "es una comedia adulta, sostenida con un sólido guion (...) que falla sólo cuando se vuelca a un desenlace melodramático y moralizador, algo que resta en lugar de sumar".

Presente sólo en ocho salas (todas ellas en versión original subtitulada al español y con soportes digitales) llega el otro estreno latinoamericano de la semana, el thriller de nacionalidad paraguaya 7 cajas (2010), de Juan Carlos Maneglia Tana Schémbori, película que nos contará la historia de Víctor, un carretillero de 17 años que trabaja en el Mercado 4 de Asunción, un mundo hostil y muy competitivo, y donde el joven necesita conseguir dinero como sea. Recibe entonces una propuesta bastante insólita: transportar siete cajas cuyo contenido desconoce a cambio de 100 dólares. Con un teléfono móvil prestado, Victor emprende el viaje. Debe cruzar tan solo ocho manzanas, pero las cosas se le van complicando durante el trayecto. Cuando se hace de noche, Victor se da cuenta de que se ha involucrado en un asunto demasiado peligroso. Con el Premio de la Juventud del pasado Festival de San Sebastián bajo el brazo y una flamante nominación a los recientes Premios Goya en la categoría de mejor película hispanoamericana, 7 cajas se posiciona como lo más sugestivo de la nueva hornada de estrenos que desembarcan este miércoles en las marquesinas, tal y como manifiestan desde la web Cinema Bites.


El cine de autor obtiene sus mayores representantes este fin de semana a través de los estrenos europeos: el drama belga Tango libre (2012), de Frédéric Fonteyne, que gira en torno a la relación que se establece entre un guardia de prisiones y la mujer a la que una noche conoce en las clases de tango a las que acude y a la que inesperadamente volverá a ver al día siguiente cuando ella acude a visitar a su marido y a su amante presos. "(El director) transforma lo que podría haber sido la comedia romántica de turno en uno de esos dramas con personalidad y oficio donde hasta su objetable final guarda cierta coherencia con el desarrollo de sus personajes", así describen en Cine Maldito el nuevo trabajo en conjunto del director y nuestra particular estrella en Francia, Sergi López, que vuelven a reencontrarse más de diez años después de aquélla intensa y hermosa Une liaison pornographique (Una relación privada) (1999). Distribuida por Paco Poch, Tango libre podrá verse en catorce salas españolas, exhibiendo todas ellas en versión original (ocho subtituladas al castellano y seis al catalán) y con soportes digitales.


Y, por último, la francesa Tomboy (2011), de Céline Sciamma, drama intimista ganador del Premio del Público en el Festival de Gijón del 2011 y cuya sinopsis no desvelaremos por ser en exceso explícita y restar magia y encanto a una propuesta que, literalmente, ha encandilado a la prensa especializada, como leemos en Cinema Bites, así como en publicaciones del peso de Chicago Sun-TimesWashington Post o Entertainment Weekly. Os dejamos con el sugerente tráiler de una película que sólo podrá verse en nueve pantallas del país y sólo en versión original subtitulada.


Sin más, os emplazamos a acercaros a alguno de los cines escogidos para ser programados por estas últimas y atractivas producciones o bien retomar alguno de los interesantes estrenos del viernes pasado (a mí todavía me quedan unos cuantos pendientes y son bastante importantes). Y no olvidéis la versión original subtitulada para vuestros ratos en la sala oscura.

¡¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!!

martes, 30 de abril de 2013

Juanjo Puigcorbé: otra estrella denigrada.


Uno de los signos claves que nos indica que algo, irremediablemente, para bien o para mal, ha cambiado en la industria del cine español es la práctica desaparición de las cabezas de cartel de nuestras películas de aquéllos que, no hace mucho, disfrutaban de todos los honores. Está claro que el tiempo pasa y las modas todavía más, que el público mayoritario que ahora llena las salas todavía se movía a gatas en los noventa del pasado siglo XX. Todos tenemos claro que este público, eminentemente joven, hace tiempo que viene demandando un estrellato cinematográfico equivalente al televisivo, imponiendo a sus ídolos de la pequeña pantalla ante una industria del cine que, agobiada por los malos resultados, pasa por el aro de la oportunidad. Como el cine español también es un negocio, esta transformación vivida en los últimos años la hemos valorado como un paso de supervivencia. Sin embargo, como en España somos así, hemos relegado casi por completo de nuestras producciones a aquéllos otros intérpretes, más veteranos y experimentados, con un público cinematográfico verdaderamente estable y fiel, sometiéndolos a vagabundear por proyectos que en modo alguno les merecen o están a la altura de la categoría interpretativa y estelar que habían ocupado antaño. Un ejemplo claro es el caso de Juanjo Puigcorbé, veterano y versatil intérprete de teatro, cine y televisión que tras disfrutar de no poco privilegio en el cine español, sobre todo en los noventa, ha perdido paulatinamente peso dentro del star system patrio, acabando con sus huesos en productos infames, que quedan a años luz de la producción de primera fila del cine español actual.


Revelado por todo lo alto gracias a aquél hito generacional que significó L'orgia (La orgía) (1978), de Francesc Bellmunt, punto de inicio de otras tantas trayectorias interpretativas de importancia, Puigcorbé se hizo pronto un hueco dentro del marco televisivo autonómico, participando desde finales de los setenta y hasta mediados de los ochenta en nuevas y localistas películas catalanas hasta intervenir en la producción de TVE Proceso a María Pineda (1984), al servicio de una madura Pepa Flores, que le reportó al joven y apuesto Puigcorbé no poca notoriedad de alcance nacional, a lo que contribuyó su inclusión en los repartos de algunas de las películas de producción generalista, como fueron La noche más hermosa (1984), de Manuel Guitérrez Aragón, La vaquilla (1985), de Luis García Berlanga, o Mi general, de Jaime de Armiñán. Pequeños pero seguros pasos para una consolidación definitiva en la industria del cine español, que acabaría produciéndose con el advenimiento de la nueva década, cuando le llegó el protagonismo disparatado de la comedia Salsa rosa (1991), de Manuel Gómez Pereira, especie de híbrido entre la comedia madrileña tan en boga en los ochenta y la sofisticación de la alta comedia de Hollywood, éxito de taquilla en su momento que se encuentra a día de hoy lamentablemente muy envejecida y acartonada, pero que ofrece la desenvoltura y el oficio de un Puigcorbé que se afianzaba en el género también con su participación en la endeble Cómo ser mujer y no morir en el intento (1991), debut en la dirección de la actriz y cantante Ana Belén.


La categoría estelar que disfrutó Puigcorbé a lo largo de toda la década de los 90 se la debe, principalmente, a su instantánea capacidad para conectar su vis cómica, sofisticada unas veces, ramplona otras, con una audiencia masiva, mérito algo mayor si tenemos en cuenta la inabarcable sorna catalana que tan gustosamente ejecutaba. Así, Juanjo Puigcorbé se convirtió pronto en una de las primeras figuras del género en España, encabezando proyectos importantes a lo largo de la práctica totalidad de la década, algunos de sonado éxito crítico-comercial, como Rosa rosae (1992), de Fernando Colomo, Todos los hombres sois iguales (1994), de nuevo con Gómez Pereira, Gran Slalom (1995), de Jaime Chávarri, o la fundamental El amor perjudica seriamente la salud (1996), también de Gómez Pereira, quintaesencia del despliegue cómico y romántico de un Juanjo Puigcorbé literalmente en su salsa. Sin embargo, no todo el prestigio adquirido por el actor en la industria estaba ligado a su buen hacer en el campo de la comedia. Con mucha valentía y riesgo, Puigcorbé se empeñó pronto en abarcar todo tipo de géneros y registros también en el cine. Por ello, y aunque predominasen en su filmografía los títulos libremente cómicos, no debe extrañarnos el importante éxito personal, saludado desde todos los frentes de la crítica, que supuso su protagonismo en el estupendo thriller Mi hermano del alma (1994), debut en la dirección de Mariano Barroso, estando extraordinario también en la intriga posterior llamada Mirada líquida (1996), de Rafael Moleón, e incluso en el denostado psycho killer Al límite (1997), de Eduardo Campoy.


Tras un nuevo y promocionado protagonismo en la comedia Novios (1999), de Joaquín Oristrell, la estela de Puigcorbé parecía comenzar a mostrar ciertos signos de desidia y languidez con el cambio de siglo. Los tiempos comenzaban a cambiar y los grandes directores encargados de la producción de primera fila comenzaban a errar en sus productos. La producción de clase A correspondía ahora a los nuevos valores llegados del campo del cortometraje y ninguno de ellos parecía estar muy interesado en proporcionarle a Puigcorbé una continuidad laboral en el cine equiparable a la disfrutada por el actor en la década precedente. Por ello, su excelente y descomunal protagonismo en el drama Besos de gato (2003), de Rafael Alcázar, fue saludado con enorme entusiasmo. Pero la cinta, estrenada en pleno cambio de estrategias mercantiles en la industria del cine español, pasó desapercibida por las salas, evidenciando de cara al negocio la pobre rentabilidad que ofrecía a estas alturas un producto con Juanjo Puigcorbé, para muchos una estrella de otra época. Y aquí comienza la debacle de la trayectoria cinematográfica del actor que no logró frenar ni siquiera el estupendo papel secundario llevado a cabo en la hilarante comedia Inconscientes (2004), de nuevo con Oristrell, y que nos hizo albergar no pocas esperanzas de verle (¡por fin!) nominado a unos Premios Goya a los que, sorprendentemente, nunca ha sido candidato.


Se produce así su primer encuentro con el director Antonio del Real, prestándose a un chapucero y subdesarrollado ejercicio de comedia llamado Trileros (2004), donde sólo tiene cabida la lastimera sensación que nos reporta el ver a tanto buen intérprete vendiendo tan barato su talento. Desde entonces, hace diez años ya, Puigcorbé ha sido asiduo en la ficciones televisivas, regresando al cine tan solo de manera puntual y evidenciando una inexplicable predilección por el cine caduco y fullero de Antonio del Real, con el que repitió en la pomposa y hueca La conjura del Escorial (2008), no costándole mucho ser de lo mejorcito de la función, y en la impresentable comedia Ni pies ni cabeza (2012). A las que hay que sumar papeles de colaboración, casi como de estrella (o vieja gloria) invitada en la coral Rivales (2008), de Fernando Colomo, y en la atípica, desconocida, hasta cierto punto polémica, pero finalmente insulsa y banal El discípulo (2010), de Emilio Ruiz Barrachina, director encargado de devolvernos al intérprete a la actualidad cinematográfica gracias a su nuevo trabajo en conjunto, la decepcionante y farragosa La venta del paraíso, con un Puigcorbé travestido aportando algo de calor a una película soporífera.


Lamentable resulta, pues, que quien disfrutara de un justificado privilegio en nuestra industria se vea denigrado a desempeñar cometidos tan insustanciales en su actual carrera cinematográfica, si es que aún puede hablarse en tales términos de la labor de Puigcorbé para la gran pantalla. Diana de muchas y destructivas críticas debido a su mal recibida interpretación del (intocable) Rey Juan Carlos I en la teleserie Felipe y Letizia (2010), de Oristrell, la figura de Juanjo Puigcorbé no merece, ni por asomo, el ostracismo interpretativo al que le tiene sometida la industria del cine español, porque con ello sólo hemos conseguido desterrar de nuestras pantallas un eficaz y muy disfrutable valor seguro en géneros tan en boga en nuestra producción como la comedia y el thriller y en los que ninguno de los nuevos "galanes" procedentes de la televisión han logrado llegarle ni tan siquiera a la altura de los talones. Esperemos que los directores de la nueva hornada, esos que ahora dominan el negocio y están en el oportuno punto de mira de productores, distribuidores y exhibidores cinematográficos, y demás órganos de control industrial, apuesten pronto por recuperar la experiencia y la solvencia de uno de los más destacados intérpretes del cine español de los noventa.


Buen arranque para (de)caer en la fórmula de siempre.


El recurso a la cámara subjetiva como instrumento para conferir horror a unas imágenes anodinas y cotidianas se ha convertido en algo absolutamente devaluado tras haberse convertido en una constante más del género, en un rasgo definitorio más que una simple característica, de muchos de los títulos adscritos a un género, en verdad, muy carente de ideas innovadoras. La cámara subjetiva fue una de ellas a principios de este siglo gracias al impacto comercial (que no crítico) protagonizado por The Blair Witch Project (El proyecto de la bruja de Blair) (1999), de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez. Un recurso que perfeccionó, confiriéndole un tono más hiperrealista en clave de telerreportaje, la saga [·REC], puesta en pie en el 2007 por Jaume Balagueró y Paco Plaza, pero que devaluó hasta convertirlo en mera atracción de feria, en un elemento decorativo que no aportaba ya nada a la narración, la cansina saga Paranormal Activity, inaugurada también en 2007 por Oren Peli. Con semejantes referentes, y con una quinta entrega de Paranormal Activity a punto de aterrizar en las salas, se hace obligado preguntarse la causa de la existencia de una película como Emergo (2011), debut en la dirección del prometedor cortometrajista Carles Torrens.


Si obviamos tales referentes y, tratando de no referirnos a ella como la "paranormal activity española", hay que reconocer en esta cinta no poca inteligencia argumental, pues esta propuesta que podría fácilmente quedarse encasillada en "otra película más de casa encantada narrada a través de cámara subjetiva", revela pronto una entusiasta capacidad para traspasar los clichés y los lugares comunes inherentes al género y edificar un desasosegante drama de atmósfera turbia y enraizante en sus primeros minutos, a través de una especialización altamente depurada en parapsicología, tomando como excusa la visita de tres expertos a un piso privado con el fin de esclarecer los extraños sucesos que afectan a sus habitantes: un padre viudo, su hija adolescente y su hijo de cuatro años. Mientras el espectador asiste intrigado a la explicación de numerosos tecnicismos por parte de los expertos en la materia, el guión (escrito por Rodrigo Cortés, de ahí su buena dosificación y eficacia) se va deshilvanando de forma ambigua, acercándose por momentos al análisis de la psicología de esa familia desestructurada, a veces tanto que parece olvidar su natural condición de "película de terror" para erigirse en un contundente, desolador y áspero drama sobre la culpa y la pérdida.


He aquí donde encierra Emergo su gran virtud, ésa que la distingue para bien del grueso de la producción de género actual. Porque al mismo tiempo que se van desmoronando los pilares que sustentan esa unidad familiar, Torrens acierta en pleno al insertar momentáneos, puntuales y pormenorizados golpes de efecto (sonoros y visuales) que fomentan el estado de malestar en los personajes, cada vez más puestos al límite, y en el espectador, cada vez más incómodo ante el discurrir de los acontecimientos. Este milimétrico y ajustado racionamiento de los elementos de terror, a lo que ayuda el sabio uso de los formatos y texturas obtenidos por las diferentes cámaras de filmación, pierde eficacia hacia el último tercio de la cinta, cuando la película desvela a las claras sus cartas y apuesta de frente por el efectismo radical, optando por mostrar todo lo que hasta entonces se había, convenientemente, sugerido y perdiendo, de este modo, el único rasgo diferenciador que la situaba por encima de la media.


Una verdadera lástima, pues en su recta final, Emergo se vuelve excesivamente explícita y el miedo y el estado de permanente alerta que nos había acompañado desde su inicio desaparecen para dar lugar a una mueca de estupor ante tamaño giro tonal, donde toda la atmósfera malsana creada en el interior de ese piso familiar es sustituida por artillería de manual con el único propósito de cerrar a lo grande un filme que, de haberse mantenido fiel a sus parámetros iniciales, quizás hoy contáramos entre los más destacados del género y no como una muestra más de las paranormal movies, ni mejor ni peor. Eso sí, contiene un verdadero tour de force del actor estadounidense, habitual secundón, Kai Lennox, aquí en el papel del padre protagonista, apechugando con un intenso y furioso monólogo de catártica ejecución y con breves intervenciones de los españoles Fermí Reixach y Francesc Garrido, ambos en realidad meramente correctos, como el resto del reparto, todos al servicio de una película lamentablemente decepcionante por su manifiesto y cabreante apego final a la fórmula conocida, en lugar de encarrilar el camino más vagamente sofisticado por el que había transitado en su primera parte.


Puntos fuertes a los Goya 2014*:
- Mejor Dirección Novel: Carles Torrens.
- Mejor Montaje: Rodrigo Cortés y José Tito.
- Mejores Efectos Especiales: Kike Blanco.

*La película, fechada en 2011, no ha figurado candidata previa en ninguna edición todavía.