viernes, 14 de marzo de 2014

"Ocho apellidos vascos" aterriza en las salas por todo lo alto.

¡¡¡Ya es viernes!!! Y, por fin, podemos afrontar este nuevo día de estrenos cinematográficos con el entusiasmo que merece. Y es que, después de varias semanas sin novedades nacionales de ficción desembarcando en la cartelera, hoy llega a las pantallas el primer título importante de este primer semestre del año. Ahora sí que podemos decir que la maquinaria de estrenos nacionales se ha puesto en marcha y, lo que es más llamativo, lo ha hecho por todo lo alto. Si el año pasado, también por estas fechas, el Cine Español de ficción salía al ruedo con uno de los títulos más potentes y esperados de todo el 2013, Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar, el de 2014 pugna por estar a la altura de tremendo antecedente, lanzando a la palestra el que, se prevee, será uno de los grandes taquillazos del año.

La peli del finde.


Mucho hemos venido hablando desde este sitio de Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez Lázaro. Tanto que incluso podría parecer que nosotros también formábamos parte de su abultada campaña promocional. Porque si hay algo que ha distinguido a este título de la plana mayor de producciones nacionales es que, incluso desde su mismo origen y concepción, la puesta en pie de Ocho apellidos vascos ha estado permanentemente presente en los medios de comunicación. Tal hecho nos lleva a una reflexión: ¿es así cómo verdaderamente el Cine Español ha de funcionar para generar expectativas en los espectadores y, por tanto, para crear industria? A tenor de los resultados obtenidos por Ocho apellidos vascos, los que a día de su estreno podemos cuantificar, la respuesta es sí. Cierto es que la cinta llega a las salas bendecida por la maquinaria promocional que sólo los grandes pueden proporcionar, algo a lo que el grueso de nuestra producción tiene un difícil acceso, y su estreno hace honor a tan gran despliegue publicitario: Universal le confiere categoría casi de blockbuster, lanzándola en 370 pantallas de 320 cines. Será difícil, y en tal caso hablaríamos de desastre comercial, que Ocho apellidos vascos no se cuele en los primeros puestos del ránking de las películas más vistas este fin de semana.


Sería una bonita noticia tratándose como se trata de la esperada vuelta del director Emilio Martínez Lázaro a la comedia, tras el paso en falso que supuso La montaña rusa (2012), un director clave para el género en nuestro cine reciente, que ya se apuntó auténticos éxitos de público con la realización de películas que forman parte ya de la memoria colectiva de todos los cinéfilos nacionales: El juego más divertido (1988), Amo tu cama rica (1991), Los peores años de nuestra vida (1994) o, la más reciente, El otro lado de la cama (2002). Para la ocasión, Martínez Lázaro se sirve de un guión escrito al alimón por Borja Cobeaga y Diego San José, tándem en el que muchos hemos puesto nuestras esperanzas como renovadores del género tras sus trabajos anteriores: Pagafantas (2009) y No controles (2010), dirigidos por Cobeaga, y cuyo gamberrismo para la comedia parece haberse apoderado del habitualmente clásico estilo del director.


Producida por Lazona Films, Kowalski Films y Telecinco Cinema, Ocho apellidos vascos buscará la complicidad del espectador a través de una trama que hincará el dedo en los estereotipados tipismos autonómicos tan conocidos por todos de Andalucía y el País Vasco, como marco contextualizador de una historia de amor asentada en las previsibles estructuras de la comedia romántica. Cómo Martínez Lázaro, en la realización, y Cobeaga y San José, como autores del libreto, sortearán los tan manidos lugares comunes inherentes a este tipo de películas, supondrá el gran punto de atracción de Ocho apelllidos vascos. Eso y que suponga el debut en el cine del joven Dani Rovira, actor malagueño conocido por sus intervenciones en el programa de monólogos El club de la comedia, y que podría erigirse en una de las revelaciones interpretativas masculinas del año por este papel. A su lado, liderando el reparto encontramos a Clara Lago, para quien Ocho apellidos vascos podría suponer el vehículo perfecto que hace tiempo viene demandando para lograr consagrarse definitivamente en la industria con perfecta autonomía. 


Como en toda buena comedia que se precie, el elenco de intérpretes seleccionados para dar entidad a los personajes secundarios vuelve a ser aquí uno de los elementos clave. Ocho apellidos vascos recupera para la comedia al veterano Karra Elejalde, firmemente asentado ya en el panorama artístico de nuestro país como uno de los más eficaces secundarios del momento; y a Carmen Machi, que interpretará a una extremeña residente en el País Vasco y que se hará pasar por la madre del atribulado protagonista, un papel del que esperamos no hablar en términos de desaprovechamiento artístico, algo a lo que la asiduidad de la actriz en su labor para la gran pantalla nos tiene, desafortunadamente, acostumbrados. Completan el reparto Alfonso Sánchez y Alberto López, el inconfundible dúo protagonista de El mundo es nuestro (2012), que parecen adaptar y universalizar aquí el localista y personal sentido del humor que les hizo famosos.


La recepción crítica que ha obtenido la película a su llegada a las salas no ha podido ser más fracturada. Si bien Ocho apellidos vascos no ha despertado detractores acérrimos, tampoco incondicionales. En su crítica para El País, Jordi Costa admite que la película posee "un arranque enérgico puntuado por réplicas tan eficaces como feroces", pero advierte también que "la catástrofe se impone en el tramo final. Ocho apellidos vascos, una excelente ocasión malograda, desemboca en una secuencia que tal cual está -sin subtextos, distancia, ni contrapuntos- podría haber aplaudido el Vizcaíno Casas de Las autonosuyas". En Fotogramas, Fausto Fernández reconoce que "algo falla en 8 apellidos vascos: la desgana con la que parece estar rodada, su impersonalidad y su desarrollo plano que desaprovecha escenas que piden a gritos el desmadre". En signo contrario, Federico Marín Bellón, en su crítica para el ABC sostiene que la gran virtud de la película es que "el trío de autores se la juega con la posibilidad (o certeza) de ofender a alguien y no se detiene ante la menor ocasión de hacer una chanza o de darle la vuelta al estereotipo más exagerado en busca del milagro salvaje de la risa". Mientras, en Cinemanía, Carlos Marañón pone el acento en alabar la labor de los guionistas: "se agradece a Martínez-Lázaro, con una carrera que alterna el drama severo made in Spain con la comedia con colas en los cines, ceder el protagonismo al campo minado de gags que proponen Cobeaga y San José, dos tipos que quieren cargarse el refranero español: son graciosos y merecen caer en gracia".


Hasta aquí el repaso a los estrenos nacionales de ficción del finde. No queremos dejar pasar la oportunidad de, por lo menos, dejar constancia aquí de la llegada a las salas también hoy de dos producciones altamente recomendables: el documental español Las maestras de la República, de Pilar Pérez Solano, ganador del último Goya al mejor documental, y la venezolana Pelo malo, de Mariana Rondón, la cinta vencedora del último Festival de San Sebastián. El viernes que viene más.

¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!

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