martes, 17 de diciembre de 2013

Quiniela a los Premios Goya 2014 (V): Mejor Actor Revelación.

Tras el anuncio por parte de la Academia de Cine de las candidaturas oficiales de cada película para los próximos Premios Goya, nuestra última quiniela de noviembre se quedó rápidamente anticuada, dada la inclusión en otras categorías de muchos de los intérpretes que valorábamos con no pocas posibilidades en el apartado correspondiente al mejor actor revelación. Con, prácticamente, la mayor parte de la producción nacional susceptible de ser nominada a los Goya ya vista, nos aventuramos a lanzar el último ránking de ActoresSinVergüenza al mejor actor revelación.

1. Igor Szpakowski, por La por (El miedo).
2. Javier Pereira, por Stockholm.
3. Jaime Ordóñez, por Las brujas de Zugarramurdi.
4. Miquel Fernández, por La gran familia española.
5. Aron Piper, por 15 años y un día.
6. Hovik Keuchkerian, por Alacrán enamorado.
7. Darío Frías, por Esto no es una cita.
8. Miguel de Lira, por Somos gente honrada.
9. Patrick Criado, por La gran familia española.
10. Francesco Carril, por Los ilusos.
11. Alfonso Bassave, por Presentimientos.
12. Enrico Vecchi, por ¿Quién mató a Bambi?
13. Carlo D'Ursi, por Diamantes negros.


Nos arriesgamos lo nuestro pero, llevados por un irrefrenable deseo personal, nos gustaría que sí o sí llegara a la final por el Goya un ajustadísimo y matizadísimo Igor Szpakowski en La por (El miedo), de Jordi Cadena, donde, a pesar de su juventud, se marca un trabajo cargado de una madurez incuestionable, como ese adolescente lleno de rabia, impotencia y miedo, que intenta refugiarse en sí mismo, sin conseguirlo del todo, mientras trata de encontrar, dentro del mismo infierno, una solución que, en absoluto, se encuentra a su alcance. La mirada del actor, oscilante entre la perplejidad y la rebeldía, se torna pronto en el doloroso narrador involuntario de la película y todo lo que acontece interiormente a su personaje nos llega de forma nítida gracias al vínculo robusto que La por establece entre el espectador y el detallado trabajo de Szpakowski. Por desgracia, la competencia entre los siguientes en el ránking suponen un duro obstáculo a batir para un Szpakowski que compite por una película que ha pasado casi desapercibida.


El mes pasado apostábamos fuerte por el trabajo de Javier Pereira en Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen, aunque en la categoría principal. Los responsables de la cinta nos dieron la sorpresa al incluir al actor en la terna de noveles (donde, sin duda, puede tener mayores opciones dada la reñida competencia de la terna protagonista), cuando por todos es conocido que Pereira hace ya tiempo que se "reveló" en el cine con películas como Frío sol de invierno (2004), Heroína (2005) o Tu vida en 65' (2006). Sin embargo, esperamos que esto no entorpezca su camino en la carrera por el Goya y es que Javier Pereira debería con toda justicia llegar a la final de este año, pues en Stockholm el intérprete se marca la que, con diferencia, se debe contar ya como su mejor interpretación para el cine. Despliega primeramente un contagioso encanto, derrochando sensualidad a través de una mirada de fingida inocencia y una sonrisa que, cual zorro, se sabe arma infalible para conseguir sus propósitos; para luego desvelar sus cartas atropelladamente y acabar estampando en la pantalla la idiosincrasia necia e incongruente de un auténtico capullo. Un empeño que Pereira, literalmente, borda, en uno de los mejores títulos del año y que no debería pasar inadvertido para los académicos.


Con la incorporación del anterior a la terna revelación, el líder de este ránking en los últimos meses ha perdido tal posición de honor, pero creemos que no lo tendrá difícil para conseguir una nominación. El trabajo de Jaime Ordóñez para Las brujas de Zugarramurdi, cuyo estruendoso éxito en la taquilla sirve de aval más que suficiente para que la Academia no le pase en alto a lo hora de confeccionar la lista de nominados definitivos, merecería figurar candidato primero por llevar a cabo un trabajo notable, recorrido todo él por un contagioso sentido del humor y una entusiasta ternura que buscan y encuentran pronto las simpatías del espectador, y segundo, por lograr destacar sobre las presencias de estrellas de la talla de Hugo Silva y Mario Casas. Como dijimos el mes pasado: si el filme de Álex de la Iglesia recibe un aluvión de nominaciones, es más que probable que Ordóñez se beneficie de ello.


Miquel Fernández parece seguir teniendo importantes opciones de cara a conseguir su primera nominación al Goya y es que su fantástico trabajo en La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo, destaca de manera muy especial sobre el excelente nivel interpretativo de todo el elenco. La película fue una de las cuatro pre-seleccionadas por la Academia de cara a los Oscar, lo que nos hace intuir que su presencia entre las nominadas será fuerte. Esto supone un punto a favor de la candidatura de Fernández, que podría verse arrastrado por el aluvión de votos que obtenga la película. En su contra, tendrá que "competir" con uno de sus compañeros de reparto.



Protagonista absoluto de la película que finalmente nos representará en los Oscar este año, sería bastante extraño que Arón Piper no ocupase una de las cuatro plazas de esta categoría. Con la edad mínima requerida por la Academia para optar a uno de los cabezones ya cumplida, Piper cuenta además con la baza de llevar a cabo un trabajo detallado y esforzado en la descripción del carácter de su personaje en 15 años y un día, algo alentador para un intérprete de su edad. Sin embargo, el pasar del tiempo juega en contra de las opciones finales de la película de Gracia Querejeta, algo que puede suponer menos presencia entre las nominaciones de la esperada.





















El que su película se estrenara tan pronto jugaba en contra de sus posibilidades, pero la inclusión de Alacrán enamorado entre las cuatro pre-seleccionadas a los Oscar ha dado alas a las opciones de Hovik Keuchkerian de resultar finalmente nominado. Eso, y el agradecido boca a boca que se ha extendido a lo largo de los meses y que apela a una justa revaloración de las virtudes que encierra Alacrán enamorado. Quizás la Academia ofrezca esa segunda oportunidad a la película, teniéndola en cuenta entre los títulos más nominados, lo que conllevaría que la naturalidad y el dinamismo con el que lleva a cabo todo su trabajo Keuchkerian en la película de Santiago A. Zannou, no fuesen pasados por alto a la hora de confeccionar la definitiva lista de candidatos.


El premio al mejor actor en el Festival de Alicante avala las prometedoras opciones de Darío Frías por resultar finalmente nominado por su divertidisímo y desenvuelto protagonismo en la comedia independiente Esto no es una cita, de Guillermo Fernández Groizard. En ella, el actor asimila convenientemente los cánones de la comedia disparatada y consigue un trabajo consecuente con ello, ocurrente y desinhibido, incorporando no poca ternura al retrato de su atribulado antihéroe. Lo tiene difícil frente a los candidatos procedentes de producciones más visibles y de mayores presupuesto y ambiciones, pero es justo reconocer la valía y la calidad de un trabajo como el suyo, uno de los más estimulantes de los vistos en nuestra cinematografía el presente año.


Veterano actor de televisión, teatro y, algo menos, de cine, Miguel de Lira obtuvo este año una notoriedad extraordinaria gracias a su co-protagonismo en la comedia dramática Somos gente honrada, logrado debut de Alejandro Marzoa. En la piel de ese parado padre de familia que trata de seguir manteniendo las apariencias, De Lira daba toda una lección de humildad interpretativa, al dar forma con admirable contención a todas las aristas de su personaje. En virtud de lo reñida que se presenta la categoría principal, los responsables de la película ganarían votos a favor del trabajo del actor si lo presentasen a competición en la categoría revelación y no sería la primera vez que un curtido y veterano intérprete accede a su primera nominación al Goya en dicha categoría: ¿alguien ha olvidado el caso de Walter Vidarte, nominado como revelación a los 75 años por La noche de los girasoles (2006), de Jorge Sánchez-Cabezudo, y con una extensa trayectoria que se remontaba a los años 50?


Con Piper y, en menor medida, Szpakowski como claros exponentes del relevo adolescente, es probable que las opciones de Patrick Criado se vean reducidas. No lo tiene fácil el intérprete de La gran familia española, a pesar de llevar a cabo un trabajo loable, rebosante de naturalidad y verosimilitud, y es que se las tendrá que ver con el reparto de votos que conllevará el que su compañero en el filme, Miquel Fernández, también haya sido propuesto en esta categoría por los productores de la cinta. Y, siendo sinceros, entre los dos, Fernández debería llegar a la final.


Ha pasado mucho tiempo desde que Los ilusos, de Jonás Trueba, nos fascinara. Pero aún así, sigue siendo una de las películas más especiales del año y nuestra memoria cinéfila aún la recuerda. La Academia es muy posible que no. De ahí que las opciones de su máximo protagonista, Francesco Carril, se hayan reducido notablemente. No obstante, sería una lástima que tremendo ejercicio de investigación y creación interpretativa, lleno de espontaneidad, inseguridades y frescura no obtuviese un reconocimiento académico como realmente merece y que ya presume de haber ganado el premio al mejor actor en el Festival Cinespaña de Toulouse.


Dado el flojo y deslavazado resultado final de Presentimientos, de Santiago Tabernero, las opciones de resultar finalmente nominado de Alfonso Bassave son ínfimas, pero es justo reconocer la prestancia del actor en una película donde su presencia supone uno de los mayores atractivos finales, tirando de encanto personal para desempeñar con notable y cautivadora arrogancia toda su intervención como ese vividor descarado y aprovechado seductor ante el que resulta muy difícil resistirse.



Tras ver ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo, podemos aseverar que las opciones del italiano Enrico Vecchi de resultar finalmente nominado pasan porque los académicos tengan el día juguetón a la hora de realizar las votaciones y la película acumule candidaturas de manera desproporcionada. Sin desempeñar un mal trabajo, de hecho Vecchi se muestra resultón y grato en su atribulado cometido de compañero reacio de fatigas, logrando transmitir la inseguridad de su personaje a través de una naturalizada exageración; el intérprete bebe de la buena interpretación generalizada del filme, pero sin brillar de un modo especial, como sí consiguen otros miembros del reparto.


Resulta hasta cierto punto incomprensible la razón por la que los productores de Diamantes negros, de Miguel Alcantud, han propuesto como protagonistas a sus dos intérpretes africanos cuando, a todas luces, si tenían alguna remota opción de ser finalistas al Goya era en esta categoría, donde sí ha sido propuesto Carlo D'Ursi, también productor de la cinta, por un trabajo muy apegado a una notable corrección, sobria y severa por momentos, en un papel que se desvela un tanto esquemático, a pesar de suponer el único foco amable de la durísima historia contenida en Diamantes negros.

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