viernes, 25 de octubre de 2013

Aterrizan en las salas dos producciones antitéticas pero altamente sugestivas.

¡¡¡Ya es viernes!!! Un viernes lluvioso (al menos aquí, en la capital) que, esperemos, no nos deje recluidos en nuestro sofá, porque la cartelera se renueva y llegan a las salas dos de los títulos más comentados en las últimas semanas en los medios de comunicación. Con la resaca de La Fiesta del Cine aún coleando, donde se han registrado recaudaciones históricas en nuestras pantallas, que no veíamos desde hace mucho, mucho tiempo, deseamos que se mantenga la racha y pronto se dé luz verde a iniciativas (sostenibles, claro) que sigan favoreciendo la afluencia del público a los cines. 

La peli del finde.


Desembarca, por fin, Tots volem il millor per a ella (Todos queremos lo mejor para ella), lejos de toda duda, una de las que está llamada a ser película española del año. La cinta, aplaudida en su estreno en la jornada inaugural de la presente Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), supone el regreso de la joven y prometedora directora catalana Mar Coll, que ya nos encandilara hace unos años con la maravillosa Tres dies amb la família (Tres días con la familia) (2009), ganadora de tres premios en el Festival de Málaga y del Goya relativo a la mejor dirección novel. Todo hace indicar que Todos queremos lo mejor para ella tiene bastantes papeletas para rascar alguna que otra nominación. Por ello, se hace indispensable ir al cine a conocerla. Su distribuidora, Alfa Pictures, la saca con 34 copias: 18 digitales (7 en versión catalana, 7 dobladas al castellano, una combinando ambas versiones y 3 ofreciendo la versión original catalana subtitulada al castellano), 12 copias en 35 mm. (7 en catalán, 5 en castellano) y 4 blu-ray's (dos en catalán, dos en castellano).


La película gira en torno a la personalidad de Geni, una mujer que ronda los cuarenta años y que, tras sufrir un accidente de coche y con la ayuda de su familia, intenta retomar su vida anterior aunque no con demasiado éxito. Narrada en un tono cercano a la comedia dramática, supone el primer protagonista para el cine de Nora Navas, actriz que ya ganara el Goya principal por su estremecedor trabajo en Pa negre (Pan negro) (2010), de Agustí Villaronga. Acompañada en el reparto por la estrella del cine argentino, Valeria Bertuccelli y por rostros conocidos del cine y la televisión catalanes, como Clara Segura, Ágata Roca, Pau Durà o Jordi Costa, la actuación de Navas es, de lejos, uno de las grandes bazas con que cuenta Todos queremos los mejor para ella de cara a la próxima temporada de premios. "Su interpretación sencillamente roza el milagro", leemos en la crónica que de la Seminci escribiera Luis Martínez para El Mundo; "Nora Navas está magnífica", sentencia Oti Rodríguez Marchante en el ABC; "Lo mejor: el duelo interpretativo Navas/Bertuccelli", señala Mirito Torreiro en Fotogramas.


Pero no sólo se ha laureado el trabajo de su protagonista, a Mar Coll le han llovido elogios desde todos los frentes, una gran noticia que nos invita a pensar que tamaño acuerdo crítico quizás se deba a que Todos queremos lo mejor para ella sea una de las mejores películas del año. "Película de contrastes, donde la reflexión, el orden y la fachada se dan de bruces contra la espontaneidad (a veces, más falsa aún que lo meditado), con la crisis económica de soslayo, Todos quieren lo mejor para ella confirma a Mar Coll no como una joven a seguir, sino como una cineasta mayor", escribe Javier Ocaña en El País"la cámara de Mar Coll se sitúa a la distancia justa del desconcierto sin dejar en ningún momento que el espectador se sienta cómodo y reconfortado en el drama ajeno. Se trata de evitar el placer culpable del reconocimiento. Y así, lo que vemos no es ni drama ni comedia ni todo lo contrario; es sencillamente la historia deshabitada de una mujer ajena a sí misma. Todo ello ejecutado con una precisión, inteligencia y pulso muy pocas veces contemplada", según Luis Martínez en la crónica antes mencionada.

Concierto macabro.


El otro título nacional que aterriza hoy en las marquesinas, a priori, nadie diría que lo es. Rodada en inglés y con estrellas internacionales liderando el reparto, Grand Piano llega por fin a las salas acompañada de bastante ruido mediático tras su paso por el reciente Festival de Sitges, donde tuvo el honor de inaugurar la muestra de cine fantástico más importante del mundo. Regreso a la dirección de Eugenio Mira, tras el inmerecido fracaso crítico-comercial padecido por su anterior película, Agnosia (2010), ahora las miras están visiblemente puestas en el mercado internacional. De ahí la presencia de los actores Elijah Wood y John Cusack. Con el apoyo publicitario que supone que detrás del proyecto se encuentre el grupo Atresmedia, Grand Piano tiene una distribuidora del peso de Paramount detrás, que la coloca en el mercado en nada menos que 176 salas (sólo ocho de ellas ofreciendo la versión original subtitulada al español), lo que hace presagiar un más que esperado éxito de taquilla.

Dentro de los parámetros del cine fantástico, Mira ha construido un thriller psicológico que parte de un macguffin improbable para desarrollar una trama en la que el suspense parece ser el leit motiv de la propuesta. Un reputado pianista se sienta al piano y se encuentra una nota amenazadora, en la que se le conmina a ejecutar el mejor concierto de su vida si quiere salvar su vida y la de su esposa. Admitiendo ciertas influencias del maestro en el género Alfred Hitchcock y, más cercano en el tiempo, el primer Brian De Palma, la crítica parece coincidir en la estupenda factura técnica de una película cuyo mayor handicap es una historia de base nimia e insustancial. Así, leemos en la crítica escrita por Carmen L. Lobo en La Razón: "un guión imperfecto (...) filme que deslumbra desde el punto de vista técnico y visual e imperfecto si nos atenemos al desarrollo de su extraña pero magnética historia"; en la correspondiente a Jordi Costa, en Fotogramas: "Mira resuelve la faena con gran virtuosismo visual, que alcanza sus picos en la escena en que la cámara rodea a Elijah Wood, mientras se distorsiona el fondo y se manifesta el trauma del pasado, o en el casi gag visual que introduce con brillantez la pantalla partida. ¿Qué habrían hecho Brian De Palma o Dario Argento con un proyecto así? La locura que esta película no es"; o en la suscrita por Ocaña para El País: "interesante premisa mal desarrollada (...), Mira ejercita su excesivo glosario de recursos. De modo que al final de la película, escueta, aparente y quizá comercial, lo que más acaba destacando es su excelente producción".


Propuestas nacionales, como vemos, para todos los gustos: para los amantes del "cine con mensaje", por un lado, para los admiradores del "cine evasivo", por el otro; este fin de semana vuelve a hacerse visible la diversidad de la oferta cinematográfica patria, dispuesta a abolir los prejuicios largamente asentados en la opinión popular.

¡¡Un saludo, Sinvergüenzas!!

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