miércoles, 11 de diciembre de 2013

Crítica de "3 bodas de más": Inma Cuesta se gana el trono de "Reina de la Comedia".


Cierto es que hay que alegrarse (y mucho) de que 3 bodas de más, la nueva comedia dirigida por Javier Ruiz Caldera, haya significado el mejor estreno del fin de semana en la taquilla española, con una recaudación cercana al millón cuatrocientos mil euros, lo que sobrepasa con holgura incluso las mejores y más optimistas previsiones previas a su estreno. Una gran noticia para el Cine Español que tiene su principal razón de ser en la efectiva y apabullante campaña promocional de la cinta y en las entusiastas críticas recibidas por parte de la mayoría de la prensa especializada. Pero no nos llamemos a engaño porque, lamentablemente, 3 bodas de más sólo significa un caso aislado en nuestra industria y, además, ha originado comentarios en exceso positivos que, dependiendo del color del cristal con el que se miren, llegan a resultar hasta desproporcionados. Respecto a si la cinta de Ruiz Caldera merece tremendo éxito comercial, la respuesta claramente es sí, pues nos hallamos ante un producto de clara e indisimulada vocación comercial, que tiene como su principal razón de ser la misión de entretener a toda costa, algo que consigue con absoluta plenitud a lo largo y ancho de todo su metraje.


No obstante, sobre si 3 bodas de más es, como glosan ya algunos, la mejor comedia parida por nuestra cinematografía en mucho tiempo, deberíamos tranquilizar a las masas e invocar al todopoderoso Tiempo, el único capaz de, con su contrastada sabiduría basada en la experiencia, poner cada cosa en su sitio. De momento, hay que felicitarse por la sana y desprejuiciada condición de ser de una película que, si bien no llega a engrosar en las filas de las grandes muestras del género en nuestro país con el paso de los años, por lo menos se marca el afortunado tanto de conjugar con refrescante soltura los códigos definitorios de algunas de las corrientes más destacadas por las que ha venido transitando la comedia cinematográfica de los últimos tiempos. A saber, 3 bodas de más se sostiene sobre la bien manida premisa imperante en la moderna comedia romántica, pero se permite el lujo de aderezarla con la salvaje comicidad exprimida hasta la saciedad por la vertiente más gamberra y chabacana importada desde USA, no privándose de, mientras sus gags tontean con lo ordinario y lo soez, ofrecer una astuta y malintencionada reflexión sobre las carencias afectivas de toda una generación (la nuestra, románticos extraviados procedentes de los 80), quedando todo ello, para colmo de aciertos, mezclado, agitado y fabulosamente servido con la agilidad y la vigorosa cadencia de la más disparatada screwball comedy parida por el Hollywood clásico.


A Ruiz Caldera, y a sus guionistas, Pablo Alén y Breixo Corral, se les escapa la fórmula en algunos (pocos) desvaídos momentos, con algún que otro gag cogido con pinzas o, directamente, fuera de tono, pero logran eso tan difícil de hacer en la comedia actual que es acertar de lleno a la hora de rizar el rizo en las postrimerías del chiste, hilando bastante bien los clímax cómicos a base de mil y un recursos, desde unos agudos diálogos hasta la eficaz planificación de muchos momentos; lo que acentúa la hilaridad de todo en su conjunto y brinda al espectador la imposibilidad de parar en seco en el complicado ejercicio de la carcajada. Puede que la trama romántica que se va gestando en el seno de toda la función peque de ser excesivamente previsible, entorpeciendo el cierre con un final demasiado lánguido, sobre todo en comparación con el alto nivel exhibido durante todo el metraje, pero esto no es un error achacable sólo a la película, sino más bien al género en su conjunto. Lo mejor de 3 bodas de más es que, a diferencia de los convencionalismos vigentes en las comedias románticas anglosajonas, nuestra atribulada heroína no ansía conquistar y enamorar hasta las trancas al galán de turno, sino que se ve obligada a autoafirmarse a sí misma y a darse a valer antes de encontrar al tipo que realmente la merezca. Dicho de otro modo, esta Bridget Jones a la española se aleja de la ñoñez y la blandura de cuento de hadas del modelo británico, para abordar con combativa desfachatez el eterno tema de la "guerra de sexos", con una protagonista perennemente anulada ante la inmadurez sentimental del macho alfa en todos sus modelos.


Este mérito encierra una fantástica construcción del personaje central, al que una espectacular Inma Cuesta se entrega con deslumbrante ingenio, consciente tal vez de tener entre manos uno de los personajes femeninos más jugosos y ricos que se hayan escrito para una comedia en mucho tiempo. Sería injusto no reconocer que parte de las virtudes que encierra 3 bodas de más tienen su origen en el desternillante trabajo de su actriz, capaz de sortear las limitaciones que su (atractivo) físico podían propinar a la consecución de la verosimilitud de su rol y, a través de una hilarante y atinada manifestación de tics y mohínes, dar con la medida justa del carácter anodino y patoso del personaje. Tan brillante recital obtiene su réplica en el trabajo de la plana mayor de todo el elenco de secundarios, todos acarreando con roles más bien esquemáticos, sí, pero tirando de carisma y gracia personales para fomentar el grado de jocosidad de la propuesta. Si los registros empleados por Paco León y Berto Romero carecen de brillo por ser, de alguna manera, esperables, dada la trayectoria televisiva de ambos, la distendida y modélica actuación de Martiño Rivas sobre el clásico arquetipo del "amigo con derecho a roce" (que contrasta con la habitual representación de Quim Gutiérrez del rol de galán), sirve de aliciente dentro de una galería de estrambóticos e insuperables secundarios, donde sobresalen una desquiciada y altisonante Rossy de Palma, la ladina y venenosamente feliz recuperación para el cine de María Botto y la breve, pero genial participación en clave canalla, a cargo de Bárbara Santa Cruz. Virtudes, como decíamos, para una comedia que, aunque no traspase el umbral de lo mítico con el paso del tiempo, sí debería sentar algún tipo de cátedra en nuestra cinematografía, aunque sea para echarse unas (buenas) risas.


Puntos fuertes a los Goya 2014:
- Mejor Actriz: Inma Cuesta.
- Mejor Actriz Secundaria: Rossy de Palma.
- Mejor Actriz Secundaria: María Botto.
- Mejor Actriz Revelación: Bárbara Santa Cruz.
- Mejor Canción: "Ruido de naves que parten", de Ana Naranjo.
- Mejor Dirección Artística: Sylvia Steinbrecht.
- Mejor Montaje: Alberto de Toro.
- Mejor Sonido: Salva Mayolas, Nacho Royo-Villanova y Pelayo Gutiérrez.
- Mejores Efectos Especiales: Pablo Perona y Lluís Castells.

2 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Excelente texto y apreciaciones que comparto en buena medida, aunque quizá mi grado de entusiasmo no llegue a alcanzar tanto vuelo: cierto que se trata de una propuesta con momentos brillantes y que mantiene el tipo en buena parte de su metraje, pero, como bien apuntas al principio, habrá que dejar que se macere para, con el paso del tiempo, poder determinar si realmente deja algún poso, o no.

Felicidades y saludos.

Unknown dijo...

Esperaremos, esperaremos que se macere. De todos modos, ahora, meses después, aún la guardo con muy buen recuerdo...

Muchas gracias por tus palabras! Un placer!