lunes, 18 de noviembre de 2013

Quiniela a los Premios Goya 2014 (IV): Mejor Actor Secundario.

Continuamos con nuestro particular ránking a las categorías interpretativas de los próximos Premios Goya 2014 y lo hacemos atendiendo a la más imprevisible de todas, en la que, incluso, es frecuente el que el número final de candidatos se aumente de cuatro a cinco debido al empate de votos entre algunos de los nominados. Algunos de los favoritos de octubre mantienen sus opciones intactas en noviembre, pero el factor sorpresa nunca desaparece del todo.

1. Ramón Fontserè, por Vivir es fácil con los ojos cerrados.
2. Fernando Valverde, por 15 años y un día.
3. Carlos Areces, por Los amantes pasajeros.
4. Carlos Bardem, por Alacrán enamorado.
5. Joaquín Núñez, por ¿Quién mató a Bambi?
6. Enrique Villén, por Las brujas de Zugarramurdi.
7. Pau Durà, por Todos queremos los mejor para ella.
8. Julián Villagrán, por ¿Quién mató a Bambi?
9. Javier Bardem, por Alacrán enamorado.
10. Secun de la Rosa, por La mula.
11. Manolo Solo, por La herida.
12. Antonio de la Torre, por La gran familia española.
13. Ramón Barea, por La herida.
14. Héctor Colomé, por La gran familia española.
15. Jose Coronado, por Los últimos días.
16. Juan Carlos Vellido, por Alpha.
17. Jack Taylor, por Hijo de Caín.



Desde el estreno en salas de Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, el veterano Ramón Fontserè debería ocupar la parte alta de todas las quinielas al mejor actor secundario. Nunca nominado a un Goya, el trabajo de Fontserè es una de las grandes virtudes de la película, pues carga con solemne empatía con uno de esos personajes desbordados de magia y humanismo, de tan larga tradición cinematográfica, una especie de viejo lobo de mar anclado a tierra cargado de nobleza y honestidad por obra y gracia del extraordinario dominio del actor. Lo tiene fácil este año y es que su pelicula se cuenta entre las favoritas a acumular un mayor número de nominaciones.

Si hay alguno de todos los posibles candidatos que parezca tener la nominación cantada ese es Fernando Valverde. Su trabajo en 15 años y un día roza la perfección en cada uno de sus planos, estoico, admirable, cargado de humanidad y rebosando empatía en cada frase. La calidez de la que está exenta la cinta de Gracia Querejeta es la que le sobra a la presencia de este veterano. Sus opciones al Goya son triples. Y es que a su estupenda actuación hay que sumar el que representa a la película seleccionada por la Academia de cara a los Oscar y también que ésta supone su vuelta a una pantalla grande después de ocho años, ¿qué mejor manera de homenajear su regreso que con una nominación al Goya?


Aunque estrenada a principios de año, una película de Pedro Almodóvar siempre es susceptible de acaparar nominaciones. Los amantes pasajeros no parece que vaya a arrasar, aunque su reciente nominación a los Premios del Cine Europeo, en la categoría de mejor comedia, parece haber ampliado sus expectativas. No obstante, el miembro del abultado reparto de la cinta que parte con ventaja sigue siendo Carlos Areces. Y es que el camaleonismo demostrado por el actor alcanza tal grado de estupefacción en el respetable que si algo permanece aún hoy en el recuerdo de la película es precisamente él. Cada leve gesto, cada mirada, cada aparición suya son una invitación descarada a la risotada.


Cuenta con el hándicap de que Alacrán enamorado pasó casi sin pena ni gloria por la cartelera y ha llovido mucho desde entonces. Por el contrario y para sorpresa de muchos, la película de Santiago A. Zannou se vio reforzada en la carrera a los Goya tras ser incluida dentro de las cuatro pre-seleccionadas por la Academia para competir por el Oscar. Esto ha evitado que el trabajo de Carlos Bardem pierda opciones, lo cual es de agradecer pues el actor se marca una interpretación implacablemente humanista y sobrecogedora, sobre ese acabado y fracasado boxeador retirado, redimido en entrenador, el personaje más interesante de la función a pesar de su obviedad manifiesta, pero que fue ensalzada como la mejor actuación de la película de manera unánime por toda la crítica especializada.


Tachada de "colaboración", la participación de Joaquín Núñez en ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo se alza pronto como la gran sorpresa en el campo interpretativo que ofrece tan disparatada comedia, un género, por lo general, poco dado a recibir recompensas goyescas. No obstante, Núñez se postula como uno de los grandes favoritos por un papel de irresistible ingenio que el actor malagueño literalmente borda, en un tono de intachable bufonada que no rehúsa las comparaciones con ciertos arquetipos presentes en la comedia americana más estrafalaria y revulsiva. Lo tiene difícil frente a verdaderos pesos pesados de nuestro cine, pero el estreno de su película va a quedar muy reciente cuando se inicie la fase de votación, lo que podría favorecerle.


A estas alturas de la película pensar que un actor de la talla de Enrique Villén aún no tenga un Goya en su poder nos hace preguntarnos si el mundo se ha vuelto loco. Pero así es. Por esta razón, se hace casi obligado pensar en él como uno de los grandes favoritos en esta categoría y porque, además, lleva a cabo un estrambótico trabajo en Las brujas de Zugarramurdi, en una caracterización delirante, hiperbólica, libre de tabúes y prejuicios, por momentos despreciable, otros sumamente divertido, rebosando la maestría que le corresponde a un grande. Rodeado de esa atmósfera insana que recorre toda la película de Álex de la Iglesia, parece como si su trabajo fuera un homenaje encubierto al Igor que inmortalizara Marty Feldman en el clásico Young Frankenstein (El jovencito Frankenstein) (1974), de Mel Brooks.








Las mejores opciones de Todos queremos lo mejor para ella de resultar candidata a los Premios Goya son, ¡qué duda cabe!, el trabajo de su realizadora y el de su actriz protagonista, pero Pau Durà se presenta como un digno contrincante en esta categoría, al conseguir que el espectador comprenda e, incluso, comparta la posición de su personaje, a través de un cuidado humanismo y no poca ternura, así como también se atreve a exponer el miedo a afrontar cambios que se desmarquen de lo establecido que padece su rol y que degenerará en una incómoda violencia temperamental.


Aunque su rol pueda ser considerado co-protagonista, es cierto que Julián Villagrán goza de mayores opciones de resultar finalmente nominado si su productora le propone como secundario, aunque debe competir con las opciones de su compañero en el reparto Joaquín Núñez. No obstante, Villagrán se marca una divertida interpretación en ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo, entablando un jugoso juego interpretativo con Quim Gutiérrez, donde prevalece su contenido y ácido trabajo.


En una categoría donde priman las sorpresas, nadie pone la mano en el fuego porque no vaya a resultar nominado Javier Bardem, actor que, como bien sabemos, haga lo haga siempre es susceptible de ser nominado e, incluso, premiado. En esta ocasión, no sería nada injusto pues hablamos de la sublime y espléndida colaboración que ejecuta en Alacrán enamorado. Sobrio y espeluznante, ofreciendo verdaderas clases de interpretación en cada una de sus breves y contundentes apariciones, el mayor obstáculo que puede tener son las posibilidades de su hermano, que goza de mayor lucimiento en pantalla.



Parecía improbable por la multitud de problemas que habían impedido su estreno, pero La mula, la película que Michael Radford se negó a firmar, nos dejó mejor sabor de boca de lo que esperábamos. Parte de la culpa la tuvo el trabajo de Secun de la Rosa, en un papel poco desarrollado, pero que el actor supo sacar adelante imponiéndose pronto como el elemento cómico del relato, evolucionando con entusiasta soltura y campechanía por toda la película, tantas que aún permanece grabado en la memoria del respetable con no poca ternura y candidez, razones más que suficientes para valorarlo seriamente al Goya.


Las opciones de Manolo Solo de resultar finalmente nominado son tenues, no obstante ha dado dos trabajos bastante remarcables para el Cine Español de este año: uno sobrio, sencillo, cargado de humanismo y serenidad en uno de los mejores títulos del 2013, La herida, de Fernando Franco, una de las cintas que más presencia en las candidaturas importantes debería tener. El otro, la incorporación de un personaje desquiciado y casi caricaturesco en ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo, una actuación delirante que causa un tronchante efecto en todo momento.


Otro que haga lo haga siempre estará presente ya en todas las quinielas y más si es, como en este caso, por un nuevo papel al servicio del director que le ha dado su único Goya hasta la fecha, Daniel Sánchez Arévalo. Del abultado reparto de La gran familia española, Antonio de la Torre es el que, a priori, parte con ventaja de cara a una posible nominación y es que su labor en la película roza la genialidad por momentos, siempre ajustado y casi impertérrito en ocasiones, De la Torre logra traspasar la pantalla y exponer sin concesiones los traumas de su personaje con el mínimo de elementos.


La herida debería suponer también el estreno en esto de los Premios Goya de un intérprete de larga trayectoria, ninguneado como pocos por la Academia: Ramón Barea, que en breves secuencias, logra encogernos el ánimo con su tierna y admirable actuación de ese anciano enfermo que se erige en un confortable bálsamo para la inestabilidad de la protagonista.


Lo mismo que con Barea habría que decir sobre Héctor Colomé, la diferencia es que a éste último nunca le han nominado. Quizás vaya siendo hora de enmendar ciertas deudas y esta categoría es muy dada a ello. Puede que el trabajo, cargado de humildad y entereza, que lleva a cabo este veterano de forma admirable en La gran familia española no sea el más acertado para propiciar una más que merecida nominación al Goya que sirva de homenaje a toda una trayectoria, precisamente por el escaso tiempo que se le ofrece en pantalla, pero no lo es menos el que cualquier empeño que se le encomiende a un actor de su categoría merecerá mil veces más una nominación al Goya que cualquier otro.


Queda muy lejos en el tiempo ya el estreno de Los últimos días, de los hermanos Pastor, lo cual nos hace pensar que las verdaderas opciones de la película siguen estando en las categorías técnicas. Por lo cual, el trabajo de Jose Coronado parece estar ya fuera de cualquier apuesta. No obstante, recordemos que llevaba a cabo una espléndida labor que superaba el esquematismo de su rol propiciándonos otro retrato de sucio y fracasado anti-héroe de esos que tan bien sabe sacar adelante y que terminaba siendo inolvidable en el diálogo frente a la hoguera en el interior de la iglesia, donde con pocas y escuetas palabras, lograba conmover el doble que toda la película entera.


Muy por debajo en la tabla se estrena Juan Carlos Vellido gracias a su trabajo en el deficiente thriller Alpha, de Joan Cutrina, donde a pesar de componer con estoicismo y solemnidad su personaje, levantándolo del lugar común y confiriéndole una grata empatía que fomenta la desconcertante sensación de hallarse todo el filme a favor del lado de los "malos", la repercusión y el resultado final de la película nos invitan a hablar de las posibilidades de Vellido como prácticamente inexistentes.


Prácticamente las mismas que debe tener el británico Jack Taylor, de larga y fecunda trayectoria en el Cine Español, pero quede constancia aquí de que su trabajo en Hijo de Caín, de Jesús Monllaó, no desmerecería de resultar finalista a un Goya y es que, aportando una exquisita disciplina y su acostumbrado estoicisimo a un personaje poco desarrollado, Taylor, con una clase indiscutible, transforma un rol secundario y bidimensional en el de más indiscutible interés fílmico, algo que sólo consiguen los grandes.

ATENTOS A:



Ismael podría significar su cuarta nominación al Goya, el problema es que, a tenor de lo que hemos podido ver en el tráiler, el papel de Sergi López en la película de Marcelo Piñeyro peca de amable y bienintencionado, lo que le resta a la estrella posibilidades ante una Academia fascinada por su lado oscuro, pues siempre que le han nominado ha sido por sus papeles de malvado.


Por ello es probable que su compañero en el reparto, Juan Diego Botto obtenga el favor de la Academia, sobre todo gracias a un personaje que, según se vislumbra, proporcionará al actor suficientes dosis de lucimiento en materia dramática.


Por último, presente en la actual edición del Festival de Gijón, donde compite en la Sección Oficial, no queremos pasar la oportunidad de señalar las posibilidades que veteranos de la talla de Luis VarelaJesús Guzmán o, sobre todo, Fernando Esteso (interpretándose a sí mismo, pero en un cambio de registro sorprendente, profundamente dramático), podrían tener si Blockbuster, de Tirso Calero, llegara a conocer una distribución normalizada. Y es que una película de actores que hable sobre los actores tiene siempre a la Academia comiendo en la palma de su mano.



0 comentarios: